sábado, mayo 03, 2008

- ¿Les preocupa lo histórico específicamente argentino en la cuestión murguera, es decir, los quiebres, las continuidades, las penurias que sufrió el género durante tantos años y que en definitiva - creo - dan un marco muy particular que la distancian de otras expresiones como puede ser la uruguaya?
- Junto a las murgas independientes, el anhelo es, justamente, un carnaval popular, gratuito y para todo el pueblo. Sabemos de, y mucho penamos por la casi desaparición de las murgas durante comienzos de los años ochenta, por lo que trabajamos durante todo el año para reinsertar el género en los barrios, conocedores de que el nuestro (límite entre Caballito, La Paternal y Villa Crespo) es un terreno complicado. Además, no queremos tener un feriado de carnaval para que la gente se vaya a la costa, sino para que salga a jugar con agua en la vereda y vaya a escuchar a la murga de su barrio. A su vez, estamos en pleno desacuerdo con la privatización del carnaval uruguayo, cuyos derechos fueron comprados por una empresa, Tenfield, que lo transmite por TV, amén de un concurso con el que no concordamos, pero que le dio un salto de calidad innegable a la murga uruguaya, siempre considerando que los murguistas son profesionales.
- ¿Piensan que lo organizativo en un agrupamiento murguero está relacionado con su elección estética? ¿Cómo describirían su estilo organizativo, la manera de tomar decisiones?
- Cachengue se asemeja a una asamblea, dado que todas las decisiones se toman en consenso pleno, ya sea desde lo estructural o lo artístico. Las Comisiones sí tienen quizá cierta autoridad, ya que siempre tratamos de respetar lo que decide cada una de ellas, aunque se pueden modificar sus decisiones. No creo que la estética tenga algo que ver con lo organizativo.
- Yo, al contrario, tengo la sensación de que sí se relacionan pero, a la vez, es una vinculación muy compleja que quizá se vislumbre en el discurso artístico ¿Podés describir cómo se conforma o cómo se estructura un desfile Cachenguero habitual?
- En general, no tenemos una estructura firme a pesar de que buscamos cierta prolijidad. Esto es: primero, lógicamente, marcha el estandarte. Luego los niños, pero simplemente por una cuestión de cuidado, considerando la energía de los bailarines que van detrás. Por lo general, la fila la encabezan las chicas, dado que ellas son las que más se meten en el armado y la creación de los pasos por lo que desde adelante van guiando al resto. Eso sí, no todos hacen los pasos: las chicas tratan de sacarlos siempre, no así los varones. Pero siempre hay machazos que los aprenden y desfilan detrás de las bellezas femeninas. El resto, chicas y chicos vagos o que no pudieron sacar los pasos, desfila libremente al final. Luego va la percusión pero no necesariamente al final ya que la gente que baila libre y los que cargan fantasías suelen ir y venir alrededor de los músicos. Y cuando digo músicos incluyo a damas: en este carnaval que se nos fue tuvimos tres eximias bombistas y una surdista, con promesa de que este año se incrementará esa cifra, Dios Momo quiera...
- ¿Cómo se conforma la percusión?
- La composición de la percusión en cuanto a instrumentos varía de acuerdo a la fluctuación de sus integrantes. Va el ejemplo de este año: aunque renegamos de la regla que indica que para ser murga porteña hay que contar con 70 por ciento de bombos, en el reciente carnaval tuvimos un 70.5 por ciento de bombos. Los instrumentos que acompañan son los clásicos: dos surdos, dos redoblantes y un repique (no tan clásico y bastante despreciado en el ambiente murguero).
- ¿Y las canciones?
- En la composición de las canciones es donde más se aprecia la libertad para crear que da Cachengue, ya que todos los integrantes escriben. Luego se evalúa cuál es la canción más indicada y se define, en asamblea. Obviamente, las melodías pueden variar, pasando por cumbia, rock, tango, vals y chacarera, aunque en el ambiente nos hayan maltratado por cantar y bailar chacareras. Esa libertad, por suerte, nos da una amplitud que nos enamora.