Somos, de alguna manera y en cierta medida, aquello que elegimos recordar, la forma que le damos a nuestra memoria. Y esa elección está hecha de disputa, de conflicto, tanto hacia el pasado como hacia el futuro. Ya sea a nivel colectivo o individual, el descubrimiento de la propia identidad - nunca monolítica - y del propio potencial es una empresa ardua. La búsqueda del propio ser puede devenir tormentosa. (1) No obstante, a mayor tumultuosidad vital, mayor luz proveniente del tener en claro quién se es y cómo se ha llegado allí. Aunque sea este, siempre, un proceso en construcción. Sólo si percibimos nuestra consistencia y nuestra continuidad tendremos capacidad para construir nuestro propio guión de la realidad social y cultural y para dejar entrever esa rara capacidad - que no es poca cosa - que consiste en definirnos a nosotros mismos y a nuestras circunstancias.
Mirar lo que fue desde el hoy es una posibilidad con la que contamos todos y que puede aportar elementos para traer a la luz causas, hechos y actores olvidados o extintos, reinstalando los procesos en los que estuvieron insertos o participaron. He aquí su politicidad implícita. La historia, pensada como forma social del conocimiento, es el trabajo, en cualquier situación, de infinitas manos diferentes. Esta concepción significa tener presente que ignorar esa responsabilidad es dejar un lugar vacante en la discusión pública. La memoria - activo proceso de creación e significados y elemento esencial en la construcción de la identidad como fuente de sentido - no existe por fuera de los individuos, pero al mismo tiempo, nunca es individual en su carácter: está condicionada, informada y conformada por el contexto histórico y social encarnando voluntades de recuerdo y de olvido en tanto posicionamiento frente al pasado.
En el mundo que hoy habitamos, ya no se trata de una cuestión de decadencia de la memoria colectiva y de declinación de la conciencia del pasado, sino de la violación brutal de lo que la memoria puede todavía conservar, de la mentira deliberada por deformación, de la invención de pasados recompuestos y míticos al servicio de quienes detentan poder. (2) La tradición tratada como un depósito muerto participa de la misma compulsión de repetición que la memoria traumática. Al reanimar, mediante la historia, las promesas incumplidas, e incluso impedidas y reprimidas por el curso posterior de los acontecimientos, un pueblo, una nación o una entidad cultural pueden acceder a una concepción abierta y viva de sus tradiciones. (3) Hay marcas que se han grabado a fuego sobre generaciones recientes de argentinos, víctimas de muchas violencias y de muchos silencios. Con la privación ilegítima de la libertad convivió - y todavía convive - la privación ilegítima de las palabras, de las luchas, de las identidades. Un pueblo “olvida” cuando la generación poseedora del pasado no lo transmite a la siguiente, o cuando ésta rechaza lo que recibió o cesa de transmitirlo a su vez,lo que viene a ser lo mismo.
(2) Como sostiene Yosef Yerushalmi quien propone la supervivencia del pasado a partir de la transmisión generacional de la memoria personal. Cuando decimos que un pueblo "recuerda", en realidad decimos primero que un pasado fue activamente transmitido.
(3) La memoria es la vida mientras que la historia es la reconstrucción, siempre problemática e incompleta de lo que ya no es. La memoria es un fenómeno siempre actual, un lazo vivido en presente eterno; la historia, una representación del pasado.
“¡Soy Cometa!”
Reportaje Cyberepistolar a Gustavo “Tavi” Antón, Presentador y Director Artístico del Centro Murga Los Cometas de Boedo.
Por Pupita La Mocuda
- En un texto tuyo, “Historia de la Murga Porteña”, antes de la referencia al Centro Cultural Ricardo Rojas, vos decís más o menos esto, situándolo en la segunda mitad de la década del ochenta.: “…los directores de murga de la Capital Federal incursionan en una aventura extraña y forman la Primera Federación de Murgas y Comparsas de Capital Federal, Gran Buenos Aires y Gran La Plata en el Fondo Nacional de las Artes. El cambio no logra instalarse, pero comienza. La experiencia dura muy poco, pero algunos directores ya tienen una visión distinta sobre el arte murguero.” (1) Me gustaría focalizar en esta poco reconocida experiencia proto-organizativa porque allí veo uno de los núcleos fundamentales de lo que yo suelo llamar el cabezadurismo – que para mí tiene que ver básicamente con la voluntad inquebrantable – de un puñado de murgueros para que la murga como género y como expresión privilegiada de la cultura popular argentina no muriera. A pura prepotencia de trabajo, como escribió Roberto Arlt alguna vez ¿Vos participaste de esta experiencia? ¿Qué era lo que estaban intentando hacer? ¿Te acordás de quienes la llevaron a cabo?
- De aquellos años me quedó grabada una frase de Pantera (2) - un director de murga en serio – que una vez en una charla informal dijo: “Tenemos que hacer algo. Quedamos tan pocos que si no nos juntamos y nos organizamos vamos a desaparecer.” En esa idea quedamos enganchados algunos directores de ese momento: El mismo Pantera, Tato Serrano, la Tana Lucía, El Turco Oscar, El Gordo Pedro y algunos más. Por otro lado estaba también apareciendo – para nosotros – el laburo del Rojas. (3) También en 1988 comienza mi relación con Quique Molina, un tipo que me abre la cabeza. Son todos hechos que se juntan en una época y que se terminan fusionando para darle forma a un pensamiento , a una idea, que era muy general y que con el tiempo fue tomando forma y se fue haciendo mas minuciosa. ¡Tal vez incurra en algún error de cronología pero estamos hablando de cosas que pasaron en el 86, 87, hace ya veinte años!
- Bueno, Tavi, es lógico... Viste cómo es… En la memoria, la sucesión de los hechos a veces se enreda pero no por eso el pasado pierde intensidad. ¿Qué estaba ocurriendo en esos años según tu vivencia?
- Ya en 1986, los directores de Los Cometas estábamos pasando por un momento de cambios muy profundos pero la murga no lo entendía. ¡En esa época Los Cometas no podían ir ni acá a la esquina! Era una murga totalmente bardeada. Éramos cien pibes que salíamos todas las noches de carnaval a pelearnos en todos los corsos. ¡Volvíamos todos rotos todos los días! ¡Y ni nos enterábamos! Hay una anécdota del Pacha (Director General Cometa a partir de su refundación) que dibuja aquel momento: él dice que salió siete años en la murga… ¡Y nunca se enteró de que yo cantaba! Éramos los hijos de la década del setenta: violenta, irracional, el despertar del SIDA, la masificación de la cocaína, la desaparición de la hinchada y la aparición de la barra brava, la pérdida total de los códigos y la falta de respeto generacional por excelencia. Muchos murgueros sufrimos y padecimos esta época y algunos sobrevivimos pero muchos más quedaron en el camino. Digo, concretamente, que murieron; empezamos a tener amigos que morían de SIDA, que desaparecían o que morían en una pelea. Nosotros mismos nos peleábamos todos los días – aunque no moría nadie – pero las cosas estaban cambiando y la murga como tal reflejo de ese momento social sufría consecuencias. ¿Por qué te cuento todo esto? Porque para mí tiene que ver con la primera etapa de la organización murguera.
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- Me parece que, a veces, se tiende a tener una opinión durísima de aquellos setenta sin mediaciones, descontextualizada, leída en clave de nuestra historia más reciente. Uno es hijo de la época que le toca vivir como puede… ¿En qué cosas querían particularmente ponerse de acuerdo?
- Muchos directores hicimos esta lectura de aquel momento y veíamos como se nos iba todo a la mierda. Entonces nos empezamos a juntar y a hablar como podíamos hacer para no desaparecer nosotros también. Antes no era como ahora, antes se trataban algunos directores porque se conocían de la zona pero: ‘Hola. ¡Que tal!’ y ya fue. Nos empezamos relacionar de verdad ante esta situación y empezamos a laburar juntos como forma de resistencia ante esta realidad.
- ¿Cómo surge esta primera Federación?
La convocatoria me parece que nace de Coco Romero y de Juan Tangari y participa creo que también Quique Molina. Se hacen las primeras reuniones en el Fondo Nacional de las Artes y Quique también ofrece el Teatro de la Ribera, donde, además, nos reuniámos. La idea general era juntarnos, conocernos y ver de qué manera podíamos retomar el camino de trabajar en algo juntos, que fuera algo así como defender el bien común. Sentíamos que el tema de la murga era algo nada más que de los murgueros y que los propios murgueros habían hecho lo posible – inconscientemente – para destruirlo. Pero éramos una banda, murgas de todos lados, de la capital, de provincia, comparsas, murgas, grupos de todo tipo… No teníamos ninguna experiencia; era prácticamente inmanejable.
- Y lo posible también como para tener la lucidez y las ganas de intentar reconstruirlo desde sus cenizas… ¿Cuánto duró esta primera experiencia organizativa?
- No puedo precisar cuanto duró todo eso. ¿Tal vez dos años? No sé bien, pero nunca se decretó la muerte de ese proyecto.
-¿Por qué se disolvió?
-Se fue diluyendo solo…
- ¿Cómo describirías ese momento a nivel personal como murguero y a nivel más amplio?
- En lo personal creo que si bien tenía ya muchas ideas en ese momento, no tenía la cintura ni la cabeza para la participación activa. Fui co-fundador de la Federación pero también fue mi primera experiencia como dirigente y lo que me quedó de ese momento son las mismas cosas que nos quedaron a muchos de los que participamos en eso. Lo principal es que nos dimos cuenta de que era posible, de que nos podíamos juntar, discutir, pelear hasta ponernos de acuerdo en algo sin que terminara todo a las trompadas. Todos los cambios en mi vida personal después los vi reflejados en mi actividad en la murga. Viví para la murga casi toda mi vida. En la época de la Federación, yo en mi vida personal era un desastre y mi aporte en ese momento estaba muy sujeto a eso. Mi cabecita estaba muy limitada y llena de porquerías. Así que, bueh… El tiempo y la vida me dieron otra oportunidad algunos años después. Mi vida en lo personal cambió de una forma total y mi actividad como dirigente de la movida murguera también. Pensá que Los Cometas se habían disuelto: era una murga inmanejable. Algunos Directores (el Gordo Memo, el Tano Roque, el Negro Tito y yo) formamos Los Fantoches de San Cristóbal, primera murga de ese barrio. Esa murga duró lo que duró la actividad de la Federación. Casualidad o no, pero al dejar de existir la Federación, yo enterré una etapa de mi vida. Y vinieron algunos años de parate. Dejé Los Fantoches; Los Cometas no salían; dejé la cancha; empecé a laburar en serio e hice todos los tratamientos habidos y por haber para modificar mi vida. Primero, estaba vivo, algo ya importante; no era portador; había superado mi militancia sin perder y no estaba preso. Grandes motivos para hacer borrón y cuenta nueva. Mi vida en la calle la retomo de vuelta, ¡oh, casualidad!, por un hecho relacionado también con la murga – la vuelta de Los Cometas – pero ya era todo distinto y los resultados de mi participación fueron también muy distintos.
- Esta Federación luego deriva en la Agrupación M.U.R.G.A.S., ¿no es así? ¿Cómo describirías ese comienzo: entusiasmado, caótico, vital, apasionado, organizado?
- No te puedo contestar con certeza si la primera Federación derivó en M.U.R.G.A.S,; mucha gente que participó de la Federación después también estuvo en la Agrupación M.U.R.G.A.S. pero también allí ya había otra gente que después fue mucho más importante. Y esta etapa para mí, hasta hoy, es la etapa más importante y más productiva del movimiento murguero de la Capital Federal. Yo no registro un trabajo más revolucionario hecho por un grupo de Directores de murga que el trabajo de la Agrupación M.U.R.G.A.S. Este trabajo realmente modificó y cambió para siempre todo el mapa murguero. Y yo rescato para la historia y para el presente y para el futuro a la Agrupación M.U.R.G.A.S, al laburo que hizo, que hace y todo lo que tiene para hacer. Muchos nos volvimos a ver las caras en las primeras marchas, marchas por el feriado. Si bien yo no participé al principio porque estaba retirado de la actividad. Te cuento otra anécdota para que veas cómo las casualidades o las causalidades le van dando forma a las cosas: En el año 1995 sale campeón mi querido y amado Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Vos te preguntarás qué tiene que ver con esto. Bueno, yo estaba alejado de todo por los miedos a las recaídas, vivía encerrado en mi casa, laburaba y a casa, nada más. Pero ese año y ante la campaña del Ciclón vuelvo a ir a la cancha. Iba a un costadito escondido… Llegué a ir a partidos donde me quedaba en la tribuna a quince metros un tiempo. Ese tiempo lo usaba para explicarles a todos los moscardones que yo no tomaba más, que no consumía más. ¡Y los que "eran" mis amigos se enojaban! En vez de decirme: ‘¡Qué bueno, loco! ¡Me alegro! ¡Te felicito!’ me decían que era un careta, que era un amargo y yo eso no lo entendía y me volvía loco. Pero me lo banqué y me quedé en el rinconcito de la tribuna todo el campeonato. Un domingo jugamos con Banfield y por la Avenida Pavón me cruzo con el Pacha y de auto a auto me saluda y me grita que va a volver a sacar Los Cometas… No te puedo explicar lo que sentí en ese momento... ¡Terror! Obviamente le dije: “¡Suerte! (¡Y andá a la concha de tu madre!)” ¿Por qué? Simple, el Pacha era murguero en 1986 cuando yo dejé Los Cometas y era murguero mío y era el peooorrrrrrrr del barrio. ¡Era el tipo más descontrolado que había conocido! ¡Ja ja ja ja! ¡Y ese iba a sacar Los Cometas! Pero salimos campeones y nos volvimos a ver en la marcha que hizo Tinelli a Luján… ¡Tres grados bajo cero y lloviendo! ¡Ja ja ja ja! ¡Unos enfermos! Ahí me dice que ya compró todo y que quiere sacar Los Cometas. Yo creía que si volvía a la murga volvía al riesgo pero no aguanté y pasé por un ensayo. Te juro por mi vieja y por mi hijo que era algo impresionante la cantidad de gente. No se podía creer. Pensá que todas las murgas o gente de esas murgas que hoy están en Boedo salieron ese año en Los Cometas. Pero era todo distinto. El Pacha me dijo: ‘¡¡¡Una murga sin escabio y sin falopa!!!’ Yo confié en él y te juro por lo que más quiero, que no me defraudó y hoy Los Cometas son lo que son.
- Siento que aquí me gustaría que nos detuviéramos un poco más en esta cuestión de la relación de la murga con el fútbol, que para mí es fascinante. Daniel (Pantera) por ejemplo, saca los míticos Calamares muy a principios de los ochenta ¿Había una relación estrecha entre Los Cometas y San Lorenzo, por mencionar el club del cual sos hincha? Siempre se habla y se insiste en esta relación, a veces incluso con el fin de denigrarla, quizás sin entender la verdadera naturaleza de lo que estaba sucediendo a nivel profundo en la sociedad argentina. Eran años de quiebre, de aniquilación brutal, de exterminio. Quisiera saber qué pensás vos al respecto como protagonista de las distintas inflexiones históricas que atraviesa el género. Por ejemplo: ¿Se comparte la misma gente, las canciones, los mismos bombos?
- Bueno, todo un tema, la murga y la cancha. Primero, comparten el ochenta por ciento de la gente; la relación es inevitable. Nosotros ensayamos muchos años en el Gasómetro de la Avenida La Plata. Hay historias que sirven a la anécdota, como, por ejemplo, la del histórico "Mirala" de Los Cometas. El otro día en una página web de San Lorenzo vi que hablan sobre la canción del “Mirala” que canta la hinchada y un hincha famoso – que no salió en Los Cometas – reconoce que querían una melodía muy pegadiza y una letra muy simple para que toda la tribuna pueda cantar. (4) Y cuenta que en un viaje a Junín para jugar con Sarmiento – San Lorenzo ese año estaba en la “B” – sacan la canción del “Mirala”. (5) Dice que es una canción de Los Cometas de Boedo. ¡O sea, la primera canción de una murga que canta una hinchada! Pero la historia no termina ahí y se traslada mucho más acá en el tiempo. El marido de Mimí Maura es cuervo (6) y va a la cancha seguido y un día la lleva y la hinchada canta eso y ella se asombra. Según cuenta la página, Mimí dice que es una melodía de una canción revolucionaria del pueblo de Puerto Rico, donde ella nació. ¡Y da la letra original de la canción! ¡¡¡Yo no lo podía creer!!! ¿Cómo llegó esa melodía al carnaval porteño? Ahora bien, en Los Cometas tenemos una regla: la murga es la murga… Y la cancha es la cancha. Nosotros somos de Boedo ¡¡¡Y somos rojo y blanco!!! ¡Los colores de Huracán! Esto es así: No somos ni a palos un apéndice de la hinchada; somos Los Cometas de Boedo. Los bombos son nuestros y no se los prestamos a nadie y los defendemos con lo que sea. Igual que la hinchada. Ellos tienen los suyos y son de ellos como debe ser. Y, si no, preguntale a Pantera por qué dejó de de sacar Los Calamares y te va a dar la misma respuesta que yo. No es conveniente la mezcla: la murga por un lado y la cancha por el otro, así sea la misma gente.
- Con respecto a lo que contás de que Los Cometas no salieron por algunos años. ¿Cuál fue – según tu vivencia – la razón de esa discontinuidad?
- Yo dejé de salir en Los Cometas en el año 1985 y la murga salió dos años más. Una época de remierda: habíamos soportado el Proceso (7) pero no las secuelas. Y nosotros habíamos dejado de ser funcionales a la murga. Nosotros, para esa época, estábamos, como dicen “hasta las manos”. Para ser claro: la masificación del consumo de cocaína lo sufrimos los tipos que hoy andamos por los cincuenta años. Hoy, yo hablo con mi hijo sobre el tema. Mi viejo, cuando yo empecé a consumir, no tenía ni idea de que se trataba. Ahora bien, una murga, ¿qué es? Sin ninguna duda, para mi, es, primero que todo, un producto artístico. Se lo discuto a cualquiera que tenga otra teoría. Al producto artístico lo hacen los artistas. Se suben arriba de un escenario y se exponen, se muestran; tienen la obligación y el deber de generar y hacer su rutina. Bueno, cuando en esa época yo era el artista, no podía hacer nada de esto, ¡¡¡porque estaba escondido en la terraza de mi casa con una persecuta bárbara!!! Hablo nada más que de mí pero se puede ver la película de Pedro (8) , donde habla el Pacha, Director General de Los Cometas, o el programa de Gastón Pauls. Una época muy dura… Ligada a la ignorancia, terrible, violenta, mal llevada, nefasta… Y para una expresión artística, ni te cuento… Finalmente Los Cometas volvieron a salir en 1996.
- ¿Cómo conjugaste tu papel de dirigente con tu vida y tu pasión murguera? ¿Se dio naturalmente?
- Al mismo tiempo está lo de las marchas y el nacimiento de la Agrupación Así que nosotros y yo en particular participo de todo esto pero con otra cabeza, con la mente limpia, sana, despejada. Puedo pensar, proponer y resolver. Todo tiene que ver con todo y para mí la murga y mi vida van de la mano.
- Mirado a la distancia, yo creo que debe haber sido apasionante pero agotador…
-Fui tres veces presidente de la Agrupación. El laburo era increíble, apasionado hasta lo impensado. Como vos decís, agotador. Me reunía con distintos directores todos los días hasta las tres o cuatro de la mañana. Pantera siempre cuenta de una reunión donde nos sentamos a tomar un café a las ocho de la noche y nos levantamos ¡a las ocho de la mañana! ¡Hablando de murga!
- Bueno, era un momento singular, una situación de gran relevancia histórica. ¿A qué tareas se dedicaron con mayor urgencia? ¿Qué cosas sentían que debían hacerse?
- Lo que nosotros queríamos era organizarnos. Cuando digo nosotros me refiero a los murgueros viejos y los “de taller”.(9) Y vaya si lo logramos, ¿no? El carnaval que hoy hay en Buenos Aires es consecuencia de este laburo. Tendrá falencias, no será del agrado de todos. Se cometarán diez mil errores, pero lo hicimos y lo que queda son los hechos. La Agrupación produjo hechos históricos. ¡Muchos, eh! Más de los que el ochenta por ciento de los murgueros creen y conocen. Yo creo, sin temor a equivocarme que los diez años de laburo de la Agrupación merecen un análisis serio y frío, muy frío para entender su resultado y su fin. La Agrupación M.U.R.G.A.S. para mí es un capítulo aparte en la historia de las murgas de Capital Federal y merece un tratamiento muy especial. Un solo dato de lo que para mí define la importancia de la Agrupación. Una vez, Quique Molina me dijo: ‘Las murgas se tienen que organizar. La organización es la base de todo proyecto.’ Me dio un ejemplo para que yo entendiera y eligió uno que yo entendí al toque. Me dijo: ‘Yo organizo una marcha de quinientas personas y vos venís con veinte organizadas que sepan lo que tienen que hacer y en quince metros me la desarmás. La Agrupación, en mi momento, fueron esos diez directores que organizaron el carnaval de Buenos Aires. Sabían lo que querían y fueron ahí, de la mano de un crecimiento increíble, en número, de agrupaciones. Organizadamente, por medio de reuniones donde todos opinaban, donde todos proponían y donde se tenía que llegar a un acuerdo sí o sí para que se produjera el hecho, para que se plasmara la idea en un hecho.
- ¿Vos personalmente sentís que era una responsabilidad que iba a marcar un antes y un después?
- Mi lectura es ésta: diez tipos organizados – no hablo de diez personas en particular sino conceptualmente, en tanto idea, y me refiero a las Comisiones Directivas de la Agrupación en general – sostuvieron una propuesta y la llevaron adelante organizando a todas las murgas de ese momento dentro de una estructura que nos contuviera y nos diera una base sólida desde donde crecer y mejorar. Algunos estarán de acuerdo con esta lectura y otros dirán que estoy loco. Pero estoy seguro de que nunca jamás cualquiera que quiera sacar una murga tuvo tantas posibilidades y facilidades como ahora. Tenés el carnaval garantido, tus funciones, cobrás por tus funciones, nadie te garca la plata, estás en igualdad de derechos y obligaciones que cualquier murga "vieja" y tenés el ámbito armado para hacer tu propuesta y debatirla. Yo, en esta organización, tengo el mismo voto y vale lo mismo una murga de doscientas personas que una de treinta. Eso es realmente respetar al otro, que nadie te pase por arriba. Yo sé que muchos piensan que esto no es así pero contra la realidad no se puede y en la Agrupación, cuando se vota, los votos son uno de cada uno y eso es lo que vale. Esto es la Agrupación, ni más ni menos: el primer movimiento organizado de murgas de Capital Federal. Y es tan pero tan importante este hecho histórico y político, que sin ninguna duda hay un antes y un después a partir de la Agrupación.
-En estas dos experiencias hubo siempre mayoría de varones, ¿o se integraron algunas mujeres también?
- En la primera Federación participaron muchas mujeres con nosotros. Estaba la Tana Lucía, que era la directora de Los Chiflados del Abasto. ¡¡¡Una mujer dirigiendo esa murga!!! ¡Mamita! ¿Sabés qué nenes que eran? Y en la Agrupación había una banda… Pensá que todo nace con la convocatoria de Luciana y Maru, que estaban en Los Quitapenas. Después Luciana se transforma – para mí – en la dirigente más importante hasta hoy del movimiento murguero en la Capital. Yo no conocí a nadie que haya superado el laburo de Luciana. Un par de murgueras también con un trabajo importante son Carina de Envasados, Marta de Alucinados, Vanina de Los Chiflados y la Tana Lucía, hoy jurado. Aunque en rigor de verdad no quisiera olvidarme ni ser injusto con el esfuerzo de nadie: Diego Robacio, Diego Manzano, Analía Volada de Los Impacientes de Palermo, Facundo de Los Amantes, el Chino de Mataderos, Héctor “El Melli” de Los Viciosos, el querido Negro Fabián de Los Inolvidables… y así podría nombrar una banda de gente más que laburó un montón en la Agrupación. Creo que fácilmente podría hacer una lista de setenta personas que merecerían la mención.
- ¿Cuál fue el papel de M.U.R.G.A.S. en la Ordenanza que declara a las Agrupaciones de Carnaval Patrimonio Cultural, que fue la primera de una serie inédita de reglamentaciones de fomento de la actividad murguera en Capital Federal?
- M.U.R.G.A.S. tiene una importancia concreta en toda la relación que tiene el carnaval con el Estado. La Agrupación fue, y es hasta hoy, el nexo entre las murgas y el Estado. Tal vez, con más peso que la Comisión de Carnaval. En mi opinión personal, el Estado cometió un error (para ellos) al declarar patrimonio cultural a las agrupaciones de carnaval. En ese momento nosotros hacíamos marchas por el feriado y algunos funcionarios se hicieron los copados. Dijeron: “Bueno, loco. Los declaramos patrimonio de no se qué y ya está. ¡No jodan más!’ Esas movidas eran bien de funcionario pero lo que hicieron fue oficializar, blanquear y reconocer a las murgas y su actividad. Nunca más nos pudieron cerrar la puerta y nos metimos hasta tener oficina en el Teatro San Martín. ¡Nosotros! ¡Los murgueros! Tipos como yo que, como murguero, fui tratado tantas veces, con toda la razón, como un cabeza, como un grasa. Esta lucha con estos resultados, era consecuencia de la existencia de la Agrupación. Todo, todo eso salió de M.U.R.G.A.S. Yo en lo personal caminé todo este trayecto con un compromiso por la movida sin renuncia alguna. Me junté y conocí gente (directores de murga) con una capacidad de laburo, con un aguante para sortear dificultades y con una virtuosidad para no perder el objetivo de vista como nunca antes había visto y nunca más volví a ver. Los siete u ocho años que participé de la Agrupación son para mí los mejores años de mi vida relacionados con algo que tenga que ver con murga.
- ¿Y mientras tanto vos cómo te sentiste?
- Pagué el costo de la exposición y hasta me gané una banda de enemigos truchos. Me dejé de hablar con tipos que conocía desde que era pibe pero nada me importó. Yo estaba convencido de que esta vez íbamos a recuperar el carnaval. Y eran las murgas las que lo iban a manejar y no iban a ser nunca más manejadas. Hoy la murga está en todos lados. Hoy a la murga la analizan los antropólogos; la estudian los historiadores; la enseñan en las escuelas; arman teorías acerca de donde viene el bombo, qué quiere decir el murguero cuando baila… Yo me muero de risa… Pero, por otro lado, sé que eso está bueno y soy consciente de que son consecuencias de todo ese trabajo de la Agrupación y las marchas y los corsos y la gente que se sumaba; las murgas viejas que volvían a salir; los murgueros “retirados” que volvían atraídos por la explosión de murgas y de corsos. Y todo eso pasaba por la Agrupación. Poníamos murgas en los diarios, en todos los barrios, todos los domingos en los festivales de las plazas…
- ¿Cuál te parece que es el legado histórico de la Agrupación y por qué cuestiones crees que va a ser recordada en el futuro? ¿Pensás que algunas cosas podrían haberse hecho de otra manera?
- Bueno, no sé. Podría hablar horas y horas de M.U.R.G.A.S. Podría nombrar hasta el cansancio hechos fundamentales para las murgas generados en el seno de la Agrupación. Aun así, como entidad tuvo muchos errores y un montón de cosas que seguramente se manejaron mal y se hicieron mal pero que me perdonen: Ese laburo se lo dejo a los críticos, que en este ambiente abundan, como en todos. Sobre la Agrupación M.U.R.G.A.S. nunca voy a decir más nada que lo que significó para mí. Y, para mí, M.U.R.G.A.S. significa LOGRO. Cuando veo el carnaval y cuando veo el movimiento murguero siento que lo logramos; que los que nos rompimos el culo laburando allá por los años 96, 97 saben de qué hablo. Porque yo te garantizo y lo discuto con quien sea que antes de la Agrupación, el murguero, el carnaval y las murgas no tenían nada.
- ¿Y hoy en día, Tavi?
- Hoy ya no participo de M.U.R.G.A.S. Estoy retirado de la "política". Creo que, por un lado, cumplí un ciclo y, por el otro, me consumió la exposición. Vuelvo a los enemigos truchos porque tengo una anécdota que me pasó y fue la primera vez que pensé que mi laburo en M.U.R.G.A.S. ya estaba hecho: Una vez en una plaza, viendo murgas en un festival, me acerqué a unos pibes que estaban hablando. Tendrían unos dieciocho, veinte años; no los conocía pero estaban medio en pedo y hablaban medio fuerte. Bueh… Estaban hablando de “Tavi”. ¡Pero hablaban pestes de mí! ¡Ja ja ja! ¡Cómo si me conocieran de verdad! Pero lo loco es que uno se dio vuelta y me empezó a hablar a mí! ‘Porque Tavi es un hijo de puta que se chorea la guita de la Agrupación; que acomoda los resultados de la evaluación.’ ¡Me lo decía a mí! ¡Nunca supo que yo era Tavi! ¡Pero me odiaba” ¡Ja ja ja! Yo le seguía la corriente. Le decía: ‘Sí, ese Tavi es un hijo de puta” y me moría de risa. Pero después, pensándolo bien, tomé real conciencia de la bola de nieve que era en ese momento ser presidente de M.U.R.G.A.S. y me aparté un poco (bastante) de la Agrupación. Hoy todavía sigo escuchando a tipos criticándome o hablando mal de la Agrupación y ni me conocen ni saben qué pienso, ni estaban en la Agrupación. Y eso sí que desgasta y cansa más que cualquier laburo que yo haya hecho para las murgas y el carnaval.