jueves, julio 14, 2011



"Somos una murga que prioriza la entrega."

Ciberentrevista a Víctor Risso de Los Que Quedamos de Ituzaingó.

Por Pupita La Mocuda




 


¿Cómo nacen Los Que Quedamos de Ituzaingó, Víctor?

De un taller en la escuela primaria República de Venezuela que se llamaba Herencia Murguera; una maestra llamó a Sebastián para que le diera una mano. El estaba armando con gente de Malayunta, Chinaka Murguera… Al terminar el año lectivo, los chicos - que eran cuarenta de diferentes grados - querían seguir así que Sebastián propuso hacerlo frente a la misma escuela, en el Boulevard Fleming y León Bloy. De cuarenta pasaron ser ciento diez y nueve Ahí, otros pudieron incorporarse, como, por ejemplo, yo. Al volver las clases, la maestra, la cooperadora y los directivos no querían seguir en el barrio, si no sólo en la escuela… Pero todos los que nos habíamos agregado no teníamos lugar; era nada más que para chicos de la escuela. Así que decidimos seguir y en la rotonda (a unas tres cuadras) la mamá de una nena de la murga preguntó ¿por qué no nos ponemos Los Que Quedaron? Eso fue un 29 de febrero en el año 2000. Después de esa idea, entre diez más o menos que había, le dimos una vuelta de tuerca a lo gracioso de la situación y  se propuso ese nombre, Los Que Quedamos de esa separación pero también por tantos murgueros que han dado su vida en este género de carnaval, de aquella época de la dictadura. Los que seguimos esa lucha, le dimos un par de significados más importantes para la identidad del grupo.

Claro, siempre me pareció muy sugestiva la elección del nombre Yo me preguntaba, ¿Los que quedamos dónde y después de qué cosa?

Bueno, después de separarnos de la escuela, que, básicamente, se quedó con los bombos, el estandarte, banderas, redoblantes, teníamos que empezar de cero “los que quedamos”. El más grande del grupo era yo, con veintitrés años, aparte de los papás que acompañaban. La idea está tomada de aquellos que siguen después de que otros han mostrado el camino, por ejemplo, los desaparecidos. Venimos de sobremesas donde se charlaba mucho del tema: mi viejo, tíos eran militantes en su juventud y perdieron amigos… Aunque en este caso se trata de la murga argentina. De chicos, con Sebastián, mi hermano, jugábamos a la murga, tocábamos candombe en familia, con primos, amigos, jugábamos en el barrio con agua por la calle Lafayette en carnaval. Todos esos significados juntos es Los Que Quedamos. También está la búsqueda de un lugar donde encontrar protagonismo, expresión y desde ahí ser mejores personas con otros. Vimos, de chicos, murgas uruguayas, también comparsas en Ituzaingó y sin saber mucho... Buscábamos un lugar dónde hacer con otros.


¿Cuáles son los sueños inaugurales que conforman a Los Que Quedamos como murga?

Tocar, bailar y cantar como todos. Pero es verdad que después me impresiónó el hecho de que un grupo de personas de diferentes edades, cuando se organiza, es increíble cómo puede lograr objetivos: decir lo que pensamos, nuestras miradas de la realidad, hablar de las cosas cotidianas de nuestras vidas, la madre, el barrio, como nuestro primer mundo, donde uno empieza a caminar, la familia, el basural, empezar a andar en bici. La cosa era, valga la redundancia, hacer algo que nos hiciera bien hacer, que fuera digno, que creciéramos y lo pudiéramos mostrar.

¿Cómo se compone actualmente?

A la fecha somos cincuenta y cinco personas de uno a sesenta años. Tenemos un grupo de mascotas que hoy son nuestros hijos, alrededor de diez. Después están los chicos y chicas entre los ocho y quince años, que serán más o menos quince; después de los deiciseis a veinticuatro años , son diez y de veinticinco a treinta y cinco años, otros quince. De treinta y cinco a sesenta años habrá unos cinco integrantes. La murga sale con estandarte,  alrededor de  cinco fantasías, desfile de mascotas, desfile de los "medianos", banda rítmica – ahí seremos unos diez –, dos desfiles de chicas y uno de chicos. Tenemos papás que acompañan con el tema del agua, la percusión, etcétera.





¿Cómo describirías lo que hacen?

Somos una murga que prioriza la entrega. En lo artístico hay un gran esfuerzo en el baile, una percusión con muchos cortes, buenos trajes. Tenemos una propuesta de murga del Gran Buenos Aires, lo que cantamos siempre tiene un contenido "universal" de cosas donde cualquier puede reflejarse, entender, dejando lo estrictamente local o situaciones de Ituzaingó por esto de que la murga da vueltas por muchos lugares. En lo que hace a la producción del grupo, la estructura contiene una actuación en escenario que contiene una presentación y después un espectáculo con una historia o hilo conductor con personajes, críticas y homenajes; después cerramos con la "matanza", la canción de retirada y el desfile de despedida, donde dejamos todo. Los espectáculos que hicimos hasta el día de hoy son estos:

2000 - Empezando
2001 - Canciones Sueltas
2002 - Escuela de Carnaval
2003 – El Shopping del Pueblo
2004 – El Baúl de las Historias
2005 – El Basural
2006 – Rutas, Caminos y Señales
2007 - Barriomundo
2008 – De Fiesta en Fiesta
2009 - Marionetas
2010 – Diez Años Junto a Momo
2011 – Vuelta de Página


¿En general hay algo específico que defina a los integrantes de Los Que Quedamos de Ituzaingó?

Sí, repito, la entrega al presentarnos, donde sea. La idea es dejar todo porque siempre hay alguien que no nos vio o no vio a una murga y no hacemos lo que hacemos por nosotros sino por el género murguero.

¿Qué clase de inquietudes, anhelos, motivaciones colectivas los mueven, los impulsan hacia adelante?

La importancia del tiempo que invertimos de nuestras vidas en la murga, lo artístico, que esto tenga su lugar y que cada uno haga en la murga lo que le dé más placer.

¿Cómo describirías el estilo organizativo, la manera de tomar decisiones, en tu murga?

Hay asados, que funcionan como reuniones generales, donde planteamos cuestiones a definir o proponer. El que quiere, se expresa y opina, reformula la cosa. Otra: al final de cada ensayo también en ronda se genera esa cuestión de definir cosas. Después hay unos diez integrantes de la murga que le ponen mucho más tiempo, se hacen cargo de varias cosas. Ese también es un espacio más chico de propuesta, de decisiones. Es una murga con referentes, con instancias donde todos tienen voz y voto, que en lo artístico, eventos, salidas, trabajo en red, se define por los que le pueden poner el cuerpo a las distintas áreas para que el grupo camine y crezca.

¿Hay alguna razón por la que se produce de esta manera?

Esto se da naturalmente, creo, en todo grupo en el que hay gente cuyas opiniones y propuestas, por historia, tienen mucho peso. Después está el hecho de cómo se le pone el cuerpo a esa construcción. Hay integrantes que son de febrero; otros, de todo el año. Los que van cuando pueden, los que tiran para atrás, los que quieren avanzar… La cosa es tener consenso, que todos y todas puedan tener voz y voto. El tema de la horizontalidad es importante pero la realidad demuestra que no existe. Cuesta mucho mirar más allá de las propias narices y reconocer en el otro las capacidades. Somos todos muy diferentes. Cuando alguien plantea una cuestión, es difícil mirar a trescientos sesenta grados, abarcando la realidad de los chiquitos, los adolescentes, los adultos o los más grandes dentro del grupo. No creemos en la figura del “director”, nadie tiene esa capacidad de omnipresencia. Tratamos de sumar capacidades, que cada uno haga dentro de la murga lo que lo hace feliz y de respetar el trabajo de los que están todo el año, como los que iniciaron la murga, por medio del consenso.

¿Qué inserción estético-artística les interesa explorar?

Es una lucha constante entre nosotros. La cosa es para algunos la masividad de lo estético-artístico; para otros resaltar en lo individual la cuestión artística (como baila este o aquel, canto solista o en coro, personajes). En lo estético, por ejemplo: “Che, salimos con zapatillas blancas, todos con guantes.” Es difícil, lo planteamos en cada reunión y siempre es dividido en cómo se cumple.

¿Con qué otras murgas de este momento histórico y con la tradición murguera te parece que dialoga tu murga tanto de nuestro país como a nivel más regional, por ejemplo, lo rioplatense?

¡Ni idea, Pupita! Nuestra propuesta es del Gran Buenos Aires. Queremos que esa propuesta dialogue con todas las murgas, pero la impronta es que sume al género.

¿Ustedes creen que lo social y lo político tienen relación estrecha con lo murguístico en tanto expresión artística de la cultura popular? ¿De qué manera se manifiesta esto en Los Que Quedamos?

Sí. De hecho se da. Lo que decimos, cómo bailamos, cómo organizamos los corsos, la decisión de ir a corsos de murgas que se generan autogestivamente o donde básicamente tengamos el tiempo para mostrar nuestro espectáculo. La propuesta organizativa del grupo es que sus integrantes sepan por qué hacen lo que hacen: las movidas por los derechos humanos, en contra del gatillo fácil, dar talleres en barrios para que el género crezca, ser parte del Movimiento Nacional de Murgas, del espacio de Murgas de Buenos Aires y de la Regional Oeste… Son todas cuestiones políticas. Para varios, la murga es un espacio de militancia. Para otros, no. Pero sí inculcamos, acercamos material, discutimos diferentes cuestiones extra-murgueras. 



¿Qué tipo de emplazamiento territorial tienen ustedes? Esto te lo pregunto pensado no sólo como cuestión geográfica sino  como ocupación de un espacio a nivel comunidad...

Los años nos dieron una determinada fortaleza con los vecinos ya que ellos saben de nuestros corsos y la propuesta familiar. Con las organizaciones e instituciones esto es parcial. Por ejemplo, las escuelas o jardines nos invitan pero otros que nosotros hemos convocado por ahora no vinieron a ser parte de los corsos.

¿Hay lazos con lo estrictamente barrial – por ejemplo a nivel de la denominada animación socio-cultural – que ustedes crean que se destaquen o se puede decir que tu murga tiene un configuración más itinerante que la relacionan con otros agrupamientos del arte popular?

Tenemos una buena relación con las otras murgas del territorio ituzainguense. No sólo con los demás grupos culturales. Pero creo que nuestra apuesta es a los dos: lo barrial o regional, dónde pretendemos tener más relación con instituciones y grupos culturales y lo itinerante,   a lo que nos hemos volcado mucho estos últimos ocho años, que es el laburo en murgas independientes de Buenos Aires y el Movimiento Nacional de Murgas

¿Cómo es este trabajo?

En lo local-barrial hemos hecho presentaciones en diferentes instituciones, invitado gente que hace skate por ejemplo, folclore, cumbia, brasilero, candombe. Por otro lado, hemos invitado a las organizaciones e instituciones a poner un stand en el corso. Sólo una respondió que no podía y las otras – más de veinte – no contestaron nada. Para afuera, con el Culebrón Timbal, circo, músicos, gente de afuera que invitamos al barrio; realizamos talleres de formación de grupos de murgas y en el espacio de Murgas Independientes de Buenos Aires, circuito de corsos, revistas, viaje a Encuentros Nacionales, campamentos, festi-murgas, marchas por los Feriados y Día del Murguero y demás cosas conjuntas. ¡Y seguiremos intentando pa´ adentro y pa´fuera!

Sé que hace poco les toco vivir un momento muy ingrato en el barrio. ¿Qué fue lo que pasó?

Bueno, hace unas semanas, gente de la policía bonaerense irrumpió durante uno de nuestros ensayos intentando intimidarnos para que dejáramos el lugar, de una manera realmente violenta que incluyó forcejeos, manotazos, incluso desenfundando armas, usando sus palos, hasta llegaron a meter a Sebastián, mi hermano y fundador de la murga, en el calabozo, quitándole sus cordones, y tratándonos a todos de “payasos”, “drogadictos”. Hicimos luego la denuncia en la fiscalía con fotos y videos de lo que pasó para que no se lo puedan hacer a nadie más ni en un ensayo, ni en una esquina, ni en ninguna acción colectiva, social o cultural que realicen un grupo de vecinos.

¿Cómo está ahora la situación?

En principio, estamos muy reconfortados por el Festival que organizamos contra la represión que sufrimos. Ojala las murgas nunca más tengan que hacer algún tipo de evento porque la policía nos falte el respeto ni porque un municipio no reconoce el laburo y el lugar que tenemos en la vida artístico-cultural de la comunidad. Pero, bueno. lo que paso el domingo 3 de julio quedará en la retina, alma y corazón de este grupo de murgueros de Ituzaingó, por los colegas de muchos lados que se acercaron en el día mas frió del año. ¡Y qué frío! ¡De esos que carcomen! Las bandas que dieron más música a la tarde, la plaza Éxodo Jujeño del barrio Villa Ariza, los vecinos en familia que temprano estuvieron siendo parte con sus hijos, la Dirección de Derechos Humanos y Acción Social dando una mano… Para nosotros fue un paso muy importante para que estos policías que nos faltaron el respeto el 27 de mayo sepan que somos muchos, que se tienen que replantear su accionar y que nunca más van a intentar pisotear nuestra dignidad. ¡Y seguimos avanzando por todo lo que vendrá




A nivel más macro-murguístico como es la relación de Los Que Quedamos con otras agrupaciones “paraguas”, por ejemplo, el Movimiento Nacional de Murgas?


Bueno, mirá, el Movimiento Nacional de Murgas es algo en que todavía las murgas no creen, en general. El Encuentro Nacional (Sede Suardi) es armado por la murga Sin Caretas Sin Vergüenzas y un grupo de integrantes del espacio de murgas de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, con el fin de que se vayan discutiendo ciertos temas y encontrándonos para reconocernos en el vasto territorio argentino con nuestras maneras diferentes de hacer. Siempre teniendo en cuenta historia y características sociales en cada provincia. Es una relación de altos y bajos en la comunicación pero pensamos, proponemos y le ponemos un poco de contenido para que no pase sólo que sea encontrarnos a tocar y bailar; que eso sí o sí esté pero que no sea lo único ya que no tenemos más oportunidades de encontrarnos casi ciento cincuenta murgas de doce provincias distintas.

¿Cómo es la participación de Los Que Quedamos en ámbitos tales como la Marcha Carnavalera o el Encuentro Nacional de Suardi? ¿Qué tipos de afinidades encuentran en estos conglomerados más circunstanciales?

Varios compañeros le ponen el cuerpo a dar talleres, al Museo Murguero, llevamos sonido para las asambleas y también se participa mucho en distintas comisiones de trabajo. En la Marcha, en estos últimos años, no estuvimos en la organización, sí estuvo el espacio de Murgas Independientes de Buenos Aires. Nosotros vamos a marchar o tocar en los corsos de la marcha. Son estos espacios parte de la agenda anual del grupo; por ahí no participamos todos pero sí estamos presentes; son espacios de encuentro y construcción para adelante.


¿Cómo piensan desde ustedes y en este contexto la cuestión de la lucha por el Feriado de Carnaval?

Esta vuelta de los feriados – más allá de que es una reparación histórica – la vivimos con cuidado. Estamos contentos porque es un derecho que volvió al pueblo. Ahora hay que ponerle contenido para que no quede en lo turístico ni tampoco en el mega-evento, como se vio en diferentes municipios. Queremos cuidar y fortalecer los corsos barriales por sobre todo sin que se adueñen los punteros políticos de la fiesta de todos para pensarla solo como comercio. El dinero que se hace en un corso tiene que fortalecer a las murgas para su desarrollo.

¿Cómo compaginás lo personal con lo murguero, Víctor?

Desde chico pude disfrutar de comparsas, de la murga uruguaya y el candombe. Con los años mi pasión fue para el lado de la radio, la comunicación. Para 1999, yo, con 21 años, invitado por mi hermano Sebastian, entré a la murga. Con un grupo de ciento quince personas de diferentes edades y salimos un par a ver a Malayunta, Los Crotos, Pasión Quemera, Arrebatalágrimas, Matadores de Tristezas, Caídos del Puente de Rosario para aprender los primeros años. Las primeras salidas, oficiar de presentador y hablarles a cien o dos mil personas, la expresión, lo organizativo, el escribir canciones, los asados hablando de lo que íbamos hacer, los viajes, el conocer tanta gente, me fue enamorando cada vez más…


¿Qué es la murga para vos?

La murga, para mí, es una forma de vida. Yo voy orgulloso de pertenecer a esta raza callejera. Yo pretendo vivir y ser protagonista porque eso propone la murga: no, ser espectadores, consumidores… Con la murga desde un pibe hasta el adulto es protagonista. La murga es la voz del barrio, no hay límites a la hora de hacer en un grupo que va de los veinte a los ciento cincuenta integrantes. ¡Es supremo! En estos años de murguero, me dedique a fortalecer el género con un granito de arena. Tuve el privilegio de ser parte del armado y fortalecimiento de trece murgas, hacer dos Congresos Murgueros con cerca de trescientos cincuenta pibes en cada uno, donde dividimos a la murga en distintas áreas, canto, percusión, fantasía, maquillaje, galera, baile, prensa murguera, organización de corsos, organización interna; vengo aportando con ideas y el cuerpo en el espacio de Murgas Independientes de Buenos Aires y a la construcción de un Movimiento Nacional de Murgas.

También un libro, el famoso "Manual de Víctor"...

Exacto. Pero así es como le decís vos, ¿no? En realidad es un cuadernillo con un A B C, una mirada sobre cómo encarar un proyecto barrial; no es mío... Yo creo en la educación popular y ahí no hay un iluminado, si no que es una construcción de saberes entre los participantes de una experiencia murguera.

Sí, es verdad... Me gusta llamarlo de esa manera y me parece una obra muy contundente y valiosa. Lo atesoro desde que me lo consiguió Diego Robacio...

En realidad es un trabajo de recopilación, con el aporte también de algunos colegas, en el 2009 y se llama “La Murga en la Comunidad”, editado por el Culebrón Timbal, organización en la que milito y trabajo desde hace nueve años. Pretendo ser un aporte y un nexo para que el género crezca en lo interno y lo externo, sin que nunca se convierta en un bien de mercado ni un producto meramente turístico. Creo en la no competencia ya que una manifestación del pueblo como esta, de tanta riqueza no puede ser evaluada. No hay mejor ni peores, sólo tenemos que hacer que cada vez más vecinos y vecinas, más familia se enamore de lo que amamos.




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martes, julio 12, 2011

El Culebrón Timbal, modelo de productora cultural comunitaria
http://www.lapulseada.com.ar/


Empezaron hace más de una década capacitando en comunicación comunitaria y lograron montar un pulpo mediático participativo. Ellos lo llaman “plurimedio regional” y hoy cuenta con una radio, un diario, una agencia de noticias y hasta un canal de TV a punto de lanzar una telenovela barrial. Integran un inmenso proyecto artístico, social y político inspirado en la alquimia cultural, estética y comunicacional de los barrios del Gran Buenos Aires, que se expresa en un torrente de lenguajes, géneros, formatos y propuestas. Apuntan a generar circuitos de producción y distribución genuinos y participativos. Y cuentan con una escuela de arte y comunicación popular para niños y jóvenes. Un pantallazo de esta aventura de ebullición y audacia.



Por Pablo Antonini y Josefina López Mac Kenzie


¿Qué tipo de cultura y de comunicación vale la pena hacer? La pregunta, hilo conductor de muchas experiencias comunitarias, vertebró también al Culebrón Timbal. Eduardo Balán, músico, cantor, maestro, dibujante, coordinador y miembro fundador de esta compleja organización que promueve actividades artísticas, sociales y políticas en el conurbano bonaerense, recuerda que no empezaron con lo estrictamente comunicacional sino con una actividad artística: un grupo de rock, “El Culebrón Timbal”, que en 1996 produjo su primer CD acompañado de una historieta, un policial ambientado en el Gran Buenos Aires. “Al intentar hacer circular esta producción y estos recitales de manera alternativa, y como algunos de la banda teníamos militancia barrial y social, encaramos la idea de intentar generar un circuito solidario barrial para esa obra, y eso nos fue llevando a ver de qué manera podíamos instalar ese laburo entre las organizaciones sociales de base territorial. Y una de las primeras cosas que vimos que podíamos hacer fueron unos cursos de comunicación comunitaria, en 1998 en la zona noreste del Conurbano”, cuenta.



Así comenzaron a tejer una red de organizaciones y a pensar qué comunicación hacer. Mucho después, el Culebrón pudo tener su sede (en la localidad Cuartel V del partido de Moreno, en la frontera con José C. Paz, el municipio más pobre del Conurbano), una escuela de arte y sus plataformas de comunicación comunitaria, junto a otras organizaciones.



Mientras, como lo artístico siempre pesó mucho en el proyecto, continuaron con producciones que combinan lenguajes y ellos llaman “guisos de rock, cómic y teatro”. Algunos fueron El Culebrón Timbal (1996: sobre un relato fundacional sobre Bs. As.) y Territorios (1999: sobre luchas de poder en el siglo XXI). A esa altura, ya tenían su “carromato” (con el que recorrieron Latinoamérica), un escenario inmenso y un centro cultural en Capital, cerca de la cancha de All Boys (esta etapa se cierra con la producción “2163”). Y después produjeron El Cuenco de las ciudades mestizas (2008; la última realización audiovisual, musical y de historietas).



El predio La Huella, en Moreno, donde funcionan el “plurimedio” y la escuela de arte, es una mezcla de campo y ciudad, y un hervidero de gente todo el día. Unos 250 jóvenes y adultos pasan por año por los equipos de trabajo y talleres que brindan: teatro, economía social, periodismo, animación de redes barriales y un sinfín de propuestas que burlan el deber sintético del periodismo.





El plurimedio

César Baldoni coordina el Plurimedio La Posta Regional, que reúne la radio, el canal de TV, la agencia de noticias y distintas publicaciones gráficas. Llegó al Culebrón en 2007, convocado por Eduardo Balán. Para zambullirse en este proyecto de vida cruzó el Conurbano: venía de militar en una biblioteca popular de Berazategui. “Cuando entré, básicamente redactaba los contenidos de La Posta en la gráfica y la agencia. Después con Diego Jamies coordinamos la idea del Plurimedio, para darle una estética y otro formato al sitio web; organizar equipos de trabajo y estrategias de formación con los jóvenes del barrio para producir contenidos”, resume Baldoni.



La radio se funda en 2004 en un ranchito de adobe que se fue mejorando, y en un clima de ebullición. Por un lado, la organización no dejaba de generar “movidas” culturales en el Conurbano y por otro, la radio empalmaba con la pata más política, que es la difusión de la democracia participativa en la zona (ver aparte). “Así que no era sólo organizar hacia adentro sino pensar para afuera todo el tiempo −recuerda Baldoni- Es que hubo que trabajar mucho en armar un equipo, gestionar recursos y objetivos hacia la comunidad: “el laburo con vecinos y vecinas es la fuente que alimenta este tipo de medios en estos contextos alejados de las zonas céntricas de las ciudades. Hubo momentos donde pudimos realizar un montón de consultas y otros más complicados, pero siempre con ese objetivo y con el rol de formar jóvenes en nuestra radio y con otras. El laburo nuestro es gestionar y llevar adelante cotidianamente estos equipos de trabajo”.

Este año la meta es poner la energía en el canal de TV, pues la radio ya tiene un piso de producción diaria. Transmiten de 8 a 22 (no las 24 horas porque los cortes de electricidad son frecuentes y se puede arruinar el transmisor). A la mañana pasan folclore latinoamericano y nacional, por el resultado de una encuesta que hicieron en el barrio, y ofrecen “El bondi informativo”, que arrancó en 2009 como un micro de tres veces por semana, similar al informativo Farco (Foro Argentino de Radios Comunitarias) y hoy es un noticiero diario sobre Cuartel V, Moreno y el escenario provincial, con hincapié en las actividades de organizaciones sociales. A la tarde una vecina y fundadora de la radio hace un programa semanal de chamamé, hay producciones de vecinos y trabajan en completar la franja con un perfil joven.



“Hay mucha demanda de programas, gente acostumbrada a compartir sus discos de lo folclórico o tropical, o de bandas de rock de amigos… es algo muy común no sólo en nuestra radio sino en la forma de hacer radio en ese lugar −contextualiza Baldoni−. Para buscarle una vuelta de tuerca empezamos a hacer, además de las reuniones de trabajo, una reunión cada tres semanas o un mes con toda la gente que participa de alguna manera de la radio, para conformar un espacio más colectivo y no que la gente haga su programa y se vaya”.



El desembarco en la TV

Hace tres años, el vicedirector de una escuela media cercana a la sede del Culebrón les contó que tenía un equipo de transmisión de televisión, que había intentado en algún momento generar un pequeño canal comunitario en la zona de San Miguel y que Cuartel V, con El Culebrón, le parecía que era el mejor lugar para retomar ese proyecto. “No muy frecuentemente se te da algo así. Nos pareció una señal −dice Eduardo Balán y agrega−: Lo mismo nos había pasado con la radio, que fue propuesta por otro vecino que había sido operador de una radio local y conseguía un equipo prestado para transmitir aunque fuera a corto alcance. Las dos cosas nacieron de la audacia de vecinos de la zona”.



Empezaron en 2007 con los problemas que implica manejar otra tecnología, sufrir cortes de transmisión y escasez de recursos: “Una persona puede hacer un muy buen programa de radio. En TV, con un técnico, un cámara y un conductor puede salir muy mal programa −compara Baldoni−. Ya empezás a pensar en otra escala de producción, la estética es más compleja, la gente está acostumbrada a la imagen de los canales de aire comerciales… y si bien el Culebrón tiene todo un desarrollo de la estética, por sus producciones, la tele nos está empezando a exigir pensar estéticas de todos los días”.



Los primeros años, repetían documentales o producciones infantiles que les llegaban y, eventualmente, armaban algún noticiero comunitario. El primer programa fue Carta Popular TV, un magazine producido por organizaciones sociales. Hoy transmiten a diario por el Canal 3 de Cuartel V y José C. Paz de de 16 a 22. Tienen fijo el semanario informativo “Desde los barrios”, que sale también por la señal de tele-red de San Miguel y José C. Paz. Y con vecinos ayudan a sostener la transmisión generando contenidos de 10 o 15 minutos que van pasando entre materiales enlatados. “Empieza a haber producción local sobre la idea de: La Posta te mira / mirá La Posta, entrando con la cámara a las casa de la familia. La gente del barrio empieza a verse en el canal, lo protagoniza. Y no un periodista que viene de afuera a contarles qué pasa. Vamos, por ejemplo, a los comedores y filmamos las recetas, y los ingredientes de un guiso son: veinte kilos de pollo, treinta de batata… porque cocinan para cien personas”, grafica Baldoni.



Además, producen documentales y apuestan a estrenar en junio una telenovela con capítulos de 15 minutos sobre problemas barriales encarados con humor. “El elenco estable está conformado por un grupo de teatro de la zona que se llama ‘Esperanza joven’. Es un grupo que todos los años en Semana Santa escenifica el Vía Crucis en una canchita del barrio y hace obras infantiles para el Día del Niño −cuenta Balán−. Y ahora estamos haciendo una convocatoria a todo el barrio para que los vecinos que se animen vengan a hacer un personaje. Vamos a hacer un proceso de entrenamiento, cosa de que todo el mundo pueda actuar”.



Otros brazos

La tarea de capacitación (desde el área de formación del Foro Argentino de Radios Comunitarias Farco y otra propia) constituye otra de las líneas de producción del infatigable pulpo del Culebrón Timbal y se materializa en contenidos para manuales de educación popular y talleres de comunicación comunitaria y de promoción de derechos de la niñez, entre otros. “Estamos en un momento de mucho crecimiento, creo que tiene que ver con el contexto que estamos viviendo, donde se van abriendo muchas puertas y escenarios que antes no teníamos en mente”, opina Baldoni.



Y es cierto. El año pasado, además, se presentaron a dos concursos. Uno en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales para producir contenidos como señal comunitaria asociados a productores independientes, y ganaron para realizar una ficción sobre la Unidad Penal 9 cuyo rodaje arrancó el mes pasado, y una serie documental sobre experiencias de economía social. Y otro concurso para coproducir con la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica una serie documental sobre el proceso de construcción de la Ley de Medios e historias de radios comunitarias. “El desafío es mantener un modo de producción comunitaria, una estética propia, pero que también pueda interpelar a otros sectores de la sociedad”, resume Baldoni.



“No somos un medio en sí mismo, nos consideramos parte de un proyecto más abarcador que es la productora cultural comunitaria. Para que exista el medio necesitamos partir de que la comunidad donde estamos ya produce un montón de contenidos. Nosotros le damos una forma organizativa y un sentido político a eso, lo que necesita de la formación de un lenguaje y cuadros que lo lleven adelante”, plantea Baldoni. De ahí que tengan una escuela de arte popular que forma en cuestiones artísticas y técnicas, por ejemplo.



Entonces: ¿qué tipo de cultura y de comunicación vale la pena hacer? “Necesitamos generar nuestros propios circuitos de producción y distribución además de disputar lo que existen en el mercado. Trabajamos mucho con el mestizaje del Gran Buenos Aires, y en ese sentido necesitamos que la comunidad gestione sus medios de comunicación y lo haga de modo multimedia −radio, televisión, gráfica o web−, porque el pueblo se expresa de modos diversos, y tener presencia territorial: filmar en las calles, hacer radios abiertas, son partes esenciales de lo que hay que hacer en comunicación. No solamente quedarnos en oficinas produciendo”, redondea Baldoni.



La ley de medios y la ley de cultura

Para Eduardo Balán, la ley de medios “es un marco que nos da mucha tranquilidad para intentar todas las audacias que intentamos; la radio y el canal los iniciamos, como todos, en un marco de ilegalidad muy preocupante, aunque no impidió que lo hiciéramos. En ese sentido, es muy importante. Pero también sentimos que la verdadera espada de Damocles para los medios comunitarios no es la cuestión legal sino que no existe una dinámica de sostenimiento económico que permita que esos proyectos duren en el tiempo. Entonces estamos también peleando por una ley de apoyo a la cultura comunitaria que permita que todos los años los medios que desarrollan un trabajo comunitario y público reciban apoyo del Estado, porque si no realmente lo que se gana en el terreno de la ley después se pierde en el sostenimiento de todos los días”.



El Culebrón impulsa, junto a muchas otras organizaciones como Farco y la Red de Centros, una Ley de Puntos de Cultura. La iniciativa se inspira en un “presupuesto participativo de la cultura” vigente en Brasil, que distribuye los recursos todos los años en distintos “puntos” (organizaciones culturales) a partir de proyectos presentados por éstas. Para lograrlo, se conformó una “coalición” por la cultura, con un formato similar a la que impulsó la Ley de Medios argentina. Más información, en el espacio Pueblo Hace Cultura.



Comunicar con democracia participativaLa cultura de la participación subyace en el espíritu del Culebrón. De hecho, por ejemplo, el consejo editorial del plurimedio La Posta Regional agrupa a unas 35 entidades de la zona y la primera transmisión de La Posta TV fue en el marco de un Encuentro de Cultura y Democracia Participativa y una asamblea de más de 40 organizaciones definió las primeras líneas de trabajo.



“El modelo que intentamos poner en funcionamiento es el de una productora cultural comunitaria que, específicamente, en el caso nuestro se expresa en una radio, un canal y otras cosas que hacemos, pero que en cada lado puede tener un formato distinto. Nos parece esencial que una productora cultural comunitaria tenga un mecanismo sistemático de participación domiciliaria vecinal en la definición de los contenidos, los sentidos, los mensajes y las problemática que se abordan, y los formatos que se elijan. Aunque la productora se dedicara a teatro, por ejemplo, lo que tratamos de hacer es un mecanismo de consulta sistemática”, explica Eduardo Balán.



La figura de la consulta vecinal mensual es uno de los mecanismos centrales. “Ese día la organización para todo su laburo y sale al barrio a recabar información, charlar y tomar mate con los vecinos −describe Balán−. La idea es que de cada ronda se puedan generar reuniones vecinales por distintos temas y se vayan incorporando esas visiones a la planificación de la programación de la radio, el canal, y a la realización de eventos barriales y comunitarios según los temas que la gente tire”.



“Para nosotros, la democracia participativa es el escenario donde la comunicación comunitaria cumple y despliega su potencial −redondea el coordinador del Culebrón−: Si la democracia que vivimos sigue siendo exclusivamente representativa e institucionalista, la comunicación comunitaria muchas veces se queda en el plano de lo testimonial. Para que puedan ser efectivamente transformadoras, las expresiones de comunicación y cultura popular tienen que asumir la pelea por una democracia participativa, no sólo para democratizar el Estado y la industria cultural sino también para democratizar su propio trabajo en el arco de la actividad en la que están. Si no, somos un sector más disputando condiciones para nuestro desarrollo”.


Dónde encontrarlos



■El Culebrón Timbal / Plurimedio La Posta Regional

■Localidad: Gran Buenos Aires

■Inicios: Radio FM La Posta, 96.5: 2004. La Posta TV Canal 3: 2007

■En internet: www.lapostaregional.com.ar