martes, agosto 12, 2008


“…Si estos tiempos son de queja, de yugo y mala sangre
Le pido se fije y ande tratando de no olvidar;
Una de cal y una de arena, penas, murga y carnaval…”


La murga contemporánea como agente de la (re)construcción de la identidad


Por Pupita La Mocuda



Luego de la debacle que significara para los derechos civiles la década de los años setenta, en el decenio siguiente la Argentina registra un proceso de reactualización de los derechos políticos a partir de la transición a la democracia. Sin embargo, esto trae aparejado el debilitamiento del aspecto colectivo y comunitario – la sociedad no puede representarse como un todo diluyéndose la idea de lo común – que en la década de 1990 tendrá como corolario la destrucción de los derechos sociales. No únicamente aumentan la desigualdad y la pobreza sino que se hará más intensa la polarización social.
Tanto a nivel nacional como planetario - aunque al caso argentino deben sumársele los devastadores efectos del terrorismo de estado - los procesos de desregulación económica producen una fuerte dinámica descolectivizadora, que significan para numerosos individuos y grupos sociales la entrada en la precariedad, si no la pérdida de los soportes sociales y materiales que durante décadas habían configurado las identidades sociales. Se abre una fase en la que las inequidades s se multiplican y las seguridades se dislocan. Se evidencian claramente el deterioro, la descomposición y el desencantamiento de los magmas de sentido colectivo. Algunas visiones van a enfatizar la cuestión de la desafiliación, la anomia y la ruptura de marcos integradores como causantes de déficits identitarios y graves fracturas sociales.
Al estallido de las identidades construidas en torno al trabajo, el partido político y la nacionalidad debe adosársele la configuración de nuevas pertenencias por parte de los movimientos sociales, tanto en la elección del marco de referencia como de las institucionalidades y tipos de ciudadanía que generan. La globalización y el auge de la multiculturalidad – o la interculturalidad – van a desplazar las construcciones identitarias de sus anclajes y van a reemplazarlas por pertenencias heterogéneas y autónomas. Estas características impactarán en las instituciones y organizaciones sociales a partir de una demanda por mayor horizontalidad, menor burocracia y democratización, que se combinan con el peso que adquieren las nuevas subjetividades.
Ante este panorama las murgas argentinas contemporáneas - conglomerados de tipo artístico pero que desde la perspectiva que analiza su estructura y organización constituyen nucleamientos humanos productores de sentido e identidad a partir de prácticas sociales compartidas y la recuperación de saberes vinculados al pasado artístico barrial o ciudadano - constituirán pequeños pero sólidos oasis en los cuales (re)crear y afianzar lazos, reconstruir relaciones interpersonales dañadas hasta lo indecible, regenerar entre las personas condiciones de confianza y solidaridad perdidas y prolongarlas en el tiempo. Sólo si un alguien puede percibir su consistencia y su continuidad tendrá capacidad para construir su propio guión de la realidad social y construir su futuro.




Reportaje ciberepistolar a Martín "Rulo" Merlino,
uno de los directores y fundadores del Centro Murga Pasión Quemera de Parque Patricios
Por Pupita La Mocuda

- El nacimiento de Pasión Quemera se produce a mediados de la década de los noventa, ¿no es cierto, Martín? ¿Cuál es la configuración particular que permite ese nacimiento? ¿Vos fuiste protagonista de su gestación? Recuerdo una actuación de fin de año en la sala teatral del Centro Cultural Ricardo Rojas en la que ustedes participaron. Pero, a su vez, Pasión Quemera tiene una impronta barrial fuerte que es muy interesante explorar.
- Si, es así. Exactamente en junio de 1994 comenzamos a formar lo que es hoy Pasión Quemera. Pero, en ese momento, la idea era armar algo novedoso para la tradicional fiesta de Año Nuevo que aún hoy seguimos organizando en la intersección de las calles Elía y Grito de Asencio en Parque Patricios sur casi al límite con el hermano barrio de Pompeya. Hasta ese entonces con un grupo de amigos, amigas y vecinos veníamos armando esta fiesta desde mediados de los ochenta. En los últimos años, además de la Quema del Muñeco que representaba al año que se iba y del posterior baile popular, comenzamos a incluir algunos números humorísticos musicales donde nos disfrazábamos parodiando a determinados grupos. Fue así que recuerdo haberme disfrazado (aunque algunos no lo puedan creer dado mi supuesto perfil de persona seria, ja ja) de indígena, de escocés, de bailarina de cumbia , de bailarín de ballet, siendo esto, quizás, un antecedente carnavalero a la etapa murguera dado que mi contacto previo con lo murguero y con el carnaval lo recuerdo como espectador de algunas murgas y comparsas en Avenida de Mayo y en la localidad bonaerense de Benavídez, donde vivían mis abuelos, y de los juegos con agua en mi barrio. Luego, el 1º de enero de 1995, llegó la murga. En este caso, aunque iba a ser sólo por esa vez, lo tomamos muy seriamente y estuvimos ensayando los seis meses previos a esa fecha. Principalmente lo que gestó a la murga fue un fuerte sentido de pertenencia al barrio y lazos de amistad y de mucha unión con amigos y amigas que nos conocíamos desde chicos aunque también participaron más desde afuera otra gente que no era de allí que también estuvo en ese debut de la murga. Nuestra idea fue la de llevar un pedazo de nuestro barrio y de nuestras vivencias dentro de él a muchos otros barrios y lugares a veces diferentes y a veces parecidos al nuestro. - Aun cuando Pasión Quemera no se vincule directamente con el Club Huracán, el nombre y los colores remiten a él. ¿Cuáles son las implicancias de esta relación si es que puede decirse que hay alguna? ¿Tiene que ver con el fútbol en sí, con el barrio, con una inspiración del momento o con alguna otra cosa? -Por supuesto que es innegable que el nombre y más que nada los colores remiten al Club Atlético Huracán. No se puede omitir que el Globo
[i] es el símbolo y mayor representante del barrio de Parque Patricios[ii] pero cuando se fundó la murga la elección surgió casi naturalmente aunque siempre aclaramos que lo de “quemeros” se lo debemos al antiguo nombre con que era conocida esta zona de la ciudad, “el barrio de la quema” por la quema de basuras que existía en donde se instaló el actual estadio de Huracán y no sólo por el apodo que tenemos los hinchas de este club. Sabíamos de la implicancia de ese nombre y de los colores pero también sabíamos que lo que queríamos y seguimos queriendo con la murga es totalmente diferente a lo que habitualmente se asocia con lo futbolístico, como lo es la violencia, la división, la búsqueda de un enemigo y podemos decir que al vernos bailar y cantar nuestras canciones, oír nuestras letras y nuestra propuesta estas confusiones desaparecen inmediatamente. Por lo menos eso es lo que comprobamos a lo largo de estos casi catorce años de vida en los que no hemos tenido ni un solo incidente relacionado con ese aspecto. No obstante, algunas veces participamos de eventos realizados por el club y hasta bailamos dentro del estadio en algunos partidos, es que indudablemente somos muchos los hinchas del club dentro de la murga y el sentimiento siempre tira, generalmente lo discutimos bastante porque siempre queremos cuidar que nuestra imagen no quede pegada a la de ser “la murga de Huracán” como sí ocurre en otras instituciones que sostienen y apoyan a sus propias murgas. Nosotros somos absolutamente independientes pero no estamos ajenos a las fiestas populares del barrio en las que Huracán está muchas veces presente. También somos conscientes de que para mucha gente del barrio e hincha del club constituimos un referente importante y muchas veces se mezclan las cosas pero siempre tratamos de aclararlo.
- Igualmente – y esto es una opinión personal y, como tal, debatible – hay préstamos importantes en cuanto a una cierta estética compartida entre murga e hinchada (por ponerle un nombre al fenómeno extra-deportivo que rodea muchas veces al juego mismo). ¿Estás de acuerdo con esto? Sobre todo en estos últimos tiempos, hay una modalidad murguera en crecimiento en la Argentina y que se vincula de forma directa al fútbol, del estilo de los pioneros en esto, la murga de Vélez Sarsfield. He estado viendo por internet, por ejemplo, en las parcialidades de equipos mexicanos, lo que allí denominan “murga de cancha”, un fenómeno muy particular que incluye, increíblemente, el bombo con platillo porteño.
- Si, es verdad, Pupita. La estética en los dos ámbitos es muy parecida sobre todo en los últimos años cuando el bombo pudo retornar a los estadios de fútbol luego de mucho tiempo de estar proscripta su presencia en las hinchadas por considerarlo un elemento peligroso. Se decía que dentro del bombo se guardaban armas o drogas. Mucho tuvo que ver, para mi, la aparición masiva de las murgas y su aceptación en todos los barrios y las hinchadas, en las cuales también hay murgueros, retomaron este instrumento que le da un clima más festivo a las tribunas, junto con las sombrillas y las banderas. También a través de la televisación del fútbol argentino a otros países, primero nos copiaron las canciones y luego toda la disposición de las hinchadas en las tribunas, con su ubicación central, las posturas clásicas en el para-avalancha y la utilización del bombo con platillo porteño en algunos casos y de otros instrumentos percusivos similares en otros.