Los
Viciosos de Almagro en Villa Pueyrredón
Por Pupita La Mocuda
“…Cuando el fuego se hace ceniza
El tiempo llega a su final
Murga que con su magia hechiza
Pero hoy se tiene que marchar…”
(José Da Silva)
"Hemos
de hallar lo universal
en las entrañas de lo local,
y, en lo limitado y
circunscripto,
lo eterno". (Miguel de Unamuno)
Palermo, Barracas, Villa Pueyrredón… Para el caso es lo mismo. Podría acontecer en cualquier barrio, en cualquier calle. El carnaval en Buenos Aires siempre ha encontrado subterfugios para pervivir; resiste con bizarría desde muy temprano en su historia, aun con cambios en sus formas, rituales e intensidades, al maltrato, al menosprecio, a las represiones, a los intentos de cooptación ideológico–semánticas. Es cabeza dura. Continúa construyendo con tozuda lucidez temporalidades singulares, dislocaciones, paréntesis gozosos de presente puro. La celebración carnavalesca – ya ha sido dicho – no admite cuantificaciones ni enajenaciones. Es indestructible en tanto segunda vida del pueblo, su renacer y renovación temporaria.[i]
Murga y carnaval se entrelazan desde la inmemoria en la costa rioplatense. Esta noche no es la excepción. El pulso atemporal (su respiración trascendental), un leve temblor que crece hasta atronar los oídos.[ii] Como un milagro estival, allí donde por un momento parece que solamente hay asfalto, anuncios de propaganda, semáforos titilantes o desangeladas estaciones de servicio, de un minuto a otro, misteriosamente se descorre el cerrojo y se muestran, ante nuestros ojos impíos, las huestes carnavalescas a las que la cronología no aqueja, no daña. Desde los confines recónditos del tiempo, estos ejecutantes virtuosos y refinados de la festividad más anhelada – Viciosos de Almagro, que de ellos se trata – emergen para desplegar con rigurosa delicadeza su voluptuosa presencia, su exuberante cosmos, pletórico de brillos y tornasoles blancos negros y azules y de reverberaciones atávicas y esenciales.
Video de Gabriela Molina
Si por cultura se entiende la suma de conocimientos transmitidos de una generación a otra, la evocación colectiva, la herencia social que hace posible la integración de los miembros de una comunidad, impregnándoles sus valores, habilidades, disposiciones, debe comprenderse asimismo que ella expresa, además, la experiencia histórica particular de cada pueblo.[iii] El arte popular es expresión de su capacidad creadora y elemento fundamental de su patrimonio, al mismo tiempo que constituye premisa indiscutible para la afirmación de lo identitario cultural.[iv] Muy especialmente en épocas de debilitamiento de lazos societales más abarcativos y que conllevan, como contracara, la emergencia de configuraciones alrededor de proximidades de gran intensidad.[v]
Video de Gabriela Molina
Asombro hasta donde llega humanamente la vista. Estampas de un pasado reconocible desfilan junto a filigranadas figuraciones retrofuturistas en abigarrada e irreverente amalgama, una estética de vanguardia que explora la tensión entre lo que perdura y lo que todavía no es y amplía su identidad ensamblando el ancestral conventillo con bellas y sofisticadas creaciones inspiradas en un mañana utópico que vuelven, sin embargo, una y otra vez a darle vigor a la gramática almagrense. Satén, boas, lamé, lentejuelas, incrustaciones, lúrex, acetato, metal, led… Abanicos y dados y también tecno-gafas y neobastones; estandartes, rumberas y autómatas; alados bailarines, payasos y muñecos burtonianos; empelucados, cabezudos y ciberfigurines punk; enmascarados, zombies y robots. Al centro del torbellino, la muerte no existe. No hay ayer y no hay mañana – o, tal vez, hay ayer y hay mañana – en el glorioso sólo hoy del carnaval, a las orillas del mundo conocido y ordinario.
Todo principio tiene un final. En este alto de su peregrinar urbano la performance Viciosa – tradicional, onírica, visionaria – vuelve a constituirse una vez más en intérprete privilegiada y prodigiosa de la trama que la ha hecho famosa en las barriadas, expresando con todo su ser en acto, la metáfora del viaje de la vida: llegar, inestablemente permanecer en su orden propia y distintivamente carnavalesco (el momento cumbre, lo ordinario puesto del revés) , sóla y únicamente para partir.[vi] Si - como el género lo determina – el comienzo se asimila a una llegada, un advenimiento, su cierre remite a un adiós, a un alejamiento. Más aún, por más dolorosa que sea, la partida debe ocurrir, para que pueda alimentarse la añoranza y producirse el regreso.
Video de Gabriela Molina
Pero entonces, justo en el momento exacto en el que juzgamos que la liturgia ha concluido, que la murga ya ha dado todo de sí, que cuerpos y espíritus entregados en pleno al carnaval yacerán exangües en su fulgor último, la despedida con su promesa inextinguible de volver – como sabiamente escribe el poeta, La Inspirada Pluma – se hace eterna. “Vamos a hacer un regalo (…) para que todos ustedes sepan de qué se trata esta tradición de Guardia Vieja y Bulnes” anuncia el decidor (La Insigne Glosa) desde el escenario. Se escucha al coro dando marco a la imponente imbricación del solista más ilustre, La Voz del Carnaval Porteño, y sus conjurados – el trío más mentado que pudo haber caminado por estas calles del sur como quisiera Cadícamo. Montaje frenético. Las retiradas se suceden una a otras en una ceremonia de furioso, epifánico y paroxístico déjà vu. La unidad ya es absoluta, la llave del mandala ha vuelto a girar y cronos nos tiene a su merced. Jamás volveremos a ser los mismos. Nos hemos mirado en el cristal de la transitoria infinitud.[vii]
Ahora sí, ya es hora. En la oscuridad cada vez más profunda del arrabal, la murga – que a esta altura se manifiesta como una aparición desde otra dimensión y a punto de escabullirse nuevamente hacia lo desconocido – retoma su andar y con él, su juramento de renovación, de volver, a como dé lugar. Agonía y resurrección. Cuesta salir de la ensoñación profunda, del alucinante hechizo. Nos gusta imaginar que ella, como un astro portentoso y fulgente, podría vagar indefinidamente a la deriva para ser percibida solamente de noche, bajo los faroles de algún corso.
[i]
Bajtin, Mijail (1987); Romeo, César
(2005).
[ii] Ver El Golpe al Plexo, Impresiones sobre el
Homenaje al Conventillo de la calle Guardia Vieja, Cuna de Nacimiento del
Centro Murga Los Viciosos de Almagro.http://sostenganquenacemos.blogspot.com.ar/2008/08/blog-post.html
[iii] Díaz Castillo, Roberto (1987)
[iv] Declaraciones
de la UNESCO (1978, 1989, 2003, 2005). Una de las recomendaciones en este
sentido es la de estimular
el desarrollo de la cultura popular por medio del estudio cuidadoso de sus fuentes
y motivaciones y su posterior expansión. Las políticas culturales más
progresistas formuladas en América Latina se proponen impulsar el estudio de
las raíces identitarias, el reconocimiento de sus valores y su desarrollo y la investigación del folclor. Este último es
una de las manifestaciones más auténticas de la cultura y el arte popular.
[v]
Sarlo, Beatriz ( 2009)
[vi]
Valle, María Rosa (2009)
[vii] Este “remix” o “popurrí” consiste de una
serie de fragmentos (estribillos) de canciones de retirada ejecutadas en corsos
de carnaval por Los Viciosos de Almagro a lo largo de los últimos años y compuestas en su mayoría por José Da Silva, poeta de carnaval
almagrense.
Por Pupita La Mocuda
"Hemos
de hallar lo universal
en las entrañas de lo local,
y, en lo limitado y
circunscripto,
lo eterno". (Miguel de Unamuno)
Palermo, Barracas, Villa Pueyrredón… Para el caso es lo mismo. Podría acontecer en cualquier barrio, en cualquier calle. El carnaval en Buenos Aires siempre ha encontrado subterfugios para pervivir; resiste con bizarría desde muy temprano en su historia, aun con cambios en sus formas, rituales e intensidades, al maltrato, al menosprecio, a las represiones, a los intentos de cooptación ideológico–semánticas. Es cabeza dura. Continúa construyendo con tozuda lucidez temporalidades singulares, dislocaciones, paréntesis gozosos de presente puro. La celebración carnavalesca – ya ha sido dicho – no admite cuantificaciones ni enajenaciones. Es indestructible en tanto segunda vida del pueblo, su renacer y renovación temporaria.[i]
Murga y carnaval se entrelazan desde la inmemoria en la costa rioplatense. Esta noche no es la excepción. El pulso atemporal (su respiración trascendental), un leve temblor que crece hasta atronar los oídos.[ii] Como un milagro estival, allí donde por un momento parece que solamente hay asfalto, anuncios de propaganda, semáforos titilantes o desangeladas estaciones de servicio, de un minuto a otro, misteriosamente se descorre el cerrojo y se muestran, ante nuestros ojos impíos, las huestes carnavalescas a las que la cronología no aqueja, no daña. Desde los confines recónditos del tiempo, estos ejecutantes virtuosos y refinados de la festividad más anhelada – Viciosos de Almagro, que de ellos se trata – emergen para desplegar con rigurosa delicadeza su voluptuosa presencia, su exuberante cosmos, pletórico de brillos y tornasoles blancos negros y azules y de reverberaciones atávicas y esenciales.
Video de Gabriela Molina
Si por cultura se entiende la suma de conocimientos transmitidos de una generación a otra, la evocación colectiva, la herencia social que hace posible la integración de los miembros de una comunidad, impregnándoles sus valores, habilidades, disposiciones, debe comprenderse asimismo que ella expresa, además, la experiencia histórica particular de cada pueblo.[iii] El arte popular es expresión de su capacidad creadora y elemento fundamental de su patrimonio, al mismo tiempo que constituye premisa indiscutible para la afirmación de lo identitario cultural.[iv] Muy especialmente en épocas de debilitamiento de lazos societales más abarcativos y que conllevan, como contracara, la emergencia de configuraciones alrededor de proximidades de gran intensidad.[v]
Video de Gabriela Molina
Asombro hasta donde llega humanamente la vista. Estampas de un pasado reconocible desfilan junto a filigranadas figuraciones retrofuturistas en abigarrada e irreverente amalgama, una estética de vanguardia que explora la tensión entre lo que perdura y lo que todavía no es y amplía su identidad ensamblando el ancestral conventillo con bellas y sofisticadas creaciones inspiradas en un mañana utópico que vuelven, sin embargo, una y otra vez a darle vigor a la gramática almagrense. Satén, boas, lamé, lentejuelas, incrustaciones, lúrex, acetato, metal, led… Abanicos y dados y también tecno-gafas y neobastones; estandartes, rumberas y autómatas; alados bailarines, payasos y muñecos burtonianos; empelucados, cabezudos y ciberfigurines punk; enmascarados, zombies y robots. Al centro del torbellino, la muerte no existe. No hay ayer y no hay mañana – o, tal vez, hay ayer y hay mañana – en el glorioso sólo hoy del carnaval, a las orillas del mundo conocido y ordinario.
Todo principio tiene un final. En este alto de su peregrinar urbano la performance Viciosa – tradicional, onírica, visionaria – vuelve a constituirse una vez más en intérprete privilegiada y prodigiosa de la trama que la ha hecho famosa en las barriadas, expresando con todo su ser en acto, la metáfora del viaje de la vida: llegar, inestablemente permanecer en su orden propia y distintivamente carnavalesco (el momento cumbre, lo ordinario puesto del revés) , sóla y únicamente para partir.[vi] Si - como el género lo determina – el comienzo se asimila a una llegada, un advenimiento, su cierre remite a un adiós, a un alejamiento. Más aún, por más dolorosa que sea, la partida debe ocurrir, para que pueda alimentarse la añoranza y producirse el regreso.
Video de Gabriela Molina
Pero entonces, justo en el momento exacto en el que juzgamos que la liturgia ha concluido, que la murga ya ha dado todo de sí, que cuerpos y espíritus entregados en pleno al carnaval yacerán exangües en su fulgor último, la despedida con su promesa inextinguible de volver – como sabiamente escribe el poeta, La Inspirada Pluma – se hace eterna. “Vamos a hacer un regalo (…) para que todos ustedes sepan de qué se trata esta tradición de Guardia Vieja y Bulnes” anuncia el decidor (La Insigne Glosa) desde el escenario. Se escucha al coro dando marco a la imponente imbricación del solista más ilustre, La Voz del Carnaval Porteño, y sus conjurados – el trío más mentado que pudo haber caminado por estas calles del sur como quisiera Cadícamo. Montaje frenético. Las retiradas se suceden una a otras en una ceremonia de furioso, epifánico y paroxístico déjà vu. La unidad ya es absoluta, la llave del mandala ha vuelto a girar y cronos nos tiene a su merced. Jamás volveremos a ser los mismos. Nos hemos mirado en el cristal de la transitoria infinitud.[vii]
Ahora sí, ya es hora. En la oscuridad cada vez más profunda del arrabal, la murga – que a esta altura se manifiesta como una aparición desde otra dimensión y a punto de escabullirse nuevamente hacia lo desconocido – retoma su andar y con él, su juramento de renovación, de volver, a como dé lugar. Agonía y resurrección. Cuesta salir de la ensoñación profunda, del alucinante hechizo. Nos gusta imaginar que ella, como un astro portentoso y fulgente, podría vagar indefinidamente a la deriva para ser percibida solamente de noche, bajo los faroles de algún corso.
[i]
Bajtin, Mijail (1987); Romeo, César
(2005).
[ii] Ver El Golpe al Plexo, Impresiones sobre el
Homenaje al Conventillo de la calle Guardia Vieja, Cuna de Nacimiento del
Centro Murga Los Viciosos de Almagro.http://sostenganquenacemos.blogspot.com.ar/2008/08/blog-post.html
[iii] Díaz Castillo, Roberto (1987)
[iv] Declaraciones
de la UNESCO (1978, 1989, 2003, 2005). Una de las recomendaciones en este
sentido es la de estimular
el desarrollo de la cultura popular por medio del estudio cuidadoso de sus fuentes
y motivaciones y su posterior expansión. Las políticas culturales más
progresistas formuladas en América Latina se proponen impulsar el estudio de
las raíces identitarias, el reconocimiento de sus valores y su desarrollo y la investigación del folclor. Este último es
una de las manifestaciones más auténticas de la cultura y el arte popular.
[v]
Sarlo, Beatriz ( 2009)
[vi]
Valle, María Rosa (2009)
[vii] Este “remix” o “popurrí” consiste de una
serie de fragmentos (estribillos) de canciones de retirada ejecutadas en corsos
de carnaval por Los Viciosos de Almagro a lo largo de los últimos años y compuestas en su mayoría por José Da Silva, poeta de carnaval
almagrense.
1 comentario:
Rara vez se encuentran textos literarios referidos a la murga dignos de ser leidos...., pero este sin lugar a dudas es la excepcion a la regla. Magnifica y embellecedora descripcion realizada por Pupita la Mocuda, de esto, que se hace llamar Murga. Asi se defiende la cultura popular¡¡¡¡ Abrazo. Emiliano Montini.
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