jueves, agosto 26, 2010


VICIOSOS DE ANTAÑO


Entrevista ciberepistolar a Osvaldo "Melli" Cicero, Director General del Centro Murga Los Viciosos de Almagro*


Por Pupita La Mocuda



Osvaldo Cicero, década de 1990


Osvaldo Cicero, 2010


Década de 1990. Lito Corvalán en primer plano con pañuelo al cuello. En el medio, los hermanos Héctor y Osvaldo Cicero. Detrás del bombista, Horacio, puede verse a Roberto Corvalán.


- ¿Cómo surge esta hermosa idea de editar el CD Viciosos de Antaño?
- Bueno, después de editar el CD Sesenta años de murga y barrio algunos integrantes de la murga que hoy no salen quisieron dejar plasmada materialmente la murga de antaño. Entonces, se decidió sacarlo a modo de homenaje, es decir, se hicieron sólo cien copias que se regalaron a personas que fueron parte de esta historia y a otros, que por su dedicación a esta muestra de expresión artística, pensaron que lo debían tener.
- ¿Quienes participan en este proyecto de preservación de la memoria murguera?
- Puntualmente, Lito Corvalán y yo.
- ¿Lito salía en Los Viciosos al momento en que las glosas y canciones que contiene el disco se cantaban y recitaban en los corsos y teatros? ¿Cómo lo recuerda él? ¿Cómo una época de gloria?
- Sí, Lito fue miembro activo de la murga durante los años 1969 y 1970 en que se registraron las grabaciones. Era una época distinta que yo no pude vivenciar pero el Teatro Nilo, (1) por ejemplo, para ellos era el “lugar clave”.
- ¿Cómo se guardó el material durante estos cuarenta años? ¿Quién puso a resguardo las grabaciones?
- Se conservaban en un cassette y lo tenía Lito en su poder.
- ¿Cómo se eligieron los temas?
- El contenido del cassette se grabó de manera completa y lo único añadido es el tema número 14, que es una glosa escrita por Nito Chadrés, (2) que se agregó en las voces de Lele y Lito Corvalán.
- ¿Aparte de ese cuáles otros decidieron incluir?
- El CD incluye dos Recitados de Entrada - uno por Pirulo (3) y otro por Armando - y dos de Retirada; dos Canciones de Entrada, que son dos candombes, y cuatro Canciones de Retirada. Además, hay dos Canciones de Crítica: a Susana Giménez y Monzón y a Kung Fu. Por último, está el Show de Ariel del año 1971.
- ¿Se sabe quien o quienes compusieron las letras de las canciones y glosas?
- Puntualmente hay cuatro personas que son los responsables de las composiciones: Nito Chadrés, Juan Carlos Muralla, Domingo Romano (Mingo) y Eduardo Thiano (El Mono). 
- ¿Qué edad tenían ellos en esa época?
- La mayoría de los integrantes de esa época rondaban entre los 18 y 25 años. El Bebe (4) y El Mono se encuentran fallecidos.
- ¿Quién es el propietario o la propietaria de las imágenes utilizadas en el CD o quién las conservó? ¿Son más o menos de la misma época que las canciones?
- Las imágenes las aportó Carlos Puppio (Bostero) y son de los años 1969 y 1970.
- Nombremos ahora a los protagonistas de esta historia extraordinaria, ¿te parece, Osvaldo? ¿Quienes son las personas que pueden verse allí y dónde se tomaron las fotografías? ¿Viven aún?
- ¡Dale, cómo no! En principio, en la tapa están Mingo, Hugo, Nito, Roberto Corvalán (Falopa), Bostero, Lombardo, Ramón Bolilla y Petiso. Algunos de ellos ya han fallecido pero gracias a Dios la mayoría sigue vivo y en actividad murguera ¡para el deleite de la gente!




El chico en la fotografía de la contratapa es Jorge Heredia (Carozo). Fue tomada en el viejo conventillo de la calle Bulnes.





En la imagen del interior de la tapa, la que tiene el cartel de venta de cigarrillos están Bebe, Mingo, Meco y Ariel. Ese es el almacén de Marco justo en la esquina de las calles Guardia Vieja y Bulnes, donde actualmente llevamos a cabo la Misa Viciosa.





En la estampa redonda sobre el CD se observa a Ariel, Bostero, Lombardo, El Chino y Cacho. Fue tomada durante un ensayo para carnavales en la casa de Bostero, en Bulnes 838. Ese fue el primer lugar que la murga tuvo para ensayar.






* El Centro Murga Los Viciosos de Almagro se formó en el año 1950 en las esquinas de Guardia Vieja y Bulnes en pleno barrio de Almagro. Gran parte de la gente que vivía en un conventillo de la calle Guardia Vieja y murgueros que estaban saliendo en una murga del barrio de Palermo, se juntaron, decidieron representar a su barrio y de esa manera nacieron los Viciosos. En todos estos años han cambiado los colores de sus trajes: primero fueron fucsia y turquesa; luego azul francia y blanco y, por último, al existir cada vez más murgas con esos colores, decidieron agregarle el negro para diferenciarse del resto. Grandes cantores como El Mono, El Bebe, El Loco Mingo o Villita, bombistas como Nito Chadrés, Meco o Ignacio formaron parte de esta murga. También, las imitaciones de El Negro Ariel y glosas de la mano de Tripa o Juan Carlos Muralla. Hoy en día los mellizos Cicero sobre el escenario tratan de seguir los pasos de sus antecesores. Cierran durante muchos años el corso de Avenida de Mayo o el mismo Teatro Nilo, donde la gente espera ansiosa su presentación, Dejan de salir por algunos años en la época de la dictadura y resurgen en la década del ochenta con gente que viaja desde Soldati y de otros barrios para integrar la murga. En clubes como Agronomía, Parque Chas, Islandia o California, en los que se presentan algunas murgas de la Capital Federal y otras de la Provincia de Buenos Aires, son de las que mantienen el carnaval latente,hasta que reaparecen en los últimos quince años los corsos dentro de la Ciudad. Formado por familias enteras del barrio que siguen aportando su semilla como los Corvalán, los Puppio, los Giannoti o los Cicero se han hecho un lugar en la historia del Carnaval Porteño. Ver: http://www.losviciososdealmagro.blogspot.com




(1) El Nilo, que perteneciera originalmente a la Empresa Gigliotti Hermanos, estaba ubicado en Avenida Boedo 1063, donde tuviera –antes de la construcción del cinematógrafo -, su Teatro de Verano el célebre comediógrafo y poeta José González Castillo hacia el año 1917, y previamente a ello, desde 1915, funcionara el Circo Politeama Doria. Este denominado Cine Teatro Nilo se inauguró el viernes 8 de marzo de 1929 en una “Función artística en honor y a total beneficio del Club Social Mariano Boedo”, con la actuación de la Banda Municipal y la proyección de dos películas. En la tercera sección, tenían lugar los Números Vivos. La lista incluía a “Carlos Américo, Cancionista Nacional acompañado por sus guitarristas; Dorita González (La Petit Maizani), precoz estilista de seis años; Carelli and Fátima, Excéntricos Musicales y Parodistas; Trío de los campos, Comedias, Parodias y Astrakanadas. El Skech a transformación: Gaviones de Conventillo; Senra- Sanda, Dúo cómico internacional y por último la Sra. Tania, la fiel intérprete de la canción criolla”. Fuente: http://buenos-aires.idoneos.com/



(2) "Este visionario, cantor, bombista, murguista de avanzada, creyó antes que nadie en la murga como género artístico", señala Coco Romero. Nito guardó las grabaciones durante veinte años y luego las ordenó y organizó. Todos sus protagonistas se conviertieron, hacia fines del siglo, en referentes a la hora de la recuperación de la murga. Romero, Coco: La murga porteña. Historia de un viaje colectivo, Buenos Aires, Atuel, 2006, pág. 194.



(3) Pedro Pardo. Dato tomado de Romero, Coco: La murga porteña. Historia de un viaje colectivo, Buenos Aires, Atuel, 2006.



(4) Rúben "El Bebe" Lamas, tal como era conocido Roberto Leguiza, nació en el barrio de Palermo en 1937. De niño integró el elenco de Los Ases, una comparsa de acróbatas. Su primera murga fue Los Bohemios de Palermo. Incursionó en el canto a los veinte años de edad en Los Pecosos de Almagro teniendo como consejero a Nito Chadrés. Participó en distintas murgas - entre ellas Los Viciosos de Almagro. Falleció en el año 2005. Romero, Coco: La murga porteña. Historia de un viaje colectivo, Buenos Aires, Atuel, 2006.




miércoles, agosto 25, 2010





El viaje a la semilla: Viciosos de antaño.



Por Pupita La Mocuda

Aún siguen poblando mis oídos los sonidos de un registro artístico e histórico - cultural de magnitud poco común: Viciosos de Antaño, un maravilloso disco compacto que generosa y gentilmente me ha sido enviado; que recopila glosas, recitados y canciones murgueras - entradas, críticas, retiradas con música de candombes y tangos - y que data de por lo menos cuatro décadas atrás. Al golpe del bombo con platillo, el del inolvidable Nito, ese que persiste hasta hoy, el del pulso atávico exacto hasta lo infinitesimal que empuja la sangre en el cuerpo.

Parece mentira pero allí están las míticas y sempiternas voces de Pirulo, Eduardo Thiano, Mingo, Armando, Ariel, pronunciando Buenos Aires en cada sílaba y en cada silencio; expresando una poética visceralmente porteña, profunda como una puñalada, que, aún sin desearlo, quizás sin siquiera imaginarlo, entran en diálogo fecundo con nuestra murguera contemporaneidad tensando hasta lo indecible el contenido, el concepto mismo, de tradición (esa herencia no acumulable radicalmente ambigua en su valor).

Así como las personas somos tanto nuestro ser presente a la vez que todos aquellos que fuimos y que seremos, del mismo modo, la murga (porteña) es todas aquellas murgas que fue y que será en cada momento de su historia, que todavía no ha terminado porque "el pasado es sólo prólogo". Por eso, Viciosos de antaño nos interperla incluso desde las imágenes en papel que lo recubren: verdaderos fotogramas de una película que hemos visto en nuestras ensoñaciones más felices de un pasado que acuna, que arrulla y que, pese a todos los intentos por sofocarlo, persiste, cualquiera sea la manera en que decidamos recrearlo para seguir construyendo identidad, aquello que siempre está en el futuro pero que desesperadamente buscamos atrás porque ahí sostenemos empecinadamente que ha nacido.

Viciosos de antaño nos requiere sobre las rupturas, pero más aún, sobre las continuidades de la murga porteña como género artístico, exhortándonos a proseguir indagando en su conjunción de lenguajes, sus retóricas, sus temáticas y sus enunciaciones, su simbología y sus anclajes. Más aún, Viciosos de antaño nos reclama perseverar en la reconstitución de la historia no oficial, subalterna, silenciada; en las acciones, pensamientos, sentires y representaciones de los sujetos involucrados en su práctica, murgueros y murgueras, verdaderos artistas del pueblo, autores, instrumentistas, bailadores e intérpretes casi anónimos, injustamente olvidados, ninguneados, nunca pero nunca en la mira concreta de las llamadas políticas culturales, esos que tozudamente la arrastraron casi sin fuerzas pero de pie hasta el presente para devolverle un futuro. Y las de quienes hoy en día recogen esos susurros del tiempo y los hacen carne.

Y nos interroga, finalmente, Viciosos de antaño, sobre las maneras, a veces insospechadas, de recuperar, de recobrar, de visibilizar la cultura, la historia y el arte populares, siempre frágiles, siempre evanescentes, siempre en riesgo de perderse. Pero no del todo, afortunadamente, como demuestra arrancando estallidos al silencio, este valiosísimo y sorprendente emprendimiento de raíz almagrense de reconstrucción de la memoria colectiva. Gracias, Viciosos. ¡Felicidades y felicitaciones!





Fogwill, Quiquito

Por Horacio González para Página 12.

No va a ser fácil acostumbrarse a la ausencia de Fogwill, porque estaba en todos los puntos de tensión que pudieran imaginarse en torno de cualquier falla en la imaginación pública. El mismo era una falla y la representaba con un gasto doloroso y una risa de fauno corrosivo. Hasta que largaba algo inesperado, que venía masticando entre acres agresiones, y era una relación inesperada entre las cosas y el pensamiento. Siempre a la caza, esencialmente atrapaba relaciones de fuerza, oscuras pulsiones sueltas en la vida de todos, molestas revelaciones de las potencias sombrías que están en el lenguaje.

No va a ser fácil acostumbrarse, porque queda su obra, como siempre se dice, pero su obra es como él, es como él era, una frágil membrana de la realidad que se recreaba en cada una de sus actuaciones públicas, de su teatro y comedia del existir. Cuando uno muere, cuando se muere, nos dan el nombre verdadero, nos lo devuelven como regalo póstumo en un acto funerario. Se vuelve entonces a llamar Rodolfo Enrique Fogwill, vuelve a nacer en Quilmes hace 69 años, vuelve a ser estudiante de sociología y vuelve a escribir su obra, con su genealogía correcta y adecuada a una biografía, en la que durante muchos años le dijimos “Quique” hasta que le respetamos el sacramento de su “Fogwill”.

Pero más que una biografía, manejó publicitariamente su nombre y lo convirtió en un ícono sonoro, emblema visual de mercado y epistemología errante. Usó la expresión “experiencia sensible” para decir algo que nunca dijo literalmente: que sólo rescatando la experiencia sensible, que es la más radicalizada flema lírica y musical debajo de las palabras, podemos seguir existiendo. Y la experiencia sensible es un humanismo que Fogwill no declaró nunca como tal, o que incluso lo hizo, pero negándolo. “Publicitaba” aquello en lo que no creía, como todo gran publicitario. Al hechizo del mundo técnico, tema contra el cual compuso sus novelas, lo mostró proviniendo de una ceguera formidable, y la designó como el fin de esa experiencia sensible. Pero lo que hacía parecía lo contrario, un salmo a la teoría de la emancipación con que las grandes tecnologías gustan de verse a sí mismas.

Fue poeta lírico que buscó rehacer el lenguaje vivo en medio de un cultivo fetichista de los infinitos rezagos de las tecnologías, del marketing, del habla prefabricada de las profesiones y del pragmatismo positivista con el que solemos practicar nuestros lenguajes diarios. De ahí saca sus novelas y poesías. En los Pychicyegos la guerra es el lenguaje, las posiciones en las trincheras están en el habla. La guerra primero nos exige que conversemos como ella, en estado fisicoquímico de necesidad, aunque luego nos dejaría redimirnos como poetas liberados. Cito en la vaguedad de la memoria otros de sus escritos: en otro orden de cosas muestra hombres aprisionados en los tejidos metálicos del poder, pero el poder decide entretener a los intelectuales dejándoles la organización de vanas utopías humanísticas. También allí la red tecnológica –alerta Fogwill– nos captura. Pero su novela ofrece la cifra de una implícita redención, sin que nos demos cuenta. Nadie debía darse cuenta, ni él, porque la existencia no puede declarar sus fines (pienso que pensaba Fogwill).

En La experiencia sensible, justamente, se propone aferrar el secreto nominalista de la materia, rebosante de amenazadoras energías, de longitudes oníricas, de átomos de excitación física, de impulsos sexuales que se trazan según automatizaciones desoladoras. Pero siempre está la sensación de la catástrofe inminente, pues el factor técnico y la administración de la materia no pueden gobernar la vida. Salvo con el terror. Fogwill logra traducir esas sensaciones salvadoras, las escribe como un cyber-alquimista en medio de cableados y probetas.

Sus poesías son el intento de encontrar, como en su héroe, Leónidas Lamborghini, el punto en donde el lenguaje se recobra en las tinieblas luego de sufrir el divino acoso de los poderes técnicos. Tituló Runa a uno sus poemarios porque solamente evocando una supuesta lengua originaria y distraída (debió pensar), se podría volver al mundo humano. Su propio nombre lo convirtió en una “runa”, en un signo burlón y profético, tomado a la chacota, pero escribiendo una de las literaturas más asombrosas del país contemporáneo. Los nombres verdaderos de las cosas debían surgir del trabajo burlón de un viejo filósofo cínico que condenaba la simulación y la practicaba a diario. Fue un filósofo del lenguaje, pero actuó como un entretenido semiólogo sesentista, mostrando que hablar era mover placas tectónicas, aunque se trataba del zumbido a veces insoportable que producía en las charlas de bar o en las conferencias que daba, con la estricta misión de anular el modo falaz con que en todo el mundo se producen esas convocatorias.

No va a ser fácil acostumbrarse a su ausencia, porque su presencia mantenía los hilos ocultos de lo que significaba una picaresca y un desértico balance del existir. Su personaje inquisidor, su socratismo doloroso, poseía un indicio de redención que sin embargo debía ser percibido –como en toda su poética-, en términos de una distracción y una humorada. Solo así podía surgir una “runa”, un signo que descifrara el presente y no generara ningún poder si eso pasara. Actuó simulando que si eso ocurriera, no debía importar, porque basta que se confesase un interés, cualquier interés, para que surgiera un problema de dominio, de hegemonías, de poderes. No solemos acostumbrarnos fácilmente a la desaparición de un gran comediante, porque pareciera que pone de inmediato en peligro su obra y la de los demás.

FOGWILL
AIRA Y FOGWILL
FOGWILL POR LINK

martes, julio 13, 2010


Al límite
Por Pupita La Mocuda

Desde las antiguas leyendas del dios Momo expulsado del Olimpo por sus burlas hacia lo establecido o desde los incontrolables festejos en la Edad Media y sus ataques a los monarcas, el carnaval tiene sus distintas versiones y tradiciones adaptadas a sus poblaciones tanto originarias como migrantes. En distintas partes del planeta también atraviesa diversas resignificaciones, algunas completamente contaminadas por el mercado y vaciadas de contenido, otras sólo parcialmente. En muchos lugares se sigue luchando por mantener o recuperar esta tradición de crítica y expresión popular. (1) 



Lo cierto es que uno de los tradicionales festejos universales más antiguos de la historia de la humanidad, con su potencia crítica, resistente, con su desorden tumultuoso y su borramiento pasajero de fronteras, persiste hoy a pesar de prohibiciones y ataques para recordarle a la sociedad el dinamismo inestable en que se funda y organiza y al poder político que nunca tiene garantizada ni su hegemonía ni su perdurabilidad. (2) Que su celebración en esta ribera del Río de la Plata ha recobrado protagonismo luego de décadas de decadencia de la mano de murgas que persistieron y sobrevivieron a la desdicha pero también de aquellas nacidas y criadas en estas dos últimas décadas es innegable. Aun cuando su participación no se circunscribe temporalmente a ella, las distintas agrupaciones convocan a la fiesta continua y constantemente proponiendo lecturas y sentidos novedosos.




Hija del carnaval, la murga porteña también ha sufrido los embates y rigores propios de su relación con la historia y la cultura a lo largo del tiempo. Su camino ha sido puntuado por niveles diversos de aceptación y de rechazos mas en estos últimos años ha sido blanco de políticas culturales en la Ciudad de Buenos Aires, fruto del esfuerzo de murgueras y murgueros que persistieron en su vocación y pasión de artistas populares pero que no se han universalizado todavía al resto del país.


Pero a su vez e inevitablemente, siguen produciéndose disputas en relación a qué se encontraría dentro y qué quedaría fuera del género tanto como a la aprobación o no de las mixturas y tejidos con otras tramas genéricas que van a sintonizar con las luchas y los conflictos que involucran sin ninguna duda lo expresivo pero que no dejan de lado lo ideológico y lo socio-organizativo al interior mismo del campo murguero contemporáneo (3) que sigue mientras tanto extendiéndose fértilmente y sin pausa por todo el territorio argentino.

(1) Consignado en Rama (2009): El carnaval un festejo prohibido . El autor plantea un recorrido que historiza la celebración carnavalesca en la Argentina focalizando en la actividad y desarrollo de los distintos nucleamientos murgueros contemporáneos.
(2) Según Romeo, César (2005): El carnaval de Buenos Aires (1770 – 1850). El bastión sitiado.

(3) En cuanto a la definición de género seguimos a Bajtin mientras que para el concepto de campo nos remitimos a lo expuesto por Bourdieu.





"...En Espíritu Cascabelero veo la constante búsqueda de que se instale de nuevo la fiesta del carnaval..."


Ciber-entrevista a Kaki Kaskabelero





























¿Cómo y en qué momento te aproximás a la murga o cómo llega ella a tu vida, Kaki? ¿Tenías alguna otra inserción o vivencia personal o familiar murguera o carnavalera anterior a Espíritu Cascabelero?



En agosto de 1997 arrancó en un taller de murga en Pedro Echagüe y Solís en el barrio de Constitución. A fin de año, ese taller se paso a llamar Los Crotos de Constitución. Ahí, mi primera murga, mi lugar… Pude vivir toda esa construcción de desde muchos lados. Igualmente la murga fue algo que ya de chico sentí de cerca... Mi abuelo me llevaba a los corsos cercanos a mi barrio, en esa época Balvanera, es decir, Once. De ahí mi enfermedad por el carnaval.

¿Qué recordás de esos carnavales de tu infancia?

Los camiones que pasaban llenos de disfrazados; iban empapando a la gente. ¡Eso! ¡La participación de la gente!

¿Te acordás de alguna murga que hayas visto por ese entonces?



Los Cometas seguro y alguna otra de Balvanera, cuyo nombre no recuerdo. También, ví murgas pasar con la famosa carreta de copas y trofeos… ¡Uh! De a poco se me vienen imágenes... Contrabatan a las estrellas del momento y las llevaban como reinas del camión. La Tetamanti…



¿¡Viste como hay que tenerle paciencia a la memoria a veces para encontrar esos recuerdos!? Están allí pero muy sumergidos…



En la escuela primaria salí Rey del Carnaval y mi vieja me hizo una corona inmensa. Ese es otro recuerdo lindo que tengo.

¿Por qué es importante en esto la figura de tu abuelo?



Es muy importante mi abuelo por lo fiel que me hizo a esta fiesta… Por llevarme de chiquito, comprarme un pomo o un Bombero Loco, careta y empaparnos… Yo esperaba ansioso todo eso; todavía atesoro dos de esas máscaras. Y fiel una vez que mi abuelo se fue con Momo cuando encaraba al corso de la Avenida de Mayo con los amigos del barrio, cosa que antes de ser murguero empezaba a decaer y que luego fui estudiando desde lo antropológico y desde la historia para saber bien donde quería estar parado. Y ahí el carnaval me abrió mil lugares a explorar.

¿Vos naciste en la Ciudad de Buenos Aires, en qué barrio?

Nací en Once, Bartolomé Mitre y Pasteur.



¿Qué quiere decir que lo fuiste estudiando el carnaval desde lo antropológico y la historia? ¿Te dedicás a alguna de esas dos cosas?

Soy docente de plástica – Maestro Nacional de Bellas Artes – y aunque no es mi locura, me gusta saber lo que estoy haciendo, diciendo y expresando ya que creo que la murga más que una tradición es espacio de múltiples expresiones, donde el canto, la pintura, el baile, las excentricidades – y podría seguir – se valoran y salen a la luz... No sólo la murga, el mismo carnaval es así

¿Qué hay de todo esto que veías de chico en tu murga Espíritu Cascabelero y de su participación hoy en el carnaval?



En Espíritu Cascabelero veo la constante búsqueda de que se instale de nuevo esa fiesta... Cambió mucho pero mucho sigue también intacto. Estar dentro es distinto que estar afuera y la participación nuestra creo que es activa – yo mejor te diría HIPERACTIVA. Creemos que todo se recupera desde el hacer saber y hacer recordar.



¿Cómo nace Espíritu? ¿Vos sos parte del grupo inicial?



Bueno, yo dejo Los Crotos en 1999, a fines de febrero, y ya teniendo las herramientas me tiro a la pileta a ver qué pasa en Lanús. (Ahí tenía muchos conocidos que también integraban Los Crotos.) De paso me pongo a ver qué se sabía del carnaval por allí y lo primero que me dicen es que AL CARNAVAL EN LANUS QUINDIMIL LO PROHIBIO por una gresca entre corseros punteros, a ver quien se quedaba con más ganancia. Ahí me gustó aún más la idea de armar algo en Lanús. Una murga donde no hay carnaval... Un desafío hermoso pero al que a la vez había que ponerle mucho el cuerpo. Y así fue que el 14 de marzo de 1999 nace Espíritu. En realidad era la primera vez que una murga pisaba la plaza donde hoy ensayamos y hacemos nuestros corsos, la plaza Sarmiento. Era duro pero ¡el barrio ayudo! La plaza mejoró; la gente se volvía a acercar.


¿Con cuántos integrantes comienza Espíritu? ¿Siguen siendo esa misma cantidad ahora? ¿De qué edades?

Este momento somos pocos los del grupo inicial: yo, Beto, Fabio, Darío, los López, zarpados murgueros de sangre… Al principio éramos veinte con toda la fuerza. Muchas mascotas que ahora son enormes. La verdad es que pasó mucha gente por Espíritu. Hoy somos de setenta a ochenta personas en carnaval y cincuenta durante el año. En cuanto a edades, de catorce en adelante, la mayoría adolescentes. Pocos pequeños que no se incorporan por cuestiones de los padres, que no los traen, por ejemplo.



¿Cómo es la conformación de Espíritu hoy por hoy en cuanto a integrantes de escenario, banda de percusión, bailarines, “backstage”? ¿Es fija la cantidad o puede variar?

Espíritu no tiene director; se maneja de forma horizontal. Es un espacio donde todos opinan y proponen. La cantidad de integrantes varía constantemente tanto en baile como en percusión. En el escenario está todo un poco más afilado ya que eso lleva más ensayo y sólo suben los que ensayan o los que se quieren sumar... También, para sostener un grupo tan grande, Espíritu se maneja por comisiones de trabajo, por ejemplo, organización de corsos y eventos, las fantasías y la decoración, el maquillaje y el vestuario, el sonido y la percusión, las luces y la electricidad, los aguateros… O sea, cada persona que entra a Espíritu no sólo entra a aprender del carnaval y la murga si no que se incorpora a un lugar de trabajo para sostener al monstruo.


¿Es decir que lo artistico también se decide de manera grupal? Acá entraríamos de lleno en un tema referido a Espiritu que a mí personalmente me apasiona, esto es, su apuesta estética, su discurso escénico. Desde que los vi por primera vez, estoy buscando una palabra para definirla. Dark? No estoy segura...  Las que mejor le cuadran son, en mi opinion, iconoclasta y algo así como murgopunk, de permitírseme la expresión, pero no sé si estarás de acuerdo, Kaki…



A ver… El punk es un género que revolucionó y lo iconoclasta también le va. Creo que Espíritu, con el tiempo, buscó salir del lugar típico de crítica murguera, el de animarse a decir lo que la gente no se anima, pero ya pasando a lo irónico, lo sarcástico. Nos gusta mucho cantar de frente a la gente y ¡demostrar que no estamos jodiendo! Está bueno crear otras tendencias, elaborarlas.



Lo que a mí me parece es que toman la murga tradicional para ponerla patas para arriba. ¿Espíritu se reconoce como heredera de la murga porteña como género o busca inserciones más amplias? ¿Les preocupan las rupturas y las discontinuidades sufridas por este género a lo largo de su historia?



Lo que queremos es dar una vuelta de rosca al tema y, en especial, hacer que la gente se lleve el mensaje, que se vaya pensando, cagándose de risa e impactada. A lo artístico lo evaluamos y lo decidimos entre todos; hay una fecha en el año en la que todos pueden traer su idea para el próximo carnaval donde se seleccionan canciones, puesta en escena y demás.

¿Con qué otras murgas de este momento histórico y con la tradición murguera te parece que dialoga tanto de nuestro país como a nivel más regional, por ejemplo, lo rioplatense en sentido amplio? ¿O Espíritu más que nada entra en diálogo con otros géneros musicales, el rock, por ejemplo?

Puede ser… Nos gusta ser filosos. Si te ponés a pensar, la murga en sí es así… ¡Todas! Espíritu es heredera de la murga porteña pero no lo es a la vez. Nosotros somos una murga a la que como conjunto no nos engloba un género determinado. Sí, la cualidad del buscar lo distinto sin salir de lo que el carnaval nos legó. Ponele, el tango es irónico y cada cantor lo hace más doliente o no... ¡Sólo depende de cómo lo cante! El rock, en realidad, la música toda, hace la mezcla ideal en Espíritu: punks, stones, metaleros. Todos pueden sentir la murga a su forma pero, por supuesto, eso no quita que seamos murga.

Me atrae pensar en esa paradoja que expresaste: ser heredera de la murga porteña pero no serlo a la vez. Es una descripción que le sienta bien. Al seguir paso a paso una actuación de Espíritu Cascabelero siento que estoy ante una torsión dislocada de la llamada murga tradicional.



Lo que yo te podría decir, Pupita, es que buscamos o generamos un estilo propio tratando de salir de lo que se ve habitualmente



Ahora más puntualmente, me gustaría que contaras sobre las actuaciones. ¿Tienen los componentes habituales del género tales como entrada, crítica y retirada? ¿Hay un orden determinado, por ejemplo, para niños y adultos como lo hay en un Centro Murga ¿Arman coreografías? ¿Le dedican tiempo al baile individual en sus actuaciones?



Espíritu tiene entrada, críticas, sátira, homenajes, retirada y, desde ya, glosas y recitados. Las canciones de crítica se destacan por el uso de la ironía y también con lo directo, pero muy retorcidamente. Tratamos de que las sátiras sean pegadizas y burlonas; los homenajes son lo que más tomamos de lo porteño. Hay canciones propias con melodías propias aunque algunas no las tienen. Viola para el escenario; en cuanto a la percusión, los bombos con platillos son el corazón; también surdos y redos. Y desde hace dos años ¡trompetas! Hacemos desfiles de entrada y retirada y tenemos cuerpo de baile de mujeres y varones, desfiles grupales, coreografías para los finales y las canciones, representaciones…
  
          

Es una de las características más notables, el baile, las coreografías…

Mucho tiempo dedicado al baile. ¡Creo que nos apasiona demasiado! Nos enfermamos por el baile, lo bruto y lo grotesco. En cuanto a las denominadas mascotas, ahora hay pocas. Y van encabezando el desfile, como en los Centros Murga. Es decir, primero niños, luego las mujeres, la percusión, los varones y las fantasías.

¡Claro! ¡El grotesco! ¿Qué y a qué le cantan y qué expresa Espiritu a través de la palabra? ¿A qué le dan mayor importancia? ¿Cómo se escriben esas canciones?



A qué le apuntamos, diría yo… Nos encanta la entrada festiva e impactante para que no caiga; la crítica dura es un fuerte nuestro, en la que buscamos hacer y decir lo que la gente a veces deja pasar o prefiere olvidar. Nos agarramos de las miserias humanas y ahí atacamos. Una canción hecha al papa dice:

Papa, ¡qué papanatas!

Papa, ¡qué papelón!

Pueden pasar mil años

Pero el hambre se quedó.

Lo humorístico va de la mano con la actualidad. Ponele:



¡Dale, quemalo! ¡Ya fue!



Total nadie va a saber

Eso fue por las quemas del campo del año pasado; el humo tapaba todo. O la del año pasado contra las fobias que se impusieron con la gripe. Dice:

Te digo asma.



¡Son cosas que pasan!



¿Tomado el pechito?



Que le vamo’ a hacer...



Tengo treinta y nueve;



Capaz que no la cuento.



¡La murga te enferma



Y te cura a la vez!

En cuanto a cómo se escriben, no sé… Es muy individual. Por ejemplo, el tema nuestro que abre el CD Carnaval Porteño Volumen III lo escribí en un viaje en bondi. Y creo que sólo la cantamos seis o siete veces; más, no… ¡Y mirá donde fue a parar!


¿Cómo se configura Espíritu en cuanto a cantidad de mujeres y varones y al lugar de residencia de los murgueros? ¿Son toda gente de Lanús actualmente?

Hay más chicas que chicos. Yo diría que la relación es cincuenta a treinta. No son todos del barrio pero sí la mayoría. Hay gente que viaja desde Villa Urquiza, Devoto, Floresta, San Fernando, Florencio Varela, José Mármol… ¡Gente fanática que admiro!




¿Espíritu es únicamente lo que suele denominarse un producto artístico? ¿Cómo entran – si es que lo hacen – a jugar dos aspectos que suelen ser constitutivos en cierta concepción contemporánea de la murga, como lo son lo social y lo político?

Espíritu labura mucho en el barrio, en realidad algunos murgueros lo hacen ya que creemos que la murga debe cumplir esa función: involucrarse con lo social sin dejar de lado lo “artístico”. Yo, ponele, soy alfabetizador y estoy en el proyecto Educadores de la Calle que trabaja con los pibes que andan por la estación. Buscamos generar que no se sientan como la porquería del barrio. Porque hay gente que así los trata. Y no te faltan a un corso; y juegan… Y nos gusta eso, que no pierdan el espacio lúdico. Se puede usar la murga como una forma de jugar y acercarte.

En cuanto a lo político como lo entiendo – a lo que me refiero es a la ocupación del espacio público, a la irrupción, la visibilidad – ¿ustedes se plantean esa cuestión?



Tratamos de priorizar salidas en villas, por ejemplo. Para ir a ver a Patito Feo te matan a ciento cincuenta pesos por pibe... ¡Imaginate una familia de cuatro chicos! Imposible. Entonces la murga debe generar esos lugares. Y la pertenencia es importante también: Espíritu este año iba a hacer dos teatros a beneficio con entrada "agua potable". ¿Podés creer que en Lanús hay lugares con agua turbia todavía? No lo pudimos hacer por la gripe. Un temón. En Espíritu todos opinan y proponen. Y así nos enteramos de tantas situaciones similares que buscamos, no digo remediar, pero sobre las que sí generar una conciencia.



En cuanto a la organización, vos describís a Espíritu como un espacio horizontal ¿Las decisiones son por consenso o se vota lo que se propone?



Claro, el ensayo de Espíritu dura cuatro horas; dos horas de práctica y dos de charla organizativa. Eso está recontra instalado, el saber escucharse. Se propone y se vota.

¿La figura de director se opondría a lo que ustedes llaman referente? Este suele ser un tema alrededor del cual hay mucha controversia…

Exacto. El director es una imagen que puede resultar como puede no hacerlo. Creemos que una murga puede tener director y le puede ir de diez como no… Hemos visto malos tratos y manejos despectivos que nos llevan a funcionar sin director, de forma grupal. Tomar decisiones y construir. Incitar al diálogo y a la constante contrucción del espacio. La murga y la tradición dejaron legados; uno los toma o los deja. Es algo que no nos jode en lo más mínimo. Hay gente que está cómoda así y me parece bien.

¿Qué diferencia hay para vos entre las dos figuras concretamente?



Referente puede ser el más viejo o también el que más labura…

Pero no necesariamente quien tome las decisiones ya que me decís que son grupales en Espíritu…

Son dos cosas distintas. El director es sí o sí una sola persona. Hace y decide.


 ¿Entonces en el caso de tu murga horizontalidad tiene que ver con decisiones grupales? ¿Qué pensás que le aporta esto a la murga, quiero decir, el hecho de que no sea uno solo el que tome decisiones?

En Espíritu pensamos como una gran cabeza nucleada por ochenta cerebritos.



Es decir, una conciencia ampliada…

Al sentir tan propio lo que hacemos, todos podemos sentir esa piña o esa palmada en el hombro en las buenas y las malas.

Con respecto a agrupamientos más generales, Espíritu - vos concretamente – ha participado de la creación del espacio de Murgas Independiente. ¿Me equivoco?



No, no te equivocás. Fuimos una de las primeras murgas junto con Cachengue y Sudor, Herederos de la Locura, Los Guardianes de Mugica. Fuimos una de qué más participó y que tambén dejó de hacerlo para pensar en otras cosas. Pero, sí, estamos muy activos en eso.

Dejaron un tiempo pero después volvieron, ¿no es así?

Exacto.

¿Qué fue lo que se plantearon en el origen del espacio murguero llamado independiente? ¿Con qué objetivos le dieron para adelante?

En esa época pasaba que era necesario alguna red donde se nuclearan todos los corsos "no oficiales" ya que el reglamento de la Ciudad de Buenos Aires nos dejaba fuera de los carnavales de Capital Federal por no estar de acuerdo con algunas cosas, en contra de los jurados, el destino del presupuesto y otras cuestiones que fueron generándose con el tiempo. Los objetivos más claros eran recuperar el Feriado de Carnaval a nivel nacional y que las murgas pudieran autogestionarse sin represiones. Esto igual tiene que ver con ese momento. Ahora hay muchas charlas de por medio, mucho más encuentro con algunas murgas que incluso pertenecen a la Agrupación M.U.R.G.A.S.

Pero hay quienes dicen que el género se ha superado a sí mismo con la implementación del pago a las actuaciones y a los jurados evaluadores…

La mejora de lo artístico creemos que no es sólo tiene que ver un lindo traje. Sí con el saber decir las cosas, en dejar un mensaje, por ejemplo. ¡Y eso no lo hace el dinero! Y el jurado o la evaluación vemos que deja fuera a las murgas que son nuevas o de barrios pobres. ¿Cómo hacés para comprar zapatillas blancas para todos? Pensamos que no hace falta evaluar a las murgas.

¿Fueron cambiando esos objetivos del principio en el espacio independiente?

No, no cambiaron los objetivos. Sólo que nos vamos poniendo de acuerdo y está bueno eso. Por ponerte un ejemplo, la idea de una sola marcha por los feriados estaría buenísima.

¿Te parece que ese espacio está todavía en crecimiento o ha llegado a un tope? ¿Cómo y por qué se produjo la división en zonas?

No se estancó. Creo que se atolondró en algún momento por la cantidad de murgas que aparecían y a la vez falta de charlas... Las zonas sirven para laburar en conjunto y a la vez en cercanía.



Lo que pasa es que ha crecido de manera fenomenal, geométrica.

Si, sí… Y eso está bueno.



Y es hasta, digamos, natural que se den algunas transformaciones. Es simplemente algo que tiene que ver con el transcurso del tiempo y como van lo van transitando ¿Qué es el Movimiento Nacional de Murgas y cómo participa Espíritu Cascabelero en este agrupamiento?



Tal cual. ¡Uy, el Movimiento Nacional de Murgas! Espíritu participa mucho desde lo logístico hasta desde los talleres y labores... Esto, como sabrás, nace en Suardi. De ahí la idea de armar esa red de murgas a nivel país. Espíritu este año generó un corso en el pueblo pobre de Suardi en conjunto con Los Que Quedamos de Ituzaingó. Las dos murgas cuentan con sonido propio, ¡Y fue una gran experiencia armar un corso a 750 km. de casa! ¡Hermoso! Y conocés a personajes del resto del territorio y te das cuenta de que tu locura no es única, ja ja…



¿Pensás que el Movimiento Nacional de Murgas tiene una proyección más amplia que el espacio independiente? ¿O son cosas tan distintas que no pueden compararse?

Es más amplio y la organización va a llevar su tiempo.



Pero hay ciertas líneas de confluencia entre las distintas vertientes murgueras actualmente…



Sí, hay más diálogo. La mayoría de las murgas que integran el Movimiento Nacional de Murgas son las que van al Encuentro de Suardi y se encuentran en otro planeta. Ven veinte mil colores mezclados, bailando, charlando, debatiendo. ¡Y eso no pasa tan seguido!



¿Cómo ha sido la participación de tu murga en Suardi? ¿Cómo ven este encuentro nacional a futuro?



Hace cinco años que vamos y nuestra participación fue de mayor a menor... Con el tiempo nos fuimos desganando un poco ya que te quema mucho el hecho de ir pensando en construir y encontrarte con murgueros que ni bola le dan a lo que hacés, que toma Suardi como una fiesta de tres días para ir a quebrar... No podemos obligar a la gente a pensar o a hacer las cosas a nuestro modo. Es un tema muy largo. Este año pensamos ir a Neuquén. Y luego apostar a otros lugares también, otra gente…



Sé que estuvieron en el encuentro Eduardo Guíñez. ¿Cómo fue esa experiencia?



Increible. Fui yo solo de Espíritu con amigos de Zarabanda Arrabalera de Parque Patricios. ¡Fue espectacular! Taller de baile y de percusión colmados…

¿Te parece que la murga porteña está ampliando su radio de alcance?

Estaría bueno que llegue la murga a otros lados como historieta y como dijimos allá: nosotros no tenemos la posta. Ustedes son los que tienen que generar murga de Neuquén, con su propio estilo.


¿Cómo piensan ustedes que puede impactar el hecho de que se esté pensando en restituir el Feriado de Carnaval desde la esfera del turismo?

Esto es algo para hablar largo y tendido pero te digo que está muy charlado en la murga. Creemos que el Feriado se debe recuperar desde la gente. Los artistas debemos informarle precisamente a la gente de lo que nos falta. La lucha está muy dividida todavía por falta de charlas, de encuentros y de debates. Nosotros creemos en esos espacios pero hay pocos que lo hacen y ante la falta de esto se siguen manteniendo dos marchas, la del espacio independiente y la que organiza la Agrupación M.U.R.G.A.S.

Ya para la última vez fueron dos separadas aunque sí hubo un poco más de diálogo me parece…



De a poco ojalá se vaya dando la articulación ya que es una misma lucha para todo. Hay más diálogo pero todavía hay trabas que hacen a la desunión. Por ejemplo, lo complicado que es para una murga independiente de Capital Federal obtener un permiso para hacer ALGO.



¿Qué recordás de esos primeros momentos “épicos” del movimiento independiente?



Los primeros corsos. Bah, en realidad la alegría de tener corsos todos los fin de semana y construidos por algunas pocas murgas. La construcción desde la autogestión, el apoyo mutuo. Se sentía raro pero había que encarar. Tarde o temprano se veía venir.

Una pregunta muy puntual: ¿cuántas actuaciones tiene una murga independiente cada carnaval, cuántas salidas? Lo pregunto porque este también es un tema controvertido, se supone que el circuito porteño debería generar una cantidad relativamente alta para las murgas que participan pero quizás las independientes tienen una cantidad similar o incluso mayor en algunos casos. Lo que quizás sí haya es mayor amplitud geográfica.



Depende. Espíritu tiene entre enero y marzo alrededor de treinta salidas, a razón de tres o cuatro corsos por noche. Desde hace tres años salimos viernes, sábados y domingos. Pero para otras murgas esto depende de lo que cueste el micro o de los corsos que hagan. Te pongo un ejemplo, este viernes tenemos dos corsos y de ahí salimos a Mar del Plata y volvemos el domingo.

¿Cómo se financian ustedes?

¡La vieja y querida autogestión, Pupita!



¿Cómo fueron estos carnavales en Lanús?



Acá en Lanús hicimos corso este año. Trescientas personas e barrio. ¡Corso! Imaginate, ¡donde estaba prohibido el carnaval! Con amigos como Zarabanda Arrabalera, Rescatalegría… La idea era probar y buscar instalarlo.

Aquí entra también la posibilidad de trabajar desde la legislación con la declaración de la murga como patrimonio cultural, ¿no es así?

Exacto. ¡Se podrían hacer tantas cosas! Ahora estamos declarados “de interés municipal” y tendríamos con esto que pelear la otra etapa que es la del Consejo Deliberante pero es algo áspero y por momentos tan delicado…



¿Qué proyectos tiene Espíritu para el futuro próximo?

Queremos hacer un documental. Y planeamos dejar registro de lo hace Espíritu en el barrio. ¡Hasta un disco! ¡Y más! Ojalá se dé a corto plazo pero, bueno, todo lleva su tiempo. También pensamos grabar el audio de los corsos para dejar registro del vivo de las murgas. Muchas cosas…


























martes, junio 22, 2010

Los Audaces de Coghlan
La murga del Pirovano

Se la vio bajar del tren
Allá por la estación Drago
Otra vino por Monroe
De los pagos de Belgrano
Se juntaron con Melián
Al costado de la vía;
Del parque Don Roque Pérez
Trajo olor a pasto y tierra
De Urquiza Don Efe Rusvel
Trajo aires de Triunvirato.
Y aquí se juntan, se cruzan,
Se anudan, se abrazan
Se mezclan con los duendes
Que salen de los pasillos
De los palieres, de los zaguanes,
De los ascensores,
De los umbrales, de los balcones,
Con los que se suben
Desde el asfalto,
Los adoquines, de todos lados...
Y nos envuelven, y nos atrapan
Y no nos dejan escapar
De esta telaraña sedosa,
De esta red misteriosa
Que se llama ¡¡¡la murga!!!




Esta murga que se viene
Es murga fenomenal
Del Programa de Campelo
De nuestra salud barrial

Si trae mala onda
Lo aceptamos igual
La murga lo transforma
Y eso es monumental

Saque su niño afuera
Y póngalo a jugar
No le hace mal a nadie
Y hasta le va a gustar.





Esta crítica señores
Es de tono cariñoso
Para muchos serán flores
Y si no te hacés el oso


La magia de la murga
Ganó nuestros corazones
No sabemos cómo ni por qué
¡Pucha con estas cosas del querer,
Que pasan por la cabeza,
Por las tripas, por la piel!




Cuando Dios creó al mundo
Se le fue un poco la mano;
A todos los personajes
Los metió en el Pirovano.

En el baile de la murga
Hay un lugar reservado;
Traiga su ritmo vecino
No se quede ahí parado.

Y ahora ya nos vamos
A corrientes y Bouchard
Para ver si allá cantando
Hoy se cae el Luna Park

La murguita del Pirovano contó con el privilegio de tener  padrinos y madrinas entre los grandes referentes de la murga porteña contemporánea que se acercaban a la placita de la Estación Coghlan o a la Sala de Rayos del Hospital   y también ofrecían sus ensayos y encuentros como espacios de aprendizaje, de contención y de ayuda: entre ellos, Ana Gerez con Los Traficantes de Matracas,  Daniel "Pantera" Reyes y Los Reyes del Movimiento, Rubén "Gallego" Espiño, Oscar "El Turco" Schumacher con Los Herederos de Palermo, "Tato" Serrano y Los Quitapenas,  Héctor "Teté" Aguirre...

Buenos Aires, 1995

DE ALGUNAS SIMILITUDES ENTRE EL PROGRAMA DE SALUD BARRIAL DEL HOSPITAL PIROVANO, EL PARAGUAY DE SOLANO LÓPEZ Y EL TRABAJO EN EL
SIGLO QUE VAMOS

Por Carlos Campelo




Bien sé que mucho de lo que diré suena a bobaliconada pero igual lo diré. Casi todo lo que aprendí y casi todo lo que me enseñaron me exigía creer que el trabajo (tripalium) era el castigo de Dios sobre el hombre, por aquello del pecado original y que la maldición bíblica –para mí bendición –ganarás el pan con el sudor de tu frente, hacía que el trabajo fuera lo ajeno al Paraíso. Poco importaba que Dios haya trabajado seis días para luego descansar. De esa imagen de Dios laburante que hacía del trabajo y del posterior descanso dos modos del estar (ser) de Dios, yo entendía la buenaventura de trabajar, pero, la mayoría de los filósofos y pensadores continuaron con la idea de que el trabajo era fuente de explotación y que era el principio de la alienación y que todo era del capitalista que con su capital explotaba el trabajo del trabajador y lo dejaba sin nada. Para esos pensadores, marxistones ellos, algo era capital y si no era capital nada era. Ni la fuerza de trabajo ni la prole, eran ni son, para esos intelectuales, algo, y la esperanza en un mundo mejor bobaliconada era, aunque la consumieran y la produjeran los trabajadores y la gente a quien yo quiero y sólo eso tiene: fuerza de trabajo, prole y esperanza.
Y bien. Ahora creo que llegó la hora de decir lo que yo tengo escrito en los músculos, en las tripas, en el alma. Me gusta trabajar, he logrado formular con palabras una categoría tercia: trabajo ad-gadium. Trabajo por el placer de trabajar. Diferente del trabajo ad honorem y del trabajo ad denarium, modo en que llamo al trabajo por la money. Ad gaudium es nuestro trabajo en el Programa, aunque algunos profesionalizantes retardatarios desconozcan la categoría, empeñados como están en repetir
 la estructura, en que nada nuevo brille bajo el sol.
En un reportaje publicado el 31/12/95 en Clarín, José Nun, el Rector del Instituto de Altos Estudios de la Fundación Banco Patricios, describe una utopía posible. El artículo –cuyo nombre es: El trabajo en el siglo que viene y yo rebauticé: El trabajo en el siglo al que vamos –describe una alternativa de las democracias (?) a la desocupación o mejor a la estructura del mercado laboral en el mundo actual y en el de un futuro próximo.
Nun imagina una sociedad en que los ciudadanos tienen aseguradas, por otros medios que no sean su trabajo, las condiciones de su subsistencia, de modo que una cuota significativamente alta de sus tiempos será tiempo libre, tiempo de gozo, tiempo de trabajo creativo y no remunerado. Algo así como lo que hoy es el hobby, el servicio voluntario y la recreación de aprovechamiento social. En esa futura democracia imaginada por el especialista, ciertos bancos de tiempo tendrían por función captar la voluntad laboral libre de los vecinos para su direccionamiento hacia tareas demandadas socialmente y de realización graciosa para el que ofrece su tiempo y su habilidad o interés. Alguien que quisiera trabajar en un coro para solaz de ancianos en hogares o aquel al que le interese pintar paredes públicas o animar fiestas familiares o dirigir grupos de juegos de niños, podría hacerlo a través de ese banco de tiempo.
La idea me dejó boquiabierto. Jauja, un país en que la gente no necesitará trabajar. Un país en el cual cada uno ha de trabajar en lo que le dé la gana y el que no, panza al sol, guitarra en mano y siesta larga. Pensé que eso que Nun imagina en el siglo al que vamos era algo que nos estamos prodigando los vecinos de Coghlan, a través del Programa Salud Mental Barrial, un sistema a través del cual la creatividad libre de los pueblos de Coghlan, Villa Pueyrredón, Belgrano, Villa Urquiza, Núñez y Saavedra (Área Programática del Hospital Pirovano) se dan a gozar en trabajos que son placeres, en servicios a terceros cuya principal cualidad y primera, es el beneficio para el que da el servicio. Lo que se dice la caridad bien entendida. Beneficios para esa parte del sujeto que solemos llamar su alma, eso del ser humano que crece cuando se da, a diferencia del bolsillo que al darse suele achicarse.
Recordé tres cosas: una, el potlash, ese mecanismo característico de las comunidades anteriores al consumismo y a las economías de acumulación, en que cada miembro de la comunidad daba – una vez al año – todo lo que tenía a su gleba y asentaba en ello las bases de su liderazgo en el próximo período anual. Recordé los pucheros dominicales, una amarillenta imagen de la dilapidación con que en mi casa paterna se recibía, en aquel diáfano y oloroso Mataderos de mi infancia, a la familia extensa de mi madre y a la de mi padre, en ostentosa demostración y ejercicio de liderazgo del clan familiar. Pucheros que se dieron en 1955, y después nunca más. Y recordé la tierra del Paraguay de Solano López, el Dictador, que ofrecía a los paraguayos, gracias a la prodigalidad de su Naturaleza y a la extremada eficiencia de su administración pública, la posibilidad de vivir casi sin trabajar, lo que resultaba una afrenta para la ética del coloso inglés, que en esos mismos años estaba aniquilando a sus súbditos, incluso a sus niños – ver las historias de Dickens – en jornadas oprobiosas de trabajo inhumano. ¡No puede ser! dijo la corona e inventó la Guerra de la Triple Alianza que tanta vergüenza debe darnos a los argentinos nacidos para el bien. Con esa guerra, Gran Bretaña, con la titiritera colaboración de sus siervos Uruguay, Brasil y Argentina, borró de la faz de la tierra una experiencia que mostraba que era posible la Tierra sin mal (ver Helene Clastres, La Tierra sin mal, Ediciones del Sol) en este mundo y no sólo más allá.
Ahora estamos nosotros aquí, haciendo que el paraíso sea posible por nuestros actos, que es la única magia posible. Vean si no la murga del Pirovano. Vean si no, una tarde de domingo en el Hospital. Vean si no, el Taller de suicidas, que es fuente de libertad, de alegría y de creatividad. Vean si no, a Gladys diciendo: El hospital Pirovano es un lugar para irse a vivir. Sí, a vivir y a ser felices. Felicísimos, corrige Héctor, de los jueves a las ocho de la mañana, creo que de 78 años y con un cáncer en algún lugar de su cuerpo que no le resta felicidad. Cosas que pasan en el Pirovano. No. Mejor: cosas que hacemos los del Pirovano porque en el Pirovano, todo puede ser.