domingo, noviembre 18, 2007




"...jamás me voy a olvidar de lo feliz que me hacían las noches de carnaval..."

Reportaje Ciber-Epistolar a Alicia de Los Pegotes de Florida
Por Pupita La Mocuda
















































"Estamos en la tierra de todos, en la mía.
Sobre el pasado y sobre el futuro,
Ruinas sobre ruinas,
Querida Alicia”

Canción de Alicia
Serú Girán


- ¡Hola Pupita! Soy Alicia. Tengo cincuenta y dos años. A los ocho, a los nueve, a los diez, a los once, a los doce salía en la murga





“…A las órdenes de Ruggilo,
El director que ha desplegado
El estandarte colosal.
¡Adelante Los Pegotes
De corazón grandote
Nacida en Buenos Aires!”






Ella elige presentarse así. Y es precisamente así que comienza este diálogo ciber-epistolar que da voz a una trama que bien podría haber quedado muda. Sin embargo, la sabiduría del universo nos provee de momentos dichosos como este: hay quien tiene una historia para contar y hay quien que quiere, que necesita, escucharla. Hay generaciones cuyas voces y relatos han sido negados pero todavía se nace con oídos. La historia no es simplemente un conjunto de datos dispuestos para ser recitados. Nos habla constantemente, aun aquella omitida, ocultada o pretendidamente sepultada. Allí van, memoria e historia entrelazadas para preservar lo nuestro antecedido y arrancárselo a las interpretaciones hegemónicas y cristalizadas. El testimonio de lo vivido y experimentado, ese rostro humano del pasado, merece ser explorado como lugar de recuerdo de lo compartido. En lo que concierne específicamente a la mujer, la preocupación refiere a visibilizar, recolocar, deslizar desde los márgenes hacia el centro para posicionarla como sujeto histórico. Pero también para ahondar en la construcción de una genealogía relacionada a la necesidad de sobreponerse a su ser en el mundo sin adscripción simbólica y a la búsqueda de un lugar – tiempo donde situarse, una topología donde orientarse mentalmente.

- Me impresiona lo que me contás, Alicia. No hay demasiado registro ni visibilización de muchas mujeres que de niñas hayan salido en murgas en la época que mencionás. Quisiera saber un poco más si tenés ganas de describir cómo era ese universo murguero de tu infancia, cómo te sentías, qué más recordás…

- Yo vivía en la calle Virrey Loreto en Villa Adelina, Pupita. Justo donde funciona ahora un anexo de la Clínica Mayo...Vivía con mi abuela, que me crió como una hija. Ella cortaba y cosía levitas. Desde chiquita aprendí a pegar y coser lentejuelas. ¡Adoraba decorar mi galera! Me acuerdo de los asados después del carnaval... Ruggilo, que era el director general, se peleó con Mussolino y de allí se armó la otra murga: “Los Estropeados de Padilla”. Muchos pibes venían a casa. Es inolvidable. Los Paloma, el Colo, los Belizán, Cacho, Chicha, Matrilo, una familia que vivía enfrente de la fábrica Mondor de Carapachay… Era la madre, el padre y los hijos. Eso era pasión porque hasta mi abuela viajaba en el camión con los murgueros. ¡Había veces que se armaba cada quilombito! En los muñecos se escondían algunas cosas para defensa personal: ¡Jajajajaja! Una parte de una canción decía:



“Colectivo 230,
Van colgado’ no meno’ de cuarenta.
¡Mama, qué pichonera,
Completa la perrera!
¿Un pasito más adelante,
Por favor, se puede correr?
Tenga cuidado señorita
Que el perrito la puede morder.
Se subió un vigilante
Con machete y pistola adelante…”




¡Imaginate! No me la dejaban cantar porque era chica pero a mí me encantaba. Tantas cosas que jamás se olvidan. La vida cambia, las actitudes también pero los recuerdos siempre están allí. Solamente quien saltó y bailó al compás de los bombos y platillos, solamente quien amaba ese estandarte que llevaba el nombre de tu murga querida te puede comprender. Sólo eso. Gracias. Te mando un abrazo.


- ¡Alicia! ¡Qué hermosos recuerdos! Realmente me dejás con la boca abierta. ¿En qué año fue esto? Porque esta cuestión de la participación de las mujeres en la murga es importante rescatarla y ponerla en el lugar que se merece. Por ejemplo, sobre lo que hacía tu abuela. Es de verdad muy interesante lo que me contás que se subía al camión. ¿Ella era modista? ¿Acompañaba a los murgueros? ¿Vos qué hacías? ¿Te ponías levita y pantalón? ¿Había otras mujeres o nenas? No puedo parar de imaginar preguntas pero no te quiero abrumar. ¡Gracias, muchas gracias por esta fabulosa e inesperada conversación!

- Yo nací en el 1954, así que esto fue a partir de lo que yo recuerdo. Año 1961. De ahí en más. Había, sí, otras chicas. Los murgueros se juntaban en Padilla, cerca de la estación o en San Lorenzo. La casa de Ruggilo – toda una familia murguera – era el lugar donde se concentraban o maquillaban. Los travestis se maquillaban allí también. Mónica era hermosa, que yo creía que era mujer… Rafael, la rumbera Juancito, que bailaba un espectáculo. ¡No te das idea! Yo me defendía muy bien. Pegaba unos lindos saltos. Además era muy inquieta y eso me servía. Mi abuela no era modista. Era audaz. Ella se armaba los moldes y los cortaba re-bien. Yo creo que nunca fue aprender pero los hacía. Los murgueros llevaban capa y los directores levita. Yo tenía una levita, una pollerita corta y, a veces, la capa de algún murguero. Era, como digo, apasionante.



“A la orden de Ruggilo, el director,
Que ha desplegado el estandarte colosal.
¡Adelante Los Pegotes
De corazón grandote
Nacida en Buenos Aires
Esta murga con fuerza y alegría
Con alma y vida
Les entona esta canción:
¡Sí, sí señores yo soy Pegote!
¡Yo soy Pegote de corazón!”




Ya vas a ver, Pupita, que lo que te cuento alguien lo va a recordar y te va a contar mas cosas ... Tal vez mañana me acuerde más. Lo que sí sé es que jamás me voy a olvidar de lo feliz que me hacían… las noches de carnaval.
- ¿Vos qué recordás, Alicia, de los trajes, los bailes, los ensayos? ¿Tenés memoria de cuántos eran más o menos, qué corsos recorrían o si sacaron premios? Pensar que quizás alguna de las levitas de las fotografías pudo haberlas hecho tu abuela. ¡Es maravilloso!

- Yo recuerdo la ropa celeste cielo combinada con negro. Años sesenta más o menos. Se bailaba rumba. De hecho te conté que la rumbera era Juan o Juana, como le llamaban. Tres saltos. La viborita lo llamaba yo a eso de cruzarse de un lado a otro. Los pibes tienen hoy sesenta años aproximadamente. El Tano Ruggilo, Mussolino… Ellos deben tener más de setenta. Yo crecí, armé mi historia, fui madre joven, tuve mis días lindos y de los otros pero jamás dejaba de ir al corso, que era en Villa Adelina. O Munro, Boulogne. Uno de mis hijos nació el 8 de febrero. Yo estaba en la Maternidad Santa Rosa, año 1973. El ruido de los bombos sonaba en mis oídos. Los pibes del barrio, ellos sí ensayaban en Padilla y Florida. Se preparaban temprano; era de día todavía. A mí, junto a otras pibitas y pibitos más o menos de mi edad – creo que deberían ser hijos de algunos murgueros – nos enseñaban como bailar al compás y nos cuidaban un montón. Los Paloma eran re-elegantes… Y el Colo, alto, con su perfecta levita, hacía suspirar a las pibas. Mosca, Cachito, Antonio Gómez… ¿Dónde estarán? Me doy poco con un hijo de mi abuela, que fue uno de mis hermanos de crianza y que vive ahora en Suárez pero un día de estos me animo y le llamo para preguntar alguna cosa que pueda servir. El seguro que tiene fotos. Los corsos de La Boca, de Maipú, Villa Rosa o por ahí cerca si mal no recuerdo. Capital. Muchos premios sacamos. Muchísimos. Eramos si mal no recuerdo más de ciento veinte.

-¡Ciento veinte! ¿Cuántos camiones había, entonces?

- Camión, uno. Porque el resto eran colectivos porque si no me equivoco Ruggilo era colectivero de la línea que por entonces era la 130. Después la cambiaron a 230. A veces dos camiones. En los colectivos viajaban travestis, mujeres, niños… Algún director…

- ¿Usaban galeras, no es cierto?

-Las galeras eran como las de los caballeros de antes, Se adornaban a gusto propio, lo mismo que las levitas.


- Ahora que estamos dándo vida y poniéndoles palabras a estas imágenes te pregunto qué es lo que llevaban los bombistas puesto en la cabeza. Es una incertidumbre de larga data pero que quizás vos puedas resolver. No dejo de maravillarme de que así sea, Alicia. (1)


- Lo que llevaban en la cabeza era un bonete abierto, duro a los costados. Firme y forrado como un bote y tela arriba. Dos o tres lo tenían. El que está detrás del bombo es el Gato. Me había olividado de nombrar a Chichín, Nicolás Moreira. El vivía en el fondo de mi casa. También a Máximo Matrilo, fallecido ya. Todos de Villa Adelina... Yiyo Belizán, que una noche tuvo que llevar el estandarte porque era re-pesado. Fue el único que pudo reemplazar al que habitualmente lo llevaba porque esa noche no pude estar. Ruggilo nos compraba un choripán en algún corso y también la gaseosa, que tomábamos entre todos. Bueno, a medida que recuerde, te contaré. Estoy en esos días que pienso y tengo nostalgias de mi infancia. Te mando un beso y fuerte abrazo, querida Pupita.


- ¿Qué recordás de lo que pasaba arriba del escenario?


- En el escenario cantaban los que creían tener mejor vos. Una canción que recuerdo decía algo así como:



“…Por un maní, por un maní,
Te enamoraste de mí...”



También alguna milonga transformada con temas de esos tiempos, igual que hoy. Ruggilo, recuerdo, perdia la voz seguido- El era de gritar un montón. Sé que puede haber cambiado muchísimo pero esa fiesta de colores era inolvidable. Te cuento que este año camino a ver un pariente internado paré la camioneta en Juan B. Justo, Villa Luro, y me puse a ver un poco la murga. ¡Es como que me veía allí en mi infancia! Emocionada, le decia a mi marido: “– ¡Así era yo! Entre la nostalgia y el apuro me tuve ir... ¿Qué más te puedo decir? Me dijo mi otro hermano de crianza qué el me va averiguar algo más así te lo cuento. ¿De dónde sos, Pupita? Yo vivo en Caseros en la actualidad.

- ¡Espero con ansias todo lo que quieras contarme! Muchísismas gracias, querida Alicia. Este diálogo ha sido un regalo maravilloso. Mi infancia, te cuento, la pasé en Villa Urquiza, allí donde se difuminan sus contornos con el barrio de Saavedra, donde ahora vivo. Y cada febrero, cuando veo venir o irse a las murgas por Avenida del Tejar – lo más hermoso y emocionante que tiene la murga para mí es ese vaivén del llegar y del partir, esa inestabilidad múltiple y multitudinaria –agradezco que el entramado de la murga en la cultura popular no se haya desdibujado para siempre, que el tozudismo de algunos murgueros o de algunas murgueras, como vos, los haya impulsado a seguir tirando botellas de memoria al mar como dice por ahí Marechal para que podamos recogerlas en este presente que ha resignificado ese mítico pasado pero que tanto pero tanto tiene de él.

(1) Refiere al compilado sobre Murgas y Carnavales de Ayer en: http://www.dalemurga.blogspot.com/
O ver en este mismo blog:
a partir de testimonios vertidos en el grupo de debate ¡Dale Murga!




Imágenes: Recopiladas de la web por Fernando "Chipi" Marín de Los Inquietos de Monte Castro y por Pupita La Mocuda


Más sobre Los Pegotes de Florida en este mismo blog: