martes, febrero 12, 2008

- ¿Cuánto hace qué sos murguero, Tavi? Viste que a veces uno identifica un momento como el primer momento de algo importante en su vida ¿Vos tenés algún primer recuerdo murguero o la murga siempre fue parte de tu vida?

- Empecé a salir en Los Cometas de Boedo cuando tenía diez, once años, a escondidas. Con un pantalón y una remerita.

-¿La murga en tu caso es algo que viene de familia o viene con tu identidad barrial? ¿Cómo te fuiste haciendo murguero?

-Mis viejos no querían saber nada y mi familia “cero murga”. Nos escapábamos con los pibes de mi cuadra – el pasaje Cabot – a los ensayos y al corso de Boedo y al Nilo. Y nos quedábamos viendo murgas como embobados. Queríamos estar ahí adentro. Cuando llegaban Los Cometas tomábamos valor porque era la murga del barrio y nos colábamos en el desfile, o mangábamos una bandera y desfilábamos. Después ya más grandecito empezamos a chorear. ¡Ja ja ja ja! Nos metíamos en los baldíos con un martillo y sacábamos las cañerías y vendíamos el plomo. Ibamos con el changuito de hacer las compras casa por casa diciendo que éramos de la Cooperadora del Bernasconi y pedíamos diarios. Obvio que nadie de nosotros estudiaba ahí pero usábamos el nombre para pedir diarios y juntar unos mangos…

- ¡Ja ja ja!

- También pedíamos "prestadas " las manitos de las puertas (esas que cumplían la función del timbre) que eran de bronce y las vendíamos al lado del mercado de Inclán. Nos quedábamos con las tapitas de Obras Sanitarias que estaban en la vereda y las tapas de luz de las paredes. Bueh, con esto pagamos nuestras primeras levitas. Los apliques no los pagábamos… Ibamos a la casa La Mota y La Valenciana y te mostraban unas carpetas re-grandes llenas de apliques….. Y bueeeeeeeehhh……. Pequeños murgueros delincuentes. ¡Ja ja ja ja! Esos son mis recuerdos de murguero niño.

- Pavada de recuerdos. Estás retratando toda una época. ¿Siempre fuiste Cometa o tenés alguna otra pertenencia murguera anterior o simultánea?

- Yo creo que eso tiene que ver con la identidad barrial… ¡Soy de Boedo hasta la uña del dedito del pie! ¡Soy de un barrio donde estaba el corso de Boedo, uno de los corsos más picantes de la ciudad! El corso de Boedo se sigue haciendo y sigue siendo uno de los corsos más importantes de Capital. Acá me gustaría destacar la organización de este corso actualmente en manos de Los Chiflados.(10)
¡Todas las murgas querían desfilar en Boedo y eso que se armaba cada bondi que ni te cuento! A una cuadra tenías el Nilo. ¿Sabés, Pupita, lo que era salir en el Nilo? A mí la murga me atraía. ¿Viste cuando lees una nota a un futbolista y el tipo dice que vivía con la pelota, qué dormía con la pelota? Bueh, para mí la pelota era mi levita. ¡Y los que conocen mi levita saben de mi sentimiento por esa la prenda! ¡La amo!

- ¿Cómo se transmite esa identidad, esa pertenencia – especialmente a los más jóvenes, a los chicos – en estos tiempos en los que todo es tan fugaz, donde las relaciones entre las personas son tan frágiles, tan esquivas?

- Los viejitos de Los Cometas bajamos esta línea a los más pibes: ¡YO NO SOY MURGUERO! ¡SOY COMETA! Nuestra historia, te digo que pasa casi por el fanatismo y esto lo digo porque tuvimos la idea de sacar otra murga, Los Fantoches como ya conté, y no te puedo explicar lo que padecí. Yo, si Los Cometas no salen, no salgo en otra murga… No sé… No podría… No sería mi lugar…

- Entonces prefiero preguntarte así: ¿Qué es ser Cometa? ¿Cómo definirías ser Cometa desde lo identitario?

-
Cuando alguien le pregunta a un murguero: ‘¿Qué es la murga para vos?’, el genio dice: ‘Es un sentimiento.” ¡Ja ja ja ja! ¿De qué sentimiento habla? La murga es TU murga; ese es el sentimiento; el mismo que tenés, por tu club, el mismo que sentís por tu barrio. ¡La camiseta no se cambia! Por eso no soy murguero. Por eso soy Cometa. Si no sería como ser cuervo o futbolero. A mí el fútbol me encanta, lo amo. ¡Pero SOY CUERVO, no futbolero! ¡Ja ja ja ja!

- En la murga de cuando eras niño o adolescente, ¿recordás la participación de mujeres? ¿Solamente cosiendo los trajes o haciendo qué cosas?

- En Los Cometas, desde que yo participo, las murgueras siempre estuvieron (¿¿¿Por qué te crees que me hice murguero???) con participación a la par de cualquier murguero. Acá lo que nunca hicieron fue tocar el bombo… ¡Después… hicieron de todo, después! ¡Mi traje me lo coso yo! Bueh, alguna vez me ayudan…

- ¿Según tu opinión, uno nace o se hace murguero, entonces?

- Yo creo que las dos cosas: murguero se hace y se nace. Yo fui haciéndome murguero porque hice toda la “carrera”. Pero, ojo, que también se nace murguero. ¡Mi hijo nació en octubre y en febrero salió! Así que mirándolo por ese lado también se nace, ¿no?

- ¿Cómo se llama tu hijo? ¿Tenés algún otro familiar murguero?

- El se llama Nicolás (Nico) y es el amor de mi vida: gran bailarín, mejor bombista… ¡Pero habla hasta por los codos! No tengo más hijos. Y también sale mi señora, Irene. Hace un año que estoy en pareja y ella también es directora de murgueras. No tengo otros familiares en la murga ahora pero en otro momento salió una sobrina y ahora estoy tratando de que salga un sobrino.

- ¿Siempre hiciste escenario o empezaste haciendo otra cosa: bailar, tocar el bombo? ¿Desde cuándo escribís glosas y canciones? ¿Qué te inspira? ¿Tenés alguna favorita? ¿Tuviste algún maestro o maestros, alguien a quien recuerdes que te dejó algo o que te haya servido de inspiración?

- Hice fila una banda de años. Después pasé a bailar entre los bombos, que era algo así como un lugar privilegiado donde bailaban sólo bailarines destacados, algo así como un paso antes de ser Director. Cuando tenía catorce, quince años, con otros pibes rompíamos las bolas para ir a bailar ahí. ¡Nos creíamos fenómenos! El Dire que teníamos nos dejó durante un corso para probar y nos tocó el corso de Lomas. ¡Ocho cuadras ida y vuelta!

- ¡Uy Dios!

- ¡Bailábamos entre murgueros grandes que no te puedo explicar lo que eran! A las tres cuadras no podíamos mover un dedo y los "viejitos” seguían como si nada… Obviamente, volvimos a la fila y no rompimos más las bolas por un tiempo, ja ja ja. La verdad es que no sé qué tiene de gracioso pero yo me acuerdo la vergüenza que nos dio y hoy me cago de risa.

- Ustedes participaron en el espectáculo escrito y dirigido por Enrique Molina, Centro Murga Buenos Aires, junto a Los Viciosos de Almagro y Los Reyes del Movimiento de Saavedra. ¿Pudieron mostrar la identidad Cometa allí? ¿Qué cosas te dejó la participación de tu murga en esa circunstancia y cómo fue trabajar con tu amigo de tanto tiempo, Quique Molina?

- Quique Molina para mí para mi fue un maestro, todavía lo es y lo va a seguir siendo. El maestro, con su trabajo, te muestra todo, te enseña, te despierta, te anula, te potencia… Pero no te guía siempre por la verdad y por el camino acertado. No tiene siempre razón…

- Ahí coincido con vos en esa concepción del maestro. Pero es lo que lo hace realmente grande, ¿no?

- Claro, por eso Quique para mí es un gran maestro. No murguero, sino artístico y en la vida. Yo aprendí muchísimo y aprendo siempre con Quique. La vida me bendijo con esa posibilidad. Aprendo lo que es trabajar, buscar artísticamente algo, acertar y también errarle. Para lograr algo también tenés que saber lo que no tenés que hacer. A mí, Quique me enseñó todo. Yo con él vi todo, descubrí todo: grandes trabajos y patinadas groseras. Quique es humano; yo también. Y los trabajos que hicimos juntos, los humanizamos, son viscerales. Con Quique no sé si somos amigos. Yo te puedo jurar que lo siento como mi amigo y con eso a mí me alcanza y me sobra: Lo quiero y punto. Después de ahí, que cada una diga lo que quiera. A mí ni me va ni me viene. Yo camino solo por la calle y no le debo nada a nadie. Así que me pueden criticar tranquilo. De Centro Murga Buenos Aires te voy a decir sólo algunas cosas: Primero, un placer enorme trabajar con Los Reyes y Los Viciosos, ¡¡¡murgones de verdad!!! Sin chamuyos, sin vueltas. Te pueden gustar más o menos, los podés criticar, les podés sacar manos o contar las costillas, pero son murgas que las tiras arriba de un escenario y te hacen todo; te solucionan todo. Los tipos saben para qué están ahí arriba y saben lo que tienen que hacer. ¡Son un producto artístico! Acá los murgueros hablan mucho, ¿pero cuándo actúan? ¡Papá, parate en un escenario y fijate cuanta gente fue a verte y qué tenés para decirles y si te va bien con eso podés hablar! El murguero usa inconscientemente un arma que lo confunde en este sentido: se cree que el público del corso es de él; que lo va a ver a él. Pero eso es el ámbito, es el contexto. Cuando a la murga la sacás del contexto del corso y la ponés en un ámbito distinto sufre consecuencias y al murguero no le gusta porque deja de ser el fenómeno que se cree que es y pone a consideración del público su trabajo. Por Los Reyes y Los Viciosos yo pago una entrada. Trabajar con ese tipo de murgas para mí fue un lujo. Después si el espectáculo fue bueno o malo no me corresponde decirlo a mí. Yo no soy público de Centro Murga Buenos Aires y esa opinión la da el público. Ya que hablamos de esto, también quiero dejar una idea para la gilada. Yo me cansé de escuchar a tipos opinar de Pantera y de Tavi. Esos tipos que viven del chamuyo y hablan por hablar. Yo con Pantera puedo tener mil diferencias; podemos pensar y actuar distinto en mil ocasiones pero entendemos el juego y sabemos cómo se juega. Y nosotros subimos arriba de un escenario y somos Directores de murga. Tiramos lo nuestro y competimos. Nosotros sabemos que si hacemos eso armamos un buen espectáculo. (Y esto lo digo porque siento que hay un par que no me conocen y hablan de mí como si supieran como pienso.) Hay mucha gente que piensa distinto y yo pienso distinto a mucha gente pero eso a mí no me separa de nadie. Yo no divido y cuando tengo oportunidad de demostrarlo, lo hago. Pero para eso me tengo que encontrar con un tipo como Pantera, que sabe lo que es tener códigos y sabe con errores más o menos jugar este juego y para mí Centro Murga Buenos Aires fue también eso.