sábado, octubre 20, 2007







































- Al comienzo del espectáculo hay una clara referencia y homenaje a tu pertenencia y origen murguero, los míticos Fantoches. Ya lo has utilizado otras veces, creo. ¿Cómo intervino todo este bagaje tuyo en la composición de Centro Murga Buenos Aires?

- Nací en el ’47 y por ser “el hijo de la doctora” no podía de chico, salir en una murga. Pero “la doctora”, que era buena cirujana y tenía una gran sensibilidad popular en carnaval, a eso de las seis de la tarde, después de jugar con agua, nos ponía el disfraz del año, a mi hermanita y a mí, y nos sentaba en la platea del 25 de Mayo a ver pasar una murga atrás de otra hasta eso de la nueve o diez en que salíamos a jugar un rato en el corso. Luego subíamos a la casa, y entre frecuentes viajes del balcón a la heladera y de la heladera al balcón del primer piso que daba a la esquina de Triunvirato y Mendoza veíamos en un privilegiado “avant scene” lo que quedaba del desfile en la avenida hasta la madrugada. ¡Si no hubiera sido por mi vieja…!

- Pero qué importante esto que contás sobre tu madre, Enrique... Porque el papel de la mujer en la historia - en este caso la historia de nuestra cultura popular - necesita ser visibilizado, rescatado de la oscuridad. Ella - como otras madres, hermanas o abuelas de las cuales no se habla lo suficiente tal vez - te acercó a ese mundo maravilloso. Los dejaba jugar con agua, los metía en el cine, los disfrazaba, los llevaba al corso, a vos y a tu hermana mujer. No hacía diferencias en eso... ¿Y más luego?

- Con el tiempo me encontré con el teatro, viví en Río de Janeiro tres años, haciendo teatro y MPB. Y de vuelta al pago hice algunas puestas hasta que hago una, en la que junto teatro y murga. Mis padrinos murgueros para esa primera experiencia fueron, el querido y recordado Ricardo “Icha” Vino, director general de los Xeneizes de la Boca, los pibes de los Fantoches de San Cristóbal (El Tano Fráncica, Memo, El Negro Tito Silva, Tavi) Y el Tano Carmelo Pugliese, director general de los Mocosos de Liniers. Por los actores el padrino fue Carlos Carella. El espectáculo se llamó Un Guacho al Truco, y fue para mí, el encuentro con una estética, que cultivé durante estos últimos veinte años con dedicación exclusiva.

Creo que en este momento, estoy cerrando esa etapa con este espectáculo, en el que tuve el privilegio de contar con artistas tan destacados de tres agrupaciones prestigiosas como son Los Viciosos Los Cometas y Los Reyes. En Centro Murga Buenos Aires, hay algunas de las miles de imágenes, sonidos, sensaciones y perfumes que atesoré durante tantos años de pasión por la murga porteña. Y para terminar conmigo; lo de mi pertenencia a Los Fantoches, a los que reencuentro de adulto, lo vivo como una revancha del “hijo de la doctora”, y un homenaje a mi vieja, que me enseñó a ver. Es un inmenso honor y un placer integrar una murga como esa.

- Yo tengo una denominación mía y especial para los Fantoches: murga-malón, murga-muchedumbre. Como una marea humana que llega y te arrastra. Para mí lo que los define es el hermoso concepto de multitud.

- Me conmuevo tocando en los bombos, el mismo sonido, la misma cadencia, la misma “mugre” que escuché tantas veces de pibe, estremecido, en la platea del 25 de Mayo, o en el corso de Triunvirato, desde el balcón de mi casa. Y encima… ¡Es la mejor que hay!! ¡¡¡Ja ja ja!!!





1 comentario:

  1. muy buena la nota al señor pupita,
    un tipo que al leer su historia asusta,por la cultura acumulada y a pesar de eso se le nota que no toca de oido,sabe y mucho lo que dice,una grata alegria para mi poder conocer a esta persona por tu nota y el agradecimiento por la forma de espresar claro el estilo del centro murga porteño.
    un abrazo enorme para los 2

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