viernes, noviembre 08, 2013


“Perreo, reggaetón y la libertad de las mujeres” 
por Nahomi Galindo Malavé
De Poder, Cuerpo y Género


Publicado en Periódico Diagonal
5 de octubre de 2012

Recientemente, el cantante Daddy Yankee expresó que “el reggaetón no denigra a las mujeres”, y que “quizá mucha gente quiera abundar en el asunto y convierte todo esto en una polémica de más allá”. Ciertamente hay muchas mujeres que disfrutan del reggaetón. Ahora bien, quienes queremos profundizar en las complejidades del reggaetón no estamos creando “polémicas de más allá”, sólo nos negamos a asumir pasivamente las relaciones de poder que existen en la sociedad.

Tal y como ha indicado la socióloga Raquel Z. Rivera, el reggaetón surge en los ‘90. El baile de este género musical, conocido como perreo, es una performance de ritmo sexual. Aunque el baile puede ser en grupo o entre parejas del mismo sexo, la visibilidad del perreo en los medios masivos de comunicación se presenta mayormente de forma heteronormativa. Hasta el momento, en el reggaetón las mujeres han tenido un segundo plano como voces secundarias o bailarinas. Afortunadamente existen excepciones.



“Somos raperos pero no delincuentes”, cantó en 1994 Ivy Queen. Quizá como respuesta a la campaña de criminalización que se realizó en Puerto Rico cuando el gobierno tuvo una campaña de “mano dura” contra el crimen. En 1995, la Policía confiscó cassettes y CD de tiendas en San Juan, citando a los dueños al tribunal por vender material “obsceno”.

Esto motivó que múltiples sectores, incluyendo feministas, se preguntaran si el underground constituía “¿una nueva alternativa o pornografía?”. La psicóloga social Liliana García recomendó escuchar “con oídos de mujer” para poder discernir elementos de posible resistencia. Es posible identificar tanto factores de convergencia como de solidaridad en eso de escuchar con “oídos de mujer”, pues hay hombres solidarios y críticos que escuchan con tales oídos siendo críticos de la misoginia que ha existido y que existe, en el reggaetón o en cualquier expresión de la cultura.

En 2002, la abogada feminista Esther Vicente defendió el reggaetón. La feminista elaboró una elocuente respuesta a dichos argumentos, preguntando: “¿Libertad de expresión, para quién?” y señalando que la genuina libertad de expresión exige igualdad y dignidad para todos y todas. Desde esta perspectiva, podemos notar que, además y a pesar de las instancias de misoginia que han sido identificadas en las letras y en la cultura del reggaetón, el tema de la libertad sexual de las mujeres también está implícito en los versos de varias canciones. Por ejemplo, una canción del dúo Ñejo y Dalmata, de 2006, celebra la libertad sexual y la independencia de la mujer cuando describe: “No quiere novio, quiere vacilar na’ má”. Cuando sale a perrear una mujer puede estar buscando “divertirse” sexualmente o no. Puede que no quiera un novio celoso que no le permita bailar con otros hombres, como puede que “no quiere a nadie que le esté diciendo ná”, y punto.

La participación de la mujer en el deseo sexual, no meramente como ente pasivo, sino como coprotagonista, puede constatarse también en varias canciones recientes. En las canciones del dúo JKing y Maximan, la voz masculina utiliza el ritmo denbow como recurso para incitar el deseo de la mujer y conspirar con ella para “portarse mal”: “Ai mami dale denbow pa ’que la nota le suba y la calentura la ponga bien uva, pa que bien segura mueva la cintura y pa’ lo oscurito hacer travesuras”. En un dúo entre Don Omar y Natti Natasha, se da un diálogo erótico entre la voz masculina y la femenina, en el cual esta última participa diciendo: “Son tus besos que me excitan, son tus movimientos, al sentirte cerca pienso cuanto te deseo”.

La importancia de la libertad sexual de las mujeres y la libertad de elegir de las mujeres ya había sido establecida en los inicios del género por Ivy Queen, quien canta: “Yo quiero bailar. Tú quieres sudar. Y pegarte a mí; el cuerpo rozar. Yo te digo que sí, tú me puedes provocar. Eso no quiere decir, que pa’ la cama voy”. Este verso afirma el derecho de la hablante a participar y disfrutar del perreo, con todo su potencial erótico, siendo explícita en que ello no necesariamente la hace sexualmente disponible a la pareja o grupo específico con quien está bailando. A la luz de los versos expuestos se visibiliza y se valoriza la participación activa en la sexualidad, y la libertad de las mujeres, donde queda abierta la posibilidad de seducir, de ser seducidas, de poder elegir en cualquier contexto.

Reflexiones finales

Las acciones legales de 1995 en contra del underground no lograron eliminar el género musical, sino que éste se transformó paulatinamente en el reggaetón. Luego, tal como ha indicado Raquel Z. Rivera, hubo otras fusiones con la bomba, bachata o el tecno. Después del debate público, el género musical entró en un terreno de significados e identidades, los cuales directa e indirectamente moldearon su trayectoria futura.

Aunque siguen existiendo canciones misóginas en el reggaetón, éstas son parte de una gama amplia y a menudo contradictoria de temas, que incluyen la celebración de la libertad y la sexualidad de las mujeres. Diversos sectores sociales, activistas, feministas, consumidoras, bailadoras y las fuerzas del Estado, jugaron un papel importante en el proceso dialéctico mediante el cual han ido surgiendonuevasposibilidades. Las bailadoras, las consumidoras y las voces femeninas han tenido tanto una influencia como un rol protagónico importante al seleccionar qué bailan, qué discos consumen y qué cantan.