Por Pupita La Mocuda
Por un lado, el barrio se erigirá a menudo en un lugar de importancia de la socialización política. En su expresión más compleja será el perfecto caldo de cultivo para lo que se denomina habitus clientelar nutrido de la violencia estructural. Su persistencia e indiscutido crecimiento durante la última década en la Argentina deben, no obstante, ser ubicados en el contexto de la explosión del desempleo y de la pobreza que arroja a millones de ciudadanos a condiciones de extrema vulnerabilidad. Por otro, entonces, en este pasaje definitivo a un tipo societal distinto, la Argentina evoca la imagen de un país atravesado por una multiplicidad de acciones colectivas en cuyos repetorios tradicionales impactan los grandes cambios estructurales como también ocurre en otras latitudes.
Los cuatro vértices de la protesta se encuentran conformados por los movimientos de piqueteros, las fábricas recuperadas, las asambleas barriales y los colectivos de arte político y de comunicación alternativa. No puede dejar de resaltarse su componente innovador ni la raíz profundamente contemporánea que subtiende su emergencia. Aun cuando eventualmente tiendan a desacelerase, en la explosión inicial se producirá un conjunto de significantes de pueden brindar una orientación general y un sentido de comunidad a las luchas. No obstante, una de las problemáticas más acuciantes en los debates entre los nuevos movimientos emancipatorios – emancipación igualada aquí a las oportunidades de las clases subalternas y de los grupos sociales más pobres de construir a partir de diferentes identidades y de forma autónoma sus formas de asociación y representación de intereses – a la fecha es la de la necesaria invención del pasaje de lo social a lo político.
Los distintos paradigmas que analizan la problemática de los nuevos movimientos sociales coinciden en destacar que en ellos se refleja la articulación colectiva y racional de distintos intereses por parte de la sociedad civil, en contraposición a los movimientos de masas. En este sentido estos nuevos movimientos representan cierta ruptura con los sectores vinculados al modelo del Estado de Bienestar y un alejamiento de la discusión político–ideológica con raíz en el siglo XIX en los términos de izquierda y derecha o de planificación estatal versus mercado ya que su orientación y sus preocupaciones políticas no responden a aquellas lógicas. Por eso mismo, el debate no se centra en el modelo de Estado a construir sino en cómo se redefine la representación de intereses y cómo es posible actuar colectivamente en la instalación de estos en el espacio público.
Una característica propia de América Latina es que no existen movimientos sociales puros o claramente definidos, dada la multidimensionalidad no sólo de las relaciones sociales, sino también de los mismos sentidos de la acción colectiva. Así aquellos se ven nutridos por múltiples energías que incluyen en su constitución desde formas orgánicas de acción social por el control del sistema político y cultural, hasta modos de transformación y participación cotidiana de autoproducción de la sociedad. Es posible observar que constituyen un universo múltiple, heterogéneo y disperso de las prácticas reactivas de distintas características. Además, puede haber, incluso, situaciones de multi-pertenencia a estas prácticas. Esto, sin embargo, no significa necesariamente que se esté en condiciones de combinar y complementar estas luchas con vistas a crear un actor histórico con capacidad de disputa por la hegemonía. Es incluso visualizable una atomización intensa y asimétrica que varía según las características, los espacios y los tiempos de cada país concreto.
En referencia a la Argentina en particular estos movimientos se conforman a partir de diversos factores, como la ruptura del Estado de derecho, la violación de los derechos humanos y el constante deterioro de los niveles de vida, lo cual marca profundas diferencias con otras realidades. Es decir, más que plantear una reivindicación posmaterial se trata de garantizar aquello que Hannah Arendt denomina la condición humana, la vida.
Si se comparan las movilizaciones propias de los años previos e inmediatamente posteriores a la democratización en la Argentina con las protestas de los últimos años es difícil negar que entre una serie de características novedosas se cuenten su aumento y diversificación; la multiplicación de las organizaciones de protesta; la modificación de los temas y las demandas que estas sostienen y la aparición de nuevos formatos para soportar dichas acciones. Sin desmerecer la noción de movimientos sociales dado que esta resulta pertinente para el análisis social en la medida en que la fragmentación y dispersión de las protestas permiten rastrear líneas de continuidad identitaria a lo largo del tiempo, su utilización también supuso dejar de lado algunos elementos importantes que permiten, principalmente, recuperar la problemática dimensión política de la movilización social. Esta última es parte constitutiva de la dinámica social y política de la modernidad y su forma – la del reclamo de derechos frente a formas sedimentadas de distribución del espacio social resulta ser un factor constante que vincula genéricamente a la movilización moderna de protesta.
Limitado a partir de su carácter contencioso e intencional, por un lado, y de su visibilidad pública la noción de protesta social puede definirse como aquello que se refiere a los acontecimientos visibles de acción pública contenciosa de un colectivo, orientados al sostenimiento de una demanda, en general con referencia directa o indirecta al Estado y que encuentra su pertinencia en un marco general históricamente situado. Acompañando la desarticulación de la matriz sindical de la protesta puede apreciarse su progresiva fragmentación entendiéndola como una complejización y multiplicación de las identidades sociales y políticas que se ven involucradas en ella así como también una particularización de las demandas y una ampliación de los formatos.
La idea de que el mundo es una totalidad homogénea, unitaria, coherente o armónica ha atravesado buena parte del pensamiento humano durante milenios. Las protestas sociales, como formas de expresión política, social y cultural de la subjetividad, sin embargo, muestran que la diversidad, el conflicto y la dislocación son constitutivos de la realidad social. El imperio de la diversidad indica el dominio de la negatividad en la conformación y entendimiento de las sociedades, esto es, de la falla ineluctable de estructuración de lo social. Es decir, la creciente apertura de las dimensiones de contingencia, indeterminación y complejidad están siempre presentes en la construcción y funcionamiento del orden social. En ese mundo el lugar de la política es central porque es ella la que debe garantizar la constitución de los derechos crecientes y potencialmente inagotables de los ciudadanos.
Dentro de este complejo panorama es necesario señalar la presencia de propuestas comunitarias que apuntan a la creación de espacios y formas de sociabilidad alternativas de corte horizontal a partir de la restauración de los lazos sociales destruidos tanto por las dictaduras y el terrorismo de estado como por las políticas de desarticulación social e industrial posteriores. Uno de los núcleos de esta concepción se instala en la convicción de que lo fundamental del trabajo – a la vez reivindicativo y político – no se encuentra en una disputa, por demás asimétrica, por la toma del poder sino en la construcción lenta y paulatina de esferas de contrapoder ya que una sociedad que se autocrea, se crea a sí misma, dispone de total autodeterminación.
Novedosas vinculaciones entre sociedad y Estado, configuradas desde el interior de nuevas identidades han emergido en territorios sociales y políticos fragmentados, comportando verdaderos movimientos socio-territoriales. Tal conglomerado puede ser definido como aquel sujeto colectivo o grupo social que se organiza para desarrollar una determinada acción en defensa de sus intereses, en posibles enfrentamientos y conflictos, con el objetivo de transformar la realidad. El espacio social es la materialización de la existencia humana. Así comprendido es una dimensión de la realidad y está contenido en el espacio geográfico, creado originalmente por la naturaleza y transformado continuamente por las relaciones sociales que producen diversos otros tipos de espacios materiales e inmateriales como, por ejemplo, políticos, culturales, económicos o ciberespaciales.
El territorio aparece entonces como un espacio apropiado por una determinada relación social que se produce o se mantiene a partir de una forma de poder y se convierte al mismo tiempo en una convención y una confrontación ya que posee límites, fronteras, a la vez que se convierte en un espacio de conflictividades. La transformación de espacio en territorio acontece por medio de enfrentamientos de fuerzas políticas que procuran crear, conquistar o controlar sus territorios. El territorio es así espacio de autonomía, de vida y de muerte, de libertad y de resistencia.
A diferencia de otros lugares en el globo, como por ejemplo México, la noción de autonomía no tiene una historia muy larga en la Argentina. Producir y reproducir autónomamente significa construir una nueva realidad ontológica. Al trabajar, la multitud se produce a sí misma como singularidad. El proceso consiste en la posibilidad de dirigir las tecnologías y la producción hacia el propio júbilo y el aumento del propio poder. Existe un deseo de liberación que sólo puede saciarse mediante la reapropiación de nuevos espacios, alrededor de los cuales se construyen nuevas libertades determinando nuevas formas de vida y cooperación.
La multitud, “los muchos en cuanto muchos”, gana el poder de afirmar su autonomía expresándose a través de un aparato de reapropiación territorial transversal que se amplía cada vez más. Pero no es sólo el espacio el que es reapropiado sino también el tiempo en tanto construcción de nuevas temporalidades conectadas con el trabajo como actividad creativa fundamental y, finalmente, los medios de producción: en el contexto de la producción inmaterial y biopolítica, esto tiene que ver con poseer libre acceso al conocimiento, a la información, a la comunicación y a los afectos y poder controlarlos. He aquí, entonces, uno de los desafíos más urgentes: cómo desarrollar una dimensión común de las luchas que sirva para construir sentido. La narrativa global, el léxico común que anude y potencie al conjunto de prácticas sin poner en peligro la singularidad de cada una de ellas, sólo podrá surgir de los propios movimientos.
Conversaciones ciber-epistolares con Nacho de Isla [1]
- ¿Cómo describís la modalidad de trabajo? ¿Tenían alguna relación con otras murgas?
- Para esa época ya habíamos empezado a hacer un par de rupturas en cuanto a la forma de trabajar, tanto con los pibes, entre nosotros o con los viejos. Empezábamos a leer cosas de educación popular, y conocer otras experiencias. Lo primero de lo que nos dimos cuenta era que estábamos siendo muy asistenciales, no porque repartiéramos cosas como comida o ropa – nada de eso – sino por la forma en que hacíamos las cosas. “Dar” apoyo escolar o cosas similares, también podía ser asistencial. En ese sentido, tuvimos algunos inconvenientes con algunas otras murgas que también nos quisieron dar una mano, pero no compartían estos planteos. Nos encontramos situaciones como que algunos de los pibes que bailaban muy pero muy bien, plantearon que los que bailaban mal no podían salir en la presentación. Fue todo un quiebre para nosotros. Al principio no podíamos entender cómo era que planteaban esas cosas pero luego nos fuimos dando cuenta de lo que a veces uno va haciendo para que a la larga se generen este tipo de actitudes. Ahí empezamos a ser un poco más críticos cuando nos ofrecían ayuda. Varias murgas amigas con las que sí compartíamos estas inquietudes nos fueron dando una mano: los Herederos de la Locura y los Matadores de Tristezas.
- ¿Y entonces qué pasó?
- Bueno, para no hacerla muy larga, esta experiencia duró hasta el 2003, resistiendo varios desalojos. Pero el nivel de violencia iba en aumento y de común acuerdo, antes del desalojo final, decidimos terminar la murga, para lo cual hicimos una fiesta. Así fue que para el 2003 yo andaba ya viviendo en Lonchamps y sin hacer nada. Cuando venís de una experiencia comunitaria fuerte como fue lo de la “Suchard” de más de diez años y se termina, te sentís vacío y al pedo si no anclás en otro lado. Encima estaba por nacer mi segunda hija y eso me tiraba más para echar raíces en Lonchamps. Cuando Pau tiró la idea en un grupo de amigos, me acerqué, aunque al mes o dos meses de iniciarse. Paralelo a esto, me prendí también en la murga del MTD Solano [ii] la Alegre Rebeldía.
- Contanos primero sobre Alegre Rebeldía…
- Alegre Rebeldía fue la murga del MTD Solano, que surgió a partir de algunos integrantes de Matadores de Tristezas que se ofrecieron a colaborar con el MTD y así surgió hacer la murga. Yo me sumé en el 2003 porque estaba en el MTD haciendo otras cosas pero conocía a los de Matadores, al Mono especialmente, que nos habían dado una mano con la murga de Los Duendes. [iii]
- Volviendo a Puertas Abiertas, ¿cómo está integrada? ¿Cuáles son sus anclajes? ¿Es posible decir que un eje de sostén muy fuerte está dado por lo identitario territorial no en el sentido de considerarlo simplemente como espacio geográfico sino como una instancia social con un estatuto teórico que presupone coexistencias, solidaridades y resistencias?
- Bueno, al principio se habían juntado como veinte pibes, de entre tres y doce años, y nos reuníamos una vez por semana en el fondo de la casa de Pau. Tocábamos con tachos; había mucho de teatro mezclado con la murga, mucha energía creadora dando vueltas, un “quilombo creativo” le llamábamos. De a poco se armó la primera presentación que giraba en torno a la realidad del barrio, las calles intransitables, y la primera canción que una chacarera murguera armada por los pibes y la música arreglada por Pau:
La murga va a contar
Injusticias de esta ciudad;
Yo vivo en Longchamps y Glew
Y no sé lo que va a pasar
Cuando llueve aquí en Longchamps
Por la calle no puedo pasar;
Y a la escuela no puedo llegar.
No se pongan a llorar cuando
La murga empiece a hablar.
No se pongan a llorar cuando
La murga empiece hablar
A la noche aquí en Longchamps
La gente no quiere andar;
Iluminación no hay
En las calles de esta ciudad.
Yo tengo aquí en Longchamps
Un zanjón espectacular
Que nos puede enfermar
Y remedios después no hay.
Junto con eso, se hizo una dramatización. Los pibes se habían enganchado mucho con la murga y con el teatro, las dos cosas. Pero acá también tuvimos un momento de quiebre. En realidad, dos: uno en relación con el trabajo con los pibes y otro con los viejos de los pibes.
- ¿Qué pasó con los chicos?
- Con los pibes, en la actuación se ponía en juego toda la vida de ellos, lo que se vivía y sentía. Entonces, representando al intendente y a los vecinos, se llegaba a un nivel de conflictividad bastante grande, parábamos, cortábamos, y lo charlábamos tratando de encontrarle las diferentes vueltas a los conflictos del barrio. Pero a la hora de actuar, mas allá de los acuerdos, volvía el conflicto. Hasta nos pasó en una presentación que la obra, debido al grado de improvisación que le ponían los pibes, empezaba a girar en círculos cada vez más violentos. Ahí, por un lado terminamos de comprobar que uno no piensa sólo con la cabeza, que incluso a veces es más real lo que se piensa con el cuerpo. Y por otro, tomamos conciencia hasta que punto la realidad nos atraviesa, en todo sentido. Por más que uno plantee y construya algo diferente a partir de lo que hay, eso que hay es muy fuerte y trata de moldear lo nuevo.
- Es valiente la apuesta al trabajo planteado desde la más absoluta horizontalidad pero muy compleja. Además está el agregado no menor de tener que sostener una actividad creativa – lo digo en el más profundo de sus sentidos – en el seno de una realidad que todo el tiempo marca que hay confrontación y fragmentación. ¡Y a todo esto sumada la cuestión de las tierras, lo territorial! ¿Y el segundo?
- El otro quiebre fue con los viejos. Meses tratando de juntarnos con ellos y no aparecían nunca. Hasta que al final algunos vinieron a un ensayo y empezaron a opinar en la ronda final. Ellos propusieron armar una reunión con los otros padres, y los convocaron y vinieron. Después de casi dos años, lo que habíamos conseguido era haber construidoentre todos una forma de trabajar, que incluía decidir entre todos qué se hacía cada vez y al final evaluarlo entre todos, y además el poder problematizar cada conflicto o situación nueva que surgiera. Para esto ayudaron mucho los mates largos con Pau, dónde nos pensábamos y repensábamos continuamente.
- ¿Cuál sería específicamente esa forma?
- Bueno, de esos mates que te decía salieron, por ejemplo, estos Ojos:
Los Ojos
(Escritos construidos, acordados bajo la lluvia de Longchamps)
Ojo Uno
(Mirando a los tiempos)
Te embarcás en el futuro, pero como un escape del ahora; así no va... El futuro es un estímulo que te empuja, pero vos estás parado en una realidad, en un ahora que es el que ya querés vivir diferente. Los tiempos son ahora, pero también son largos; es un proceso en donde nos vamos transformando.
Ojo Dos
(Mirando a los compañeros)
Que el que está para atrás no frene al que está con empuje, que acompañe asu tiempo... Acompañar al que va atrás, pero darle rienda al que ofrece compromisoMás autocrítica sobre el compromiso y las responsabilidades entre nosotros.
Ojo Tres
(Mirando a lo que se construye)
Esto camina si lo vamos disfrutando entre todos, si no nos divertimos, no sirve. No evaluar en caliente una presentación, sólo compartir impresiones.Ojo al piojoIntentamos, mil veces, pero si no se puede, no se puede. En algún momento hay que saber encontrar el límite. Eso también es parte de la libertad.
- Es un poema – manifiesto de mucha belleza y de mucha potencia a la vez... Es interesante como la práctica puede generar reflexión…
- En ese sentido, este es un texto que también va en esa dirección:
Algunos apuntes, reflexiones, ideas y problemas que fueron surgiendo de nuestras prácticas:
De acá partimos, de plantearnos estas cosas:
. La murga como espacio de resistencia y de vida, en un contexto que va para otro lado.
. Trabajar y construir la libertad, individual y grupal.
. Trabajar y construir una visión crítica de la realidad.
. No sólo es importante qué hacemos, sino también el cómo lo hacemos.
. Definir todo entre todos (implica “aprender a no atar lo que creamos a nosotros”).
Siempre, siempre, pero siempre, está la pregunta: ¿a dónde vamos? Y la idea es preguntarse y poner el cuerpo a responder las preguntas. Y un desafío: ampliar el taller, más a allá de lo que es una murga. En base a eso, trabajar lo individual y lo colectivo.
En base a todo eso, fuimos caminando y construyendo algunas cosas...
Una Metodología / Proceso de cada taller
El “definir entre todos todo” empezó como propuesta de que los pibes piensen actividades para el próximo taller. Al siguiente taller hubo que darle espacio a las propuestas y quedó como armada una ronda inicial, donde todos proponíamos, nosotros como referentes también y se decidía qué se hacía aunque al principio los pibes sólo proponían qué juego jugar.
El juego con espacio fijo se fue armando; primero fueron unos juegos recreativos, luego le fuimos encontrando la vuelta para que sean cooperativos y así quedo acordado que se empieza el taller con un juego, que decidimos entre todos.
Ahora esta claro que hay una ronda al principio, donde todos proponemos lo que queremos hacer, decidimos y luego lo hacemos, y al final otra ronda para ver cómo nos fue, y qué estuvo bien, qué mal, y qué quedó en el tintero. Ahí también se decide quienes van a llevarse los instrumentos y el cuaderno/registro. Al principio todos se mataban por eso; después nosotros pusimos la norma que nadie puede decir yo, sino que hay que proponer a otro (que no puede ser hermano/a).
En realidad, ahora no está tan claro el comienzo del taller porque a medida que van llegando, van sacando los instrumentos y arman la batucada sin nosotros y del quilombo inicial siempre surge algo coordinado y organizado. A esto al principio no le dimos importancia, pero se nos terminó por poner claro que ese es un espacio organizado por los propios pibes, al que le teníamos que dar aire. Así que la ronda primera termina siendo después de ese espacio de música y baile.
Con los padres el proceso general fue similar. “Al principio pensamos que era un juego”, hasta que las actitudes y acciones de los propios pibes les fueron mostrando la importancia del taller.
Cuando los convocamos no vinieron, pero vinieron a algunos talleres “a ver como era la cosa”, y a partir de lo que veían que hablábamos con los chicos, algunos de ellos creyeron que había que hablarlo también con los otros padres, y ahí ellos armaron la primera reunión de padres.
Ahora, más que reuniones, vienen, miran, charlan, proponen, hacen, y cuando se necesita se hace una reunión.
Ejes de trabajo
Surgió como eje, como objetivo de trabajo por un tiempo, largo, trabajar la palabra y la escucha, el “hablar y escuchar”, que experimenten, trabajen la expresión propia y de los demás, sepan decir su palabra y respetar la del otro, que significa escuchar y dialogar
Ahora nos estamos empezando a plantear el tema de la transformación de la realidad, o sea la dimensión política de lo que estamos creando. Nos pica el tema del Arte como posibilidad de construir una realidad diferente, aunque esto por ahora es solo un camino medio a ciegas.
[Ante la actividad de representar un cuento infantil clásico, como por ejemplo Blancanieves, surgieron trabas para modificar y resumir la historia: “no, así no es, la vimos en la tele y era de esta otra forma”.
Nos surgió el planteo de que no se daban la posibilidad de transformar una historia dada, entonces decidimos trabajar sobre eso.]
Acuerdos
Los conflictos y peleas entre los pibes hicieron que surjan los acuerdos.
Cuando hay mucho desorden, se nos genera a nosotros una tensión constante, y sentimos que nos ponen, “obligan”, a poner orden, a “manejar el taller de forma conductista”, es decir que deja de ser taller, y pasamos a dictar consignas. Es como que esperan el castigo, la penitencia.
Después a la hora de evaluar nos queremos morir, pero no podemos dejar de señalar que nos pasa eso.
Después de un día así, de mucho bolonqui, surgió este diálogo:
“– ¿A ustedes les gusta que les digan lo que tienen que hacer?
– Siiii (todos los pibes a coro)”
Nos hizo mucho ruido ese sí y nos dimos cuenta de que era justo eso contra lo que estábamos luchando. Nosotros queriendo construir libertad, colectiva y personal, y los pibes tienen muy marcado otra forma de relacionarse y de moverse en lo cotidiano, en algunos espacios, porque en la calle son bastante libres.
Cuando pasa algo así, en la evaluación con los chicos, ellos mismos explicitan “que hacen cualquiera”, son conscientes de eso, “siempre lo hablamos y vuelve a pasar”.
Nuestra respuesta a eso es generar un espacio y un marco de trabajo, donde se dan relaciones diferentes, y no estamos pensando en un espacio “ordenado”, sino que creemos en el “desorden constructivo”, pero para esto se tienen que dar algunas condiciones.
Las primeras veces, cuando alguien hacia algo como tirarle a otro una piedra, y lo hablábamos entre todos, salían cosas como: castigarlo y que tenga que hacer tal o cual cosa. Ahí surgió una de los primeros criterios de laburo: nadie puede obligar a nadie a hacer nada.
Los quilombos del barrio y de las familias atraviesan la murga, y la idea es asimilarlos y trabajarlos. De a ratos surgen situaciones violentas o injustas o de egoísmo entre los pibes, y de a ratos afloran las cosas otras cosas sobre las que trabajamos para profundizar: actitudes de solidaridad, justicia, compromiso, etc. Esto va y viene, y a veces caemos en el sermón, en “dar la justa”.
Quizás, la idea sea dejar que vaya saliendo todo, y entre todos trabajarlo. Esto es todavía algo sin respuesta para nosotros.
Frente a una situación problemática dada, a la que había que inventarle final, las soluciones pasaron por: el dinero, no dar la cara, enfrentar el problema, proponer soluciones en conjunto, mentir, pedir perdón. Es decir, todo, y todo mezclado.
Lo que nos surge es plantear, a través de estas contradicciones, su situación como imagen reflejada en el espejo, como problema que desafía y exige respuesta.
Tratando de explicitar la forma de relacionarnos y de trabajar en el taller, es que se charlaron y acordaron estos ACUERDOS:
Ø “Venimos para aprender a respetarnos y tener mas amigos, entonces vamos a: escucharnos, alentarnos y mirarnos cuando bailamos y actuamos, decir la verdad, no vamos a pegarnos ni burlarnos ni escupirnos.
Ø El que se va del taller no vuelve (porque los papás piensan que están en la murga); se tiene que ir a la casa.
Ø Vamos a cuidar los tachos y los instrumentos, y vamos a aprender entre todos a usarlos bien. Si se rompen, los pagamos entre todos
Ø No se tiran piedras, porque nos podemos lastimar. El o la que tira se va a la casa.
Ø Los más chiquitos pueden hacer lo que quieran, sin lastimarse, y los más grandes no les tienen que andar encima.”
Con la entrada de chicos nuevos esto se descalabró, hubo como que empezar de nuevo, hacer de nuevo los acuerdos, actualizarlos.
A cada situación conflictiva que aparece, hay que reinventar la forma de traer a la discusión los acuerdos, incluso reverlos.
Ante alguien que se había ido (porque quería tocar y en ese momento le tocaba a otro) y quiso volver, los pibes le respondieron “la murga decide” y en el medio de otra actividad, se paró y se hablo, y se lo dejó volver pero con una condición (no para tocar). Sin obligar a hacer nada a nadie, se revieron los acuerdos en base a una situación concreta.
Nos dimos cuenta que a veces el acotar el espacio físico ayuda como también el proponer actividades más pensadas en la ronda inicial.
Los tiempos
En un momento surgió la tensión, si cumplir con la tarea o con los plazos propuestos.
Con esto, el acuerdo fue respetar los tiempos, en el sentido no de reloj, sino de los tiempos y ritmos de las actividades, ir tomándole el pulso a lo que va pasando, y evaluar ahí, en ese momento que hacer...
Relación con el barrio
Si bien algunas veces se vinieron a quejar por el ruido, el barrio “está contento con la murga” por lo que algunos viejos sostienen que “el barrio tiene que bancar a la murga”.
Las cosas que los pibes le quieren decir al barrio son: “Qué nos vengan a hacer el aguante; qué vean que Villa París puede hacer cosas; que vean el esfuerzo”
Las cosas que van saliendo de los pibes
A los pibes no les gusta:
Las peleas, las malas palabras, el no escuchar y que no se los escuche, pegarse y que les peguen
Los pone triste:
La pobreza, la violencia y la inseguridad; los robos y las muertes; las pibas de doce y trece años embarazadas; la droga; que los maltraten y los puteen.
Algunos puntos sueltos
Nosotros participamos de las actividades de la misma forma que los pibes, al mismo nivel.
Ver otras experiencias sirve para mostrarnos, compartir
Hay un cuaderno que va de casa en casa, donde los pibes escriben lo que quieren, y reflejan como se van sintiendo y lo que vamos haciendo.
El escribir un proyecto nos dio la posibilidad de al poner por escrito algunas cosas, darnos cuenta como trabajábamos. Pero la llegada del dinero nos sorprendió. “No tenemos que quedarnos quietos porque tenemos la plata en el banco, hay que laburar mas ahora”.
Como nos organizamos y nos proyectamos:
Actualmente, el espacio sistemático de trabajo es el taller semanal. El mismo está organizado de modo que los “coordinadores” preparamos y ponemos en común con los chicos la propuesta de trabajo para cada taller, y entre todos la reconstruimos, llevamos adelante y la evaluamos. La participación de los padres no se da específicamente en ese espacio, sino en todo lo que surge a partir de, y relacionado con dicho espacio. Las decisiones de actividades o propuestas que trascienden el propio taller semanal, son tomadas en reuniones entre los “coordinadores” y los padres.
En esos espacios de encuentro los padres van proponiendo y asumiendo responsabilidades (como la preparación de la merienda), son los que deciden si salimos o no cuando nos invitan a algún festival o actividad (por ejemplo un programa de radio), son los que deciden sobre la utilización de los recursos que se van consiguiendo, son los que van proponiendo temas y ejes de trabajo con los chicos, etcétera.
A medida que dicha participación se va profundizando, es que se van generando nuevas propuestas, como el armado de los trajes por parte de los propios padres. En el horizonte mediato, está el ampliar el trabajo, abriendo nuevos espacios, como una biblioteca popular, otros talleres, y la posibilidad de configurarnos como un centro cultural comunitario, aunque sin lugar físico todavía.
En esa perspectiva, somos conscientes que algunas cuestiones tienen una proyección a cuatro o cinco años, cuando los chicos que hoy tienen 10 u 11 años tengan 15, 16, y se apropien de otra manera del espacio, lo puedan resignificar en función de la posibilidad de asumir otro tipo de responsabilidades.
Puertas Abiertas en la Toma [iv]
“…Desde hace un tiempo, veníamos sintiendo la necesidad de un lugar propio, además del espacio de la calle, cosa que los pibes venían reclamando seguido. En algún momento del camino, eso se sumó a la necesidad de tierras para viviendas de la gente del barrio. En el marco de la toma de terrenos que se está llevando adelante nos presentamos a los vecinos y propusimos armar un Centro Cultural (Murguero) y nos apoyaron. Así, y gracias a la mamá de uno de los pibes, conseguimos un terreno para la murga. Y se dio de esa manera. Si lo hubiésemos pensado más, capaz que nunca se daba. Y por eso de que nos largamos nomás, el presente y el día a día nos va consumiendo más fuerzas que las que creíamos tener pero como dice la frase que escribimos en la entrada del terreno: LA ALEGRIA Y LA LUCHA VAN DE LA MANO. No teníamos pensado esto más que como posibilidad que tenía másfrenos que empuje y se dio y vamos resolviendo todo sobre la marcha, con muchas flaquezas, con cautela, pero con muchas ganas también…”
“… Uno siempre escuchó sobre tomas de tierras y algunas veces estuvo de visita por algunas, pero el participar en una es una experiencia que marca. Ver a los pibes como se apropiaron de la idea del centro cultural de la murga; que la gente lo tome como referencia hasta para hacer las reuniones; que todo sea un quilombo a toda hora y que todavía no podamos arrancar como centro cultural; que los bombos suenan pero cómo y cuándo quieren y sin orden; que el comer sea una aventura de un par de horas (y no de treinta minutos como en casa); que estemos todo un día para armar un baño para los pibes y el barrio… ¡Qué se yo! Todo nos va marcando y haciendo crecer. De a poco la cosa anda, mas allá de los mercaderes de sueños que siempre aparecen y ofrecen de todo para las necesidades de la gente. Muchas gracias por las palabras de apoyo que fueron surgiendo, de Víctor, de los Guardianes, de Diego, de la Pupita, etcétera, etcétera… Murga Puertas Abiertas (Por ahora también Centro Cultural Murguero) en la frontera de Longchamps.
Septiembre de 2008
Estilos de Participación [v]
“… Les preguntamos una vez a los chicos, en el marco de un taller de fotografía que estábamos haciendo para qué pensaban que lo hacíamos y los pibes, entre otras cosas, respondieron que “en la escuela las reglas son mas duras, acá nos perdonan más, es más flexible”. Nosotros les observamos que se fijen en cada caso quienes son los que ponen las reglas, y que en el taller, quizás lo que les gusta es que acá las ponemos entre todos. Creo que por ahí puede ser que haya una respuesta, en esto de que los grandes crecieron con reglas ya armadas, y los pibes están aprendiendo a armarlas o construirlas ellos, o sea, no aceptan así como así una regla porque sí. Si bien esto en alguna medida puede ser un quilombo, los pibes trasladan esta forma de hacer las cosas, que les parece como que les da más libertad a los otros espacios en donde están, como la escuela o incluso la familia y ahí entran en contradicción. Sigo creyendo que cuando los pibes nuestros vayan creciendo, y tengan en sus espaldas una experiencia de participación horizontal de un par de años largos, va a ser difícil (o más difícil) que alguien los venga a querer encuadrar dentro de alguna relación vertical o clientelar o similar. Creo que es parte de un proceso largo, largo pero firme.
Ojo, esto no creo que sea solo o exclusivo de las murgas, (pienso en las murgas con estructuras verticales y donde lo "tradicional" manda y la autoridad viene como dada). Creo que sí es cierto que esto se da en los espacios de educación popular (y la murga puede serlo o no). Hace rato con unos amigos nos preguntábamos por qué laburar con los chicos y una de las respuestas era "porque no están 'formateados' como los grandes". A los pibes uno les presenta diferentes cosas y están más dispuestos a agarrar con libertad lo que consideren más apropiado a cada situación. Los grandes no tanto. Ahí creo que las costumbres, lo cultural, lo social, influye más y tira para el lado de "no innovar" aunque a veces, a pesar de eso, existen de experiencias en las que sí se dieron cosas diferentes (como en el MTD de Solano). Así como los pibes "trasladan" los criterios y formas aprendidas a otros espacios, los grandes hacen entrar en contradicción a los pibes. Nosotros somos concientes en cómo el contexto (mayormente construido por los adultos) tira para el otro lado hacia donde queremos ir o de las cosas que hacemos y planteamos y también de las formas en que las hacemos. Y peleamos contra eso. Ojo, no voy a mentir, a veces descubrimos con tristeza que los pibes prefieren que uno les diga qué hacer y ahí ves como el bicho de lo viejo sigue comiendo. Y bueno, hoy, después de dos meses de estar metido en una toma de tierras con todo lo que significa el día a día de acompañar y formar parte de la organización, terminé de darme cuenta que esa manera de participar y de hacer las cosas en realidad no es algo privativo de los chicos, aunque sí es cierto que están más predispuestos a eso. Entonces creo que vale la pena preguntarse algo así como qué cosas son las que hacen o favorecen que se den este tipo de formas de construir, de participar, de hacer, etcétera. Está claro que, por más esfuerzos que haga, la escuela en general, fortalece que esto no se dé. Y no es una cuestión sólo de contenidos sino de forma. Por eso acuerdo con lo de desescolarizar o los planteos del Maestro Ignorante.
[vi] Pienso que los grandes no están acostumbrados a este tipo de participación, y en algún punto les jode. (Creo que otro ejemplo puede ser lo que pasa cuando te miran mal y te tratan de vago cuando no tenés un empleo estable, de esos que duraban toda la vida y no entienden que andes queriendo armarte algo más autogestivo, sin patrón y por las tuyas. Encima, no les podés hacer entender que eso ya no existe más.) Pero en cuanto se dan algunas condiciones, como ser una suma que sería algo así como necesidad más posibilidad de lucharla más vaya a saber qué, creo que se abren a la posibilidad de establecer relaciones más horizontales y participativas aunque con mayores dificultades que para los pibes. Me parece que los tiempos están cambiando para todos, grandes y chicos. Escuchaba a algunos de los pibes que se organizaron en asambleas después de lo de Cromañon o de Centros de Estudiantes y cuando les preguntaban por qué no se habían organizado en la forma clásica – presidente, secretario, etcétera, etcétera, etcétera – directamente decían: “porque no se nos ocurrió; esta es la forma que nosotros conocemos y que nos parece bien”. Y esto es un cambio cultural groso, que espero vaya modificando algunas cosas.El que sigue es un texto del Subcomandante Marcos acerca de los pibes zapatistas que viene al caso porque cuando apareció justo nos estábamos preguntando cosas parecidas, aunque en escala “longchan”:
En este mundo no cabes
¿Qué pasa, por ejemplo, hace más de una década, cuando una niña (digamos de 4 ó 6 años), indígena y mexicana, ve que su padre, sus hermanos, sus tíos, sus primos, o sus vecinos, toman un arma, una bola de pozol y un tanto de tostadas y "se van a la guerra"? ¿Qué pasa cuando algunos no regresan?
¿Qué pasa cuando esa niña crece y, en lugar de ir por la leña, va a la escuela y aprende a leer y escribir con la historia de lucha de su gente?
¿Qué pasa cuando esa niña llega a la juventud, después de 12 años de ver, oír y hablar con mexican@s, vasc@s, norteamerican@s, italian@s, español@s, catalan@s, frances@s, holandes@s, aleman@s, suiz@s, británie@s, fínlandes@s, danes@s, suec@s, grieg@s, rus@s, japones@s, australian@s, fílipín@s, corean@s, argentín@s, chilen@s, canadiens@s, venezolan@s, colombían@s, ecuatorian@s, guatemaltec@s, portorriquefi@s, dominican@s, uruguay@s, brasileñas, cuban@s, haitian@s, nicaraguens@s, hondureñ@s, bolivian@s y etcéter@s, y saber de cómo son sus países, sus luchas, sus mundos?
¿Qué pasa cuando ve que esos hombres y mujeres comparten con su comunidad las carencias, los trabajos, las angustias, las alegrías?
¿Qué pasa con esa niña-luego-púber-luego-jóvena después de ver y escuchar a "las sociedades civiles", durante 12 años, trayendo no sólo proyectos, también historias y experiencias de diversas partes de México y del Mundo? ¿Qué pasa cuando ve y escucha a los obreros electricistas, trabajando con italian@s y mexican@s en la instalación de una turbina para dotar de luz a una comunidad? ¿Qué pasa cuando se encuentra con los jóvenes universitarios en plena huelga de 1999-2000? ¿Qué pasa cuando descubre que en el mundo no sólo hay hombres y mujeres, sino que la atracción y el amor tienen muchos caminos y modos? ¿Qué pasa cuando ve a jóvenes estudiantes en el plantón de Amador Hernández? ¿Qué pasa cuando escucha lo que dijeron los campesinos de otras partes de México? ¿Qué pasa cuando le cuentan de Acteal y los desplazados en Los Altos de Chiapas? ¿Qué pasa cuando conoce de los acuerdos y avances de los pueblos y organizaciones del Congreso Nacional Indígena? ¿Qué pasa cuando se entera que los partidos políticos ignoraron la muerte de los suyos y decidieron desconocer los acuerdos de San Andrés? ¿Qué pasa cuando le cuentan que los paramilitares del PRD atacaron una marcha zapatista, pacífica y para llevarle agua a otros indígenas, y dejaron a varios compañeros heridos de bala, precisamente un 10 de abril? ¿Qué pasa cuando ve a los soldados federales pasar todos los días con sus tanques de guerra, sus vehículos artillados, sus fusiles apuntando a su casa? ¿Qué pasa cuando alguien le cuenta que en un lugar que se llama Ciudad Juárez, secuestran, violan y asesinan a jovencitas como ella y las autoridades no hacen justicia?
¿Qué pasa cuando escucha a sus hermanos y hermanas, a sus padres, a sus parientes, contar de cuando fueron a la marcha de los 1,111 en 1997, a la consulta de los 5000 en 1999, platicar de lo que vieron y escucharon, de las familias que los recibieron, de cómo es su modo de los ciudadanos, de que también luchan, de que tampoco se dejan?
¿Qué pasa cuando ve, por ejemplo, a Eduardo Galeano, Pablo González Casanova, Adolfo Gilly, Alain Touraine, Neil Harvey, con el lodo hasta las rodillas, reunidos en una champa en La Realidad, platicando del neoliberalismo? ¿Qué pasa cuando escucha a Daniel Viglietti cantar en una comunidad "A desalambrar"? ¿Qué pasa cuando ve la obra de teatro "Zorro el zapato" que los niños franceses de Tameratong presentaron en tierra zapatista? ¿Qué pasa cuando ve y escucha a José Saramago hablando, hablándole? ¿Qué pasa cuando oye a Osear Chávez cantar en tzotzil? ¿Qué pasa cuando escucha a un indígena Mapuche contar su experiencia de lucha y resistencia en un país que se llama Chile? ¿Qué pasa cuando se mete a una reunión donde uno que dice que es "piquetero" cuenta de cómo se organizan y resisten en un su país que se llama Argentina? ¿Qué pasa cuando oye a un indígena de Colombia contar que, en medio de la guerrilla, los paramilitares, los soldados y los asesores militares norteamericanos, sus compañeros tratan de construirse como indígenas que son? ¿Qué pasa cuando oye a los "ciudadanos musiqueros" tocar esa música muy otra que se llama "rock" en un campamento de desplazados? ¿Qué pasa cuando sabe que los de un equipo italiano de fútbol que se llama Internazionale de Milano apoyaron económicamente a los heridos y desplazados de Zínacantán? ¿Qué pasa cuando ve llegar a un grupo de hombres y mujeres norteamerican@s, aleman@s y británic@s con aparatos electrónicos, y los escucha contar de lo que hacen en sus países para acabar con las injustícias, mientras le enseñan a armar y a usar esos aparatos, y al rato ella ya está frente al micrófono diciendo "Escucha usted Radio Insurgente, la voz de los sin voz, transmitiendo desde las montañas del sureste mexicano, y vamos a empezar con una bonita cumbia que se llama "La Suegra ", y les avisamos a los promotores de salud que ya pasen al Caracol a recoger la vacuna" ¿Qué pasa cuando escucha en la Junta de Buen Gobierno que ese catalán vino desde muy lejos para entregar personalmente lo que un comité de solidaridad juntó como apoyo para la resistencia? ¿Qué pasa cuando ve a un norteamericano ir y venir con el café, la miel y las artesanías (y el producto de su venta), que producen las cooperativas zapatístas, cuando ve que no reclama ninguna atención especial a pesar de que lleva años haciendo eso sin que nadie, mas que nosotros, le lleve la cuenta? ¿Qué pasa cuando ve a l@s grieg@s traer el dinero para los materiales de la escuela y pues que se ponen a trabajar junto con los indígenas zapatistas en la construcción? ¿Qué pasa cuando ve a una frentista llegar al caracol y entregar un camión lleno de medicinas, aparatos médicos, camas de hospital y hasta uniformes y zapatos para l@s promotor@s de salud, mientras otros jóvenes del fzln se distribuyen para ayudar en las clínicas comunitarias? ¿Qué pasa cuando ve que los de "una escuela para Chiapas" llegan, se van y dejan, en efecto, una escuela, un camión escolar, lapiceros, cuadernos, pizarrones? ¿Qué pasa cuando ve que, a la escuela de idiomas que hay en Oventik (y que, en condiciones heroicas mantiene funcionando un compañero "ciudadano"), llegan hindúes, coreanos, japoneses, australianos, eslovenos, iraníes? ¿Qué pasa cuando mira que llega una persona a entregar con la Comisión de Vigilancia un libro con la traducción en árabe o en japonés o en kurdo, de los comunicados del EZLN y las regalías de su venta?
¿Qué pasa cuando, por ejemplo, una niña crece y llega a la juventud en la resistencia zapatista, durante 12 años en las montañas del Sureste mexicano?
Octubre de 2008
Un carnaval para todos. ¿Por qué?
Porque en estos tiempos en donde cualquier espectáculo se cobra, apostamos y creemos en un carnaval gratuito, familiar, alegre, como los de antes, en donde la familia se reunía, jugaba con agua, iba a los clubes donde desfilaban murgas, comparsas y se armaba el baile. No espor nostalgia que lo hacemos, no. Ni creemos en ese dicho "todo tiempo pasado, fue mejor", porque creerlo seria resignarnos a no mejorar el presente y no proyectar un futuro mejor.
No nos gusta esto que nos toca vivir, una sociedad cada vez más individualista, donde la alternativa para los niños y adolescentes es tener un celular ultimo modelo, o no tenerlo. Usted se preguntara: ¿se puede cambiar esto con el carnaval? Pues con el carnaval solo no; pero hay mucho que se comparte al organizarlo: cuando nos juntamos en el barrio varios meses antes, surge lo mejor de todos, y "uno" se convierte en "nosotros". Desde lo mas pequeño y sencillo se siente el compartir, el ser solidario, el ser alegres en la critica.
Ante la miseria impuesta, la alegría es sinónimo de lucha. Y así luchando, nos inventamos con nuestras manos esta fiesta donde entramos "todos" y "todos" lo hacemos: el baile, la decoración del lugar; todo se converso, se consensúo para brindarles un espectáculo donde nadie quede afuera, para contagiar estas ganas y así, empecemos a construir una sociedad solidaria y mas justa.
Les dejamos nuestros versos
Con su música prestada;
Les dejamos el cariño
La esperanza de una mañana.
Si logramos su sonrisa
O se han puesto a meditar
No lo tomen muy en serio
Que estamos en carnaval.
"Ahí va la bocha señores."
No se puede ir del todo
Porque seguiremos juntos
Luchando codo con codo
En el trabajo, en la calle
De un pueblo que todos quieren
Y cuando la murga es pueblo
La murga nunca se muere.
Texto de la Murga Puertas Abiertas, Murga Los Monchos, Comparsa Al Borde y Grupo La Vieja del Andén en relación con la marcha organizada en la estación de Longchamps en torno al reclamo por la restitución del Feriado de Carnaval. Febrero de 2009.
A manera de notas (ni tan marginales ni tan al pie):
¿Quiénes somos?
Somos experiencias concretas de construcción colectiva en distintos barrios de Longchamps unidos por una realidad injusta que oprime desde las carencias y el olvido y que lastima, pero donde a la vez florecen las alegrías y solidaridades.
Ahí es donde tratamos de generar espacios de alegría y transformación construyendo una práctica y una mirada crítica y creadora.En eso creemos. En la posibilidad de crear entre todos una realidad distinta. Justa y digna.
Por eso, todo lo que hacemos, lo asumimos como creación colectiva: donde todos aportamos desde nuestros saberes y experiencias, donde nadie es más que nadie, sino que todos enseñamos y todos aprendemos.La propia identidad se va redefiniendo en la relación con el otro y permite la formación de una identidad colectiva, donde todos nos reconocemos diferentes pero a la vez parte de lo mismo. Donde las diferencias no se ocultan ni se niegan, sino que se asumen como elementos enriquecedores de esta construcción. Así, entre todos, tratamos, en lo cotidiano, de transformar nuestra realidad. No sólo para un mañana, sino también para un presente, digno y de todos.
Rescatamos la alegría, como lucha contra las injusticias y como derecho.Hoy nos encontramos para festejar el carnaval. ¿Pero qué entendemos por carnaval? Para nosotros, es reencontrarse con la familia, el barrio, los amigos, los vecinos. En tiempos donde todo parece conducirnos al individualismo, a la mutua desconfianza y donde los valores se compran y se venden, nosotros retornamos al festejo libre y popular en las calles del barrio, retomando la esencia del carnaval, en donde la instancia creadora nace de las ganas de cambiar esta realidad. Febrero 2007. Por Nacho de Isla en colaboración con Murga de Los Monchos (que se llama así en homenaje al Moncho al que hace dos o tres años le pegaron cuatro tiros) y la Vieja del Andén (un grupo que trabaja con pibes en situación de calle).
[ii] Hacia la época de su formación uno de los rasgos fundamentales que aparece en los MTD – Movimiento de Trabajadores Desocupados – es el cuidado del trabajo territorial. Esta particularidad se enmarca en una definición política mayor que implica la circunscripción del trabajo político en una escala local o, cuanto más, regional. Por ello, los MTD – dentro de los cuales existen varias líneas internas que van desde el autonomismo radical hasta aquellas variantes que proclaman la necesidad de construir poder popular – aparecen como la contracara del alineamiento sindical, cuya estrategia mayor es tanto la masividad como la acción en una escala nacional, al tiempo que discrepan fuertemente con la posición de otras organizaciones territoriales y partidarias que optan por proyectarse en la escena política nacional antes que por consolidar el trabajo en el barrio. El MTD Solano surge en el año 1997 en el sur del conurbano bonaerense a partir de movilizaciones que involucraban a hombres y mujeres, aunque con mayor participación femenina. Comienza a organizarse en la capilla Nuestra Señora de las Lágrimas en San Francisco Solano, Quilmes, a partir de reuniones de vecinos que comparten los problemas derivados de la desocupacion y el deseo de construir un movimiento similar al de sus vecinos de Florencio Varela, donde se había creado el primer MTD. Defienden cuatro principios de organización: horizontalidad, participación, democracia directa y autonomía. Su órgano maximo de decisión son las asambleas.
[iii] - Alegre Rebeldía aparece entonces como un antecedente de importancia....
- Sí. Esta es una entrevista que la gente del Colectivo Situaciones le hizo a los pibes de Alegre Rebeldía antes de que yo me sumara:
El Taller de los chicos en el MTD de Solano –
Entrevista a los coordinadores por Colectivo Situaciones
- La experiencia de trabajo con los chicos empezó con la murga, en agosto del 2001. Al primer taller de murga vinimos cuatro compañeros y yo. Trajimos un bombo, nos juntamos en la casa de un compañero y nos pusimos a tocar en la vereda. Ya hacía tiempo que veníamos con ganas de empezar, pero nunca se concretaba. Finalmente, el puntapié inicial fue la venida de la murga Matadores de tristeza al barrio.
- ¿Ustedes estaban en la murga Matadores de Tristeza?
- Sí. Y teníamos la idea de empezar con el taller, pero nunca se daban las condiciones. El día que vinimos con la murga a bailar acá era el "día del piqueterito alegre" – el día del niño –: los chicos se quedaron re copados. Jorge nos dijo: pero ¿por qué no empiezan ya? Y yo le dije: ¡hace un montón que me moría por empezar! Y así largamos, como se pudo. Luego se sumó gente de Matadores, así que llegamos a ser seis y empezamos a hacer el taller en la plaza. Era un bardo porque los pibes se iban a jugar, nos costaba mucho contener al grupo, pero se fueron copando con el tema del baile sobre todo. Hubo una época en que tuvimos la idea de hacerlo más en conjunto con todos los barrios, y empezamos a hacerlo en un galpón de la Florida. Ibamos con los chicos desde acá (desde el galpón del barrio San Martín), cosa que generó algunos problemas porque algunos de los chicos no querían ir al otro barrio: repetían algunas cosas que escuchaban de los padres, como que en La Florida son todos chorros. Y también el traslado de los pibes, con la mayoría que eran muy chiquitos era muy problemático. Después de un mes dejamos de ir.
- ¿Los pibes que participan son todos hijos de la gente del movimiento?- No, algunos no, pero todos son chicos del barrio.
-¿Tuvieron alguna idea inicial de por qué venir a hacer el taller acá?- En realidad, en un principio no fue planteado exclusivamente para los chicos. Ni siquiera hoy se plantea así. Los chicos fueron los que se apropiaron del espacio. Sabíamos que se iban a prender más ellos, pero nosotros todo el tiempo insistimos con que se sumaran adultos, porqueademás los necesitábamos. Sin embargo, al final siempre predominaban los pibes. Lo que nosotros les proponíamos a los adultos era que laburaran con nosotros como coordinadores. Hubo un tiempo en que trabajamos con algunos, planificábamos juntos, pero ahora ya no. También me parece que la murga es una expresión artística que incluye la crítica. Además del espacio de contención y de laburo para los pibes, está bueno porque es como incorporar una herramienta más para poder criticar, decir lo que a uno no le gusta y de otra forma. Pensamos que era una herramienta que podía sumar a la lucha.
- El taller terminó de tomar forma cuando tuvimos que hacer frente a una presentación concreta. Antes mostrábamos algo, o jugábamos a otra cosa, pero no tenían clara la noción de lo que era una murga. Cuando surgió la idea de una presentación en serio, empezamos a laburar sobre qué cosas incluiríamos en la presentación, y así salió una obra sobre los derechos del niño, que era un tema que había surgido en un taller. A partir de ahí, nos pintamos, nos pusimos nombre, nos hicimos la camiseta y empezamos a ensayar. Ahí dejamos de venir a jugar con los chicos, porque antes veníamos a hacer algo que no terminaba de ser lo que buscábamos.
- En esa época éramos varios los talleristas, y los pibes también eran un montón. Entonces, en el momento de prepararse para la presentación fue como una explosión, estaban todos a pleno. Pero después lo que se hace difícil es sostener eso, porque pasan dos ensayos y por ahí vienen tres pibes al taller. Eso costó, el invierno, la lluvia, y también nosotros variábamos en número: o porque uno pegaba un laburo y no podía, o porque otro decidía no venir mas. Así que fue difícil ir consolidándonos como grupo, y también nos costaba el tema de la planificación, trabajar en conjunto, poder pensar algunas cosas más sistemática y colectivamente.
- ¿Al principio no hacían planificaciones?
- Sí, pero era más bien juntarnos para ver "que hacemos este viernes". No pensábamos un objetivo del mes y un plan de trabajo, como hacemos ahora.- ¿Ustedes vienen todos de una murga, o el grupo se formó acá?- No, cada uno tiene su historia.
- Yo me integré al movimiento a partir de la capacitación de adultos, en el área de capacitación, y me integré acá cuando se organizó la primera presentación, para acompañar a los chicos.
- ¿Capacitación de qué?
- Educación popular. Y acompañando en el barrio, participando de la vida del movimiento, pero más que nada encargada de planificar y coordinar todo lo que era educación popular. Nosotras dos nos integramos sin una idea tan clara y fue a mediados del año pasado que empezamos en este proyecto más integrado.
- Porque la idea es que no sea sólo un taller de murga, sino una especie de área de los chicos. Aparte de la murga empezamos a hacer otros talleres, y empezamos a pensar un poco más en un proyecto, y por eso necesitamos planificar los objetivos. Yo también tuve la misma experiencia que ella: entré en la capacitación con adultos en alfabetización y despuésme integré al área de los chicos.
- ¿Cómo son los otros talleres que funcionan?- Surgió por iniciativa de los chicos. Porque si bien es cierto que cada uno traía su idea, fue una propuesta de ellos la de tener un espacio propio dentro del MTD. Comenzaron pidiendo un lugar donde hacer artesanías, cosas plásticas. Los chicos que participaron tenían muchainiciativa, pibes de entre 10 y 13 años. Lo pensaron, sumaron a otros chicos, y me propusieron esto. A mi pareció bueno y traté de ir un poquito más allá de eso. Después resulta que había otros compañeros que venían pensando en el mismo sentido, y compartiéndolo salió la idea.- Tenemos registros de estos talleres desde el inicio: el proyecto, las memorias de cada taller, la planificación. Nos juntamos los sábados y planificamos los dos talleres, los de los más chicos y los de los grandes, y evaluamos cómo han salido.
- Ahora son tres espacios: la murga y dos talleres. Uno desde el juego, desde la vivencia del cuerpo y de ver qué les pasa a los chicos con el movimiento, cómo lo vivencian. Y descubrimos que había muchos chicos que lo rechazaban. Nos propusimos colaborar a que ellos se encuentren con sus contradicciones, para poder repensarlas, sobre todo los más grandes. Los más chiquitos se la pasaban diciendo "soy piquetero", y hasta jugaban a eso. Cuando les proponíamos juegos espontáneos, salían muchos juegos y canciones relacionados con la lucha. Pero los más grandes no, los que tenían entre 10 y 14 años, más bien rechazaban eso.
- ¿Y la resistencia por qué era?
- Esa resistencia la vimos sobre todo en los chicos que han vivido mucho tiempo acá, en los galpones: y se trataba de una resistencia al MTD. Los chicos que participaban y sus familias no pertenecen al MTD no expresaban esa resistencia.
- En un momento percibimos que el boicot era a la actividad misma. Nosotros no nos dábamos cuenta de que estábamos todo el tiempo hablando – por medio de juegos – de la historia del movimiento, que es la historia de ellos mismos en realidad. Jugábamos al softball por ejemplo, y en cada base tenían que poner un recuerdo de la parroquia, de la panadería o de lo que fuera. Después hicimos un librito que lo llamamos "Los recuerdos del MTD". Nosotros teníamos muy presentes todos estos temas, y los chicos reaccionaron diciendo: ¡basta! Nos decían: "ustedes nos quieren adoctrinar".
- Y también nos llegaron a decir: "sí, yo soy piquetero; pero yo no soy mi papá". En realidad, nos querían decir, pienso, que ellos no eran adultos, y que participaban de otro modo.
- Lo mismo sucedió cuando hubo que ponerle nombre a la murga. Hubo una resistencia fuerte a que los encasilláramos llamándolos "piqueteros". Y nos pedían: "nada de gomas quemadas, nada de palos".
- ¿Cómo llamaron a la murga?
- "Alegre rebeldía". Fue finalmente lo que ellos eligieron. Porque en realidad, cuando pensamos en hacer alguna presentación, finalmente ellos siempre incluyen el piquete, lo que allí han vivido, etc. Entonces nosotros nos preguntamos: ¿a qué se resisten?
- Yo pienso que esa resistencia es parte de su identidad. Porque son cosas que también las viven en el barrio, en la escuela. Y es que en realidad, recién hace muy poco cambió la percepción sobre lo que significa ser piquetero. Para ellos puede haber sido siempre un sinónimo de honor, pero antes en la sociedad era un sinónimo de pobreza y marginalidad. Entonces, es lógico que se resistan a eso, que piensen: "mi papá es piquetero peroyo voy a ser otra cosa".
- Cuando hicimos la primera presentación de la murga estaban en primer plano estas resistencias, y los pedidos para que paremos con la identidad piquetera. Pero la representación consistió en contar que los pibes iban a la escuela y la maestra les preguntaba por qué faltó fulanito, y el otro, y el otro... Entonces, se representaba por qué habían faltado: uno porquese le había inundado la casa, el otro porque tenía que ir a laburar y no podía... y terminaban todos yendo a luchar, gritando "¡piqueteros carajo!". Y estas cosas no fueron programadas, fueron ellos los que las pensaron. La misma semana del 26 de junio de 2002, un grupo hizo larepresentación de la represión en el Puente Pueyrredón. Uno hizo de Darío y otro de Maxi. Fue impresionante como salió de ellos, cómo fueron representando lo que fueron viviendo.
- ¿Cuántos chicos hay en la murga?
- Cerca de veinte. Pero varía, porque hubo épocas en que eran menos y para una presentación son más. Hay un grupo que se mantiene y otros que van y vienen.- Hubo una familia que se fue a vivir a Paraguay, y eso implicó un cambio. Porque era una familia que estaba desde el principio, desde el inicio de la murga, participando bastante. Estaban todo el día acá, entonces nucleaban. Sus chicos fueron unos de los que hicieron la propuesta de tener un espacio propio.- Nosotros nos propusimos trabajar los temas del movimiento, y ver cómo se relacionaban con el mundo de los pibes. Yo creo que los logros los vimos más en los chiquitos, y los grandes nos confundieron más al encontrarnos con el boicot que nos hicieron. Por ejemplo, había un chiquito que al principio no hablaba porque había tenido una experiencia muy traumática de muy pibe. Acá empezó hablar, y fue impresionante que pudiera comunicarse con nosotros, que pudiera vincularse con los pibes. Corporalmente también era muy cerrado, así que fue bárbaro ver cómo se desenvolvía.- Lo otro que percibimos en los mas chicos es hasta qué punto se trata de un espacio de ellos, con sus códigos y sus tiempos. Es muy importante para ellos tener un espacio donde se relacionan de una manera muy auténtica, y en el que se ayudan en este progreso. Las actividades van variando y los ejes fueron siempre subordinados a lo que fuera estimulándolos: estimular la imaginación, con información sobre lo que conocen y sobre lo que no conocen, sobre lo que imaginan, etcétera.
-¿Ustedes separan los talleres por edades?
- Sí, hay de 3 a 7 años y de 8 a 13. Cada grupo tiene taller dos días a la semana, más el de murga donde están todos. La murga se junta tres veces por semana.
- El problema con los más grandes es que tienen más historia, y sufren otras cosas de sí mismos y de esta historia. Pero algo que siempre tomamos muy en cuenta es que no dejaban de venir al taller. Ese nos parecía un testimonio muy claro de que, a pesar del boicot, en el fondo sostenían el taller. Se jugaban con esto, para ver hasta donde sí y hasta dónde no. Ycada cosa suponía un esfuerzo mayor: por ejemplo con el horario. Son acuerdos que se hacen en el mismo taller pero que no siempre se respetan.- Desde un principio establecimos acuerdos, porque eran momentos de violencia. Ellos se posicionaban en un lugar y nos dejaban a nosotros en otro. Inclusive, al inicio hicimos el análisis de que esa distancia tenía que ver con el hecho de que éramos casi todas mujeres, y como había muchos pibes de 14 años, a veces nos trataban de una manera que no daba.- Cuando la cosa no andaba bien, por ahí nos amenazaban diciendo: "¡no vengo más!". Pero seguían viniendo, y eso era todo un índice para nosotros.- Había mucho de manipulación. Porque a nosotros nos preocupaba. Pero cuando vimos que seguían viniendo, les empezamos a contestar: "y bueno, si no querés no vengas".
- Una sorpresa que nos llevamos en el taller de murga, fue el día que nos dimos cuenta de que la percusión ya estaba en los pibes, casi sin que nos diéramos cuenta. Al toque sacaron los ritmos, los tiempos, etc. Es difícil, y a la vez apasionante. Por ejemplo, en febrero de este año– cuando retomamos, porque durante todo enero no vinimos – nos pusimos a armar una presentación, y hubo momentos de bajón en el que decíamos: "pero al final estamos peor que el año pasado". Y de repente vino un boom y empezó a aflorar todo lo que se había laburado. Nos dimos cuenta de cómo los pibes estaban con la percusión, y de que nada era más imprescindible para ellos. Nos encontramos de repente con un fuerte impulso entrenosotros, palpábamos que la cosa iba. Mi impresión es que todo sube y baja todo el tiempo, y que es difícil lograr cosas constantes.- Sin embargo, es muy poco el tiempo que hemos estado laburando. Sobre todo porque primero tuvimos que generar el espacio, y lograr que existiera. Y eso lleva tiempo, porque al principio dependía mucho de cada chico, pues si alguno se iba se te podía caer el espacio.
- Creo que aprendimos que es posible exigirle a los pibes, pero que hay que tener muy en cuenta la edad. En la murga, por ejemplo, nos angustiaba no poder generar el clima de asamblea para charlar cosas que teníamos ganas de conversar con ellos, porque como estaban todos juntos se hacía imposible generar ese clima. Y es que los más chiquitos necesitan otro tipo de atención. Hay cosas que se hacen largas discutiéndolas aunque laquieras hacer cortita, y si se embolan se van.- Ahora seguimos haciendo asambleas, pero los que quieran hacen una actividad paralela. Es decir, armamos un espacio para ellos, un espacio libre para el juego, independientemente de nosotros. Y esto permitió que vuelvan a los ensayos de la murga. Y que a veces se sumen en el momento de la asamblea.
- ¿Ustedes hacen asambleas en rondas?
- Nosotros teníamos una idea de asamblea, pero las rondas aparecieron como iniciativa de ellos mismos. Se juntaban y se ponían a charlar, a contarles a los chicos que habían faltado la vez anterior lo que habían hecho. Se generaba la ronda desde ellos mismos.- Mi sensación es que nosotros aprendimos a relajarnos un poco, y a darnos cuenta de que no todos tenían que estar haciendo esa actividad que se pedía en el mismo momento, como por ahí es en la escuela. Yo a veces tenía una impresión parecida a la que siento en la escuela donde trabajo: que no podía haber tanto desorden, no podía haber un chico por acá y otro porallá, me ponía nerviosa. Pero empezamos a ver que lo importante era que se generara determinado silencio para charlar un tema, y que estaba bien que salieran de la ronda los que estaban en otra cosa, porque realmente no podían concentrarse en ese momento.
- Aprendimos a no fijarnos tanto en la planificación, a no frustrarnos tanto cuando algo no sale. Recuerdo que para una presentación habíamos construido un personaje que metía determinados temas, y ellos cuando lo vieron nos dijeron que era cualquier cosa, que no les interesaba. Lo modificaron y empezó a salir una propuesta a partir de ellos mismos. Esedía yo me sentí re feliz, a pesar de que lo que planifiqué no sirvió para nada.
- En los talleres del año pasado nos encontramos con nuestras propias rigideces. Y creo que tenía que ver con que teníamos demasiada confianza en la planificación: a veces nos pasábamos doce horas de un sábado planificando. Entonces, ¿cómo no íbamos a trabajar exactamente con el material que nosotros habíamos preparado?- Resulta también que nosotros pensábamos que lo que hacíamos era como una "capacitación", y entonces había que dar "algo". Finalmente, la planificación sirvió para poner entre nosotros objetivos en común de los talleres, para entrar más en confianza y conocernos, porque el equipo estaba en formación.¿Y los chicos van a la escuela?
- Hay una chica que dejó la escuela, que tiene problemas en general con todas las actividades que hace. Después hay otro nene que va y viene, y que la última vez que hablamos, dijo que había dejado la escuela. El resto, creo que sí.- ¿Y con los padres, cómo es la relación?
- Fue muy fuerte la evaluación que hicimos a fin de año. Y es que cuando pensamos por qué trabajar con los chicos en el MTD, sin dudas contábamos con la experiencia que venían haciendo los adultos. Inconscientemente pensamos que iba a haber un vínculo más cercano y más fluido, y que íbamos a encontrar menos resistencia por parte de los adultos del movimiento de las que podíamos esperar de otros padres. Pero la experiencia nos enseña otra cosa, porque también en el MTD los adultos están viviendo un montón de cosas, también están haciendo un aprendizaje que está en edad temprana.
- Es una necesidad que los padres se acerquen más y vean qué están haciendo los pibes. Pero la verdad es que por ahora eso no se ha dado.- Una vez hicimos una presentación en la plaza y no fue ningún padre. Incluso los padres que participan del MTD, o que viven a solo tres cuadras no vienen a ver a los chicos.
- Quizás hay una idea de que el espacio de los chicos es de ellos, que todo lo que sea aprendizaje es de los pibes y los padres no pueden venir a meterse, no pueden participar. Como que el espacio de aprendizaje es de ellos y yo tengo mis otros espacios: no se concibe tener un espacio compartido de aprendizaje.
- Pero lo que más nos duele es que a veces los padres, como castigo, les prohiben a los chicos venir a la murga o al taller. Esto a nosotros nos generó mucha bronca. Sentíamos necesidad de que se acercaran porque estaban perjudicando a los pibes, y se veía muy claro que no tenían ni idea de lo que estaban haciendo los pibes acá.¿Ustedes sienten que los pibes tratan de transmitir a los padres lo que hacen acá, o hay un diálogo trunco ahí?
- No sé. De alguna manera se lo transmiten, pero no es fácil percibirlo.
- También es cierto que a nosotros nos superan los tiempos, y no hemos podido organizar una buena reunión de padres. Además, a mí lo que me pasaba personalmente es que no me veía en esa situación de reunión de padres. Sentía una imposibilidad de explicar lo que estamos haciendo, porque es difícil explicarlo. Incluso, en una asamblea donde pensaba hablar sobre el taller, terminé callándome, aunque tenía en un papel un proyecto escrito. No sé, quizás es un rollo mío, pero yo no pude leer ese proyecto en la asamblea, porque sentí que no estaba el espacio para leerlo y que los demás escuchen. Me parece que hay que pensar, en este caso, una manera de comunicar diferente.
- Yo creo que algunos padres se implican bien. Hay padres que están permanentemente acompañando. Pero me parece que hay otros padres que conservan todavía una imagen de la familia en la que existe una dominación del papá hacia los hijos. Por otro lado, hay una fragmentación muy grande que provocan ciertas crisis. Por lo que ustedes cuentan, el espacio es un espacio de mucha creación, de mucha creatividad puesta en juego y de muchalibertad también. Y lo que yo me pregunto es hasta qué grado los padres de los chicos están entendiendo esta situación. Es decir, hasta qué punto viven una situación similar. ¿Cómo relacionar eso? Es cierto que tal vez una convocatoria no funcione, porque está en juego una cuestión de tipo subjetivo.
- Hubo una experiencia con los adultos que nos sorprendió. Fue en el campamento del año pasado. Resulta que vinieron mucho más adultos acompañantes de lo que esperábamos, y nos dio un poco de miedo, porque pensamos que se podrían reproducir los conflictos que se veían en la asamblea del movimiento. Pero fue buenísimo, porque ellos se ocuparon de toda una parte del campamento, y nosotros nos pudimos dedicar mucho más a las actividades con los chicos. Hubo también una discusión con el tema de los límites. Por ejemplo, nos encontrábamos con chicos que nos decían que le peguemos a otros cuando no hacían caso. Claro, había dos formas distintas de poner límites, y entraban en contradicción.
- En el campamento se dio algo muy lindo. Fue el hecho de estar en un lugar muy tranquilo, con río, donde ellos se sentían muy libres y no teníamos que estar marcándolos todo el tiempo. No hubo casi conflicto, y sentimos reflejado el vínculo que habíamos trabajado todo el año. Hubo mucho acercamiento, y una gran confianza hacia nosotros.
- La libertad era que no había obligación de actividades. Hay un taller: el que quiere se acerca, el que no quiere no se acerca.
- ¿Conversan acá historias de los chicos en la escuela?- Una vez surgió el tema de la escuela. Fue cuando trabajamos sobre los derechos... cuando tuvieron que representar a la maestra de la escuela, la hicieron gritona, un verdadero ogro, que al final les decía: "¡Vamos a la marcha!". Era una represora de izquierda.- Hicimos varias representaciones de la escuela y siempre surgían cosas así. Una vez apareció la directora, y era la representación de la ley. Y lo que más me llamó la atención es que ellos hacían un papel, y lo que hacían no lo veían ni mal ni bien: es que la escuela, y la maestra, es eso para ellos. La directora que hay en la escuela de acá, a la que van la mayoría de los chicos, es efectivamente una gritona. Otra cosa que me acuerdo era cuando alguno no hacía caso, le decían: "yo soy la directora, me tenés que hacer caso".
- Sí, todo el tiempo aparecía en una relación de enemigo. La maestra, la directora, eran los enemigos de los pibes. La situación era que ellos todo el tiempo boicoteaban y hacían quilombo y las minas reprimían.
- Pero la otra forma en que aparece la escuela, esta vez más a través de los padres, es como "la prioridad". Como algo con lo que tienen que cumplir y que, por lo general, para la mayoría de los chicos es una traba, porque siempre alguno tiene algún problema con la tarea, y le imposibilitan hacer lo que quieren. De hecho, al principio la demanda hacia nosotros era quehiciéramos apoyo escolar y guardería. Eso era lo que los adultos necesitaban. Pero nosotros no quisimos.
- Al principio los chicos venían con la mochila de la escuela al taller. Pero no se iban con la tarea hecha. Y uno de los argumentos para no traerlos es que tienen que hacer la tarea. La escuela está planteada como algo que está antes, como un deber.
- En realidad, nosotros quisimos hacer apoyo escolar, pero buscábamos trabajar los contenidos de otra manera que como los tratan en la escuela. Pero no nos dio el cuero para imaginar modos de acercarnos al conocimiento a partir del disfrute. Entonces, como no pudimos darlo de otra manera, dijimos no al apoyo escolar.
- Yo soy mamá de una de las chicas que integra el taller, y me ha hecho muy bien haberlos escuchado. Porque si bien soy parte del MTD, nunca participé del taller, y nunca los escuché hablar de lo que hacen. Me he dado cuenta que soy una mamá también muy atravesada por esto del autoritarismo, y hay veces que como castigo no la dejo venir acá a mi hija. ¿No hiciste la tarea? o ¿te portaste mal? Bueno, no vas a la murga. En realidad, más que un castigo le estoy creando un sufrimiento.
- Incluso muchas veces los chicos no vienen a decir que están castigados, sino que muchas veces se callan, no sé si por vergüenza o por qué. Incluso se bancan el reproche de por qué no vinieron a ensayar.
- Quizás se pueda pensar más el problema de la dificultad que hay para comprender y transmitir esta experiencia…
- Sí, esta charla nunca se había dado, y que se dé con todos los papás y las mamás creo que sería bueno. Creo que a partir de allí va a ver mayor participación de los padres, incluso que ellos tomen a la murga como un lugar de pertenencia.
- El problema es que en los diferentes intentos de hacer reunión de padres no venía nadie, venían dos o tres, y finalmente no teníamos un ámbito donde contar lo que estábamos haciendo. Ahora estamos buscando un ámbito distinto, porque la reunión de padres se vincula mucho al imaginario de la escuela, la "maestrita". Muchos se resisten a la reunión de padres.- Varias veces en asambleas del movimiento leímos el proyecto, donde están explicitados los objetivos, pero era todo muy abstracto. Porque una cosa es contar algo y otra compartirlo. Tal vez se pueda proponer un modo de taller, una asamblea o en los espacios de educación popular, reflexionar sobre esto con los padres. ¿Cómo ir encontrando un lenguaje común paratrabajar con los chicos? Por ejemplo, en la murga se construyen "acuerdos" que tienen que ver con el tiempo y el espacio: ¿qué pasa con los papás que no permiten que los chicos vengan? Reflexionar entre todos sobre esto. Porque ahora me doy cuenta que hay muchos castigos y muchas responsabilidades que se le cargan a los chicos.
- A mí me costó un montón participar del espacio del taller. Porque yo como mamá venia un rato y nada mas, "venía como mamá".
- Otra cosa: en el área de salud se hacen talleres sobre violencia familiar, y yo no sé si se tratan estos temas. Porque, ¿que más violencia que esta, no? ¿Cómo articular lo que se hace en salud con el taller de murga y la experiencia de los padres? Esa sería un poco la cuestión.Porque la violencia es tratada cuando los padres le pegan a los pibes, pero ¿y este tipo de violencia que se ejerce sobre ellos?
- Uno de los temas que encontramos como límite el año pasado es precisamente el de la violencia que traían los pibes por dentro. En los más chicos de una manera y en los grandes de otra. Pero en todos se ve. Había casos que eran realmente terribles. Porque tampoco les hacía bien que les pongamos límites. No registraban para nada. El progreso fue realmente muy grande. Ahora hay normas de integración, diálogo, acuerdos mínimos de convivencia, hablar de los que les pasa…
- Yo creo que uno de los problemas es que los pibes no están acostumbrados al trato que les damos acá, y eso chocaba. Que de repente les hablemos sin gritar, sin pegar. Al principio se tiraban piedras, se escupían. Ahora sienten que podemos hablar, que los escuchamos, que pueden decir lo que les pasa. Hoy discutí con un padre que no quería dejar al chico en el taller porque se había portado mal. Yo le dije "no te lo lleves porque ya esta acá" y se lo llevó. A los cinco minutos el pibe estaba acá, así que se ve que algo le quedó de lo que hablamos.Algo de eso pasó con el "polaco". El "polaquito" empezó a ir a jardín y la maestra le preguntó si hacía otra actividad porque lo veía muy estimulado. Cuando le comentó que venia al taller de murga y al resto de los talleres, la maestra le dijo que la estimulación tenía que ver con eso. A partir de ahí, el polaco pudo entender lo que significaba el taller.
Esta entrevista tuvo lugar el 3 de abril de 2003. Por entonces no sabíamos que se trataba del primer encuentro de lo que luego se convertiría en el "Taller del maestro ignorante". De la entrevista participaron varios de los coordinadores de este espacio, donde funciona una murga y se realizan distintas actividades infantiles, y dos madres.
La Toma contada por Sofia. La murga y su terreno.
Hace cinco años estuvimos tocando y bailando, jugando y cantando por todo el barrio.
Todos los viernes nos juntábamos y nos juntamos para divertirnos. Hasta habían veces que nos juntábamos con otras murgas, por ejemplo Los Monchos, que ellos también se juntan. Pero ellos se juntan en su barrio y todos los sábados.
Pero nuestra dificultad siempre fue tener un terreno, hasta que un día Chaki, Flor y Nacho estuvieron desde la tarde hasta las 11 de la noche y consiguieron.
Pero de ahí salio otra dificultad porque hay que quedarse todos los días a cuidarlo hasta poder saber si el terreno es de la murga o no.
Lo bueno fue que decidimos turnarnos y los chicos por suerte están siempre para acompañarnos.
Todavía no sabemos, pero la frase nuestra es “LA LUCHA Y LA ALEGRIA VAN DE LA MANO” que significa que vamos a luchar por lo que queremos pero no solos, con todos los vecinos.
Y yo pienso que hoy es un día para recordar y que estemos los vecinos y la murga Puertas Abiertas juntos.
La Toma contada por Mercedes (alias Puni)
Lo que pasa en la murga
En nuestro terreno nosotros jugamos, bailamos cuando hay murga los viernes, y cuando vienen algunas veces los Monchos. Nos cuentan que pasa en su plaza y nos dicen como anda su terreno.
Hoy nos ayudaron a hacer el baño y les dijimos muchas gracias y en nuestro terreno cuando no hay murga venimos a ayudar o a jugar.
Y cadavez se han juntado mas chicos y Nacho se vuelve loco cuando hacemos la ronda, va, todos se vuelven locos.
Y espero que con el juez no nos saquen el terreno.
Venga a divertirse a MURGA PUERTAS ABIERTAS
INDIFERENCIA Y DESALOJO SON LAS ÚNICAS RESPUESTAS
Si no hay viviendas... hay tomas
Toma en Esteban Echeverría
Nuevos procesos de toma de tierras iniciados en las últimas semanas en el sur del conurbano bonaerense atestiguan la intacta permanencia de una crisis habitacional que, ninguneada porfuncionarios y descartada de la agenda mediática, se consolida como muestra clara de la continuidad de la exclusión. La toma que llevaron a cabo más de 600 familias en la localidad 9 de Abril, partido de Esteban Echeverría, desalojadas en la madrugada del lunes, y la que realizan unas 150 familias en Longchamps (Almirante Brown) se cruzan en varios puntos: un comienzo cargado de espontaneidad, terrenos abandonados hace décadas y el total desentendimiento de dos de los nuevos municipios “progresistas”. Un nuevo desalojo, y van...Otra vez la madrugada fue el momento elegido para el desalojo. Esa terminó siendo, este lunes, la respuesta para las cerca de 600 familias que ocupaban un enorme predio de 60 hectáreas abandonado hace más de 30 años a orillas de los barrios Zaizar y San Agustín, en Esteban Echeverría. El fiscal que impulsó la expulsión es Nicolás Viturri, por intermedio del Juzgado de Garantías Nº2 de Lomas de Zamora. Viturri había recibido el viernes a los abogados de Correpi Sur, que acompañan a los vecinos, quienes le habían notificado que el lunes presentarían el pedido de la Ley de Expropiación. Por lo visto, lo primero que hizo el fiscal ante esto fue telefonear a la Comisaría 3ª del distrito y agilizar el desalojo.
Esto demuestra cómo el odio de clase juega fuerte -comenta Sergio Smietniansky, de Correpi Sur-. La Constitución nacional y provincial establece el derecho a una vivienda digna; incluso dentro de los marcos legales vigentes se puede aplicar mediante la Ley de Expropiación, pero está claro que en estos casos no hay voluntad política.
Todo había comenzado una semana atrás. “Cansados de ver ese predio vacío y de esperar soluciones que nunca llegan para la urgente necesidad de vivienda que sufrimos, “decidimos ocupar este descampado que nunca se había utilizado” informaban los vecinos el domingo 20. Con dos asambleas diarias, delegados por manzana y trazado de calles, soportando el frío y las lluvias, la toma había crecido en organización.
Así comenzaron a golpear puertas para exigir una solución. Que no encontraron en la intendencia de Esteban Echeverría, a donde marcharon el miércoles 23: la única opción que les propuso Marcelo Ferreccio, subsecretario de Tierra y Vivienda, fue incluir a 100 de las familias en el listado de espera del Plan Federal de Viviendas. Un listado que tiene unas 7.000 familias anotadas y del que sólo se entregaron 480 viviendas en 4 años. La asamblea obviamente la rechazó, ratificando que la solución debía ser para todos. Desde diciembrepasado, el Municipio está a cargo de Fernando Gray, quien se presenta ante lasorganizaciones como un fiel exponente del progresismo K.
Tampoco tuvieron mejor suerte en su visita a la Subsecretaría de Tierras para el Hábitat Social de la provincia. Su director, Pablo Gualchi, eludió brindar soluciones con los argumentos de que las tierras ocupadas pertenecen a privados y que, si bien cuentan con fondos, “no hay tierras fiscales disponibles”, A pesar del desalojo, las familias siguen organizadas, realizando asambleas y ollas populares, y evaluando iniciativas para seguir luchando por una vivienda digna. En Alte. Brown, algunos son menos iguales que otros También de forma espontánea, comenzó el lunes 14 de julio una toma de tierras en el barrio Villa París, localidad de Longchamps. Durante los días siguientes, fueron sumándose vecinos necesitados de un techo y hoy unas 150 familias siguen resistiendo en este predio en desuso que se recuesta sobre las vías del ferrocarril en el límite con Glew.Toma en Longchamps, partido de Alte. Brown
>Varias reuniones mantuvieron con funcionarios del Municipio de Almirante Brown, todas poco fructíferas. En la primera, un secretario del intendente les informó que había un pedido de desalojo, pero no quiso brindar información sobre la causa ni sobre el supuesto propietario. También mostró nulo interés la Directora General de Tierras, Vanina Ledesma, quien además les negó cualquier ayuda alimenticia: “eso sería avalar una toma”, se excusó.
La última cita en la intendencia fue con Roberto Cristófano, quien lo único que atinó a prometer es que el desalojo no sea violento. Como metáfora del doble discurso kirchnerista, la subsecretaría que dirige Cristófano es la de Derechos Humanos e Igualdad de Oportunidades... El intendente es Darío Giustozzi, también exponente de la renovación K en los municipios del conurbano.
Más allá de la indiferencia oficial, las familias apuestan a poder ganar las tierras. Ya lograron unificar la asamblea de las cinco manzanas, muchos levantaron casas con madera y chapas y comenzó a funcionar un centro cultural con talleres de cumbia, escritura y la murga “Puertas abiertas” que ya tiene cinco años de vida en el barrio.
http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/a/2008/07/30/p3852?printme=1&skin=print
http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/a/2008/11/11/p4130?printme=1&skin=print
http://www.lahaine.org/index.php?p=6443
http://www.agenciawalsh.org/index.php/a/2008/11/11/p2603
[v] Intercambio en el grupo Dale Murga: http://ar.groups.yahoo.com/%20group/dalemurga/
[vi] En referencia a Jacques Ranciere. Sobre El Maestro Ignorante consultar la Sección Archivos del grupo Dale Murga.
Fuente de todas las imágenes y más sobre Puertas Abiertas en:
http://lamurgadelzanjon.wordpress.com/
http://www.fotolog.com/lamurgadelzanjon
1 comentario:
hola! gracias por firmar en el blog. Muy, muy interesante lo de la murga en el MTD. Que dificiles son las contruccionmes colectivas...y que necesarias!
un abrazo
diego
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