jueves, julio 14, 2011



"Somos una murga que prioriza la entrega."

Ciberentrevista a Víctor Risso de Los Que Quedamos de Ituzaingó.

Por Pupita La Mocuda




 


¿Cómo nacen Los Que Quedamos de Ituzaingó, Víctor?

De un taller en la escuela primaria República de Venezuela que se llamaba Herencia Murguera; una maestra llamó a Sebastián para que le diera una mano. El estaba armando con gente de Malayunta, Chinaka Murguera… Al terminar el año lectivo, los chicos - que eran cuarenta de diferentes grados - querían seguir así que Sebastián propuso hacerlo frente a la misma escuela, en el Boulevard Fleming y León Bloy. De cuarenta pasaron ser ciento diez y nueve Ahí, otros pudieron incorporarse, como, por ejemplo, yo. Al volver las clases, la maestra, la cooperadora y los directivos no querían seguir en el barrio, si no sólo en la escuela… Pero todos los que nos habíamos agregado no teníamos lugar; era nada más que para chicos de la escuela. Así que decidimos seguir y en la rotonda (a unas tres cuadras) la mamá de una nena de la murga preguntó ¿por qué no nos ponemos Los Que Quedaron? Eso fue un 29 de febrero en el año 2000. Después de esa idea, entre diez más o menos que había, le dimos una vuelta de tuerca a lo gracioso de la situación y  se propuso ese nombre, Los Que Quedamos de esa separación pero también por tantos murgueros que han dado su vida en este género de carnaval, de aquella época de la dictadura. Los que seguimos esa lucha, le dimos un par de significados más importantes para la identidad del grupo.

Claro, siempre me pareció muy sugestiva la elección del nombre Yo me preguntaba, ¿Los que quedamos dónde y después de qué cosa?

Bueno, después de separarnos de la escuela, que, básicamente, se quedó con los bombos, el estandarte, banderas, redoblantes, teníamos que empezar de cero “los que quedamos”. El más grande del grupo era yo, con veintitrés años, aparte de los papás que acompañaban. La idea está tomada de aquellos que siguen después de que otros han mostrado el camino, por ejemplo, los desaparecidos. Venimos de sobremesas donde se charlaba mucho del tema: mi viejo, tíos eran militantes en su juventud y perdieron amigos… Aunque en este caso se trata de la murga argentina. De chicos, con Sebastián, mi hermano, jugábamos a la murga, tocábamos candombe en familia, con primos, amigos, jugábamos en el barrio con agua por la calle Lafayette en carnaval. Todos esos significados juntos es Los Que Quedamos. También está la búsqueda de un lugar donde encontrar protagonismo, expresión y desde ahí ser mejores personas con otros. Vimos, de chicos, murgas uruguayas, también comparsas en Ituzaingó y sin saber mucho... Buscábamos un lugar dónde hacer con otros.


¿Cuáles son los sueños inaugurales que conforman a Los Que Quedamos como murga?

Tocar, bailar y cantar como todos. Pero es verdad que después me impresiónó el hecho de que un grupo de personas de diferentes edades, cuando se organiza, es increíble cómo puede lograr objetivos: decir lo que pensamos, nuestras miradas de la realidad, hablar de las cosas cotidianas de nuestras vidas, la madre, el barrio, como nuestro primer mundo, donde uno empieza a caminar, la familia, el basural, empezar a andar en bici. La cosa era, valga la redundancia, hacer algo que nos hiciera bien hacer, que fuera digno, que creciéramos y lo pudiéramos mostrar.

¿Cómo se compone actualmente?

A la fecha somos cincuenta y cinco personas de uno a sesenta años. Tenemos un grupo de mascotas que hoy son nuestros hijos, alrededor de diez. Después están los chicos y chicas entre los ocho y quince años, que serán más o menos quince; después de los deiciseis a veinticuatro años , son diez y de veinticinco a treinta y cinco años, otros quince. De treinta y cinco a sesenta años habrá unos cinco integrantes. La murga sale con estandarte,  alrededor de  cinco fantasías, desfile de mascotas, desfile de los "medianos", banda rítmica – ahí seremos unos diez –, dos desfiles de chicas y uno de chicos. Tenemos papás que acompañan con el tema del agua, la percusión, etcétera.





¿Cómo describirías lo que hacen?

Somos una murga que prioriza la entrega. En lo artístico hay un gran esfuerzo en el baile, una percusión con muchos cortes, buenos trajes. Tenemos una propuesta de murga del Gran Buenos Aires, lo que cantamos siempre tiene un contenido "universal" de cosas donde cualquier puede reflejarse, entender, dejando lo estrictamente local o situaciones de Ituzaingó por esto de que la murga da vueltas por muchos lugares. En lo que hace a la producción del grupo, la estructura contiene una actuación en escenario que contiene una presentación y después un espectáculo con una historia o hilo conductor con personajes, críticas y homenajes; después cerramos con la "matanza", la canción de retirada y el desfile de despedida, donde dejamos todo. Los espectáculos que hicimos hasta el día de hoy son estos:

2000 - Empezando
2001 - Canciones Sueltas
2002 - Escuela de Carnaval
2003 – El Shopping del Pueblo
2004 – El Baúl de las Historias
2005 – El Basural
2006 – Rutas, Caminos y Señales
2007 - Barriomundo
2008 – De Fiesta en Fiesta
2009 - Marionetas
2010 – Diez Años Junto a Momo
2011 – Vuelta de Página


¿En general hay algo específico que defina a los integrantes de Los Que Quedamos de Ituzaingó?

Sí, repito, la entrega al presentarnos, donde sea. La idea es dejar todo porque siempre hay alguien que no nos vio o no vio a una murga y no hacemos lo que hacemos por nosotros sino por el género murguero.

¿Qué clase de inquietudes, anhelos, motivaciones colectivas los mueven, los impulsan hacia adelante?

La importancia del tiempo que invertimos de nuestras vidas en la murga, lo artístico, que esto tenga su lugar y que cada uno haga en la murga lo que le dé más placer.

¿Cómo describirías el estilo organizativo, la manera de tomar decisiones, en tu murga?

Hay asados, que funcionan como reuniones generales, donde planteamos cuestiones a definir o proponer. El que quiere, se expresa y opina, reformula la cosa. Otra: al final de cada ensayo también en ronda se genera esa cuestión de definir cosas. Después hay unos diez integrantes de la murga que le ponen mucho más tiempo, se hacen cargo de varias cosas. Ese también es un espacio más chico de propuesta, de decisiones. Es una murga con referentes, con instancias donde todos tienen voz y voto, que en lo artístico, eventos, salidas, trabajo en red, se define por los que le pueden poner el cuerpo a las distintas áreas para que el grupo camine y crezca.

¿Hay alguna razón por la que se produce de esta manera?

Esto se da naturalmente, creo, en todo grupo en el que hay gente cuyas opiniones y propuestas, por historia, tienen mucho peso. Después está el hecho de cómo se le pone el cuerpo a esa construcción. Hay integrantes que son de febrero; otros, de todo el año. Los que van cuando pueden, los que tiran para atrás, los que quieren avanzar… La cosa es tener consenso, que todos y todas puedan tener voz y voto. El tema de la horizontalidad es importante pero la realidad demuestra que no existe. Cuesta mucho mirar más allá de las propias narices y reconocer en el otro las capacidades. Somos todos muy diferentes. Cuando alguien plantea una cuestión, es difícil mirar a trescientos sesenta grados, abarcando la realidad de los chiquitos, los adolescentes, los adultos o los más grandes dentro del grupo. No creemos en la figura del “director”, nadie tiene esa capacidad de omnipresencia. Tratamos de sumar capacidades, que cada uno haga dentro de la murga lo que lo hace feliz y de respetar el trabajo de los que están todo el año, como los que iniciaron la murga, por medio del consenso.

¿Qué inserción estético-artística les interesa explorar?

Es una lucha constante entre nosotros. La cosa es para algunos la masividad de lo estético-artístico; para otros resaltar en lo individual la cuestión artística (como baila este o aquel, canto solista o en coro, personajes). En lo estético, por ejemplo: “Che, salimos con zapatillas blancas, todos con guantes.” Es difícil, lo planteamos en cada reunión y siempre es dividido en cómo se cumple.

¿Con qué otras murgas de este momento histórico y con la tradición murguera te parece que dialoga tu murga tanto de nuestro país como a nivel más regional, por ejemplo, lo rioplatense?

¡Ni idea, Pupita! Nuestra propuesta es del Gran Buenos Aires. Queremos que esa propuesta dialogue con todas las murgas, pero la impronta es que sume al género.

¿Ustedes creen que lo social y lo político tienen relación estrecha con lo murguístico en tanto expresión artística de la cultura popular? ¿De qué manera se manifiesta esto en Los Que Quedamos?

Sí. De hecho se da. Lo que decimos, cómo bailamos, cómo organizamos los corsos, la decisión de ir a corsos de murgas que se generan autogestivamente o donde básicamente tengamos el tiempo para mostrar nuestro espectáculo. La propuesta organizativa del grupo es que sus integrantes sepan por qué hacen lo que hacen: las movidas por los derechos humanos, en contra del gatillo fácil, dar talleres en barrios para que el género crezca, ser parte del Movimiento Nacional de Murgas, del espacio de Murgas de Buenos Aires y de la Regional Oeste… Son todas cuestiones políticas. Para varios, la murga es un espacio de militancia. Para otros, no. Pero sí inculcamos, acercamos material, discutimos diferentes cuestiones extra-murgueras. 



¿Qué tipo de emplazamiento territorial tienen ustedes? Esto te lo pregunto pensado no sólo como cuestión geográfica sino  como ocupación de un espacio a nivel comunidad...

Los años nos dieron una determinada fortaleza con los vecinos ya que ellos saben de nuestros corsos y la propuesta familiar. Con las organizaciones e instituciones esto es parcial. Por ejemplo, las escuelas o jardines nos invitan pero otros que nosotros hemos convocado por ahora no vinieron a ser parte de los corsos.

¿Hay lazos con lo estrictamente barrial – por ejemplo a nivel de la denominada animación socio-cultural – que ustedes crean que se destaquen o se puede decir que tu murga tiene un configuración más itinerante que la relacionan con otros agrupamientos del arte popular?

Tenemos una buena relación con las otras murgas del territorio ituzainguense. No sólo con los demás grupos culturales. Pero creo que nuestra apuesta es a los dos: lo barrial o regional, dónde pretendemos tener más relación con instituciones y grupos culturales y lo itinerante,   a lo que nos hemos volcado mucho estos últimos ocho años, que es el laburo en murgas independientes de Buenos Aires y el Movimiento Nacional de Murgas

¿Cómo es este trabajo?

En lo local-barrial hemos hecho presentaciones en diferentes instituciones, invitado gente que hace skate por ejemplo, folclore, cumbia, brasilero, candombe. Por otro lado, hemos invitado a las organizaciones e instituciones a poner un stand en el corso. Sólo una respondió que no podía y las otras – más de veinte – no contestaron nada. Para afuera, con el Culebrón Timbal, circo, músicos, gente de afuera que invitamos al barrio; realizamos talleres de formación de grupos de murgas y en el espacio de Murgas Independientes de Buenos Aires, circuito de corsos, revistas, viaje a Encuentros Nacionales, campamentos, festi-murgas, marchas por los Feriados y Día del Murguero y demás cosas conjuntas. ¡Y seguiremos intentando pa´ adentro y pa´fuera!

Sé que hace poco les toco vivir un momento muy ingrato en el barrio. ¿Qué fue lo que pasó?

Bueno, hace unas semanas, gente de la policía bonaerense irrumpió durante uno de nuestros ensayos intentando intimidarnos para que dejáramos el lugar, de una manera realmente violenta que incluyó forcejeos, manotazos, incluso desenfundando armas, usando sus palos, hasta llegaron a meter a Sebastián, mi hermano y fundador de la murga, en el calabozo, quitándole sus cordones, y tratándonos a todos de “payasos”, “drogadictos”. Hicimos luego la denuncia en la fiscalía con fotos y videos de lo que pasó para que no se lo puedan hacer a nadie más ni en un ensayo, ni en una esquina, ni en ninguna acción colectiva, social o cultural que realicen un grupo de vecinos.

¿Cómo está ahora la situación?

En principio, estamos muy reconfortados por el Festival que organizamos contra la represión que sufrimos. Ojala las murgas nunca más tengan que hacer algún tipo de evento porque la policía nos falte el respeto ni porque un municipio no reconoce el laburo y el lugar que tenemos en la vida artístico-cultural de la comunidad. Pero, bueno. lo que paso el domingo 3 de julio quedará en la retina, alma y corazón de este grupo de murgueros de Ituzaingó, por los colegas de muchos lados que se acercaron en el día mas frió del año. ¡Y qué frío! ¡De esos que carcomen! Las bandas que dieron más música a la tarde, la plaza Éxodo Jujeño del barrio Villa Ariza, los vecinos en familia que temprano estuvieron siendo parte con sus hijos, la Dirección de Derechos Humanos y Acción Social dando una mano… Para nosotros fue un paso muy importante para que estos policías que nos faltaron el respeto el 27 de mayo sepan que somos muchos, que se tienen que replantear su accionar y que nunca más van a intentar pisotear nuestra dignidad. ¡Y seguimos avanzando por todo lo que vendrá




A nivel más macro-murguístico como es la relación de Los Que Quedamos con otras agrupaciones “paraguas”, por ejemplo, el Movimiento Nacional de Murgas?


Bueno, mirá, el Movimiento Nacional de Murgas es algo en que todavía las murgas no creen, en general. El Encuentro Nacional (Sede Suardi) es armado por la murga Sin Caretas Sin Vergüenzas y un grupo de integrantes del espacio de murgas de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, con el fin de que se vayan discutiendo ciertos temas y encontrándonos para reconocernos en el vasto territorio argentino con nuestras maneras diferentes de hacer. Siempre teniendo en cuenta historia y características sociales en cada provincia. Es una relación de altos y bajos en la comunicación pero pensamos, proponemos y le ponemos un poco de contenido para que no pase sólo que sea encontrarnos a tocar y bailar; que eso sí o sí esté pero que no sea lo único ya que no tenemos más oportunidades de encontrarnos casi ciento cincuenta murgas de doce provincias distintas.

¿Cómo es la participación de Los Que Quedamos en ámbitos tales como la Marcha Carnavalera o el Encuentro Nacional de Suardi? ¿Qué tipos de afinidades encuentran en estos conglomerados más circunstanciales?

Varios compañeros le ponen el cuerpo a dar talleres, al Museo Murguero, llevamos sonido para las asambleas y también se participa mucho en distintas comisiones de trabajo. En la Marcha, en estos últimos años, no estuvimos en la organización, sí estuvo el espacio de Murgas Independientes de Buenos Aires. Nosotros vamos a marchar o tocar en los corsos de la marcha. Son estos espacios parte de la agenda anual del grupo; por ahí no participamos todos pero sí estamos presentes; son espacios de encuentro y construcción para adelante.


¿Cómo piensan desde ustedes y en este contexto la cuestión de la lucha por el Feriado de Carnaval?

Esta vuelta de los feriados – más allá de que es una reparación histórica – la vivimos con cuidado. Estamos contentos porque es un derecho que volvió al pueblo. Ahora hay que ponerle contenido para que no quede en lo turístico ni tampoco en el mega-evento, como se vio en diferentes municipios. Queremos cuidar y fortalecer los corsos barriales por sobre todo sin que se adueñen los punteros políticos de la fiesta de todos para pensarla solo como comercio. El dinero que se hace en un corso tiene que fortalecer a las murgas para su desarrollo.

¿Cómo compaginás lo personal con lo murguero, Víctor?

Desde chico pude disfrutar de comparsas, de la murga uruguaya y el candombe. Con los años mi pasión fue para el lado de la radio, la comunicación. Para 1999, yo, con 21 años, invitado por mi hermano Sebastian, entré a la murga. Con un grupo de ciento quince personas de diferentes edades y salimos un par a ver a Malayunta, Los Crotos, Pasión Quemera, Arrebatalágrimas, Matadores de Tristezas, Caídos del Puente de Rosario para aprender los primeros años. Las primeras salidas, oficiar de presentador y hablarles a cien o dos mil personas, la expresión, lo organizativo, el escribir canciones, los asados hablando de lo que íbamos hacer, los viajes, el conocer tanta gente, me fue enamorando cada vez más…


¿Qué es la murga para vos?

La murga, para mí, es una forma de vida. Yo voy orgulloso de pertenecer a esta raza callejera. Yo pretendo vivir y ser protagonista porque eso propone la murga: no, ser espectadores, consumidores… Con la murga desde un pibe hasta el adulto es protagonista. La murga es la voz del barrio, no hay límites a la hora de hacer en un grupo que va de los veinte a los ciento cincuenta integrantes. ¡Es supremo! En estos años de murguero, me dedique a fortalecer el género con un granito de arena. Tuve el privilegio de ser parte del armado y fortalecimiento de trece murgas, hacer dos Congresos Murgueros con cerca de trescientos cincuenta pibes en cada uno, donde dividimos a la murga en distintas áreas, canto, percusión, fantasía, maquillaje, galera, baile, prensa murguera, organización de corsos, organización interna; vengo aportando con ideas y el cuerpo en el espacio de Murgas Independientes de Buenos Aires y a la construcción de un Movimiento Nacional de Murgas.

También un libro, el famoso "Manual de Víctor"...

Exacto. Pero así es como le decís vos, ¿no? En realidad es un cuadernillo con un A B C, una mirada sobre cómo encarar un proyecto barrial; no es mío... Yo creo en la educación popular y ahí no hay un iluminado, si no que es una construcción de saberes entre los participantes de una experiencia murguera.

Sí, es verdad... Me gusta llamarlo de esa manera y me parece una obra muy contundente y valiosa. Lo atesoro desde que me lo consiguió Diego Robacio...

En realidad es un trabajo de recopilación, con el aporte también de algunos colegas, en el 2009 y se llama “La Murga en la Comunidad”, editado por el Culebrón Timbal, organización en la que milito y trabajo desde hace nueve años. Pretendo ser un aporte y un nexo para que el género crezca en lo interno y lo externo, sin que nunca se convierta en un bien de mercado ni un producto meramente turístico. Creo en la no competencia ya que una manifestación del pueblo como esta, de tanta riqueza no puede ser evaluada. No hay mejor ni peores, sólo tenemos que hacer que cada vez más vecinos y vecinas, más familia se enamore de lo que amamos.




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