lunes, agosto 27, 2007

































- La comunicación con el público – murguero o no murguero – es realmente destacable. La gente no sólo canta, corea, aplaude sino que contesta, hace comentarios, acotaciones, incluso contradice al conductor interpretado por Molina. Es decir, se mete en la trama como pocas veces he visto. ¿Cómo se vive esto en las actuaciones? ¿Qué sensaciones les produce?
O: Lo más gratificante que recibe un artista sobre un escenario es el aplauso y el reconocimiento. Qué canten una canción tuya según el ámbito y el momento te pone la piel de gallina. Lo más grato es satisfacer a gente que no es del palo, eso es impagable.
H: El agite del público en esta primera etapa que pasó en el Centro Cultural de Parque Chacabuco nos sirvió para darle los retoques finales a la obra. El que fue las tres veces vio tres cosas distintas porque fue cambiando a medida que lo íbamos haciendo. Todavía hay cosas que no salieron a la cancha y que están ensayadas. Era sabido que el público al ser murguero iba a cantar desde las butacas y aplaudir a cada uno que entraba. Eso a uno desde adentro le hace tomar valor para salir al escenario y dejar lo mejor que tiene. También influye Gallardou porque siempre le gustó interactuar con el espectador. Hay veces que hasta nosotros desde el costado del escenario nos reímos de las cosas que pasan adentro.
- ¿Qué es lo que más les gusta de llevar adelante esta obra? ¿Qué contribución les parece que hace a la recuperación del género murguero porteño?
O: Lo que más me gusta es poder compartir un escenario nuevamente con amigos como LOS COMETAS y con murgueros históricos y reconocidos como tienen LOS REYES. Poder estar en invierno en un teatro haciendo murga para todo tipo de gente debería servir para redimensionar está expresión cultural y popular.
H: El primer proyecto por el que nos juntamos era llegar a la Avenida Corrientes. Hace falta plata y no la poseemos. Molina les presentó pero de palabra a muchos productores la idea que tenía del espectáculo pero nadie quiso asumir el riesgo, Ahora con un DVD armado y con la nueva apuesta que haremos en el Teatro Empire en agosto veremos el rumbo que tomaremos. Con respecto a la recuperación del género me parece que sirve para hacerlo conocer desde otro aspecto como es un teatro; demostrarle a los que piensan que la murga es cualquier cosa, todo lo contrario. Y que cuando se realice un acto patrio en Plaza de Mayo presenten a una murga argentina actuando y no a otros. (Esto lo digo con el mayor de los respetos sin nada que recriminarle a los que actuaron ese día.)
- En cuanto al estilo Vicioso en sí… ¿Qué dirían ustedes que es lo más característico?
H: El Bombo con Platillo como único instrumento de percusión.
- Esta vez en el teatro y cada vez que los veo a mí me parece estar haciendo un viaje por el tiempo pero a la vez me siento inmersa en una atemporalidad que no me llego a explicar del todo. Me despierta mucha sensación de “estar en casa”, de “aquí es de donde soy” difícil de expresar. ¿A qué creen que se debe esto? ¿Qué elementos históricos y culturales resisten en y recuperan en Los Viciosos? ¿El ritmo del bombo? ¿Qué sólo tenga bombo con platillo? ¿El estilo de las canciones: valses, tangos?
O: Lo más característico es su ritmo de bombo y platillo y su estilo en el baile. No soy de prestar mucha atención a esos detalles; las tradiciones se siguen, no se cuestionan. Sí pueden mejorarse pero no cambiarlas porque perderían su magia, encanto y esencia. Cada año se suman nuevos integrantes a esta historia de más de cincuenta años que tiene los Viciosos, y les gusta tal como es (tan equivocados no debemos estar). Con respecto a las canciones, abarcamos todas las melodías pero el hacer tangos, milongas y valses, es parte de la historia de está murga.
H: Yo, como uno de los miembros de la Comisión Directiva de la murga y cara visible en el ambiente, trato de seguir haciendo lo que aprendí cuando empecé con ella. A pesar de lo que vos decís hay cosas que cambiaron. No mucho pero cambiaron. El ritmo de los bombos es una eterna discusión interna cuando vienen los murgueros a decirnos que es re-lento y no se puede bailar. Ahí es cuando les explicamos que antes era más lento, que se bailaba mucho mejor que el estilo de baile que hacen ahora y las cosas que se perdieron durante el tiempo por no poder hacer escuela de la misma. Yo les digo que copien a los más grandes como hacen los pasos, que rescaten lo que más les gusta de cada uno de los que ven bailando y que lo practiquen y hagan a su manera. Quisieron que agreguemos redoblantes o trompetas al desfile para hacerlo más movido y pudimos por ahora controlarlos. Dejamos que las mujeres se pongan pantalones y salgan a la cancha a bailar a la par de los murgueros. Algunas siguen fieles a sus enseñanzas y salen con pollera y no saltan. (Es cómico estar en esas situaciones.) Y con respecto a las canciones no son solamente valses y tangos los que hacemos. Siempre nos gusta sacar alguno de la galera y ponerlo en el carnaval arriba del escenario. Los viejos murgueros son los que nos piden que las sigamos haciendo y a muchos que las escuchan se les escapa algún que otro lagrimón. Hay temas nuevos de grupos bailanteros, de Calamaro, Los Nocheros o el de Pimpinela que salió en el CD de murgas porteñas. Son cuatro o cinco canciones nuevas que se hacen por año para la época de carnaval y algunas que muchas veces ni siquiera estrenamos por falta de tiempo.