sábado, enero 15, 2011


Hace mas de doscientos años viajeros y exploradores llegados al Gran Chaco se fascinaron con lo ilimitado del paisaje. Con lo inconmensurable de los bosques y llanuras vistos desde las alturas de la actual Bolivia.

En sus escritos los cargaron de misterio y los poblaron de fieras y demonios.
Los hombres del Gran Chaco fueron desde entonces: “salvajes”, “criminales” y “peligrosos”. No curaban: practicaban la “brujería”, no hablaban “emitían ruidos”, no poseían un idioma sino un “dialecto”.
En el siglo XVIII los jesuitas habían instalado diversas reducciones para convertir y “civilizar” a los pueblos del Gran Chaco. Según las fuentes de la época reducen a mas de diez mil personas y controlan decenas de miles de hectáreas de territorio donde éstas personas son aculturadas, disciplinadas y puestas a trabajar, no está demás aclararlo … sin percibir salario alguno.
Luego de la disolución de la Compañía de Jesús las antiguas reducciones serán ocupadas por los franciscanos y en el siglo veinte el Estado se hará cargo de varias de ellas.
Vendrán las guerras de independencia, luego Buenos Aires contra las provincias y sus caudillos, y al finalizar la Guerra de la Triple Alianza los soldados formados en el genocidio paraguayo marchan al Sur y arremeten contra los pueblos originarios en la conquista militar llamada con el eufemismo de Campaña al desierto. Una vez conquistado el Sur los ejércitos se lanzaron a conquistar el Chaco o Desierto Verde, imponiendo las leyes del Estado capitalista que imaginaba la burguesía.
Los hombres originarios del Gran Chaco fueron vistos como mano de obra disponible para las industrias azucarera, algodonera y taninera de la región. Eran los “brazos baratos” para la industria que el general Benjamín Victorica, ministro de guerra y marina de Julio Argentino Roca, señalaba como fundamentales para el desarrollo económico de la región.
Para esa época el antropólogo alemán Robert Lehmann Nietsche, colaborador de Francisco Moreno en el Museo de La Plata, aconseja al Estado Nacional crear reservas de indígenas según el modelo norteamericano y los franciscanos confeccionan informes positivos sobre sus misiones que son publicados por el Ministerio del Interior donde se describen los numerosos beneficios de la tarea reduccional.
Muchos hombres fueron incorporados al ejército, otros llevados prisioneros a campos de concentración como la Isla Martín García, muchas mujeres y niños se convirtieron en “criados” en las casas las familias de estancieros e industriales. Los que lograban sobrevivir fuera de el sistema de explotación que se imponía, fueron perseguidos como “ladrones de ganado” por cazar las vacas que pastaban en sus cotos, como “vagos” por su nomadismo, como “maloneros” bajo acusación de haber atacado poblaciones “cristianas”.
La resistencia de los caciques y guerreros nunca se detuvo, las crónicas militares dedican decenas de páginas a diversos combates acaecidos en el Chaco, pero también es posible afirmar en base a estas mismas crónicas y a las memoria oral de los diversos pueblos, que los crímenes perpetrados contra la población originaria del Gran Chaco constituyen hechos aberrantes que no han sido debidamente debatidos en la sociedad argentina como el asesinato de prisioneros, el reparto de niños y niñas, la violación sistemática de las mujeres, la prohibición del idioma y la religión, la reducción en recintos controlados militarmente, y el trabajo esclavo en beneficio de particulares, religiosos y el Estado.


1884


El ministro de Guerra y marina General Benjamín Victorica es enviado por el presidente Julio Argentino Roca a conquistar el Gran Chaco llamado “Desierto del Norte” Ésta campaña militar completa el sometimiento iniciado en Pampa y Patagonia.


1889


Campaña militar del General Lorenzo Vintter

1898


Los franciscanos inician la fundación de diversas misiones tendientes a convertir y disciplinar a familias Qom, Wichi y Moqoit. Las prácticas religiosas propias de los pueblos del Gran Chaco fueron reprimidas con el argumento de que eran peligrosas y “salvajes”, se les impuso un idioma, y se los bautizó con un nombre diferente del que tenían.


1907 a 1911


Campaña militar del General O’ Donell

1911


Creación de las reducciones de Bartolomé de las Casas (en el territorio de Formosa) y Napalpí (en el territorio del Chaco)


1912


Campaña militar del coronel Rostagno en la que se ocupan efectivamente los territorios de las actuales provincias de Chaco y Formosa


1917


El presidente Hipólito Irigoyen firma la finalización oficial de las campañas militares al Gran Chaco, pero para los pueblos originarios de la región esto no se traduce en la llegada de tiempos de paz sino en la consolidación de una era de trabajo forzado en beneficio de los poderosos nuevos propietarios de la tierra y de las industrias del Norte de la Argentina.


1919


Entre marzo y abril de 1919, durante la presidencia de Irigoyen, se acusa al cacique pilagá Garcete del ataque al fortín Yunká, cercano a la frontera con Paraguay. En una expedición punitiva, a cargo del Teniente Boy responsable del fortín Gran Guardia, las tolderías de Garcete son atacadas y fusiladas decenas de personas, entre ellas los padres del cacique. Esta represión jamás fue investigada, Garcete termina sus días “reducido” en Bartolomé de las Casas


1924


En julio de 1924 durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear ocurre una represión durante la cual son fusiladas cientos de personas que se encontraban reducidas en Napalpí. Los sobrevivientes de los fusilamientos fueron degollados y mutilados. Los cadáveres de las víctimas fueron enterrados en fosas comunes dentro del territorio de la reducción. Este hecho aunque denunciado en periódicos locales y hasta en la cámara de diputados de la Nación nunca fue debidamente investigado, ni castigados los culpables.


1946


Un grupo de más doscientas personas pertenecientes al pueblo Coya inicia una larga marcha a Buenos Aires para solicitar al flamante presidente Juan Domingo Perón el título de propiedad de sus tierras en la Puna. Luego de grandes recibimientos y de una cobertura mediática sin precedentes, son secuestrados en el hotel de inmigrantes y finalmente envagonados para ser llevados por la fuerza de regreso a Jujuy


1947


Matanza de La Bomba