jueves, enero 11, 2007




Cadáver. Desaparecida. Si viviera. Mitificada. Reescrita. Llorada. Maldita. Apropiada. Resignificada. Canibalizada. Fetichizada. Robada. Cuerpo. Eva. Ultrajada. Odiada. Embalsamada. Sepultada. Evita. Martirizada. Mujer. Idolatrada. Blasfemia. Vive.



EL CADAVER

Néstor Perlongher

¿Por qué no entré por el pasillo?
Qué tenía que hacer en esa nochea las 20.25,
hora en que ella entró,
por Casanova
donde rueda el rodete?
Por qué a él?
entre casillas de ojos viscosos,
de piel fina
y esas manchitas en la cara
que aparecieron cuando ella, eh
por un alfiler que dejó su peluquera,
empezó a pudrirse, eh por una hebilla de su pelo
en la memoria de su pueblo
Y si ella
se empezara a desvanecer, digamos
a deshacerse
qué diré del pasillo, entonces?
Por qué no?entre cervatillos de ojos pringosos,
y anhelantes
agazapados en las chapas, torvos
dulces en su melosidad de peronistas
si ese tubo?Y qué de su cureña y dos millones
de personas detrás
con paso lento
cuando las 20.25 se paraban las radios
yo negándome a entrar
por el pasillo
reticente acaso?
como digna?
Por él,
por sus agitados ademanes
de miseria
entre su cuerpo y el cuerpo yacente
de Eva, hurtado luego,
depositado en Punta del Este
o en Italia o en el seno del río
Y la historia de los veinticinco cajones

Vamos, no juegues con ella, con su muerte
déjame pasar, anda, no ves que ya está muerta!

Y qué había en el fondo de esos pasillos
sino su olor a orquídeas descompuestas,
a mortajas,
arañazos del embalsamador en los tejidos
Y si no nos tomáramos tan a pecho su muerte, digo?
si no nos riéramos entre las colas
de los pasillos y las bolas
las olas donde nosotras
no quisimos entraren esa noche de veinte horas
en la inmortalidad
donde ella entraba
por ese pasillo con olor a flores viejas
y perfumes chillones
esa deseada sordidez
nosotras
siguiéndola detrás de la cureña?
entre la multitud
que emergía desde las bocas de los pasillos
dando voces de pánico
Y yo
le pregunté si eso era una manifestación o un entierro
Un entierro, me dijo
entonces vendría solo
ya que yo no quería entrar por el pasillo
para ver a sus patas en la mesa de luz,
despabilando
Acaso pensé en la manicura que le aplicó el esmalte Revlon?
O en las miradas de las muchachas comunistas,
húmedas sí, pero ya hartas
de tanta pérdida de tiempo:
ellas hubieran entrado por el pasillo de inmediato
y no se hubieran quedado vagando por las adyacencias
temiendo la mirada de un dios ciego
Una actriz –así dicen–que se fue de Los Toldos con un cantor de tangos
conoce en un temblor al General, y lo seduce
ella con sus maneras de princesa ordinaria
por un largo pasillo
muerta ya
Y yo
por temor a un olvido
intrascendente, a un hurto
debo negarme a seguir su cureña por las plazas?
a empalagarme con la transparencia de su cuerpo?
a entrar, vamos por ese pasillo donde muere
en su féretro?

Si él no me hubiera dicho entonces que está solo,
que un amigo mayor le plancha las camisas
y que precisaría, vamos, una ayuda
allá, en Isidro
donde los terrenos son más baratos que la vida

lotes precarios, si, anegadizos
cerca de San Vicente (ella
no toleraba viajar a San Vicente
quiso escapar de la comitiva más de una vez
y Pocho la retuvo tomándola del brazo)

Ese deseo de no morir?
es cierto?
en lugar de quedarse ahí
en ese pasillo
entre sus fauces amarillas y halitosas
en su dolor de despertar
ahí, donde reposa,
robada luego,oculta en un arcón marino,
en los galeones de la bahía de Tortuga
(hundidos)

Como en un juego, ya
es que no quiero entrar a esa sombría
convalecencia, umbría
–en los tobillos carbonizados
que guarda su hermana en una marmita de cristal–
para no perder la honra, ahí
en ese pasillo
la dudosa bondad
en ese entierro




Esa Mujer
Rodolfo Walsh

El coronel elogia mi puntualidad:-Es puntual como los alemanes -dice.
-O como los ingleses.
El coronel tiene apellido alemán.
Es un hombre corpulento, canoso, de cara ancha, tostada.
-He leído sus cosas -propone-. Lo felicito.
Mientras sirve dos grandes vasos de whisky, me va informando, casualmente, que tiene veinte años de servicios de informaciones, que ha estudiado filosofía y letras, que es un curioso del arte. No subraya nada, simplemente deja establecido el terreno en que podemos operar, una zona vagamente común.
Desde el gran ventanal del décimo piso se ve la ciudad en el atardecer, las luces pálidas del río.
Desde aquí es fácil amar, siquiera momentáneamente, a Buenos Aires. Pero no es ninguna forma
concebible de amor lo que nos ha reunido.
El coronel busca unos nombres, unos papeles que acaso yo tenga.
Yo busco una muerta, un lugar en el mapa. Aún no es una búsqueda, es apenas una fantasía: la clase de fantasía perversa que algunos sospechan que podría ocurrírseme.
Algún día (pienso en momentos de ira) iré a buscarla. Ella no significa nada para mí, y sin embargo iré tras el misterio de su muerte, detrás de sus restos que se pudren lentamente en algún remoto cementerio. Si la encuentro, frescas altas olas de cólera, miedo y frustrado amor se alzarán, poderosas vengativas olas, y por un momento ya no me sentiré solo, ya no me sentiré como una arrastrada, amarga, olvidada sombra.
El coronel sabe dónde está.
Se mueve con facilidad en el piso de muebles ampulosos, ornado de marfiles y de bronces, de platos de Meissen y Cantón. Sonrío ante el Jongkind falso, el Fígari dudoso. Pienso en la cara que pondría si le dijera quién fabrica los Jongkind, pero en cambio elogio su whisky.
Él bebe con vigor, con salud, con entusiasmo, con alegría, con superioridad, con desprecio. Su cara cambia y cambia, mientras sus manos gordas hacen girar el vaso lentamente.
-Esos papeles -dice.
Lo miro.
-Esa mujer, coronel.
Sonríe.
-Todo se encadena -filosofa.
A un potiche de porcelana de Viena le falta una esquirla en la base. Una lámpara de cristal está
rajada. El coronel, con los ojos brumosos y sonriendo, habla de la bomba.
-La pusieron en el palier. Creen que yo tengo la culpa. Si supieran lo que he hecho por ellos, esos
roñosos.
-¿Mucho daño? -pregunto. Me importa un carajo.
-Bastante. Mi hija. La he puesto en manos de un psiquiatra. Tiene doce años -dice.
El coronel bebe, con ira, con tristeza, con miedo, con remordimiento.
Entra su mujer, con dos pocillos de café.
-Contale vos, Negra.
Ella se va sin contestar; una mujer alta, orgullosa, con un rictus de neurosis. Su desdén queda
flotando como una nubecita.
-La pobre quedó muy afectada -explica el coronel-. Pero a usted no le importa esto.
-¡Cómo no me va a importar!... Oí decir que al capitán N y al mayor X también les ocurrió alguna desgracia después de aquello.
El coronel se ríe.
-La fantasía popular -dice-. Vea cómo trabaja. Pero en el fondo no inventan nada. No hacen más que repetir.
Enciende un Marlboro, deja el paquete a mi alcance sobre la mesa.
-Cuénteme cualquier chiste -dice.
Pienso. No se me ocurre.
-Cuénteme cualquier chiste político, el que quiera, y yo le demostraré que estaba inventado hace veinte años, cincuenta años, un siglo. Que se usó tras la derrota de Sedán, o a propósito de
Hindenburg, de Dollfuss, de Badoglio.
-¿Y esto?
-La tumba de Tutankamón -dice el coronel-. Lord Carnavon. Basura.
El coronel se seca la transpiración con la mano gorda y velluda.
-Pero el mayor X tuvo un accidente, mató a su mujer.
-¿Qué más? -dice, haciendo tintinear el hielo en el vaso.
-Le pegó un tiro una madrugada.
-La confundió con un ladrón -sonríe el coronel . Esas cosas ocurren.
-Pero el capitán N...
-Tuvo un choque de automóvil, que lo tiene cualquiera, y más él, que no ve un caballo ensillado cuando se pone en pedo.
-¿Y usted, coronel?
-Lo mío es distinto -dice-. Me la tienen jurada.
Se para, da una vuelta alrededor de la mesa.
-Creen que yo tengo la culpa. Esos roñosos no saben lo que yo hice por ellos. Pero algún día se va a escribir la historia. A lo mejor la va a escribir usted.
-Me gustaría.
-Y yo voy a quedar limpio, yo voy a quedar bien. No es que me importe quedar bien con esos roñosos, pero sí ante la historia, ¿comprende?
-Ojalá dependa de mí, coronel.
-Anduvieron rondando. Una noche, uno se animó. Dejó la bomba en el palier y salió corriendo.
Mete la mano en una vitrina, saca una figurita de porcelana policromada, una pastora con un cesto de flores.
-Mire.
A la pastora le falta un bracito.
-Derby -dice-. Doscientos años.
La pastora se pierde entre sus dedos repentinamente tiernos. El coronel tiene una mueca de fierro en
la cara nocturna, dolorida.
-¿Por qué creen que usted tiene la culpa?
-Porque yo la saqué de donde estaba, eso es cierto, y la llevé donde está ahora, eso también es
cierto. Pero ellos no saben lo que querían hacer, esos roñosos no saben nada, y no saben que fui yo quien lo impidió.
El coronel bebe, con ardor, con orgullo, con fiereza, con elocuencia, con método.
-Porque yo he estudiado historia. Puedo ver las cosas con perspectiva histórica. Yo he leído a Hegel.
-¿Qué querían hacer?
-Fondearla en el río, tirarla de un avión, quemarla y arrojar los restos por el inodoro, diluirla en
ácido. ¡Cuanta basura tiene que oír uno! Este país está cubierto de basura, uno no sabe de dónde sale tanta basura, pero estamos todos hasta el cogote.
-Todos, coronel. Porque en el fondo estamos de acuerdo, ¿no? Ha llegado la hora de destruir. Habría que romper todo.
-Y orinarle encima.
-Pero sin remordimientos, coronel. Enarbolando alegremente la bomba y la picana. ¡Salud! -digo
levantando el vaso.
No contesta. Estamos sentados junto al ventanal. Las luces del puerto brillan azul mercurio. De a ratos se oyen las bocinas de los automóviles, arrastrándose lejanas como las voces de un sueño. El coronel es apenas la mancha gris de su cara sobre la mancha blanca de su camisa.
-Esa mujer -le oigo murmurar-. Estaba desnuda en el ataúd y parecía una virgen. La piel se le había vuelto transparente. Se veían las metástasis del cáncer, como esos dibujitos que uno hace en una ventanilla mojada.
El coronel bebe. Es duro.
-Desnuda -dice-. Éramos cuatro o cinco y no queríamos mirarnos. Estaba ese capitán de navío, y el gallego que la embalsamó, y no me acuerdo quién más. Y cuando la sacamos del ataúd -el coronel se pasa la mano por la frente-, cuando la sacamos, ese gallego asqueroso...
Oscurece por grados, como en un teatro. La cara del coronel es casi invisible. Sólo el whisky brilla en su vaso, como un fuego que se apaga despacio. Por la puerta abierta del departamento llegan remotos ruidos. La puerta del ascensor se ha cerrado en la planta baja, se ha abierto más cerca. El enorme edificio cuchichea, respira, gorgotea con sus cañerías, sus incineradores, sus cocinas, sus chicos, sus televisores, sus sirvientas, Y ahora el coronel se ha parado, empuña una metralleta que no le vi sacar de ninguna parte, y en puntas de pie camina hacia el palier, enciende la luz de golpe, mira el ascético, geométrico, irónico vacío del palier, del ascensor, de la escalera, donde no hay absolutamente nadie y regresa despacio, arrastrando la metralleta.
-Me pareció oír. Esos roñosos no me van a agarrar descuidado, como la vez pasada.
Se sienta, más cerca del ventanal ahora. La metralleta ha desaparecido y el coronel divaga nuevamente sobre aquella gran escena de su vida.
-...se le tiró encima, ese gallego asqueroso. Estaba enamorado del cadáver, la tocaba, le manoseaba los pezones. Le di una trompada, mire -el coronel se mira los nudillos-, que lo tiré contra la pared.
Está todo podrido, no respetan ni a la muerte. ¿Le molesta la oscuridad?
-No.
-Mejor. Desde aquí puedo ver la calle. Y pensar. Pienso siempre. En la oscuridad se piensa mejor.
Vuelve a servirse un whisky.
-Pero esa mujer estaba desnuda -dice, argumenta contra un invisible contradictor-. Tuve que taparle el monte de Venus, le puse una mortaja y el cinturón franciscano.
Bruscamente se ríe.
-Tuve que pagar la mortaja de mi bolsillo. Mil cuatrocientos pesos. Eso le demuestra, ¿eh? Eso le demuestra.
Repite varias veces "Eso le demuestra", como un juguete mecánico, sin decir qué es lo que eso me demuestra.
-Tuve que buscar ayuda para cambiarla de ataúd. Llamé a unos obreros que había por ahí. Figúrese como se quedaron. Para ellos era una diosa, qué sé yo las cosas que les meten en la cabeza, pobre gente.
-¿Pobre gente?
-Sí, pobre gente -el coronel lucha contra una escurridiza cólera interior-. Yo también soy argentino.
-Yo también, coronel, yo también. Somos todos argentinos.
-Ah, bueno -dice.
-¿La vieron así?
-Sí, ya le dije que esa mujer estaba desnuda. Una diosa, y desnuda, y muerta. Con toda la muerte al aire, ¿sabe? Con todo, con todo...
La voz del coronel se pierde en una perspectiva surrealista, esa frasecita cada vez más rémova
encuadrada en sus líneas de fuga, y el descenso de la voz manteniendo una divina proporción o qué. Yo también me sirvo un whisky.
-Para mí no es nada -dice el coronel-. Yo estoy acostumbrado a ver mujeres desnudas. Muchas en mi vida. Y hombres muertos. Muchos en Polonia, el 39. Yo era agregado militar, dese cuenta.
Quiero darme cuenta, sumo mujeres desnudas más hombres muertos, pero el resultado no me da, no me da, no me da... Con un solo movimiento muscular me pongo sobrio, como un perro que se sacude el agua.
-A mí no me podía sorprender. Pero ellos...
-¿Se impresionaron?
-Uno se desmayó. Lo desperté a bofetadas. Le dije: "Maricón, ¿esto es lo que hacés cuando tenés que enterrar a tu reina? Acordate de San Pedro, que se durmió cuando lo mataban a Cristo." Después me agradeció.
Miró la calle. "Coca" dice el letrero, plata sobre rojo. "Cola" dice el letrero, plata sobre rojo. La
pupila inmensa crece, círculo rojo tras concéntrico círculo rojo, invadiendo la noche, la ciudad, el
mundo. "Beba".
-Beba -dice el coronel.
Bebo.
-¿Me escucha?
-Lo escucho.
Le cortamos un dedo.
-¿Era necesario?
El coronel es de plata, ahora. Se mira la punta del índice, la demarca con la uña del pulgar y la
alza.
-Tantito así. Para identificarla.
-¿No sabían quién era?
Se ríe. La mano se vuelve roja. "Beba".
-Sabíamos, sí. Las cosas tienen que ser legales. Era un acto histórico, ¿comprende?
-Comprendo.
-La impresión digital no agarra si el dedo está muerto. Hay que hidratarlo. Más tarde se lo pegamos.
-¿Y?
-Era ella. Esa mujer era ella.
-¿Muy cambiada?
-No, no, usted no me entiende. Igualita. Parecía que iba a hablar, que iba a... Lo del dedo es para
que todo fuera legal. El profesor R. controló todo, hasta le sacó radiografías.
-¿El profesor R.?
-Sí. Eso no lo podía hacer cualquiera. Hacía falta alguien con autoridad científica, moral.
En algún lugar de la casa suena, remota, entrecortada, una campanilla. No veo entrar a la mujer del coronel, pero de pronto esta ahí, su voz amarga, inconquistable.
-¿Enciendo?
-No.
-Teléfono.
-Deciles que no estoy.
Desaparece.
-Es para putearme -explica el coronel-. Me llaman a cualquier hora. A las tres de la madrugada, a las cinco.
-Ganas de joder -digo alegremente.
-Cambié tres veces el número del teléfono. Pero siempre lo averiguan.
-¿Qué le dicen?
-Que a mi hija le agarre la polio. Que me van a cortar los huevos. Basura.
Oigo el hielo en el vaso, como un cencerro lejano.
-Hice una ceremonia, los arengué. Yo respeto las ideas, les dije. Esa mujer hizo mucho por ustedes. Yo la voy a enterrar como cristiana. Pero tienen que ayudarme.
El coronel está de pie y bebe con coraje, con exasperación, con grandes y altas ideas que refluyen sobre él como grandes y altas olas contra un peñasco y lo dejan intocado y seco, recortado y negro, rojo y plata.
-La sacamos en un furgón, la tuve en Viamonte, después en 25 de Mayo, siempre cuidándola,
protegiéndola, escondiéndola. Me la querían quitar, hacer algo con ella. La tapé con una lona, estaba en mi despacho, sobre un armario, muy alto. Cuando me preguntaban qué era, les decía que era el transmisor de Córdoba, la Voz de la Libertad.
Ya no sé dónde está el coronel. El reflejo plateado lo busca, la pupila roja. Tal vez ha salido. Tal
vez ambula entre los muebles. El edificio huele vagamente a sopa en la cocina, colonia en el baño, pañales en la cuna, remedios, cigarrillos, vida, muerte.
-Llueve -dice su voz extraña.
Miro el cielo: el perro Sirio, el cazador Orión.
-Llueve día por medio -dice el coronel-. Día por medio llueve en un jardín donde todo se pudre, las rosas, el pino, el cinturón franciscano.
Dónde, pienso, dónde.
-¡Está parada! -grita el coronel-. ¡La enterré parada, como Facundo, porque era un macho!
Entonces lo veo, en la otra punta de la mesa. Y por un momento, cuando el resplandor cárdeno lo baña, creo que llora, que gruesas lágrimas le resbalan por la cara.
-No me haga caso -dice, se sienta-. Estoy borracho.
Y largamente llueve en su memoria.
Me paro, le toco el hombro.
-¿Eh? -dice- ¿Eh? -dice.
Y me mira con desconfianza, como un ebrio que se despierta en un tren desconocido.
-¿La sacaron del país?
-Sí.
-¿La sacó usted?
-Sí.
-¿Cuántas personas saben?
-DOS.
-¿El Viejo sabe?
Se ríe.
-Cree que sabe.
-¿Dónde?
No contesta.
-Hay que escribirlo, publicarlo.
-Sí. Algún día.
Parece cansado, remoto.
-¡Ahora! -me exaspero-. ¿No le preocupa la historia? ¡Yo escribo la historia, y usted queda bien, bien para siempre, coronel!
La lengua se le pega al paladar, a los dientes.
-Cuando llegue el momento... usted será el primero...
-No, ya mismo. Piense. Paris Match. Life. Cinco mil dólares. Diez mil. Lo que quiera.
Se ríe.
-¿Dónde, coronel, dónde?
Se para despacio, no me conoce. Tal vez va a preguntarme quién soy, qué hago ahí.
Y mientras salgo derrotado, pensando que tendré que volver, o que no volveré nunca. Mientras mi dedo índice inicia ya ese infatigable itinerario por los mapas, uniendo isoyetas, probabilidades, complicidades. Mientras sé que ya no me interesa, y que justamente no moveré un dedo, ni siquiera en un mapa, la voz del coronel me alcanza como una revelación.
-Es mía -dice simplemente-. Esa mujer es mía.




EL SIMULACRO
Jorge Luis Borges


En uno de los días de julio de 1952, el enlutado apareció en aquel pueblito del Chaco. Era
alto, flaco, aindiado, con una cara inexpresiva de opa o de máscara; la gente lo trataba con
deferencia, no por él sino por el que representaba o ya era. Eligió un rancho cerca del río; con la
ayuda de unas vecinas, armó una tabla sobre dos caballetes y encima una caja de cartón con una muñeca de pelo rubio. Además, encendieron cuatro velas en candeleros altos y pusieron flores alrededor. La gente no tardó en acudir. Viejas desesperadas, chicos atónitos, peones que se quitaban con respeto el casco de corcho, desfilaban ante la caja y repetían: Mi sentido pésame, General. Este, muy compungido, los recibía junto a la cabecera, las manos cruzadas sobre el vientre, como mujer encinta. Alargaba la derecha para estrechar la mano que le tendían y contestaba con entereza y resignación: Era el destino. Se ha hecho todo lo humanamente posible. Una alcancía de lata recibía la cuota de dos pesos y a muchos no les bastó venir una sola vez.

¿Qué suerte de hombre (me pregunto) ideó y ejecutó esa fúnebre farsa? ¿Un fanático, un triste, un alucinado o un impostor y un cínico? ¿Creía ser Perón al representar su doliente papel de viudo macabro? La historia es increíble pero ocurrió y acaso no una vez sino muchas, con distintos actores y con diferencias locales. En ella está la cifra perfecta de una época irreal y es como el reflejo de un sueño o como aquel drama en el drama, que se ve en Hamlet. El enlutado no era Perón y la muñeca rubia no era la mujer Eva Duarte, pero tampoco Perón era Perón ni Eva era Eva sino desconocidos o anónimos (cuyo nombre secreto y cuyo rostro verdadero ignoramos) que figuraron, para el crédulo amor de los arrabales, una crasa mitología.




EVITA VIVE

Néstor Perlongher


1.
Conocí a Evita en un hotel del bajo, ¡hace ya tantos años! Yo vivía, bueno, vivía, estaba con un marinero negro que me había levantado yirando por el puerto. Esa noche, recuerdo, era verano, febrero quizás, hacía mucho calor. Yo trabajaba en un bar nocturno, atendiendo la caja hasta las tres de la mañana. Pero esa noche justo me peleé, con la Lelé, ay la Lelé, una marica envidiosa que me quería sacar todos los tipos. Estábamos agarrándonos de las mechas detrás del mostrador y justo apareció el patrón: "Tres días de suspensión, por bochinchera". Qué me importaba, rapidito me volví para la pieza, abro... y me la encuentro a ella, con el negro. Claro, en el primer momento me indigné, además ya venía engranada de pelearme con la otra y casi me le tiro encima sin mirarla siquiera, pero el negro –dulcísimo– me dirigió una mirada toda sensual y me dijo algo así como: "Veníte que para vos también alcanza". Bueno, en realidad, no mentía, con el negro era yo la que abandonaba por cansancio, pero en el primer momento, qué sé yo, los celos, el hogar, la cosa que le dije: "Bueno, está bien, pero ésta ¿quién es?". El negro se mordió un labio porque vio que yo había entrado en la sofocación, y a mí, en esa época, cuando me venía una rabieta era terrible –ahora no tanto, estoy, no sé, más armoniosa–. Pero en ese tiempo era lo que podía decirse una marica mala, de temer. Ella me contestó, mirándome a los ojos (hasta ese momento tenía la cabeza metida entre las piernas del morocho y, claro, estaba en la penumbra, muy bien no la había visto): "¿Cómo? ¿No me conocés? Soy Evita". "¿Evita?"–dije, yo no lo podía creer– . "¿Evita, vos?" –y le prendí la lámpara en la cara. Y era ella nomás, inconfundible con esa piel brillosa, brillosa, y las manchitas del cáncer por abajo, que –la verdad– no le quedaban nada mal. Yo me quedé como muda, pero claro, no era cosa de aparecer como una bruta que se desconcierta ante cualquier visita inesperada. "Evita, querida" –ay, pensaba yo–"¿no querés un poco de cointreau?" (porque yo sabía que a ella le encantaban las bebidas finas). "No te molestes, querida, ahora tenemos otras cosas que hacer, ¿no te parece?" "Ay, pero esperá", le dije yo, "contame de dónde se conocen, por lo menos". "De hace mucho, preciosa, de hace mucho, casi como del África" (después Jimmy me contó que se habían conocido hacía una hora, pero son matices que no hacen a la personalidad de ella. ¡Era tan hermosa!) "¿Querés que te cuente cómo fue?" Yo ansiosa, total igual tenía el encame asegurado: "Sí, sí, ay Evita, ¿no querés un cigarrillo?", pero me quedé con las ganas para siempre de enterarme de esa mentira (o me habrá mentido el negro, nunca lo supe) porque Jimmy se pudrió de tanta charla y dijo: "Bueno, basta", le agarró la cabeza –ese rodete todo deshecho que tenía– y se la puso entre las piernas. La verdad es que no sé si me acuerdo más de ella o de él, bueno, yo soy tan puta, pero de él no voy a hablar hoy, lo único que el negro ese día estaba tan gozoso que me hizo gritar como una puerca, me llenó de chupones, en fin. Después al otro día ella se quedó a desayunar y mientras Jimmy salió a comprar facturas, ella me dijo que era muy feliz, y si no quería acompañarla al Cielo, que estaba lleno de negros y rubios y muchachos así. Yo mucho no se lo creí, porque si fuera cierto, para qué iba a venir a buscarlos nada menos que a la calle Reconquista, no les parece... pero no le dije nada, para qué; le dije que no, que por el momento estaba bien, así, con Jimmy (hoy hubiera dicho "agotar la experienc ia", pero en esa época no se usaba), y que, cualquier cosa, me llamara por teléfono, porque con los marineros, viste, nunca se sabe. Con los generales tampoco, me acuerdo que dijo ella, y estaba un poco triste. Después tomamos la leche y se fue. De recuerdo me dejó un pañuelito, que guardé algunos años: estaba bordado en hilo de oro, pero después alguien, no supe nunca quién, se lo llevó (han pasado tantos, tantos). El pañuelito decía Evita y tenía dibujado un barco. ¿El recuerdo más vivo? Bueno, ella, tenía las uñas largas muy pintadas de verde –que en ese tiempo era un color muy raro para uñas– y se las cortó, se las cortó para que el pedazo inmenso que tenía el marinero me entrara más y más, y ella entretanto le mordía las tetillas y gozaba, así de esa manera era como más gozaba.
2.
Estábamos en la casa donde nos juntábamos para quemar, y el tipo que traía la droga ese día se apareció con una mujer de unos 38 años, rubia, un poco con aires de estar muy reventada, recargada de maquillaje, con rodete... Yo le veía cara conocida y supongo que los otros también, pero era un poco bobo, andaba con Jaime que se estaba picando con Instilasa y yo le tenía la goma, se lo comenté en voz baja y él me dijo algo así como: "cortála loco sabés que sí". Con los ojos en blanco, parecía hacerlo de modo impersonal. Nos sentamos todos en el piso y ella empezó a sacar joints y joints, el flaco de la droga le metía la mano por las tetas y ella se retorcía como una víbora. Después quiso que la picaran en el cuello, los dos se revolcaban por el piso y los demás mirábamos. Jaime apenas me daba un beso largo, muy suave, para eso sí que era genial, porque dos pendejos repálidos se rayaron totalmente entre lo gay y la vieja y se fueron. Pero estaban los blues en la puerta y a los cinco minutos se aparecieron todos con el subcomisario inclusive, chau loco, acá perdimos, menos mal que no había ningún menor porque Jaime había cumplido los 18 la semana pasada, pero igual loco, le habíamos pedido el rouge a Evita y estábamos casi todos pintados como puertas tipo Alice Cooper. Los azules entraron muy decididos, el comi adelante y los agentes atrás, el flaco que andaba con un bolsón lleno de pot le dijo: "Un momento, sargento" pero el cana le dio un empujón brutal, entonces ella, que era la única mujer, se acomodó el bretel de la solera y se alzó: "Pero pedazo de animal, ¿cómo vas a llevar presa a Evita?" El ofiche pálido, los dos agentes sacaron las pistolas, pero el comi les hizo un gesto que se volvieran a la puerta y se quedaran en el molde. "No, que oigan, que oigan todos –dijo la yegua– , ahora me querés meter en cana cuando hace 22 años, sí, o 23, yo misma te llevé la bicicleta a tu casa para el pibe, y vos eras un pobre conscripto de la cana, pelotudo, y si no me querés creer, si te querés hacer el que no te acordás, yo sé lo que son las pruebas". (Chau, fue un delirio increíble, le rasgó la camisa al cana a la altura del hombro y le descubrió una verruga roja gorda como una frutilla y se la empezó a chupar, el taquero se revolvía como una puta, y los otros dos que estaban en la puerta fichando primero se cagaban de risa, pero después se empezaron a llenar de pavor porque se dieron cuenta de que sí, que la mina era Evita). Yo aproveché para chuparle la pija a Jaime delante de los canas que no sabían qué hacer, ni dónde meterse: de pronto el flaco del trafic entró en el circo y se puso a gritar: "Compañeros, compañeros, quieren llevar presa a Evita" por el pasillo. La gente de las otras piezas empezó a asomarse para verla, y una vieja salió gritando: "Evita, Evita vino desde el cielo". La cosa es que los canas se las tomaron, largaron a los dos pendejos que encima se hacían muy los chetos, y ella se fue caminando muy tranquila con el flaco, diciéndole a la gente que estaba en el patio primero y después en la puerta: "Grasitas, grasitas míos, Evita lo vigila todo, Evita va a volver por este barrio y por todos los barrios para que no les hagan nada a sus descamisados". Chau loco, hasta los viejos lloraban, algunos se le querían acercar, pero ella les decía: "Ahora debo irme, debo volver al cielo" decía Evita. Nosotros nos quedamos quemando un poco más y ya nos íbamos, entonces algunas tipas nos hicieron pasar a las habitaciones para que les contáramos –las mismas que hasta hacía una hora nos habían hecho una guerra que no podía ser–. Jaime y yo les hicimos toda una historieta: ella decía que había que drogarse porque se era muy infeliz, y chau, loco, si te quedabas down era imbancable. Claro, la gente no nos entendía, pero como no estábamos haciendo laburo de base sino sólo public relations para tener un lugar no pálido donde tripear, no nos importaba. Estábamos relocos y las viejas déle coparse con el llanto, nosotros les pedimos que ese bajón de anfeta lo cortaran, sí, total, Evita iba a volver: había ido a hacer un rescate y ya venía, ella quería repartirle un lote de marihuana a cada pobre para que todos los humildes andaran superbien, y nadie se comiera una pálida más, loco, ni un bife.
3.
Si te digo dónde la vi la primera vez, te mentiría. No me debe haber causado ninguna impresión especial, la flaca era una flaca entre las tantas que iban al depto de Viamonte, todas amigas de un marica joven que las tenía ahí, medio en bolas, para que a los guachos se nos parara pronto. La cosa es que todos –y todas– sabían dónde podían encontrarnos, en el snack de Independencia y Entre Ríos. Allí el putito Alex nos mandaba, cada vez que podía, viejos y viejas, que nos adornaban con un par de palos, así después a él le hacíamos gratis el favor y no le andábamos afanando el grabador o las pilchas. De ésa me acuerdo por cómo se acercó, en un Carabela negro manejado por un mariconcito rubio, que yo ya me lo había garchado una vez en el Rosemarie. Con las pibas estábamos haciendo pinta junto al puesto de flores, así que me llamó aparte y me dijo: "Tengo una mina para vos, está en el coche." La cosa era conmigo, nomás. Subí.

"Me llamo Evita, ¿y vos?" "Chiche", le contesté. "Seguro que no sos un travesti, preciosura. A ver, ¿Evita qué?". "Eva Duarte", me dijo "y por favor, no seas insolente o te bajás". "¿Bajarme?, ¿bajárseme a mí?", le susurré en la oreja mientras me acariciaba el bulto. "Dejáme tocarte la conchita, a ver si es cierto". ¡Hubieras visto cómo se excitaba cuando le metí el dedo bajo la trusa!

Así que fuimos al hotel de ella; el putito quiso ver mientras me duchaba y ella se tiraba en la cama. También, con el pedazo que tengo, hacen cola para mirarlo nomás. Ella era una puta ladina, la chupaba como los dioses. Con tres polvachos la dejé hecha y guardé el cuarto para el marica, que, la verdad, se lo merecía. La mina era una mujer, mujer. Tenía una voz cascada, sensual, como de locutora. Me pidió que volviera, si precisaba algo. Le contesté no, gracias. En la pieza había como un olor a muerta que no me gustó nada. Cuando se descuidó abrí un estuche y le afané un collar. Para mí que el puto Francis se dio cuenta, pero no dijo nada. Cuando me lo terminé de garchar me dijo, con la boca chorreando leche: "Todos los machos del país te envidiarían, chiquito; te acabás de coger a Eva". Ni dos días habían pasado cuando llego a casa y me encuentro a la vieja llorando en la cocina, rodeada por dos canas de civil. "Desgraciado –me gritó–. ¿Cómo pudiste robar el collar de Evita?"

La joya estaba sobre la mesa. No la había podido reducir porque, según el Sosa, era demasiado valiosa para comprarla él y no me quería estafar. Los de Coordina no me preguntaron nada: me dieron una paliza brutal y me advirtieron que si contaba algo de lo del collar me reventaban. De esa esquina y del depto de los trolos los vagos nos borramos. Por eso los nombres que doy acá son todos falsos.

jueves, enero 04, 2007

Nuestra argentinidad trágica. Nadie como Néstor Perlongher lo ha puesto en poema con tamaña preclaridad y síntesis. La trama del acontecer diario cuyo hálito nos llega desde lo más hondo de nuestra memoria colectiva.

CADÁVERES

a Flores

Bajo las matas
En los pajonales
Sobre los puentes
En los canales
Hay Cadáveres

En la trilla de un tren que nunca se detiene
En la estela de un barco que naufraga
En una olilla, que se desvanece
En los muelles los apeaderos los trampolines los malecones
Hay Cadáveres

En las redes de los pescadores
En el tropiezo de los cangrejales
En la del pelo que se toma
Con un prendedorcito descolgado
Hay Cadáveres

En lo preciso de esta ausencia
En lo que raya esa palabra
En su divina presencia
Comandante, en su raya
Hay Cadáveres

En las mangas acaloradas de la mujer del pasaporte que se arroja
por la ventana del barquillo con un bebito a cuestas
En el barquillero que se obliga a hacer garrapiñada
En el garrapiñiero que se empana
En la pana, en la paja, ahí
Hay Cadáveres

Precisamente ahí, y en esa richa
de la que deshilacha, y
en ese soslayo de la que no conviene que se diga, y
en el desdén de la que no se diga que no piensa, acaso
en la que no se dice que se sepa...
Hay Cadáveres

Empero, en la lingüita de ese zapato que se lía disimuladamente, al
espejuelo, en la
correíta de esa hebilla que se corre, sin querer, en el techo, patas
arriba de ese monedero que se deshincha, como un buhón, y, sin
embargo, en esa c... que, cómo se escribía? c. .. de qué?, mas, Con
Todo
Sobretodo
Hay Cadáveres

En el tepado de la que se despelmaza, febrilmente, en la
menea de la que se lagarta en esa yedra, inerme en el
despanzurrar de la que no se abriga, apenas, sino con un
saquito, y en potiche de saquitos, y figurines anteriores, modas
pasadas como mejas muertas de las que
Hay Cadáveres

Se ven, se los despanza divisantes flotando en el pantano:
en la colilla de los pantalones que se enchastran, símilmente;
en el ribete de la cola del tapado de seda de la novia, que no se casa
porque su novio ha
….........................!
Hay Cadáveres

En ese golpe bajo, en la bajez
de esa mofleta, en el disfraz
ambiguo de ese buitre, la zeta de
esas azaleas, encendidas, en esa obscuridad
Hay Cadáveres

Está lleno: en los frasquitos de leche de chancho con que las
campesinas
agasajan sus fiolos, en los
fiordos de las portuarias y marítimas que se dejan amanecer, como a
escondidas, con la bombacha llena; en la
humedad de esas bolsitas, bolas, que se apisonan al movimiento de
los de
Hay Cadáveres

Parece remanido: en la manea
de esos gauchos, en el pelaje de
esa tropa alzada, en los cañaverales (paja brava), en el botijo
de ese guacho, el olor a matorra de ese juiz
Hay Cadáveres

Ay, en el quejido de esa corista que vendía "estrellas federales"
Uy, en el pateo de esa arpista que cogía pequeños perros invertidos,
Uau, en el peer de esa carrera cuando rumbea la cascada, con
una botella de whisky "Russo" llena de vidrio en los breteles, en ésos,
tan delgados,
Hay Cadáveres

En la finura de la modistilla que atara cintas do un buraco hubiere
En la delicadeza de las manos que la manicura que electriza
las uñas salitrosas, en las mismas
cutículas que ella abre, como en una toilette; en el tocador, tan
...indeciso..., que
clava preciosamente los alfiles, en las caderas de la Reina y
en los cuadernillos de la princesa, que en el sonido de una realeza
que se derrumba, oui
Hay Cadáveres

Yes, en el estuche de alcanfor del precho de esa
¡bonita profesora!
Ecco, en los tizones con que esa ¡bonita profesora! traza el rescoldo
de ese incienso;
Da, en la garganta de esa ajorca, o en lo mollejo de ese moretón
atravesado por un aro, enagua, en
Ya
Hay Cadáveres

En eso que empuja
lo que se atraganta,
En eso que traga
lo que emputarra,
En eso que amputa
lo que empala,
En eso que ¡puta!
Hay Cadáveres

Ya no se puede sostener: el mango
de la pala que clava en la tierra su rosario de musgos,
el rosario
de la cruz que empala en el muro la tierra de una clava,
la corriente
que sujeta a los juncos el pichido – tin, tin... – del son-
ajero, en el gargajo que se esputa...
Hay Cadáveres

En la mucosidad que se mamosa, además, en la gárgara; en la también
glacial amígdala; en el florete que no se succiona con fruición
porque guarda una orla de caca; en el escupitajo
que se estampa como sobre en un pijo,
en la saliva por donde penetra un elefante, en esos chistes de
la hormiga,
Hay Cadáveres

En la conchita de las pendejas
En el pitín de un gladiador sureño, sueño
En el florín de un perdulario que se emparrala, en unas
brechas, en el sudario del cliente
que paga un precio desmesuradamente alto por el polvo,
en el polvo
Hay Cadáveres

En el desierto de los consultorios
En la polvareda de los divanes "inconcientes"
En lo incesante de ese trámite, de ese "proceso" en hospitales
donde el muerto circula, en los pasillos
donde las enfermeras hacen SHHH! con una aguja en los ovarios,
en los huecos
de los escaparates de cristal de orquesta donde los cirujanos
se travisten de ''hombre drapeado",
laz zarigueyaz de dezhechoz, donde tatúase, o tajéase (o paladea)
un paladar, en tornos
Hay Cadáveres


En las canastas de mamá que alternativamente se llenan o vacían de
esmeraldas, canutos, en las alforzas de ese
bies que ciñe – algo demás – esos corpiños, en el azul Iunado del cabe-
llo, gloriamar, en el chupazo de esa teta que se exprime, en el
reclinatorio, contra una mandolina, salamí, pleta de tersos caños...
Hay Cadáveres

En esas circunstancias, cuando la madre se
lava los platos, el hijo los pies, el padre el cinto, la
hermanita la mancha de pus, que, bajo el sobaco, que
va “creciente”, o
Hay Cadáveres

Ya no se puede enumerar: en la pequeña “riela” de ceniza
que deja mi caballo al fumar por los campos (campos, hum…),o por
los haras, eh, harás de cuenta de que no
Hay Cadáveres

Cuando el caballo pisa
los embonchados pólderes,
empenachado se hunde
en los forrajes;
cuando la golondrina, tera tera,
vola en circuitos, como un gallo, o cuando la bondiola
como una sierpe “leche de cobra” se
disipa,
los miradores llegan todos a la siguiente
conclusión:
Hay Cadáveres

Cuando los extranjeros, como crápulas, ("se les ha volado la
papisa, y la manotean a dos cuerpos"), cómplices,
arrodíllanse (de) bajo la estatua de una muerta,
y ella es devaluada!
Hay Cadáveres

Cuando el cansancio de una pistola, la flaccidez de un ano,
ya no pueden, el peso de un carajo, el pis de un
''palo borracho", la estirpe real de una azalea que ha florecido
roja, como un seibo, o un servio, cuando un paje
la troncha, calmamente, a dentelladas, cuando la va embutiendo
contra una parecita, y a horcajadas, chorrea, y
Hay Cadáveres

Cuando la entierra levemente, y entusiasmado por el su-
ceso de su pica, más
atornilla esa clava, cuando "mecha"
en el pistilo de esa carroña el peristilo de una carroza
chueca, cuando la va dándola vuelta
para que rase todos.. . los lunares, o
Sitios,
Hay Cadáveres

Verrufas, alforranas (de teflón), macarios muermos: cuando sin...
acribilla, acrisola, ángeles miriados' de peces espadas, mirtas
acneicas, o sólo adolescentes, doloridas del
dedo de un puntapié en las várices, torreja
de ubre, percal crispado, romo clít ...
Hay Cadáveres

En el país donde se yuga el molinero
En el estado donde el carnicero vende sus lomos, al contado,
y donde todas las Ocupaciones tienen nombre….
En las regiones donde una piruja voltèa su zorrito de banlon,
la huelen desde lejos, desde antaño
Hay Cadáveres

En la provincia donde no se dice la verdad
En los locales donde no se cuenta una mentira
–Esto no sale de acá–
En los meaderos de borrachos donde aparece una pústula roja en
la bragueta del que orina-esto no va a parar aquí -, contra los
azulejos, en el vano, de la 14 o de la 15, Corrientes y
Esmeraldas,
Hay Cadáveres

Y se convierte inmediatamente en La Cautiva,
los caciques le hacen un enema,
le abren el c... para sacarle el chico,
el marido se queda con la nena,
pero ella consigue conservar un escapulario con una foto borroneada
de un camarín donde...
Hay Cadáveres

Donde él la traicionó, donde la quiso convencer que ella
era una oveja hecha rabona, donde la perra
lo cagó, donde la puerca
dejó caer por la puntilla de boquilla almibarada unos pelillos
almizclados, lo sedujo,
Hay Cadáveres

Donde ella eyaculó, la bombachita toda blanda, como sobre
un bombachón de muñequera como en
un cáliz borboteante - los retazos
de argolla flotaban en la "Solución Humectante" (método agua por
agua),
ella se lo tenía que contar
Hay Cadáveres

El feto, criándose en un arroyuelo ratonil,
La abuela, afeitándose en un bols de lavandina,
La suegra, jalándose unas pepitas de sarmiento,
La tía, volviéndose loca por unos peines encurvados
Hay Cadáveres

La familia, hurgándolo en los repliegues de las sábanas
La amiga, cosiendo sin parar el desgarrón de una "calada"
El gil, chupándose una yuta por unos papelitos desleídos
Un chongo, cuando intentaba introducirla por el caño de escape de
una Kombi,
Hay Cadáveres

La despeinada, cuyo rodete se ha raído
por culpa de tanto "rayito de sol", tanto "clarito";
La martinera, cuyo corazón prefirió no saberlo;
La desposeída, que se enganchó los dientes al intentar huir de un taxi;
La que deseó, detrás de una mantilla untuosa, desdentarse
para no ver lo que veía:
Hay Cadáveres

La matrona casada, que le hizo el favor a la muchacho pasándole un
buen punto;
la tejedora que no cánsase, que se cansó buscando el punto bien
discreto que no mostrara nada
– y al mismo tiempo diera a entender lo que pasase –;
la dueña de la fábrica, que vio las venas de sus obreras urdirse
táctilmente en los telares-y daba esa textura acompasada...
lila...
La lianera, que procuró enroscarse en los hilambres, las púas
Hay Cadáveres

La que hace años que no ve una pija
La que se la imagina, como aterciopelada, en una cuna (o cuña)
Beba, que se escapó con su marido, ya impotente, a una quinta
donde los
vigilaban, con un naso, o con un martillito, en las rodillas, le
tomaron los pezones, con una tenacilla (Beba era tan bonita como una
profesora…)
Hay Cadáveres

Era ver contra toda evidencia
Era callar contra todo silencio
Era manifestarse contra todo acto
Contra toda lambida era chupar
Hay Cadáveres

Era: "No le digas que lo viste conmigo porque capaz que se dan
cuenta"
O: "No le vayas a contar que lo vimos porque a ver si se lo toma a
pecho"
Acaso: "No te conviene que lo sepa porque te amputan una teta"
Aún: "Hoy asaltaron a una vaca"
"Cuando lo veas hacé de cuenta que no te diste cuenta de nada
...y listo"
Hay Cadáveres

Como una muletilla se le enchufaba en el pezcuello
Como una frase hecha le atornillaba los corsets, las fajas
Como un titilar olvidadizo, eran como resplandores de mangrullo, como
una corbata se avizora, pinche de plata, así
Hay Cadáveres

En el campo
En el campo
En la casa
En la caza
Ahí
Hay Cadáveres

En el decaer de esta escritura
En el borroneo de esas inscripciones
En el difuminar de estas leyendas
En las conversaciones de lesbianas que se muestran la marca de la liga,
En ese puño elástico,
Hay Cadáveres

Decir "en" no es una maravilla?
Una pretensión de centramiento?
Un centramiento de lo céntrico, cuyo forward
muere al amanecer, y descompuesto de
El Túnel
Hay Cadáveres

Un área donde principales fosas?
Un loro donde aristas enjauladas?
Un pabellón de lolas pajareras?
Una pepa, trincada, en el cubismo
de superficie frívola...?

Hay Cadáveres

Yo no te lo quería comentar, Fernando, pero esa vez que me mandaste
a la oficina, a hacer los trámites, cuando yo
curzaba la calle, una viejita se cayó, por una biela, y los
carruajes que pasaban, con esos crepés tan anticuados (ya preciso,
te dije, de otro pantalón blanco), vos creés que se iban a
dedetener, Fernando? Imaginá…
Hay Cadáveres

Estamos hartas de esta reiteración, y llenas
de esta reiteración estamos.
Las damiselas italianas
pierden la tapita del Luis XV en La Boca!
Las ''modelos" –del partido polaco–
no encuentran los botones (el escote cerraba por atrás) en La Matanza!
Cholas baratas y envidiosas – cuya catinga no compite – en Quilmes!
Monas muy guapas en los corsos de Avellaneda!
Barracas!
Hay Cadáveres

Ay, no le digas nada a doña Marta, ella le cuenta al nieto que es
colimba!
Y si se entera Misia Amalia, que tiene un novio federal!
Y la que paya, si callase!
La que bordona, arpona!
Ni a la vitrolera, que es botona!
Ni al lustrabotas, cachafaz!
Ni a la que hace el género "volante"!
NI
Hay Cadáveres

Féretros alegóricos!
Sótanos metafóricos!
Pocillos metonímicos!
Ex-plícito !
Hay Cadáveres

Ejercicios
Campañas
Consorcios
Condominios
Contractus
Hay Cadáveres

Yermos o Luengos
Pozzis o Westerleys
Rouges o Sombras
Tablas o Pliegues
Hay Cadáveres

– Todo esto no viene así nomás
– Por qué no?
– No me digas que los vas a contar
– No te parece?
– Cuándo te recibiste?
– Militaba?
– Hay Cadáveres?

Saliste Sola
Con el Fresquito de la Noche
Cuando te Sorprendieron los Relámpagos
No Llevaste un Saquito
Y
Hay Cadáveres

Se entiende?
Estaba claro?
No era un poco demás para la época?
Las uñas azuladas?
Hay Cadáveres

Yo soy aquél que ayer nomás...
Ella es la que…
Veíase el arpa...
En alfombrada sala...
Villegas o
Hay Cadáveres

..............................................
..............................................
..............................................
..............................................

No hay nadie?, pregunta la mujer del Paraguay.
Respuesta: No hay cadáveres.

Néstor Perlongher
1987

martes, enero 02, 2007

**/*poemas en diálogo*/**


allí donde jamás he viajado
e. e. cummings


allí donde jamás he viajado, encanto más allá
de toda experiencia, tus ojos tienen su silencio:
en tu más lábil gesto se encuentra aquello que me abraza,
o aquello que de tan cercano me es intocable

tu más lívida mirada me abrirá
a pesar de haberme cerrado como dedos,
siempre me abres pétalo por pétalo como la Primavera abre
(con suma pericia, con sumo misterio) su primera rosa

y si tu deseo fuera cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos bellamente, de repente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve descendiendo delicadamente por todos lados;

nada de aquello que pudiéramos percibir en este mundo equivale
al poder de tu intensa fragilidad: cuya textura
me sumerge con el color de sus países
dando sentido a la muerte y a la eternidad en cada suspiro

(desconozco qué es aquello en ti que se cierra
y se abre; sólo algo en mí entiende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas
1931

somewhere i have never travelled
e.e. cummings


somewhere i have never travelled, gladly beyond
any experience, your eyes have their silence:
in your most frail gesture are things which enclose me,
or which i cannot touch because they are too near

your slightest look easily will unclose me
though i have closed myself as fingers,
you open always petal by petal myself as Spring opens
(touching skilfully, mysteriously) her first rose

or if your wish be to close me, i and
my life will shut very beautifully, suddenly,
as when the heart of this flower imagines
the snow carefully everywhere descending;

nothing we are to perceive in this world equals
the power of your intense fragility: whose texture
compels me with the colour of its countries,
rendering death and forever with each breathing

(i do not know what it is about you that closes
and opens; only something in me understands
the voice of your eyes is deeper than all roses)
nobody, not even the rain, has such small hands
1931



Sí, mi Amiga
Juan L. Ortíz

Sí, mi amiga, estamos bien, pero tiemblo
a pesar de esas llamas dulces contra junio…

Estamos bien… sí…
Miro una danzarina en su martirio, es cierto,
con los locos brazos, ay, negando la ceniza
y el crepúsculo íntimo…

Estamos bien… Cummings que se va, muy pálido,
al país que nunca ha recorrido,
mientras Debussy enciende el suyo, submarino…

Estamos bien… Pero tiemblo, mi amiga, de la lluvia
que trae más agudamente aún la noche
para las preguntas que se han tendido como ramas
a lo largo de la pesadilla de la luz,
con la vara que sabes y la arpillera que sabes,
en las puertas mismas, quizás, de la poesía y de la música…

Estamos bien, sí mi amiga, pero tiemblo de un crimen…

Cuándo, cuándo, mi amiga, junto a las mismas bailarinas del fuego,
cuándo, cuándo, el amor no tendrá frío?
1958

martes, diciembre 26, 2006




EL CINE POR BIOY


Justo al comienzo de De un Mundo a Otro y entremezclado con la narración incipiente, Adolfo Bioy Casares provee muy brevemente uno de los más maravillosos comentarios sobre el cine que se han escrito. Una pequeña joya magníficamente Bioy.


De un mundo a otro
Adolfo Bioy Casares

I

Después de que almorzaran en un restaurante de la calle Guido fue a dormir la siesta con su novia Margarita, en casa de ella. Esa tarde, parecida a tantas otras en que Margarita durmió entre sus brazos, de algún modo fue excepcional: jamás como entonces Javier Almagro tuvo la convicción de queMargarita se le entregaba tan enteramente. Por algo se dice que para todo, en este mundo, hay un término. A las cuatro y media de la tarde, puntualmente, se levantaron, se vistieron y cada cual partió a sus obligaciones: ella, a dar el último examen de la carrera de astronauta; Almagro, a la redacción del diario en que trabajaba. Seguro de que Margarita había aprobado su examen, Almagro dejó pasar horas antes de felicitarla. A eso de las once de la noche trató de llamarla por teléfono. Mientras formulaba mentalmente una excusa para su tardanza, oía el consabido, insistente, rumor de llamada... Tuvo que resignarse a una desagradable conclusión: Margarita había salido. ¿Adónde? ¿Con quién? Por más que se repetía: "Margarita me quiere", "Margarita no me engaña","Margarita es leal", desesperó. Emprendió obstinadas idas y venidas, levantó los brazos y meció los pocos pelos de su cabeza. Comprendió que no toleraba la situación, que un remedio provisorio, pero remedio al fin,sería meterse en un cinematógrafo. Vio en el diario que en el Astral había función de trasnoche. Reflexionó: "Pasando de una función de cine a otra, el mismo camino hacia la muerte sería, para mí, llevadero". Se largó, pues, al Astral. Mientras miraba por la ventanilla del taxi que lo llevaba, ocurrió un hecho extraño. Al ver el comportamiento normal de la gente en la calle, pensó que él era el único trastornado y logró reaccionar. Esforzándose un poco, razonó: que Margarita no estuviera en su casa no era prueba de que estuviera con otro hombre. Las palabras "otro hombre" despertaron pasajeramente su ansiedad.En el hall del Astral tuvo que esperar un rato, hasta que la función anterior concluyera. De pronto vio con alivio que los acomodadores abrían las puertas y, en seguida, empezó a salir un río de gente un poco deslumbrada por la luz del hall y seguramente comentando la película que habían visto. Súbitamente la escena se animó. Sorprendido, atónito, vio con desesperación lo que había imaginado: a dos pasos de él, hablando animadamente con un desconocido, pasó Margarita ...

sábado, diciembre 23, 2006


Calle de La Boca o Calle Magallanes (1930)
Víctor Cúnsolo


Es difícil describir el impacto que recibe el alma porteña ante una pintura de Víctor Cúnsolo. No sería extraño que en el Museo de Bellas Artes de la Ciudad de Buenos Aires el paseante ocasional pudiera perder la noción del tiempo y de la cronología que separa el pasado del futuro frente las hipnóticas La Vuelta de Rocha pintada en 1929 o Calle de la Boca de 1930. Dueño de una peculiar comprensión simple y depurada de la pintura, sus cuadros más interesantes son paisajes de La Boca del Riachuelo, con calles, muelles, galpones, barracas, barcazas, mástiles despojados, melancólicos, casi sin habitantes, de un extrañamiento inquietante, metafísico.



Poeticas del silencio
por Sylvia Iparraguirre

"... La Boca fue el barrio periférico que albergó la bohemia emblemática de los años veinte, aquella de los artistas que maduraron su arte a orillas del Riachuelo. Pero La Boca fue, sobre todo, lugar de trabajadores, donde las ideas socialistas y anarquistas traídas por inmigrantes artesanos e hijos de campesinos se abrían paso en el creciente entorno industrial de fábricas, curtiembres y fundiciones. Un dinamismo incesante del trabajo -hombres en movimiento, carga y descarga de barcos, barcazas llevando trabajadores a la Isla Maciel, el ensamblado, en 1914, de las enormes estructuras de hierro del transbordador tantas veces pintado por Quinquela- daba la pauta de un país que avanzaba hacia su futuro. Pero en 1930 la situación cambia dramáticamente. El crack económico mundial de 1929 y el golpe de Estado de Uriburu son sucesos nacionales e internacionales que marcan a fondo a la sociedad argentina. Fábricas que se cierran, desocupación, conflictos sociales. Este es también el marco en el que "los modernos" darían su batalla y en el que seguirían pintando los artistas boquenses. En la década siguiente, la de 1940, empezarían los embates del arte abstracto. Nuevos jóvenes pintores, entre otros los reunidos en la revista Arturo, cuestionarán a los consagrados y abrirán una línea que culminará en el llamado Arte Concreto Invención. Al margen del ir y venir de las polémicas estéticas e ideológicas, pintores solitarios como Cúnsolo o Diomede parecen representarse sólo a sí mismos.
Los depurados, sintéticos y fascinantes cuadros de Víctor Cúnsolo nos hablan de un pintor introvertido que, en apariencia, nada tenía que ver con el tono bullicioso del barrio o con la fuerza temperamental de su amigo Juan Del Prete. Fue un solitario que murió joven, pintó escasos veinte años e hizo su propia búsqueda. Casi un autodidacta. No viajó ni conoció directamente las vanguardias que se desarrollaban en Europa, pero las intuyó con una certeza pasmosa, guiado seguramente por la necesidad expresiva de un lenguaje nuevo. Su pintura, en la que ambiente y autor se corresponden de modo tan personal, podría sostener aquella máxima de Tolstoi, pinta tu aldea y serás universal (máxima que puede extenderse a los interiores maravillosos de Fortunato Lacámera). Si Del Prete y Pissarro, sus amigos, participaron activamente en la tormenta que desencadenó la exposición de Pettoruti en 1924, Víctor Cúnsolo permaneció en su estudio, buceando en su propio yo y reflexionando sobre la forma. La conclusión a la que llegó fue la misma a la que llegara Gómez Cornet, uno de los pintores que más participación tuvo en las batallas de los modernos, al regreso de todo ese aprendizaje: "auscultar el pulso de nuestra propia existencia, saber lo que queríamos, a dónde íbamos". Esto es lo que hace el solitario Cúnsolo pintando el puerto, los muelles, las brumas, las barcas, envueltos en un quietismo silencioso y transparente, sin moverse de su taller. Hijo de inmigrantes, había nacido en Sicilia en 1898. Llegó a la Argentina a los quince años. De la infancia italiana queda un chico que dibujaba en las paredes y hacía estatuitas de arcilla. La familia se instala en Barracas. Por un tiempo trabaja en una carpintería, luego comienza a asistir a las clases de dibujo y pintura de un viejo maestro italiano, Mario Piccione, en la mítica sociedad Unione e Benevolenza. Según se dice, completó los cinco años en cinco meses. En los salones de Unione conoce a Juan Del Prete, también italiano y casi de su misma edad. Del Prete lo introduce en las ruidosas reuniones del grupo El Bermellón y le presenta a Pissarro. Bautizado así por Del Prete, el grupo se reunía en un taller de Pedro de Mendoza y Australia. Es el comienzo de la pintura de Cúnsolo, cuando adopta una resolución de tipo impresionista. Se discutía largamente lo que sucedía "en el centro" y se seguían las críticas de arte, especialmente las de Atalaya, en la publicación Campana de Palo. Unos años después, Pissarro y Del Prete recorren Montparnasse y serán parte del grupo de París. Cúnsolo, en La Boca, pinta telas marcadas por la intuición de Cézanne y por el acatamiento de una razón constructiva que las depura, llevándolas hacia un lenguaje esencial. En 1924 manda obras al salón Mutualidad de Bellas Artes; luego a La Peña, en 1927, y a Amigos del Arte, en 1928. Entre 1927 y 1931 había mandado al Salón Nacional, en el que seguiría participando desde La Rioja en 1933, 1934 y 1935. Estos envíos consolidan su presencia en el medio local donde la crítica y cierto público atento reconocen su pintura. En 1928, críticos y colegas que militan en la vanguardia revulsiva lo reconocen: "Una comprensión simple y depurada de la pintura. Y esto gracias a una progresiva simplificación de los elementos a su significado plástico". (Alberto Prebisch) o "...con escasos elementos, nuestro artista trata de concretar las visiones de su mundo objetivo en formas claras y bellas, apartándose en todo lo posible de esa pintura (...) superficial y efectista" (Emilio Pettoruti). Hacia fines de los años treinta la tuberculosis que padecía hace crisis y debe dejar atrás Barracas y La Boca para buscar un clima más benigno. Se instala en Chilecito, La Rioja, en 1933. El encuentro con el paisaje, una realidad completamente nueva, lo sacude. Una especie de regreso a las fuentes cézannianas y un replanteo del color dan, tal vez, algunas de sus mejores obras. Durante tres años pinta en La Rioja. Vuelve a Buenos Aires, donde muere antes de cumplir los treinta y nueve años. Lejos de Quinquela Martín, más cerca de Lacámera pero igualmente distante de su recogimiento íntimo, Cúnsolo es y no es (en el sentido de "típico") un pintor boquense. Lo es sin duda por formación y biografía. No lo es en tanto su búsqueda personalísima da cuadros en los que la ausencia de la figura humana y la resolución neta y geométrica crean una atmósfera metafísica, a la vez que poética y onírica (El puerto, Elevadores, Barcas). O, como expresa Vicente Caride: "Su instinto de lo esencial da profundidad a sus síntesis de colores y de planos. Es estricto sea cual fuere el género que cultiva, naturaleza muerta, figura o paisaje; en todas sus telas aparece la misma preocupación de orden, de legibilidad, la misma nitidez y cuidado, suprimiendo todo lo accidental, lo inútil, para obtener una superficie lisa" (...) Víctor Cúnsolo responde al perfil de los artistas de La Boca. Inmigrante, había nacido en Sicilia de un matrimonio de artesanos; llega a la Argentina con diez años. Se forma luego en la asociación Unione e Benevolenza con el maestro italiano Mario Piccione, es decir, en los espacios de formación no tradicionales. Luego de una primera etapa, donde en sus paisajes de contornos indefinidos prima la pincelada visible cargada de materia, sufre un cambio radical en su obra. En los Salones Nacionales de 1928, 1929 y 1930 Cúnsolo presenta una serie de paisajes de La Boca donde ese cambio es evidente. Son los mismos años en que, junto a Fortunato Lácamera, toma contacto con la obra de artistas italianos contemporáneos; en su biblioteca conservará celosamente un ejemplar del catálogo de la muestra del Novecento italiano. En esa época Cúnsolo frecuentará también a Alfredo Guttero y Lorenzo Gigli, quienes regresaban al país cargados de las novedades de la plástica europea. La factura rápida de sus primeros paisajes es entonces abandonada, los contornos se vuelven nítidos y el motivo se aproxima a una visibilidad que, sin embargo, no es una representación fiel de lo real. Paisajes de La Boca, paisajes de Chilecito, naturalezas muertas y algunos retratos constituyen los motivos de sus cuadros, en los que estructura geométricamente la composición. El espacio boquense de los alrededores del Riachuelo se transforma con deformaciones de la perspectiva y acentúa los planos de la arquitectura creando efectos de profundidad. Los paisajes de Chilecito, donde se ha trasladado luego de contraer tuberculosis, sufren el mismo proceso que los paisajes urbanos: las rocas son casi cuerpos geométricos y un camino se aproxima a una lisa linea curva. Todo el motivo aparece sometido a un estatismo en los límites de lo real. Su obra desconcertó a la critica tradicional al mismo tiempo que cierta crítica vanguardista, que suele medir la novedad de los artistas por la mayor o menor proximidad con la abstracción, ignoraba una obra que, sosteniéndose en la tradición —figuración y géneros tradicionales— la reformulaba desde la modernidad..."

domingo, diciembre 03, 2006


Décima Marcha Carnavalera de La Plata
Fotografía: Federico Sager
Fuente: Indymedia
PODRAN PROHIBIRLO PARA SIEMPRE PERO NO DETENDRAN EL CARNAVAL
Por Pupita La Mocuda
Inscripto en el plan de exterminio de toda vida política y cultural y de aterrorizamiento basal de un pueblo entero , la más sangrienta de las dictaduras que asoló estas tierras determinó la prohibición del Carnaval. Este derecho no ha sido restituido aún.



Para entender cuál es el significado profundo de esta cuestión y qué es lo que está realmente en juego vale la pena recordar que esta fiesta por excelencia, celebración de todos y con todos, que incluye, que multiplica, que potencia, y - como ninguna otra - objeto de tantas reglamentaciones, censuras, limitaciones, condenas y vedas, acrisola elementos de proveniencias étnicas y culturales - africanos,europeos, indígenas - disímiles suspendiendo en su confusión y caos burlón el tiempo cotidiano y creando una vida distinta a la ordinaria plena de futuro indeterminado, utópico. Es esto mismo a lo que se le teme desde los estamentos dominantes y lo que lo torna "peligroso" para el mantenimiento del "ordenamiento natural" de las cosas. Aún así nunca se lo ha podido desterrar completamente e, insumiso, suele reaparecer con fuerzas recobradas como a una planta a la que se ha podado durante el invierno en la creencia de que desaparecería sin volver a dar brotes.


jueves, noviembre 30, 2006




Suardi 2006 - Fotografías tomadas de http://www.encuentromurguero.blogspot.com


Encuentro Murguero de Suardi
Provincia de Santa Fe - 2006
Testimonios Compilados y Editados por Pupita la Mocuda a partir de mensajes enviados al grupo de debate Dalemurga.
Este es el testimonio de Víctor Risso de “Los Que Quedamos de Ituzaingó”:“Gracias Suardi.... ...por las risas y las miradas cómplices... ...por los abrazos y besos.... ...por la gente de todas partes.... ...el camping y tantas carpas.... ...por los vecinos del pueblo... ...por los sin caretas..... Se mezclan tantas cosas, cada uno de los 1000 murgueros y murgueras se llevó a su destino mil anécdotas, imágenes y sonidos que jamás va a olvidar. Los que fueron por primera vez, ya sentirán que no pueden faltar. A todos y todas les pido que empecemos a trabajar desde ahora para que no falte nadie, invitar a más y seguir construyendo el Movimiento Nacional de Murgas, tan necesario para hacer de la murga un lugar de todos y de lucha para aportar a mejorar. Gracias a todos los que estuvieron porque hicieron un encuentro increíble con cosas para mejorar, pero que fue superior, mejoró a nivel estructura y eso nos ayuda a todos.Esperamos a nuevas murgas y hacer con muchos mas.”
Mora de “Los Que Quedamos de Ituzaingó” señala:“Suardi fue una fiesta murguera y estaría bueno que en los próximos años se sumen las murgas porteñas, la experiencia es increíble y la pasión del carnaval es una sol a... Todos los murgueros juntos compartiendo comidas, presentaciones y asambleas para lograr que el carnaval tenga un lugar en el calendario y que los argentinos valoren la fiesta popular. Mis felicitaciones a la murga anfitriona los Sin Caretas, por su excelente organización y calidez en todo momento. Y el pueblo de SUARDI, una belleza!!! POR UN CARNAVAL POPULAR, NACIONAL Y UNIDO.”
“Sigo con la lista … “ señala Pulga (Fede) de “Cachengue y Sudor” y enumera:“ por el guiso... por el arroz... por los ravioles... por el sol... por el aire... por el bombo constante latiendo... por etcétera, etcétera... Sería interminable (...) ya que cada cosa que se nos cruce por la cabeza con respecto a ese encuentro será memorable... "
Nos cuenta Nelly de “Los Guardianes de Mugica”: “Les quiero contar que yo estuve en Suardi en el año 2002, y ese mismo año supe que iba a volver con Ramiro (a quien apenas conocía y ni siquiera era murguero ¡Ja! y fìjense ahora, no?) y también sabía que iban a ir muchos Guardianes más para esa fiesta de locos que es Suardi …” “Bueno, el sueño se cumplió. Ramiro se hizo murguero a rabiar y nuestros murgueritos, los más grandecitos, trabajaron mucho para juntar los pesitos necesarios y así poder pagar los asientos para llegar al encuentro Nacional de Murgas en Suardi. ¡Y lo hicimos!” “Y disfruté todo lo que vivimos desde que arrancamos con el micro en Retiro, pasando por la larga espera con todos los micros murgueros, aguardando noticias de “Los Juglares”, y pasando por el viaje largo y pasado por agua de casi 14 horas, con “Los Pegotes” y “Los Chapitas” inventando canciones y haciendo bardito: "Yo soy así; yo soy murguero y no me importan los putos del patrullero".“ Bueno, nuestros pibes todavía están conmocionados con todo lo que vivieron en este viaje, y están tratando de elaborar lo que tuvimos la suerte de compartir con todos los murgueros que estuvieron en Suardi (...) Creo que la organización de las murgas de Buenos Aires se merece un 10. -Por la onda increíble de los murgueros … -Por la pasión, la energía … -Por la solidaridad …. -Por el amor a la murga y por jugarnos por todo lo que ella significa para cada uno de nosotros … -¡POR LA ALEGRÌA! porque como decimos en nuestra glosa de presentación, "Una lucha sin alegría, es una lucha perdida" -GRACIAS, a la murga "Los Sincaretas", con Marcos como cara visible, por haber "inventado" este evento increíble que cada año se va haciendo más grosso, y que, por ejemplo, está uniendo todos los puntos murgueros de nuestro país en un solo sentimiento: Vuelta del Feriado de Carnaval, Canejo!!!-GRACIAS, Víctor, Seba de “Los que quedamos de Ituzaingó”, también a el Polaco, al Pelado y demás de “Cachengue y Sudor” , también al Chino y demás de “Alquimia de Carnaval”, también a Roberto "Inesita", al Japonés y demás de “Los Pegotes de Florida”, tambièn a Lucas y Andrès de Los Chapitas del barrio Los Troncos de Tigre, también a "220", a Laura, a Fer y demás de “Los juglares” …. EN FIN: gracias a todos los que vienen juntándose cada martes para construir nuestro hacer murguero COMO NOSOTROS LO QUEREMOS, y no como los de arriba quieren que hagamos …”
Testimonios completos en:
http://www.dalemurga.blogspot.com

Por nuestra alegre rebeldía
Por Mora Coraggio
En el límite de Córdoba y Santiago del Estero, en el pueblo santafecino de Suardi, se celebró -durante el fin de semana largo- el Séptimo Encuentro Nacional de Murgas.
Sin Caretas fue la murga anfitriona y la responsable, como todos los años, de llenar las calles de este tranquilo rincón de La Pampa con los festejos burlones de estas agrupaciones carnavaleras, que vienen haciendo bulla en nuestro país desde hace más de dos siglos.
Año tras año, la participación de las murgas fue creciendo, pasando de unas siete en 1999 a las 60 que se dieron cita en este octubre. Hubieron murgas numerosas y también algunos representantes de murgas que por cuestiones económicas o de tiempo no pudieron llegar a Suardi con el equipo completo.
Por los corsos gratuitos
Luego de una extensa caravana murguera de seis micros (que duró cerca de 14 horas), los murgueros de Buenos Aires llegaron por la tarde al Comedor de Cáritas del pueblo para reunirse con los demás murgueros del país en la raviolada organizada por los santafecinos.
Con la panza llena y el corazón contento, las últimas murgas en llegar a Suardi fueron al Camping a armar las carpas. Mientras, con los últimos rayos de sol, comenzaba la primer asamblea del Encuentro, en la que se discutió: organización dentro del parque, orden de presentación de las murgas en los festivales del día 14 y 15 y temas a tratar en las próximas dos asambleas.
Por la noche, en la plaza principal del pueblo, luego del desfile inaugural teñido de rojo y amarillo (los colores que visten a los Sin Caretas) se presentaron alrededor de catorce murgas, terminando el corso por la madrugada.
Por el feriado de carnaval
El domingo por la mañana, mientras los porteños preparaban el guiso, los temas tratados por la asamblea fueron los siguientes: la lucha por la vuelta de los feriados por carnaval (eliminados por la última dictadura militar), poder entablar un diálogo común con la agrupación MURGAS, formada por comparsas porteñas que participan en el circuito oficial de carnaval.
Se habló de la articulación y el intercambio de experiencias entre murgas de distintos puntos del país, del Día del Murguero (marcado en el calendario mendocino el 18 de diciembre en homenaje a tres murguistas fallecidos); entre otros temas.
La Murga Los Que Quedamos de Ituzaingó fue la encargada de organizar el Museo Murguero, donde cada murga exponía elementos de su agrupación en un sector del Parque. Al mismo tiempo, se realizaban talleres de percusión, baile, maquillaje y canto dictados por murgueros; para murgueros y vecinos de Suardi.
Por la noche, en el Barrio Oeste del pueblo, se llevó a cabo el segundo corso en donde se presentaron las murgas restantes. El festival terminó con la quema de un muñeco y una fogata del "Nunca Más", en referencia a los crímenes de la última dictadura militar, a las seis de la mañana.
Por la fiesta popular
Cada rincón de Suardi quedó retumbando. En cada sector del parque, los toques de la Matanza (la demostración de baile del murguero) evidenciaron las ganas de que esa comunión murguera no termine.
Por la mañana, los murgueros volvieron a debatir –mediante una asamblea- los pasos a seguir en el Movimiento Nacional de Murgas; haciendo hincapié en el trabajo por los feriados, en la convocatoria a la 10° Marcha Carnavalera de La Plata que se hará en diciembre y "en la unión murguera por la lucha contra la impunidad".
El encuentro dejó sabor a carnaval, un gustito dulce que hace sentir que el Movimiento Nacional de Murgas es importante para la construcción de la identidad nacional; tanto a nivel social como cultural. El deseo fervoroso de que el festejo bacanal sea reincorporado a nuestras vidas seguirá, siendo el objetivo de todo murguero.
¿Por qué se respetan las fechas religiosas y no las seculares? Resucitar los feriados de carnaval no es un capricho murguero; Momo sabe que si lo recuperamos, el pueblo recupera la fiesta, una parte de la memoria, un poco de la libertad de poder jugar y también, el legítimo reconocimiento a las creencias populares.
Fuente: http://www.agenciaisa.com.ar/cultura/articulo.php?idArt=44&PHPSESSID=7e02397





Diálógos, mezclas, tensiones, conjunciones ... De lo arcaico profundo a lo que contemporáneamente cargamos de esa misma recóndita y atávica región de nuestro ser en este singular ensayo que aporta insoslayables líneas de análisis sobre nuestra cultura popular.


" ARGENTINAS: CRISOL DE ARCAICIDADES"Por Alfredo Armando AGUIRRE


A los que ya conocen nuestro discurso, les parecerá este desarrollo, casi una repetición. En cierto sentido les asiste la razón si así lo pensaran. Sin embargo, siendo esta comunicación, como la inmensa mayoría de las que hemos formulado a partir de 1997, orientada a ser divulgadas telemáticamente, estimo que debo remontarme hacia mis comunicaciones anteriores, de las cuales, la presente, constituye una suerte de actualización (al estilo del "upgrade" informático.)
Lo que sucede, es que parafraseando a Neruda: "Nosotros los de entonces/Ya no somos los mismos... A medida que uno adquiere nuevas informaciones, tiene nuevas vivencias y continúa sus cavilaciones sobre temáticas circunscriptas, capta otras dimensiones de lo que creía ya decantado. Por ejemplo hace bastante tiempo, tomé como ayudas para mis desarrollos aquel: "Todo escrito es autobiográfico" de Goethe, así como aquel " Pinta tu aldea y serás universal" que creo es de Tolstoi. Y digo esto porque siempre he leído esta idea- fuerza, de segunda mano y no en el texto directo.
Muy posteriormente he incorporado, reforzando los otros dos conceptos un pensamiento que Agustín Alvarez atribuye a Emerson: ""tan solo podemos ver fuera lo que tenemos dentro"". Este concepto seria acogido con posterioridad por la teoría antrópica, en apotegmas como: "El universo mismo no existe independientemente del observador", Y había sido precedido por aquel de Fichte que sostenía: "La realidad es producto de la imaginación".
Con ese bagaje conceptual, vía la lista de correo electrónico Coalition for Self Learning, que orienta desde Maine, Bill Ellis, hemos accedido al concepto de "holon", acuñado por Roger Sperry (Nobel de Medicina 1981).
Ellis, es muy insistente en la noción de holon, la que afirma en los últimos descubrimientos de las llamadas ciencias cognitivas y la neurociencia. El holon, no es nada mas que el cerebro, que según todo este basamento teórico, funcionaría a trazos gruesos de la siguiente manera: Todo nuevo conocimiento que una persona incorpora a su mente, altera los conocimientos preexistentes, y cada holon a la vez está inserto e interconectado con otros holones, con lo cual se llega a las perspectivas holística, donde todo esta vívidamente interconectado.
Mas esta interconexión, supone diferenciaciones vinculadas a lo cultural y a lo telúrico, que enmarcan, y hasta llegan a condicionar los comportamientos personales.
Si bien en nuestros respectivos holones la información va incorporándose a medida que tomamos conocimiento de ella, independientemente de la fecha en que se haya producido la información (esto es especialmente valido para todo tipo de documento). Congruente con ello, a los fines de mejor comprensión de la presente comunicación, vamos ahora a enunciar por orden de incorporación a nuestro bagaje de conocimientos, de la documentación proveniente en general de las ciencias del espíritu y la cultura, y en particular de la antropología social y cultural, culturología o Etnología.
Esta identificación de fuentes, no implica ni orden de importancia, ni que no hayamos incorporado a nuestro holon, otros conocimientos, que también conforman la masa dinámica y cambiante del mismo. Aquí, como en otros ítems que desarrollaremos, es valida la sentencia contenida en la Vuelta del "Martín Fierro", de José Hernández publicada en 1879: "Hasta el pelo más delgado hace su sombra en el suelo". También a Hernández, pertenece el apotegma: "Todo el mundo es escuela", que integra su menos conocida obra "Instrucción del Estanciero", de 1881. Con ello otorgamos igual jerarquía a toda información que hayamos ido almacenando, conservando y obviamente elaborando en nuestro holon.
Tengo para mí, que a nivel de bagaje teórico en el tema que nos ocupa en este desarrollo, la primera obra que me impactó, fue la lectura allá por 1966, de la obra de Alfredo Moffat, "Estrategias para sobrevivir en Buenos Aires", obra que una amiga me prestara. Allí un Moffat joven, distinguía tres culturas en la ciudad de Buenos Aires y alrededores: la cultura ejecutivo, la cultura empleado, y la cultura "cabecita".
Años después, en el último año de mi carrera de grado(1969), me encontré con una disciplina que desconocía: La Antropología Social y Cultural, cuya profesora era Sandra Siffredi. Desde entonces sugerí como un libro para adentrarse en las cuestiones humanas a " Teoría científica de la Cultura" de Broneslao Malilowsky. Esos conocimientos me hicieron tener receptividad para con los documentos de un casi desconocido "Movimiento del Nuevo Proyecto", allá por 1971, donde se declaraba que no había culturas superiores sino distintas.
Mi contacto con este "Movimiento", me puso en clima para recibir la invocación realizada enfáticamente por el Presidente Perón, en su mensaje al Parlamento en la mañana del 1ero de mayo de 1974, cuando exhortó en dos ocasiones a "desarrollar un profundo nacionalismo cultural". Cabe acotar que a esa fecha se desempeñaba como Subsecretario de Gobierno Angel Monti, autor del libro "Proyecto Nacional", publicado hacia 1971 y que fuera llevado a Perón aún en el exilio por el periodista Bernardo Neustadt. Cuando uno lee los contenidos de ese libro advierte la influencia de Monti en aquella invocación de Perón.
Mi comienzo a perfilar alguna caracterización personal de la Argentina, fue, casi fortuito. Correría, 1979, cuando en conversación informal con Carlos Tapia quien a la sazón era Jefe de la oficina pública donde trabajaba, empezamos a esbozar un hipotético programa radiofónico, que nunca fue. Allí se me ocurrió un título para el programa: "País Plural". Y ese sería el nombre de un articulo, que escribí allí por 1980 y 1981, pero que recién publicaría en Abril de 1982,en el Diario "La Reforma" de la ciudad de General Pico, en la provincia Argentina de La Pampa, donde había comenzado a publicar colaboraciones desde Octubre de 1977, llegando a publicar las mismas en ese medio hasta febrero de 1998.
Fue hacia 1980, que tomé conocimiento de las ideas de un eslovaco, radicado en Argentina Esteban Pokacovic, que se resumen en su libro "¿Qué es una Nación?". La tesis principal de Pokakovic era que: "la cultura era la esencia de las nacionalidades", y hace explícita su relación con el llamado al "profundo nacionalismo cultural" arriba señalado
Mas fue entre fines de 1983 y mediados de 1984, cuando me enteré de la existencia de dos pensadores argentinos, que habrían de influenciar mi quehacer intelectual en adelante. Se trataba de Saúl Alejandro Taborda(1884-1944) y de Gunther Rodolfo Kusch(1922-1979). De la lectura de Kusch pronto tomaría el contacto inicial con la obra de Bernardo de Canal Feijoó, fallecido en 1982).
Ello ya se reflejaría en mi articulo "Argentina: grasita, morena y Latinoamericana", publicado en La Reforma, poco antes de las elecciones presidenciales argentinas de mayo de 1989.
A mero título de acotación, cabe consignar que el listado completo de los artículos de mi autoría que voy citando, puede consultarse en la dirección web
http:// choloar.tripod.com/trabajos.htm.
Este fue el bagaje intelectual específico, conque me sorprendió la irrupción de las Tecnologías de la Comunicación y la Información (TICs), que en mi caso acaeció hacia mayo de 1992. No obstante el torrente de información que viene incorporándose a mi "holon", se remonta a la llegada de la modalidad de Internet comercial a la Argentina, a mediados de 1996.
El impacto que viene provocando a nivel global la irrupción de las TICs, se verifica en nuestra tarea intelectual. El torrente de información y la diversidad de la misma que venimos obteniendo, almacenando y elaborando abre continuamente nuevas perspectivas para abordar los temas que nos preocupaban en nuestra época "Pre - TICs". Ello no implica que hayamos dejado de abrevar en información soportada atómicamente en papel, pero ambas se complementan recíprocamente. Nuestra saga intelectual es un permanente "ida y vuelta" de informaciones soportadas atómicamente y electrónicamente, de confrontarlas con nuestras vivencias y de permanentes meditaciones, que a su vez vamos volcándolas al "cyberespacio", posibilidad que supera las restricciones de diversa índole que se presentan para publicar por escritoen soporte gráfico.
Reiterando que toda información que ingresa a nuestro "holon" tiene igual valor, y sin que ello indique orden de importancia alguna, deseo destacar el torrente informativo recibido por vías de : la lista de correo orientada por Bill Ellis mencionada precedentemente; la de la red de Humanistas Latinoamericanos, animada desde la universidad Sueca de Lund, por el uruguayo Fernando Flores Morador; los proyectos como Mística animados por Daniel Pimienta desde la República Dominicana; el núcleo Estética Cuántica, con sede en España; el proyecto "Infonomía" que orienta desde Barcelona, Hernán Cornellas, y la lista Global Knowledge Development(GKD). De los mismos surgen innúmeras ramificaciones. Nuestros intereses de conocimiento y los "motores de búsqueda" complementan un panorama, que puede llevar si no se hace un esfuerzo de equilibrio permanente, a lo que Cornellas llama "infoxicación" y otros diabetes internacional.
La integración de todos los conocimientos adquiridos en las etapas "Pre y Post TICs", ha generado una sinergia en nuestro espíritu, que hace que aproximadamente a partir de 2001 vengamos formulando comunicaciones que en forma incremental nos llevan a los comportamientos que animan la cotidianeidad de los habitantes de la República Argentina. Una de las conclusiones que se afianzan como consecuencia de esta permanente elaboración es la que en nuestra perspectiva etnológica o antropológica, no hay una Argentina sino varias.
De aquí inferimos corolarios como seria la existencia que una persona sea portadora consecutiva y/o simultánea de varias Argentinas. Puede el lector colegir los efectos de la coexistencia de cosmovisiones distintas en una misma persona, aunque se nos ocurre que se trata de casos extremos.
Al principio de este desarrollo nos referimos a los autores argentinos Saúl Taborda, Gunther Rodolfo Kusch y Bernardo de Canal Feijoó. A ellos se han sumado obras de Carlos Astrada, Carlos Imbelloni, El conde Keyserling, Fernando Pagés Larraya (cuya monumental obra "Lo irracional en la cultura", publicada de 1982, es una cantera proteica de bibliografía) y de Carlos Molina Massey(un autor que estamos investigando en los momentos de redacción de este trabajo). Estos autores nos han conducido a lecturas de obras de José Hernández, de Ricardo Rojas y de Leopoldo Lugones. De Rojas "El país de la selva" y "Eurindia", y de Lugones "La Guerra Gaucha". Han coincidido en el tiempo una lectura de las obras de Imbelloni o de la colección orientada por él para la biblioteca Humanior (Particularmente sus tomos "Epitome sobre culturología"(1937) y "Folklore" (1959), así como una antología sobre la etnocultura lituana disponible en la Web en idioma inglés.
( sitio : http://ausis.gf.vu.lt/eka/index.html )
Y ello también fue en simultaneidad con la publicación de la Tesis doctoral de Fernando Flores Morador "Tierra firme anticipada",cuya edicion de prueba en castellano data de 2003. Ello nos ha enfrentado con un concepto que nos resulta muy esclarecedor: el de lo arcaico.
Flores Morador contrapone a "lo arcaico " con "lo moderno". Y en Imbelloni percibimos una gran similitud de su noción de "folklore" con esta noción de lo arcaico. Para ser más preciso Imbelloni, en este trabajo que si bien se publicó en 1959, data de una conferencia que impartiera en 1942, adopta el concepto de "folklore" tal como lo acuñara Thoms hacia 1846.
Esta similitud de la noción de arcaico, adoptada por Flores, con la noción de Folklore asumida por Imbelloni, nos lleva a realizar algunas consideraciones adicionales.
Hay una dimensión digamos epistemologica en que desarrollos intelectuales formulados en pleno desarrollo del positivismo, se resignifican en el contexto de lo "transdisciplinario". El positivismo y la aplicación de método hipotético- deductivo a las Humanidades, redundaba en estudios realizados en compartimentos estancos. Así con la perspectiva del tiempo y mediante abordajes transdisciplinarios, uno cae en la cuenta de la existencia de personas trabajando sobre los mismos temas, casi simultáneamente, e ignorándose por estar en distintas disciplinas. A ello se adiciona las distintas lenguas en que eran escritas las obras(en el caso que alcanzaren a ser impresas). En el caso de la etnología y la etnografía también son notorias las distintas escuelas unas de lengua inglesa, otras en lengua alemana y otras de lengua francesa.
Podríamos comprobar que los estudios en materia de cuentos mitos y leyendas, se hicieron fuera de la Antropología y en idiomas menos difundidos como el Ruso o el Finés, con lo que tardarían en ser conocidas.
Y ello, sin contar que en algunos círculos académicos asentados en universidades no se cultivaba el pluralismo de escuelas y sólo se difundían aquellas obras afines a la escuela circunstancialmente dominante.
La irrupción de las TICs, pone a disposición gran parte de este material que estaba disperso, incluida la posibilidad de traducción automática, y con perspectivas transdisciplinarias se pueden intentar nuevos abordajes interpretativos.
En esa dirección, resulta sorprendente el material producido en las áreas que nos interesan que se han venido generando desde mediados del Siglo XIX, hasta la aparición de las TICs, y resulta saludable comprobar como en forma exponencial, hay gente que se toma el trabajo de colocar en la Net ese tipo de documentación y ello va redundando en una elevación de la calidad del trabajo intelectual, así como la reformulación de sus prácticas, muy influenciadas por la épocas Pre - TICs.
De ese material que fluye por la red y en orden al presente desarrollo, nos ha resultado de sumo interés, el despliegue de la cuestión de las minorías étnicas en Europa, enmarcada en el contexto de la reciente Unión Europea y con nuevos aportes conceptuales como lo Multiétnico", lo multicultural" y el "melting pot" étnico. Sobre este punto profundizaremos mas adelante.
Por aquello de "lo autobiográfico" consignado al principio del presente desarrollo, debo consignar que pase los años formativos de mi infancia(Nací en 1947) en la ciudad portuaria de la Ensenada de Barragán, asentada en la costa occidental del Río de la Plata, aguas abajo de Buenos Aires unos cincuenta kilómetros. Esos años formativos incluyeron toda mi enseñanza primaria o básica hasta los doce años.
Es casi obvio consignar, como con el paso del tiempo uno da interpretaciones más sesudas a los recuerdos de la infancia. En nuestra niñez, y en un tiempo donde la edad era respetada como sinónimo de experiencia de vida, convivíamos con gente que había pasado su niñez y adolescencia, en esa suerte de "belle epoque" que el imaginario de entonces remontaba a las ultimas décadas del Siglo XIX y las primeras del XX. Mas allá de las novedades que siempre se imponían en la Capital Federal, en el interior se vivía con pautas mas ligadas al pasado que a las modas que llegaban desde los epígonos de Occidente. Había una serie de ideas - fuerzas, aceptadas por la población en general, que normalmente habían sido impuestas por la clase dirigente en esa "edad dorada " de la "belle epoque" que aludíamos antes. Una de ellas era la de "Argentina: crisol de razas".
Pese a los cambios que estaba comportando el fenómeno peronista, esos valores persistían, sobre todos mantenidos por el credo laico que administraban las maestras. Las pautas laicas, positivistas y masónicas de la Ley 1420, seguían propagándose por el sistema educativo. Adicionalmente debe recordarse que el mismísimo Sarmiento había sido el creador de la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, y las pautas introyectadas en el sistema educativo persistían mas allá de los duros cuestionamientos al positivismo que venían realizando pensadores como Taborda, Juan Mantovani entre otros. El sistema educativo venia montado sobre el ideario liberal positivista, que habían divulgado personalidades como Manuel Belgrano, Rivadavia, Sarmiento y Alberdi.
Descontando que procedieron de buena fe, todos ellos creían en los valores que tenían como puntos de referencia la Revolución industrial inglesa, la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa. Todos sus esfuerzos, aun con sus matices diferenciales, sobre todo en el caso de Belgrano con respecto a los otros tres "prohombres", y de los que adscribían a su ideario, estaban orientados a hacer en estas tierras un emporio de progreso al estilo de los Estados Unidos o las partes de Europa donde el progreso había sacado carta de ciudadanía(Francia e Inglaterra).
Debe recordarse para fundamentar lo que acabamos de afirmar, que para impulsar las reformas borbónicas, que eran un cambio substantivo al ideario que los Habsburgos habían cristalizado en el Derecho Indiano, se designó en 1794 a Manuel Belgrano a cargo del Consulado de Buenos Aires. La tesis doctoral de Germán Tjarks de 1962, "Las proyecciones del Consulado de Buenos aires en el Virreynato de Río de la Plata", dan una idea aproximada de los aportes de Belgrano. Debe recordarse que el Consulado pasó a integrar la burocracia pública de las primeras etapas de la emancipación, subsistiendo curiosamente hasta 1820, año del fallecimiento de Belgrano.
Así como la obra de Tjarks, permite columbrar el aporte de Belgrano, la recopilación del Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, "Comisión de Bernardino Rivadavia ante España y otras potencias de Eutopa (1814-1820), publicada entre 1933 y 1936, reseñada en la obra de C. Galván Moreno "Rivadavia: el estadista Genial"(1940), nos permite tener un esbozo de lo que la clase dirigente intentaría hacer con la Argentina. Las obras escritas y el quehacer de Sarmiento y Alberdi, permiten corroborar hasta que punto fueron continuadores de los libretos pergreñados por Belgrano y con mas "ingeniería de detalle" por Rivadavia.
Los Festejos del Centenario de la Revolución de Mayo, fueron el apogeo del país que diseñaron estas personalidades y sus seguidores e instrumentadores. Partían del supuesto con hacer tabla rasa con todo lo preexistente. Llama la atención como en las obras de Sarmiento y de Alberdi, se anatemizaba al "coloniaje" español. El indio, que había sido tenido en cuenta en los primeros años de la Emancipación (Recordar el sol inca del Escudo, el proyecto belgraniano de coronar un príncipe inca o la circunstancia que la Declaración de la Independencia de 1816, se había publicado también en quichua y aymará); el indio no era casi tenido en cuenta. La población de origen africano que era de mucho volumen y arraigo, merecía trato análogo. La cuestión era traer inmigrantes europeos, particularmente sajones y alemanes, y adoctrinarlos a través de tres instituciones: La escuela laica, gratuita y obligatoria; el servicio militar obligatorio, y el voto secreto, obligatorio y universal. Los dos primeros componentes se pusieron en plena vigencia, más el tercero, que demoró en su instauración y sus resultados, hicieron que los que monitoreaban el sistema, apelaran a recursos de todo tipo para demorar su aplicación.
Pero ello no quitaba que en el clima de la Argentina del Centenario, el grupo dirigente y los descendientes de inmigrantes que a él iban adscribiendo, asumieran con carácter de principio, aquel de la "Argentina como crisol de razas". El presidente Hipolito Yrigoyen, surgido de la puesta en marcha del sistema del voto secreto y obligatorio, decretaría en 1917, el festejo del 12 de octubre como "Día de la Raza", como prueba confirmatoria de la idea- fuerza. Y en mi época de escolar se seguía festejando ese "Día de la raza", aunque el racismo ya había comenzado a ser estigmatizado como una lacra padecida por la Humanidad...
Claro que en estas reminiscencias, nos resultaba algo natural por entonces eso del crisol de razas, porque nuestros vecinos eran españoles, italianos, "rusos"(así de les decía a los judíos), "turcos(así se les decía a los sirio -libaneses), griegos, búlgaros, ucranianos, ingleses (muy borrachos ellos...) negros caboverdianos (por eso de niños, creíamos que los portugueses eran negros...), vascos y polacos. No por casualidad, la ciudad vecina a Ensenada, Berisso es la "Capital Provincial del inmigrante". Los hijos y/o nietos de esta gente era nuestros compañeros de escuela: Benross, Monteiro, Pasaris, Kalipolitis, Ruscitti, Yaber, Gonçalvez; Garay...
Pasaron años... décadas y con la irrupción de las TICs, emblematizadas por Internet, paulatinamente comenzaron a introducirse contenidos, que eran poco difundidos, antes de su irrupción. Además no debe desdeñarse que la aparición de Internet estuvo directamente influida por la implosión del "socialismo real".
En ese flujo de información en el que desde sus inicios, fuimos abrevando con avidez, nos encontramos con los sitios catalanes. Allí, confirmamos lo que allá por 1977, habíamos leído en el "Sueños y existencia " de Fritz Perls: " Aprender es descubrir". Descubrí lo pertinaces que son los catalanes con su identidad cultural y que muchos de los apellidos que nos eran cotidianos, no eran españoles sino catalanes. Coherente con su predica de nacionalismo cultural, vía sus sitios web, fui accediendo al reconocimiento de las minorías étnicas, que se promueven en el marco de la Comunidad Europea. Descubrí allí a los apellidos gallegos, a los apellidos vascos, a los apellidos mallorquines, a los apellidos valencianos. Los mismos que formaban parte de nuestra cotidianeidad. Entonces pegando un salto atrás me acorde que durante las Invasiones Inglesas se habían conformado regimientos para la Defensa de Buenos Aires. Entre ellos estaba el Tercio de Galicia y los Miñones, que ahora descubrimos eran catalanes. Y ello sin olvidar al Regimiento de Pardos y Morenos que denotaban la fuerte presencia africana en la Argentina colonial.
Entonces fue que empezamos a descubrir que unos no eran franceses sino occitanos y entendí a la señora que decía: "No soy Francesa: soy alsaciana". Y entendí la diferencia de un napolitano, de un sardo(de allí viene el apellido Perón) o de alguien del Ticino vecino a Suiza. Entendí que un galés o un escocés no era un ingles, lo mismo que un irlandés católico. Y así nos dimos cuenta que en Buenos Aires había programas de radio de las colectividades eslovenas, de los alemanes del Volga y otras colectividades.
Nuestro primer "descubrimiento" fue barruntar que la ola migratoria que llego a la Argentina entre fines del siglo XIX y principios del XX, la que esta documentada cuantitativamente en la obra de Warren de 1948 "Emancipación económica Americana", estaba compuesta por aquellas minorías étnicas, religiosas o políticas que habían sido marginadas de los procesos de constitución de los respectivos estados nacionales. Mas adelante y profundizando en el análisis percibimos que ello había sucedió desde la misma llegada de los colonizadores y evangelizadores españoles a partir de mediados del siglo XVI.
No es un dato menor recordar que el Descubrimiento de América, fue precedido por la derrota de los moros(musulmanes) y la expulsión de los judíos de España.
Es todo un símbolo que el vasco Juan de Garay, que fundara definitivamente Buenos Aires en 1580 , viniera acompañado de mancebos de la tierra, como se denominaba entonces a los hijos que los soldados españoles habían tenido con mujeres pertenecientes a las etnias pre - colombinas. Cuando uno espiga lo que se llama la "petit historia" argentina a niveles de genealogías, de historias de poblaciones(Como la recopilación de Amilcar Razori de 1945), o de instituciones, va percibiendo que la corriente migratoria proveniente de Europa, Africa y Cercano Oriente(armenios incluidos), con diferentes niveles de intensidad se mantuvo desde la llegada de los españoles hasta los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial(cuando llegó el último contingente migratorio de significación desde Europa). Luego en forma incipiente se insinúo una corriente migratoria desde los países limítrofes, con excepción de Brasil, como desde Perú.
Todo ello, nos remonta al concepto de "miscegenación" que nos aportó Raúl Puigbó(Ahora percibo que es un apellido catalán) en el ultimo año de nuestra carrera de grado, y que en nuestra irreverencia estudiantina tomábamos a la chacota.
En algun lugar leímos, que Canals Frau(otro apellido catalán), había sostenido en el Capitulo pertinente de la muy criticada pero poco leída "Historia de la Nación Argentina", de la Academia Nacional pertinente, en su edición de 1949, que a la llegada de los españoles había en lo que hoy es la República Argentina, cuarenta (40) etnias diferentes.
Imbelloni en su obra ya comentada sobre folklore (que comparte entre otros con Susana Chertudi, Enrique Palavecino y Bruno Jacovella) se refiere al flujo vital negro, del que nos había hablado Puigbó. Él nos mencionaba a Vicente Rossi, un uruguayo radicado en Córdoba como referente de los estudios sobre africanos negros en la Argentina. Imbelloni da como referencia los estudios de Ayarragaray. Pagés Larraya en su obra "Barroco Negro africano", nos ilustra acerca de las diferentes etnias y por ende diferentes culturas que fueron traídas por los esclavistas a la Argentina.
Atento a la información sobre las minorías étnicas que íbamos detectando en la red, como lo que íbamos recogiendo en nuestras lecturas de información soportada en papel, sumada a nuestras propias vivencias particularmente las recogidas en nuestras permanentes recorridas por las pequeñas y medianas poblaciones de nuestro país, como por sus áreas rurales intermedias, todo ello nos indujo a comenzar a pensar que aquello del ""crisol de razas"" tenía un potencial que hasta entonces no habíamos percibido.
Cuando comenzamos a barruntar el potencial de aquella idea - fuerza, ya estabamos manejando la idea de Argentinas en lugar de la de Argentina, convencidos por nuestras vivencias y estudios, que sobre un mismo espacio físico y al mismo tiempo conviven personas cuyas respectivas cosmovisiones o welstaanchaung son distintas y antagónicas.
Por otro lado existe en ciertos ámbitos del pensamiento argentino gente que de buena fe y con mucha convicción maneja un concepto de Nación, que la puede llevar a calificar duramente desarrollos como el presente. Se podría contraargumentar que existiría una confusión entre las nociones de Nación y de Estado. Después de todo estas son nociones decantadas en determinados contextos espacio temporales.
Como no es el nuestro un trabajo con pretensiones de asepcia alguna, vale consignar que consideramos como una finalidad suprema el buscar a todo trance la "unidad estatal argentina" noción que presenta algunos matices diferenciales con lo que algunos denominan la "unidad nacional Argentina".
Con la mejor de las intenciones las personas que pusieron en marcha el sistema de ideas adoptado desde Europa y Estados Unidos, por Belgrano, Rivadavia, Sarmiento y Alberdi, entendieron que se podía hacer la unidad del estado desde los poderes públicos. De allí la importancia dada al sistema educativo. Claro que ninguno de ellos, por el tiempo que vivieron, alcanzó a columbrar los descubrimientos de la Etnología y la Antropología Social y Cultural, o la psicología en cualquiera de sus variantes. En su casi postrer libro "Conflicto y Armonía de Razas en América". Sarmiento concluye el mismo con una consigna: "Seamos Estados Unidos..."(de Norteamérica se entiende.). De allí las maestras "normales", algunas de ellas traídas desde Estados Unidos por sugerencia de Thomas Mann. Durante mucho tiempo no se reparo en el sesgo totalitario que comportaba el adjetivo "normal". En la pertinacia de imponer valores mediante el sistema educativo y las resistencias a aceptarlo por parte del grueso de la población, radicaría a nuestro entender, una parte substantiva de la conflictividad argentina.
Mediante la enseñanza primaria gratuita, laica y obligatoria y complementándolo con el servicio militar obligatorio masculino y el voto secreto, universal y obligatorio, se creyó que se podía construir una "raza nueva". Ese era el crisol...
Mas sucedió con este ideario liberal positivista, al que no fue ajeno la masonería, lo mismo que había sucedido con el flujo vital colonial hispánico
De algun modo la "Educación Popular" sarmientina, tuvo el mismo propósito que el Derecho Indiano. Pero como bien apunta Imbelloni en su aporte en el libro colectivo sobre Folklore que ya hemos citado, el flujo vital hispánico(y vale acotar que la noción de "flujo vital"", se asemeja a la noción de "fluencia vital " que utilizaba Taborda, y la había tomado de Ortega y Gasset), no fue mucho mas allá de las ciudades fundadas por los españoles, que hasta el ultimo tercio del siglo XVII, apenas doblaban a las 12 fundaciones realizadas desde 1553 con la fundación de Santiago del Estero y la fundación de Catamarca en la primera década del siglo. XVII.
Debemos recordar que en términos militares lo que se dio en llamar "Territorios Nacionales", recién serian ocupados después de 1879. O sea que hasta esa época gran parte del actual territorio argentino era habitado por las etnias precolombinas.
A ello debe agregarse que en los asentamientos erigidos por los españoles, se trajo esclavos africanos negros como mano de obra.
Aunque la idea de traer población blanca europea ya formaba parte del repertorio de Belgrano y Rivadavia, los contingentes de inmigrantes, comenzaron a llegar luego de la batalla de Caseros en 1853. Y se intensificarían a partir de 1880.
Ya consignamos arriba que el grueso de esos inmigrantes, como los que los habían precedido incluso desde el mismo inicio de la conquista, eran personas, familias y grupos marginados por diversos motivos por el proceso de constitución de los llamados Estados Nacionales.
¿ Y que tenían en común las etnias aborígenes preexistentes, los esclavos africanos y las oleadas migratorias que vendrían de Europa y de Cercano Oriente? Eran portadores de estructuras culturales arcaicas Los que estaban aquí "desde el origen" y los que se fueron agregando, se encuadraban a la noción de "folklore" a la que alude Imbelloni. De lo anterior puede inferirse que hubo un entrecruzamiento entre las arcaicidades telúricas y las arcaicidades arribadas desde Europa, Africa y Asia. Y como bien apuntaba Puigbó, la colonización hispánica se caracterizaba por la "miscegenación". Los españoles tuvieron descendencia con las indias y con las negras e incluso negros e indios, o mulatos y mestizos se cruzaron entre sí, y lo mismo habría de acontecer con los portadores de arcaicidades europeas y asiáticas.
Ese singular pensador argentino, que al menos personalmente hemos descubierto recientemente, a saber Carlos Molina Massey(1884 -1964), apuntaba que al menos en lo que él llamaba Indoamérica y particularmente en lo que luego seria Argentina, la base demográfica estaría dada por la descendencia que generaría el cruce compulsivo de la soldadesca española con las mujeres indias que los caciques permitían en tratativas con los conquistadores, que hoy repugnan nuestra sensibilidad. Pero como apunta Molina Massey, fueron esas madres indias, las que insuflaron a sus hijos una religiosidad de tipo panteísta que resignificaría a la pretendida catequización, que se nos ocurre no era la motivación principal de la soldadesca que acompañaba a los conquistadores, muchos de los cuales también eran poprtadores de arcaicidades vascas, celtas, moras o judías.
Esta interpretación de Molina Massey, que se nos ocurre deben haber sido tomadas por peregrinas al momento ce su enunciación, es la que dicho sea de paso seria la base sociocultural del gaucho, de algun modo esta corroborada por nociones como la de Inconsciente colectivo de Jung, la de "guión " de Eric Berne, o la de Constelaciones familiares de Bert Hellinguerr(pensador difundido en Argentina por mi entrañable amiga Maite Robillard). A ello debería agregarse, la noción que hemos leído en "El sentido de la Vida" de Alfred Adler, y aceptada por otros estudiosos de la psicología en el sentido de lo formativo que resultan para cada personalidad, los primeros cinco o seis años de vida.
Quizás sea esto lo que llevaría a Keyserling, tal como lo consigna en su "Meditaciones sudamericanas"(1926), a enunciar la actitud del mero estar como caracterítica distintiva del hombre del interior argentino. Hace tiempo que pensamos fue muy relevante para esclarecer el descubrimiento de nuestra "Arcaicidad" la visita de Keyserling en la década del 20, traído por el mecenazgo de Victoria Ocampo. Bernardo de Canal Feijoó, que tuvo contacto con él, comenzaría a caracterizar a los argentinos como "seres estando", categoría que profundizaría Gunther Rodolfo Kusch, con su "mero estar nomás" y con su final "estar siendo". Un "estar siendo" que le permitirá afirmar que las características del pensamiento indígena y popular latinoamericano(al que nosotros bien podríamos llamar arcaico) son: el silencio, la negación y la fagocitación.
No obstante parecernos tan claro esta "confederación " de arcaicidades de hecho, demográfica y crecientemente mayoritaria dicho sea de paso, lo concreto es que la dirigencia formada por los "salones habsburgues y borbónico" y el positivismo liberal, pudieron durante siglos y particularmente desde que comenzó el periodo de la emancipación Argentina, dar la sensación que controlaban el devenir argentino.
Esa percepción se acentúo ostensiblemente a partir de la llegada masiva de inmigrantes europeos y de Cercano Oriente en los periodos arriba apuntados. Los aparatos formales del Estado, el comercio, las instituciones de bellas artes y la incipiente industria, generaron la creencia que se estaba gestando una nueva Europa en América. Esa creencia era tan fuerte, no obstante que consultando documentos estadísticos de las épocas bajo análisis, los mismos no confirman dicha fuerte creencia. Puede atribuirse esta percepción a la fuerte presencia del sistema educativo, a la influencia de los grandes diarios de la ciudad de Buenos Aires y algunas ciudades del interior.
Con la perspectiva del tiempo puede verse, algo así como "otra Argentina" en paralelo. Y ello es posible reconstruirlo a través de ciertas manifestaciones estéticas. Como los "cielitos" de Bartolomé Hidalgo, y tres obras escritas casi simultáneamente: El "Martín Fierro" de Hernández, "Una excursión a los indios ranqueles "de Lucio V. Mansilla". Y el "Juan Moreyra" de Eduardo Gutiérrez.
También contribuirían a esa reconstrucción ex post, las ilustraciones de Florencio Molina Campos, las recopilaciones de letras folklóricas realizadas, por Juan Alfonso Carrizo, las musicológicas llevadas a cabo por Carlos Vega, y la encuesta etnográfica, realizada por las escuelas del Consejo Nacional de educación, en 1923 a instancia de Ricardo Rojas
Ya en sus "Anotaciones para una estética de lo americano", de 1955, Kusch, sostenía que más importante que el "Martín Fierro" en si, era la repercusión que provocaba en el paisanaje. Esta aseveración es aplicable a la obra de Eduardo Gutiérrez, no solo a su "Juan Moreyra". Por un comentario peyorativo Domingo Buonocore, de 1975, nos enteramos que el autor que más ediciones generaba era Eduardo Gutiérrez, prueba de su aceptación entre el gauchaje, de extirpe panteísta indoamericana. Ese "Juan Moreyra", al llevarse a la versión teatral en los itinerantes circos, daría lugar a otra caja de repercusión de la arcaicidad "Transoccidental", lo que denominaría circo criollo. La arcaicidad inmigrante exógena se sentiría reflejada en otro género teatral: el sainete: La obra "El conventillo de La Paloma" de Alberto Vacarezza, refleja el "melting pot" étnico que se estaba forjando en el conventillo. En el simbólico encuentro entre El "circo criollo" y el sainete, se podría anticipar lo que Kusch concretaría en su libro "Indios porteños y dioses" de 1966, donde quedaban ecidenciados los sutiles vasos comunicantes establecidos entre las arcaicidades indo afro americanas y las arcaicidades europeas, sirio libanesas y armenias.
Esta alianza entre circo criollo y sainete, musicalizada en forma de tango y coplas, fagocitaría primero y a la radio y luego al cine, generando un tipo de aculturación para el que no hacia falta la alfabetización escolar.
La universidad, y por extensión la enseñanza secundaria seria refractaría a esta fluencia vital, con las excepciones consabidas como las de un Saúl Taborda que en su conferencia de 1932 "La crisis espiritual y el ideario argentino", calificaría a la universidad de "hortus conclusus"
Todo este acontecer cultural tomaría estatus político en las jornadas del 17 de octubre de 1945.
Uno de los elocutores de la Argentina formal, occidentalizada esa que estaba y está mas al tanto de lo que sucedía y sucede en las grandes capitales del mundo, que a lo que acontecía y acontece en los arrabales, en los campos, en los valles , en las montañas, en los ríos, en el mar y en las selvas, habría de estigmatizar a eso que hoy denominamos provisoriamente como convergencia de arcaicidades, como "aluvión zoológico".
Entendemos que hay argumentaciones que refuerzan nuestro desarrollo, o tal vez constituyan maneras distintas de decir lo mismo que venimos apuntando.
David Easton, en la versión traducida de su "Esquema para el análisis político", enuncia dos nociones de sociedad: :a) Sociedad como sumatoria de las enésimas interacciones, y b) Sociedad como grupos e individuos que se comunican. Preferimos reformular esta ultima noción, y enunciarla como: individuos o personas que se comunican entre sí o agrupadamente.
Teniendo en cuenta la noción de Bateson acerca que: "toda conducta es comunicación", así como la noción de Kusch de geocultura; la de necesidad de Malinowsky, la de "animal lógico" de Francisco Romero, y la de cooperación y/o conflicto" de Ferdinand Tonnies. Llegamos a una noción de persona, que la caracteriza como: "Animal lógico" que se comunica cooperativa y/o conflictivamente, para satisfacer sus necesidades, inserta en su geocultura.
Intentemos, en un esfuerzo imaginativo, pensar en la masa de interacciones que se generan entre los alrededor de los treintisiete (37) millones que "animales lógicos" que habitan actualmente lo que se conoce como República Argentina.
Precisemos que esos 37 millones se hayan distribuidos desarmónicamente en alrededor de mil seiscientos diez(1610) asentamientos humanos superiores a los seiscientos habitantes. Al respecto cabe recordar que un tercio de la población se concentra en el Area Metropolitana de Buenos Aires. Y aparte del grupo de las alrededor de siete grandes ciudades y áreas metropolitanas de la Argentina, existen alrededor de 1440 asentamientos entre los 600 y los 50.000 habitantes. Y por nuestras propias vivencias podemos afirmar que existen muchos asentamientos menores a los 600 habitantes, que sin constituir población rural dispersa, constituyen pequeños núcleos urbanos, formados normalmente alrededor de alguna estación ferroviaria que por lo general están desactivadas. Vale acotar que casi toda la población tiene posibilidad de acceso a servicios de telefonía, radio y televisión en sus diversas modalidades, y alrededor del 85 por ciento tiene acceso posible a Internet. Aunque a los efectos de la continuidad de la fluencia vital, estos agregados tecnológicos sean de incorporación relativamente recientes.
Mas cada una de las personas que actualmente habitan las Argentinas, no han nacido en el vacío, sino que están soportadas por una "geocultura", concepto que desarrollara el recurrentemente citado Kusch. Aunque en la realidad, el concepto aluda aspectos inescindibles, podemos expresar que cada una de las personas actualmente vivas son portadores conscientes o inconscientes del patrimonio cultural que heredaron de sus predecesores, y esa impronta de modelos explícitos e implícitos para el comportamiento, esta muy ligada, siguiendo la idea del "pensar situado" (categoría muy desarrollada por el aún novel pensador santiagueño Dardo del Valle Gómez, en su libro "América Parda"(2002), a circunstancias geográficas especificas.
En esa masa actual de interacciones condicionadas por el espacio concreto y por las historias familiares específicas, que cada uno procesa en sus "holons", se relativiza la influencia de los sistemas educativos formales, los que incluso han relativizado aún más su potencial influencia, por la presencia desde hace varias décadas de los medios de comunicación masiva que no son precisamente neutros en lo que ha transmisión de valores respecta.
Además otro factor de neutralización de la importancia asignadas por algunos sectores al sistema educativo formal, es que su influencia esta en proporción directa a la permanencia de las personas en el mismo. Y es precisamente una minoría la que tiene los estudios universitarios completos, que podría considerarse la de mayor permanencia en el mismo. La mayoría de la población solo ha finalizado sus estudios primarios. Y esa proporción se agranda a media que se hacen los cortes por las franjas de mayor edad.
Esto puede asumirse como que cuanto menos haya permanecido una persona en el sistema educativo formal, mas probabilidad de no sentirse desarraigado de los valores recibidos de su grupo familiar y la geocultura.
Y por lo que venimos desarrollando en el presente esbozo la noción de geocultura, esta muy ligada a la noción de arcaicidad: diríamos que la contiene aunque la supera en lo que hace al paisaje.
De algun modo, venimos expresando de modo distinto, aquello que Kusch señala en varios de sus trabajos acerca de las diferentes cosmovisiones que manejan los sectores "cientistas", normalmente vinculados a las universidades de las grandes ciudades Americanas y el pensamiento indígena y popular de las mayorías indoafroamericanas, que se caracterizan por el silencio, la negación y la fagocitación. En su "La negación en el pensamiento popular", Kusch, sostenía: ": Que el pueblo no sabrá con claridad lo que quiere, pero sabe bien lo que no quiere...".
En este punto vale consignar que esa actitud silente, negadora y fagocitadora, cuyos testimonios podemos percibir en personas catalogables como "bailanteros", "cartoneros", "murgueros" y "barras bravas", contrasta con la actitud mas extrovertida, de los ocupantes de las posiciones de la Argentina "Formal", generalmente descendientes de las migraciones europeas o de Cercano Oriente, abroquelada en sus burocracias publicas y privadas, cultores del "american way of life " o de las actitudes contestatarias a ese "way of life", pero igualmente occidentalizantes: Y no solo contrasta sino que genera paradójicamente actitudes de negación de la emergencia o mejor dicho de la mayor visibilidad, de algo que la misma estructura occidentalizadora había mantenido soterrada.
De allí que hayamos imaginado a los efectos de hacer explícita esta fluida cambiante y por que no decirlo agónica situación, de una suerte de gama o espectro, en uno de cuyos polos esta el núcleo "transoccidental" mientras que en el otro ubicamos el polo "occidentalizante", sin negar por la noción misma de espectro gama o "arco iris, las posiciones intermedias entre ambos polos. Cabiendo acotar que por razones estircitamente ligadas a la tasa de fecundidad de las mujeres "arcaicas", sensiblemente superior a la de las mujeres "occidentalizadas", el polo Transoccidental el crecientemente mayoritario, mientras que el polo "occidentalizante" es minoritariamente decreciente. No se trata de que un polo sea mejor que el otro. Sólo se trata de una creciente superioridad numérica
Vamos dando final a este ensayo que ha tenido deliberadamente el carácter de esbozo. Convencidos en este punto de nuestra parábola vital que la realidad(acorde a lo expresado por la venezolana Holanda Castro en su tesis " Caos y creatividad Cultural), esta mas cerca de la imagen de una nube, que de la imagen de un reloj. Persuadidos que el paradigma erigido por los Newton, los Descartes y el taylorismo, deja paso a un paradigma donde campean la imprecisión, la incertidumbre y el descontrol, tal cual lo ilustra Crichton en su novela "Parque Jurásico".
Ya Jung, en sus "Tipos Psicológicos" de 1934, insinuaba que la realidad no puede ser encerrada en una formula. Las ciencias cognitivas, y las neurociencias han reducido el papel de las teorías al de hipótesis fecundas.
Descontamos las limitaciones de este esbozo. Creemos que no obstante estar focalizado en la Argentina, es susceptible de ser extrapolable a la fluencia vital sudamericana y tal vez a todos los lugares del planeta donde el plexo de valores de la cultura euroamericana u occidental, no ha logrado penetrar salvo en los "centros" de grandes enclaves urbanos.
Deliberadamente hemos sido repetitivos y somos conscientes que o hemos omitido a otros estudiosos y no hemos desplegado en todas sus posibilidades aquellos que hemos mencionado a lo largo del desarrollo.
Si no hay casi referencias a la economía y a la política, es porque las consideramos subsumidas, congruentes e indesglosables del quehacer cultural integral
Las consideraciones que venimos realizando precedentemente, apuntan a dar sustento a la proposición acerca que: "LAS ARGENTINAS SON UN CRISOL DE ARCAICIDADES".
Forma parte de nuestras convicciones mas afianzadas en este momento de nuestra parábola existencial, que en la medida que se concuerde con la mencionada proposición en un sentido lato, estaremos en una posición más ventajosa para procesar en el contexto mediato planetario y en el inmediato de la "Patria Grande", nuestras complejas problemáticas existenciales personales y comunitarias mediante modalidades pacíficas y democráticas.
( Trabajo redactado en la ciudad de Buenos Aires entre el 3 y el 17 de diciembre de 2004)

Más escritos de Alfredo Armando Aguirre en:
Imagen: "El Desfile del Circo", Benito Quinquela Martín (1936) mural fabricado por los talleres de la Escuela Otto Krause, década de 1940.