- ¿Cuál es la apuesta estético-artística de Pasión Quemera? ¿Con qué otras murgas de este momento histórico y con la tradición murguera te parece que dialoga tanto de nuestro país como a nivel más regional, por ejemplo, lo rioplatense en sentido amplio?
- Te cuento que en principio cuando empezamos con esto, como toda murga nueva nos fijábamos en otras murgas con trayectoria. En ese momento, allá por 1994, no existían tantas murgas como ahora, por supuesto, y una de las primeras murgas que vimos fueron Los Viciosos de Almagro[x], que a mí particularmente siempre me gustaron mucho y me siguen gustando, especialmente la identificación tan profunda con su barrio y además por sentirlos muy auténticos en todo aspecto. Por otro lado también vimos varias veces a Los Quitapenas[xi] pero ya en otro estilo totalmente distinto y apuntando a una estética mas elaborada. Nosotros con todas nuestras limitaciones de los que recién empiezan, tratamos de hacer algo auténtico y barrial. Creo que lo fuimos logrando a pesar de no tener los mejores cantores, bailarines o bombistas. Fuimos mejorando bastante con el tiempo, más viniendo de un barrio que no tenía una tradición murguera en la cual basarse.[xii] Con el ingreso de gente con gustos e historias diferentes dentro de la murga se fueron conjugando distintas características y, si bien había algunos a los que nos gustaba más lo tradicional, siempre quisimos hacer algo lo más original posible pero tratando de respetar el espíritu del género. Por eso buscamos siempre melodías nuevas para las canciones saliendo así de las clásicas que usaban las murgas desde siempre. Por supuesto que en los últimos años esto viene cambiando con la cantidad de agrupaciones que surgieron, muchas de ellas muy innovadoras y muy buenas. Para mí la murga está muy emparentada con el tango, y sus hermanos musicales, el vals y la milonga, cosas que a mi me gustan mucho. Pero sé también que se hace difícil mantenerlos tan presente en el repertorio como sí se hacía antes cuando el tango era la música popular por excelencia y en cada casa se lo escuchaba y nacían y se criaban cantores con esa música. Hoy eso ya no ocurre. Entonces es difícil encontrar esos grandes cantores que imitaban, en las murgas, a los del tango. Cuando tuvimos un cantor de tangos en el escenario, nuestro repertorio estaba más inclinado a esas melodías, más vals y milonga; luego con la dinámica de la entrada y salida de gente se armó un grupo más coral y se incorporaron arreglos de voces en las canciones. Aun así, seguimos, en menor medida, haciendo también algo del repertorio tanguero. Hoy están apareciendo nuevas y buenas voces pero al no tener una escuela en el canto de murga porteña en la cual reflejarse y aprender, muchas veces se cae en un estilo más emparentado a lo uruguayo y a veces se confunden un poco las cosas. Nosotros mismos hemos laburado canciones con un arreglador uruguayo, Alejandro Balbis.[xiii] Hace varios años ya de esto y en algunas ocasiones alguna gente nos dijo que sonábamos algo parecido a ese estilo. Obviamente, podría haber alguna influencia pero seguro que jamás podríamos cantar como ellos ni nos interesa hacerlo a pesar de que a muchos también nos gusta la muga uruguaya. Igualmente, esa experiencia nos sirvió mucho para crecer y dentro de la murga surgieron los nuevos arregladores y hasta creadores de melodías propias para nuestras canciones. En cuanto a la percusión seguimos pensando en el bombo con platillo como instrumento por excelencia, pero a veces lo acompañamos con algún redoblante. Gracias a un gran bombista que tenemos en la murga – Alejandro Caraballo, que grabó con Prat, Cáceres, la Bersuit – incorporamos ritmos y cortes nuevos para salir un poco de lo más clásico, que no descartamos por completo. Esto mismo lo tratamos de aplicar al movimiento buscando siempre pasos y figuras nuevas para el desfile, dejando libertad para el baile libre y las demostraciones o matanzas. Con respecto a la ropa, somos bastante tradicionales. Usamos levita clásica, pantalón, camisa, moño, faja, guantes y galera para todos. Lo mismo para las fantasías de la murga: llevamos banderas, sombrillas, dados, abanicos y muñecos. Creo que seguimos buscando nuestro estilo entre lo heredado de la tradición y lo novedoso que podamos aportar las nuevas generaciones.
- Esta es una problemática muy compleja más teniendo en cuenta los quiebres tan profundos sufridos por este género en la Argentina ¿Vos crees, entonces, que indefectiblemente vamos hacia la hibridación, la mezcla de estilos? ¿Es inevitable la transacción entre la innovación y lo que se trae como tradición?
- Creo que vamos a tener de todo: las murgas que tengan arraigada una tradición muy fuerte seguirán con el género mas puro en la medida que trasmitan esa herencia a sus nuevos murgueros y hay otras que tomarán un poco de cada cosa agregándole visiones particulares y quizás otras vendrán con algo totalmente nuevo y que seguro muchos no considerarán murga. El tiempo dirá cómo se acomodan de acuerdo a las reglamentaciones que existan, por ejemplo, como para participar del carnaval oficial de la ciudad de Buenos Aires o crearán sus propios ámbitos en forma independiente si hay algunas limitaciones. Cada uno podrá elegir su estilo como así también el público puede hacerlo. Yo creo que el estilo de murga porteña es uno solo con pequeñas variaciones entre alguna agrupación u otra. Pero es algo que siento muy adentro cuando veo a una murga. Sé si le creo o no. Es un sentimiento muy particular muy difícil de explicar por lo menos para mí. Tampoco sé si es justo exigírselo a toda la gente que va a ver a una.
- Te cuento que en principio cuando empezamos con esto, como toda murga nueva nos fijábamos en otras murgas con trayectoria. En ese momento, allá por 1994, no existían tantas murgas como ahora, por supuesto, y una de las primeras murgas que vimos fueron Los Viciosos de Almagro[x], que a mí particularmente siempre me gustaron mucho y me siguen gustando, especialmente la identificación tan profunda con su barrio y además por sentirlos muy auténticos en todo aspecto. Por otro lado también vimos varias veces a Los Quitapenas[xi] pero ya en otro estilo totalmente distinto y apuntando a una estética mas elaborada. Nosotros con todas nuestras limitaciones de los que recién empiezan, tratamos de hacer algo auténtico y barrial. Creo que lo fuimos logrando a pesar de no tener los mejores cantores, bailarines o bombistas. Fuimos mejorando bastante con el tiempo, más viniendo de un barrio que no tenía una tradición murguera en la cual basarse.[xii] Con el ingreso de gente con gustos e historias diferentes dentro de la murga se fueron conjugando distintas características y, si bien había algunos a los que nos gustaba más lo tradicional, siempre quisimos hacer algo lo más original posible pero tratando de respetar el espíritu del género. Por eso buscamos siempre melodías nuevas para las canciones saliendo así de las clásicas que usaban las murgas desde siempre. Por supuesto que en los últimos años esto viene cambiando con la cantidad de agrupaciones que surgieron, muchas de ellas muy innovadoras y muy buenas. Para mí la murga está muy emparentada con el tango, y sus hermanos musicales, el vals y la milonga, cosas que a mi me gustan mucho. Pero sé también que se hace difícil mantenerlos tan presente en el repertorio como sí se hacía antes cuando el tango era la música popular por excelencia y en cada casa se lo escuchaba y nacían y se criaban cantores con esa música. Hoy eso ya no ocurre. Entonces es difícil encontrar esos grandes cantores que imitaban, en las murgas, a los del tango. Cuando tuvimos un cantor de tangos en el escenario, nuestro repertorio estaba más inclinado a esas melodías, más vals y milonga; luego con la dinámica de la entrada y salida de gente se armó un grupo más coral y se incorporaron arreglos de voces en las canciones. Aun así, seguimos, en menor medida, haciendo también algo del repertorio tanguero. Hoy están apareciendo nuevas y buenas voces pero al no tener una escuela en el canto de murga porteña en la cual reflejarse y aprender, muchas veces se cae en un estilo más emparentado a lo uruguayo y a veces se confunden un poco las cosas. Nosotros mismos hemos laburado canciones con un arreglador uruguayo, Alejandro Balbis.[xiii] Hace varios años ya de esto y en algunas ocasiones alguna gente nos dijo que sonábamos algo parecido a ese estilo. Obviamente, podría haber alguna influencia pero seguro que jamás podríamos cantar como ellos ni nos interesa hacerlo a pesar de que a muchos también nos gusta la muga uruguaya. Igualmente, esa experiencia nos sirvió mucho para crecer y dentro de la murga surgieron los nuevos arregladores y hasta creadores de melodías propias para nuestras canciones. En cuanto a la percusión seguimos pensando en el bombo con platillo como instrumento por excelencia, pero a veces lo acompañamos con algún redoblante. Gracias a un gran bombista que tenemos en la murga – Alejandro Caraballo, que grabó con Prat, Cáceres, la Bersuit – incorporamos ritmos y cortes nuevos para salir un poco de lo más clásico, que no descartamos por completo. Esto mismo lo tratamos de aplicar al movimiento buscando siempre pasos y figuras nuevas para el desfile, dejando libertad para el baile libre y las demostraciones o matanzas. Con respecto a la ropa, somos bastante tradicionales. Usamos levita clásica, pantalón, camisa, moño, faja, guantes y galera para todos. Lo mismo para las fantasías de la murga: llevamos banderas, sombrillas, dados, abanicos y muñecos. Creo que seguimos buscando nuestro estilo entre lo heredado de la tradición y lo novedoso que podamos aportar las nuevas generaciones.
- Esta es una problemática muy compleja más teniendo en cuenta los quiebres tan profundos sufridos por este género en la Argentina ¿Vos crees, entonces, que indefectiblemente vamos hacia la hibridación, la mezcla de estilos? ¿Es inevitable la transacción entre la innovación y lo que se trae como tradición?
- Creo que vamos a tener de todo: las murgas que tengan arraigada una tradición muy fuerte seguirán con el género mas puro en la medida que trasmitan esa herencia a sus nuevos murgueros y hay otras que tomarán un poco de cada cosa agregándole visiones particulares y quizás otras vendrán con algo totalmente nuevo y que seguro muchos no considerarán murga. El tiempo dirá cómo se acomodan de acuerdo a las reglamentaciones que existan, por ejemplo, como para participar del carnaval oficial de la ciudad de Buenos Aires o crearán sus propios ámbitos en forma independiente si hay algunas limitaciones. Cada uno podrá elegir su estilo como así también el público puede hacerlo. Yo creo que el estilo de murga porteña es uno solo con pequeñas variaciones entre alguna agrupación u otra. Pero es algo que siento muy adentro cuando veo a una murga. Sé si le creo o no. Es un sentimiento muy particular muy difícil de explicar por lo menos para mí. Tampoco sé si es justo exigírselo a toda la gente que va a ver a una.
- Entiendo perfectamente esa sensación y sé que puede resultar difícil describirlo en palabras. ¿Pasión Quemera es sóla y únicamente lo que suele denominarse un producto artístico? ¿Cómo entran – si es que lo hacen – a jugar en Pasión Quemera dos aspectos que suelen ser constitutivos en cierta concepción contemporánea de la murga como lo son lo social y lo político?
- En algún momento, hace varios años, esto se debatió dentro de Pasión Quemera y quedó claramente definido que la murga, por lo menos para nosotros, tiene que tener en cuenta dos aspectos fundamentales, uno el artístico y el otro el social y político, los dos trabajados de la misma manera y con la misma intensidad. En algunos momentos a veces se desbalancea la cosa pero siempre lo vamos corrigiendo. Creemos que es tan importante la propuesta artística como la función social que tiene la murga, tanto para sus integrantes como para la comunidad que la rodea. Por eso estamos pensando siempre en cómo mejorar el espectáculo que damos. Es así que nos preocupamos por la calidad y el contenido de las letras porque creemos que es muy importante lo que se dice. También laburamos bastante el tema de las voces porque creemos que es importante cómo se dicen las cosas. Por eso lo que buscamos en lo posible – aunque que no siempre lo logramos – contenido, belleza, claridad y fuerza en todas nuestras canciones aunque esta búsqueda nunca implica dejar afuera ni discriminar a nadie. Tratamos de incluir a todos de la mejor manera y donde más le aporten a la murga, artísticamente y en lo grupal. Esta, por ejemplo, es Carnaval escrita por Marcelo Barberis:
La otra noche con Yeye quisimos homenajear
A todos esos que dicen que odian al carnaval;
Entonces apareció este ritmo de milonga
Pa´ la gente que rezonga cuando el corso va a pasar;
Para ellos estos versos son parte del carnaval:
“Carnaval, carnaval, sos hijo del arrabal
Si las puertas se te cierran vos bailas en el umbral.” (CORO)
El peluquero barría con ahínco la vereda,
Y al llegar PASION QUEMERA empezó a maliciar;
Juraba que iba a llamar a los hombres de tiritas,
Que iba a poner una bomba y no se cuantas cosas mas;
En vez de bomba fue bombo y se vino al carnaval.
CORO
La vecina que, aguafiestas, no se quería ni asomar,
Quería dormir la siesta y no ver la realidad;
Pero a veces pasan cosas que uno no puede explicar:
Es cuando la sangre sube y dan ganas de bailar;
De pronto paso la murga y ella vino al carnaval.
CORO
El que la iba de serio, acaso de intelectual, decía:
"Falta un proyecto de buena raigambre social";
Hasta que vio entre la murga una boca con un beso
Y pensó que ir tras de eso no estaba del todo mal;
El también enhebró un sueño y se vino al carnaval.
La que se había quedado para vestir unos santos
Batía que era un espanto la pintura y el disfraz;
La que al oír el compás en los pies sintió una cosa
De la vida color de rosa de sus tiempos de mocita,
Archivó su lagrimita y aporto al carnaval
CORO
El viejito caraseria otrora gran futbolero
Broncaba contra estos tiempos con que antes era mejor;
Sin embargo no alcanzó a terminar su pensamiento;
Sonó el platillo y la murga de pronto grito penal.
Con el botín del recuerdo le hizo un gol al carnaval.
CORO
El muchacho de la esquina que era medio timidón
Se asustaba de los bombos, se asustaba del murgón:
Su madrecita querida le había dicho bien claro:
“No te juntes con los vagos de Elía y Grito de Asencio”;
Eñ hombre rompió el silencio: “Yo me voy al carnaval.”
CORO
Esto se acaba, señores. PASION QUEMERA se va
Y les deja de pensar lo que llaman moraleja:
Si estos tiempos son de queja, de yugo y mala sangre
Le pido se fije y ande tratando de no olvidar;
Una de cal y una de arena, penas, murga y carnaval.