viernes, septiembre 08, 2006


Candombe - Pedro Figari Posted by Picasa

Los Reyes del Movimiento de Saavedra Posted by Picasa
Escuché estos dos candombes de Juan Carlos Cáceres por primera vez en la maravillosa voz de Ariel Prat hace ya un tiempo. El ritmo y el baile de la negritud porteña fluye subterránea en la cultura popular argentina. Más allá o más acá del creciente interés por lo afro-rioplatense de los últimos años y sobreviviente a tanto intento de exterminio, se la vio por décadas y se la suele ver todavía dando saltos candombeados en las murgas de Saavedra.
Tocá tangó
Candombe
Letra y Música: Juan Carlos Cáceres

¡Tocá tangó. Tocá tangó!
Dicen los negros con el tambor.
¡Tocá tangó. Tocá tangó!
¡Mandinga viene, viva Xangó!
En Retiro los marcaban
pa’llevarlos al Potosí
y allí mismo iban quedando
con su mancha carmesí.
Por Córdoba y Tucumán
iban todos a sufrir
hacia el norte los llevaban
a las minas a morir.
¡Tocá tangó. Tocá tangó!
Dicen los negros con el tambor.
¡Tocá tangó. Tocá tangó!
¡Mandinga viene, viva Xangó!
En Buenos Aires se quedaban
pa’el servicio o a pedir
o en oficios denigrantes
iban muchos sin dormir.
Cuando fue la Revolución
a la guerra los mandaron
muchos de ellos regresaron
sin un brazo o sin razón.
¡Tocá tangó. Tocá tangó!
Dicen los negros con el tambor.
¡Tocá tangó. Tocá tangó!
¡Mandinga viene, viva Xangó!
El negro tocaba el cuero
pa’olvidarse de sus penas
o reirse de su suerte
candombeando sin problemas.
El negro tuvo su gloria
cuando vino Juan Manuel
pero le duró muy poco
porque todo se fue con él.
Borocotó, borocotó,chas, chas.


Tango negro
Candombe
Letra y Música: Juan Carlos Cáceres

Tango negro, tango negro,
te fuiste sin avisar,
los gringos fueron cambiando
tu manera de bailar.
Tango negro, tango negro,
el amo se fue por mar,
se acabaron los candombes
en el barrio ‘e Monserrat.
Más tarde fueron saliendo
en comparsas de carnaval
pero el rito se fue perdiendo
al morirse Baltasar.
Mandingas, Congos y Minas
repiten en el compás,
los toques de sus abuelos
borocotó, borocotó, chas, chas.
Borocotó, borocotó borocotó,
borocotó borocotó, borocotó, chas, chas.
Tango negro, tango negro,
la cosa se puso mal,
no hay más gauchos mazorqueros
y Manuelita que ya no está
Tango negro, tango negro,
los tambores no suenan másl
os reyes están de luto
ya nadie los va a aclamar.
Acerca de Juan Carlos Cáceres:


APORTES DE LOS NEGROS AL TANGO
Todos los historiadores y especialistas serios en la historia del tango (Gobello, Bevilaqua, Carretero, Ferré) coinciden en reconocer a los negros una parte importante en las etapas iniciales de la formación musical de esta música ciudadana.
Del tradicional candombre se pasó a la habanera, para luego llegar al tango americano, sin olvidar al fandango, luego al tango argentino y desembocar más tarde en la milonga y finalmente en el tango.
Esta sucesión de etapas superadoras tiene su tiempo cronológico desde la época hispana, pero para hablar de tango hay que llegar al último cuarto del siglo XIX.
Ya en la época rivadaviana en los teatros porteños se hacían representaciones teatrales con números de bailes, presentando parejas de negros bailarines de tangos negros. En realidad se trataba de bailes negros adaptados al público blanco de aquel entonces. Pero en las afueras, el pobrerío, hacía una verdadera transculturación entre la música europea, la música negra y la nueva sensibilidad que iba naciendo en el proceso de asimilación mutua y recíproca de fuentes tan separadas y hasta opuestas. El negro aportó el ritmo de sus tambores, la coreografía de la pareja separada y el criollo (gaucho), el tiempo musical de sus canciones. Posiblemente en los primeros tiempos hayan predominado los aportes negros, por ser más vigorosos y esto no es una mera suposición, ya que el fandango y la habanera, a pesar de tener sus raíces africanoides, sufrieron en el Plata modificaciones y adaptaciones a la realidad sociológica y antropológica, de la población que abarcaba a la raza negra, la aborigen, la infinita variación de las castas y los blancos.
Ese fino y al mismo tiempo sutil y largo ensamble musical y coreográfico hizo su aparición de manera más evidente en los carnavales, con posterioridad a la batalla de Caseros, donde los negos fueron dejando de lado de manera casi imperceptible el baile tradicional, como fue el candombe, para ir incorporando nuevos ritmos que tenían y tuvieron apoyo y buena repercusión entre el público. Esta es la etapa de la gestación de la milonga donde confluyen de manera casi imperceptible, pero de consecuencias posteriores, la música del folclore, la música negra y la música europea por intermedio de la habanera.
Aun sin compartir de manera total, las opiniones de Rossi o de Lynch, hay que tener en cuenta sus palabras por ser testigo uno y estudioso el otro, de la realidad social. Ambos coinciden en que la milonga es una innovación creadora de toda la música popular que se escuchaba hasta 1860-1870, agragándose, a decir del primero, el repentinismo creador y orillero rioplatense. Esto es refrendado por el segundo, al decir que la milonga es el baile de los integrantes del chusmaje, pobrerío y compadraje del suburbio capitalino. La gran innovación consistió en integrar la pareja de bailarines suelta, danzando abrazada, pero como el ritmo era demasiado vivaz y solo apto para expertos bailarines, se hizo necesario relantizar, o sea, bajar la velocidad, para que de esta manera los ineptos, inexpertos (hay que considerar la cantidad de hombres solos inmigrantes que necesitaban un rato de solaz y esparcimiento), pudieran ingresar al baile, cubriendo las figuras mínimas de la coreografía elemental.
Esta necesidad de adaptación dio lugar a la aparición del tango americano, que luego fue llamado tango argentino y más adelante sencillamente tango.
En este nuevo baile se combinaron partes de la coreografía del candombe, donde existió la creación de pasos por parte del hombre y de la mujer para configurar un todo armónico, más los pasos de la música europea de salón. Esa suma dio lugar a una simbiosis coreográfica donde también estuvo presente la herencia de los bailes negros, hasta que fuera desplazada o superada con el tiempo y la creación repentista de cada uno y todos los bailarines.
Este proceso de adaptación paulatina se llevó a cabo en los lugares más diversos, como fueron los ranchos de las chinas cuarteleras, las academias, los patios de tierra de las pulperías o los salones enladrillados de los almacenes barriales. En todos ellos era posible encontrar al chinetaje, los lunfas, la soldadesca, los carreritos y de manera cada vez más frecuente a los niños bien, que para rematar la noche, atiborrachos de alcohol, sexo y baile, patoteaban por las calles porteñas. Todavía no había desaparecido el negro, o su influencia, pero como sombra supérstite, no como figura de primer plano.
También es posible rastrear la influencia negra en el tango, buscando el origen y la aplicación de esta palabra. Para Ortiz Oderigo es la corrupción de la palabra yoruba Shangó. Con ella se designa al dios del trueno y las tempestades en la mitología nigeriana. También es el dueño de los membranófonos. Ellos fueron los marcadores iniciales del ritmo desde donde derivó el tango actual. Por su parte Carretero, ha rastreado la palabra tango y ha encontrado 23 acepciones, pero mayoritariamente indicadoras de baile, lugar de baile, practicado en lugar cerrado. Todo ello encierra la idea de un baile popular, celebrado dentro de determinadas pautas culturales.
Fuente: Educar - Argentina