domingo, agosto 10, 2008




LA MURGA CAMINÓ EN VILLA URQUIZA


Ariel Prat jugó de local en “el 25”


En un emotivo recital, "el Juglar" presentó su último trabajo “Negro y Murguero” en el Complejo Cultural / Cine Teatro 25 de Mayo.


Por Fernando Belvedere




Cuatro años atrás, en plena lucha de "Vecinos x el 25" para recuperar el mítico Petit Colón villurquero, un Ariel Prat emocionado deseó con todas sus fuerzas cantar algún día en el viejo Cine teatro de su infancia, en cuyo escenario alguna vez bailó su abuela y cantó Carlos Gardel.


Y el sueño se cumplió el pasado 11 de julio… El recital comenzó con las palabras de Corina Cruciani, directora “del 25”, quien dio la bienvenida al juglar y fue también quien le entregó el diploma por el cual la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires nombró a Ariel Prat como “Personalidad Destacada de la Cultura” por su aporte al estudio de los orígenes negros del tango, el candombe y la rítmica murguera, los sonidos nietos de la negritud exterminada, hermanos poco reconocidos del tango que terminaron "explotando" en gran parte de la juventud argentina como un símbolo de identidad y protesta social.


Un Prat conmovido por la presencia de tantos seres queridos dijo que “todos estos años musicales y poéticos recorridos no hubiesen sido posibles sin ciertos hombros indispensables, voluntades, alientos y bolsillos".


Quiero agradecer a aquellos compañeros de ruta que no ganan fortunas conmigo pero el compromiso es a plazo fijo, sobre todo leal. A los amigos de siempre, y a los que se fueron sumando al fogón y permitir el sueño del cantor. También agradezco a los grandes maestros que me dieron la luz y la existencia: Hugo del Carril, Corsini, Alberto Castillo, Cadícamo, Julián Centeya, “el polaco”, el flaco Spinetta y los viejos murgueros que alumbraron mi ilusión de pibe hace cuarenta años, aquí, en la querida avenida Triunvirato”.


El teatro reventó en aplausos, cuando el juglar agradeció especialmente a los vecinos del barrio que lucharon “para que este templo no se convirtiera en un mercado del escolaso”, y después de reconocer a las autoridades del teatro por el cálido recibimiento y trato, les pidió “tirar para adelante junto con los vecinos”.


Prat y su banda, compuesta por Nano Campoliete en guitarra, Miguel Suárez en bajo, Alejandro Caraballo en bombo murguero y Esteban Buazzo en percusión, además de la participación de Juan Subirá en teclados y Daniel Buira en tambores, tocaron temas de su último disco "Negro y murguero", que rescata la trama percusiva del tango y su origen negro a través de una potente sonoridad proveniente de la murga porteña con su rítmica asentada en el bombo con platillo y su recurrencia a la milonga, el milongón, el guariló y el candombe de Buenos Aires.


También interpretó poesías de Julián Centeya musicalizadas por Prat como "El negro Bamba" y "Negro te duele", y temas con letra y música propios como "Bailaba Delia", "El zurdito" y "La murga camina".


Antes de terminar el recital subió al escenario “el pelado” Gustavo Cordera (voz líder de la Bersuit Vergarabat) para cantar la canción "Al calor del hogar” junto a su autor, Ariel Prat:


Mi casa era un abrazo con aromas/ afuera el mar oleaba en adoquines/ por suerte había chapas que en la siesta/ hacían que llover no fuera triste (…) Jamás podré elogiar a mi pobreza/ tan sólo es el cristal de mi pasado/ que suena como copa en esta noche y abraza con su vino destapado..." En el final Prat pidió al público levantarse de sus butacas y bajar a la platea para sacarse el almidón y empezar a revolear piernas y brazos al ritmo de “La murga camina” y “Los trasplantados de Madrid”, transformando la sala principal del “25” en un auténtico carnaval.En declaraciones a ParqueChasWeb, Ariel Prat dijo haberse sentido “muy feliz, en armonía y sobre todo con mucho encuentro, con el de mi gente querida".


¡Hasta la vuelta Juglar!




Fotos: ParqueChasWeb
Ariel Prat y su tango negro en Villa Urquiza
Por Germán Marcos

En su último concierto antes de regresar a España, el juglar recorrió su repertorio en el imponente teatro 25 de Mayo. Y se dio el gusto de tener por primera vez sobre el escenario a Gustavo Cordera para cantar “Al olor del hogar”

Cada vez que Prat viene de visita a su país, realiza varios conciertos. Pero siempre se guarda uno que, por alguna característica especial, se transforma en irrepetible, verdaderamente mítico. Pasó en 2006 en la Estación de los Deseos, con entradas populares y rodeado de murgueros que con sus saltos levantaron la polvareda del piso y transformaron el galpón en un corso invernal. Volvió a ocurrir el año pasado en el Astrolabio, poco publicitado eintimista. La semana pasada golpeó de nuevo en el barrio que lo vio nacer.
Primero, hizo una miniceremonia donde autoridades del Gobierno le entregaron el diploma de “Personalidad Destacada de la Cultura”. Luego salió por el foro y entraron sus músicos. Pisando fuerte en los tablones del Teatro un ritmo centenario que con la acústica de la sala, reverberó con profundidad y sentó las bases para dar comienzo a la fiesta. Arrancó con “La Murga Camina” y remató su entrada con el himno del carnaval 2006 “Viene Alumbrando la Esquina”, editado en el disco “Carnaval Porteño Volumen 1”, recopilación de las mejores canciones de las murgas de Buenos Aires con calidad “Surraund”En el 25 de Mayo, Ariel Prat repasó el repertorio de Negro y Murguero, su último disco: “Milonga de las Quimeras”, “Señor Pamela” (una letra de Alejandro Szwarcman que narra la historia de un cantor que otrora fuera travesti en Godoy Cruz, y del que la gente dice que “le sobra esquina”), “Bailaba Delia” (dedicado a su abuela que décadas atrás bailó en el mismo escenario del 25 de mayo. Una canción tan sensiblemente emotiva que te corta la garganta), “El Zurdito” (dedicado a su pasado futbolero y cebollita, también inspirado en Lionel Messi y que en la lista de temas del show ubicado en el puesto número diez), los dos poemas musicalizados de Julián Centeya, “Te duele Negro” y " Negro Bamba” y la historia de amor de Los Amantes de la Boca, entre un murguista uruguayo y una murguera argentina inmortalizada en “Rumba y Tres Saltos” El cierre del show comenzó con el hit de los emigrados o “Los Transplantados de Madrid”, “La Retirada” y tras la ovación, la “Entrada Tradicional Murguera”. Como sorpresa, tal vez hasta para el propio Prat, irrumpió sobre el escenario el cantante de Bersuit Vergarabat, el pelado Gustavo Cordera, para cantar “Al Olor del Hogar”, tema emblema de la Bersuit escrito por Ariel Prat, y que según comentó en los camarines, jamás había hecho en un concierto suyo con Cordera de invitado.
El fin llegó con un bis de “La Murga Camina”, con Prat y su levita verde, silbato rojo en la boca, con Mingo Romano, legendario recitador, historia viviente de la murga porteña que subió sin su levita peronista a decir una glosa, acompañado tambien por el percusionista Dani Buira, director de “La Chilinga” que también estuvo invitado en un par de temas, el pianista e integrante de Bersuit Juan Subirá y el propio Juglar tocando unos cajones peruanos para acompañar el final murguero junto a todos sus músicos y con los pasillos del teatro colmados de pibes que bajaron del pullman para bailar “a los saltos con su arte”, para murguear “sin quedarse con las ganas”.

sábado, julio 19, 2008

Cabecita Negra
Germán Rozenmacher



A Raúl Kruschovsky

El señor Lanari no podía dormir. Eran las tres y media de la mañana y fumaba enfurecido, muerto de frío acodado en ese balcón del tercer piso, sobre la calle vacía, temblando encogido dentro del sobretodo de solapas levantadas. Después de dar vueltas y vueltas en la cama, de tomar pastillas y de ir y venir por la casa frenético y rabioso como un león enjaulado, se había vestido como para salir y hasta se había lustrado los zapatos.
Y ahí estaba ahora, con los ojos resecos, los nervios tensos, agazapado escuchando el invisible golpeteo de algún caballo de carro de verdulero cruzando la noche, mientras algún taxi daba vueltas a la manzana con sus faros rompiendo la neblina, esperando turno para entrar al amueblado de la calle Cangallo, y un tranvía 63 con las ventanillas pegajosas, opacadas de frío, pasaba vacío de tanto en tanto, arrastrándose entre las casas de uno o dos a siete pisos y se perdía, entre los pocos letreros luminosos de los hoteles, que brillaban mojados, apenas visibles, calle abajo.
Ese insomnio era una desgracia. Mañana estaría resfriado y andaría abombado como un sonámbulo todo el día. Y además nunca había hecho esa idiotez de levantarse y vestirse en plena noche de invierno nada más que para quedarse ahí, fumando en el balcón. ¿A quién se le ocurría hacer esas cosas? Se encogió de hombros, angustiado. La noche se había hecho para dormir y se sentía viviendo a contramano. Solamente él se sentía despierto en medio del enorme silencio de la ciudad dormida. Un silencio que lo hacía moverse con cierto sigiloso cuidado, como si pudiera despertar a alguien. Se cuidaría muy bien de no contárselo a su socio de la ferretería porque lo cargaría un año entero por esa ocurrencia de lustrarse los zapatos en medio de la noche. En este país donde uno aprovechaba cualquier oportunidad para joder a los demás y pasarla bien a costillas ajenas había que tener mucho cuidado para conservar la dignidad. Si uno se descuidaba lo llevaban por delante, lo aplastaban como a una cucaracha. Estornudó. Si estuviera su mujer ya le habría hecho uno de esos tes de yuyos que ella tenía y santo remedio. Pero suspiró desconsolado. Su mujer y su hijo se habían ido a pasar el fin de semana a la quinta de Paso del Rey llevándose a la sirvienta así que estaba solo en la casa. Sin embargo pensó, no le iban tan mal las cosas. No podía qúejarse de la vida. Su padre había sido un cobrador de la luz -un inmigrante que se había muerto de hambre sin haber llegado a nada. El señor Lanari había trabajado como un animal y ahora tenía esa casa del tercer piso cerca del Congreso, en propiedad horizontal y hacía pocos meses había comprado el pequeño Renault que ahora estaba abajo, en el garaje y había gastado una fortuna en los hermosos apliques cromados de las portezuelas. La ferretería de la Avenida de Mayo iba muy bien y ahora tenía también la quinta de fin de semana donde pasaba las vacaciones. No no podía quejarse. Se daba todos los gustos. Pronto su hijo se recibiría de abogado y seguramente se casaría con alguna chica distinguida. Claro que había tenido que hacer muchos sacrificios. En tiempos como éstos donde los desórdenes políticos eran la rutina había estado varias veces al borde de la quiebra. Palabra fatal que significaba el escándalo, la ruina, la pérdida de todo. Había tenido que aplastar muchas cabezas para sobrevir porque si no, hubieran hecho lo mismo con él. Así era la vida. Pero había salido adelante. Además cuando era joven tocaba el violín y no había cosa que le gustase más en el mundo. Pero vio por delante un porvenir dudoso y sombrío lleno de humillaciones y miseria y tuvo miedo. Pensó que se debía a sus semejantes, a su familia, que en la vida uno no podía hacer todo lo que quería, que tenía que seguir el camino recto, el camino debido y que no debía fracasar. Y entonces todo lo que había hecho en la vida había sido para que lo llamaran "señor". Y entonces juntó dinero y puso una ferretería. Se vivía una sola vez y no le había ido tan mal. No señor. Ahí afuera, en la calle, podían estar matándose. Pero él tenía esa casa, su refugio, donde era el dueño, donde se podía vivir en paz, donde todo estaba en su lugar, donde lo respetaban. Lo único que lo desesperaba era ese insomnio. Dieron las cuatro de la mañana. La niebla era más espesa. Un silencio pesado había caído sobre Buenos Aires. Ni un ruido. Todo en calma. Hasta el señor Lanari tratando de no despertar a nadie, fumaba, adormeciéndose.

De pronto una muier gritó en la noche. De golpe. Una mujer aullaba a todo lo que daba como una perra salvaje y pedía socorro sin palabras, gritaba en la neblina, llamaba a alguien, a cualquiera. El señor Lanari dio un respingo, y se estremeció, asustado. La mujer aullaba de dolor en la neblina y parecía golpearlo con sus gritos como un puñetazo. El señor Lanari quiso hacerla callar, era de noche, podía despertar a alguien, había que hablar más bajo. Se hizo un silencio. Y de pronto la mujer gritó de nuevo, reventando el silencio y la calma y el orden, hacienclo escándalo y pidiendo socorro con su aullido visceral de carne y sangre, anterior a las palabras, casi un vagido de niña, desesperado y solo.
El viento siguió soplando. Nadie despertó. Nadie se dio por enterado. Entonces el señor Lanari bajó a la calle y fue en la niebla, a tientas, hasta la esquina. Y allí la vio. Nada más que una cabecita negra sentada en el umbral del hotel que tenía el letrero luminoso "Para Damas" en la puerta, despatarrada y borracha, casi una niña, con las manos caídas sobre la falda, vencida y sola y perdida, y las piernas abiertas bajo la pollera sucia de grandes flores chillonas y rojas y la cabeza sobre el pecho y una botella de cerveza bajo el brazo.
­Quiero ir a casa, mamá ­lloraba­. Quiero cien pesos para el tren para irme a casa.
Era un china que podía ser su sirvienta sentada en el último escalón de la estrecha escalera de madera en un chorro de luz amarilla.
El señor Lanari sintió una vaga ternura, una vaga piedad, se dijo que así eran estos negros, qué se iba a hacer, la vida era dura, sonrio, sacó cien pesos y se los puso arrollados en el gollete de la botella pensando vagamente en la caridad. Se sintió satisfecho. Se quedó mirándola, con las manos en los bolsillos, despreciándola despacio.
­¿Qué están haciendo ahí ustedes dos? ­la voz era dura y malévola. Antes que se diera vuelta ya sintio una mano sobre su hombro.
­A ver, ustedes dos, vamos a la comisaría. Por alterar el orden en la via pública.
El señor Lanari, perplejo, asustado, le sonrió con un gesto de complicidad al vigilante.
­Mire estos negros, agente, se pasan la vida en curda y después se embroman y hacen barullo y no dejan dormir a la gente.
Entonces se dio cuenta que el vigilante también era bastante morochito pero ya era tarde. Quiso empezar a contar su historia.
­Viejo baboso ­dijo el vigilante mirando con odio al hombrecito despectivo, seguro v sobrador que tenía adelante­. Hacéte el gil ahora.
El voseo golpeó al señor Lanari como un puñetazo.
­Vamos. En cana.
El señor Lanari parpadeaba sin comprender. De pronto reaccionó violentamente y le gritó al policía.
­Cuidado señor, mucho cuidado. Esta arbitrariedad le puede costar muy cara. ¿Usted sabe con quién está hablando?­Había dicho eso como quien pega un tiro en el vacío. El señor Lanari no tenía ningún comisario amigo.
­Andá, viejito verde, andá, ¿te creés que no me di cuenta que la largaste dura y ahora te querés lavar las manos? ­ dijo el vigilante y lo agarró por la solapa levantando a la negra que ya había dejado de llorar y que dejaba hacer, cansada, ausente y callada mirando simplemente todo. El señor Lanari temblaba. Estaban todos locos. ¿Qué tenía que ver él con todo eso? Y además ¿qué pasaría si fuera a la comisaría y aclarara todo y entonces no lo creyeran y se complicaran más las cosas? Nunca había pisado una comisaría. Toda su vida había hecho lo posible para no pisar una comisaría. Era un hombre decente. Ese insomnio había tenido la culpa Y no había ninguna garantía de que la policía aclarase todo. Pasaban cosas muy extrañas en los últimos tiempos. Ni siquiera en la policía se podía confiar. No. A la comisaría no. Sería una verguenza inútil.
­Vea agente. Yo no tengo nada que ver con esta mujer­ dijo señalándola. Sintió que el vigilante dudaba. Quiso decirle que ahí estaban ellos dos, del lado de la ley y esa negra estúpida que se quedaba callada, para peor, era la única culpable.
De pronto se acercó al agente que era una cabeza más alto que él, y que lo miraba de costado, con desprecio, con duros ojos salvajes, inyectados y malignos, bestiales con grandes bigotes de morsa. Un animal. Otro cabecita negra.
­Señor agente ­le dijo en tono confidencial y bajo como para que la otra no escuchara, parada ahí, con la botella vacía como una muñeca, acunándola entre los brazos, cabeceando, ausente como si estuviera tan aplastada que ya nada le importaba.
­Venga a mi casa, señor agente. Tengo un coñac de primera. Va a ver que todo lo que le digo es cierto.­Y sacó una tarjeta personal y los documentos y se los mostró­. Vivo ahí al lado­gimió casi, manso y casi adulón, quejumbroso, sabiendo que estaba en manos del otro sin tener ni siquiera un diputado para que sacara la cara por él y lo defendiera. Era mejor amansarlo, hasta darle plata y convencerlo para que lo dejara de embromar.
El agente miró el reloj y de pronto, casi alegremente, como si el señor Lanari le hubiera propuesto una gran idea, lo tomó a él por un brazo y a la negrita por otro y casi amistosamente se fue con ellos. Cuando llegaron al departamento el señor Lanari prendió todas las luces y le mostró la casa a las visitas. La negra apenas vio la cama matrimonial se tiró y se quedó profundamente dormida.
Qué espantoso, pensó, si justo ahora llegaba gente, su hijo o sus parientes o cualquiera, y lo vieran ahí, con esos negros, al margen de todo, como metidos en la misma oscura cosa viscosamente sucia; sería un escándalo, lo más horrible del mundo, un escándalo y nadie le creería su explicación y quedaría repudiado, como culpable de una oscura culpa, y yo no hice nada mientras hacía eso tan desusado, ahí a las 4 de la mañana, porque la noche se había hecho para dormir y estaba atrapado por esos negros, él, que era una persona decente, como si fuera una basura cualquiera, atrapado por la locura, en su propia casa.
­Dame café­dijo el policía y en ese momento el señor Lanari sintió que lo estaban humillando. Toda su vida había trabajado para tener eso, para que no lo atropellaran y así de repente, ese hombre, un cualquiera, un vigilante de mala muerte lo trataba de che, le gritaba, lo ofendía. Y lo que era peor, vio en sus ojos un odio tan frío, tan inhumano, que ya no supo qué hacer. De pronto pensó que lo mejor sería ir a la comisaría porque aquel hombre podría ser un asesino disfrazado de policía que había venido a robarlo y matarlo y sacarle todas las cosas que había conseguido en años y años de duro trabajo, todas sus posesiones, y encima humillarlo y escupirlo. Y la mujer estaba en toda la trampa como carnada. Se encogió de hombros. No entendía nada. Le sirvió café. Después lo llevó a conocer la biblioteca, Sentía algo presagiante, que se cernía, que se venía. Una amenaza espantosa que no sabía cuando se le desplomaría encima ni cómo detenerla. El señor Lanari, sin saber por qué, le mostró la biblioteca abarrotada con los mejores libros. Nunca había podido hacer tiempo para leerlos pero estaban allí. El señor Lanari tenía su cultura. Había terminado el colegio nacional y tenía toda la historia de Mitre encuadernada en cuero. Aunque no había pedido estudiar violín tenía un hermoso tocadistos y allí, posesión suya, cuando quería, la mejor música del mundo se hacía presente.
Hubiera querido sentarse amigablemente y conversar de libros con ese hombre. Pero ¿de qué líbros podría hablar con ese negro? Con la otra durmiendo en su cama y ese hombre ahí frente suyo, como burlándose, sentía un oscuro malestar que le iba creciendo, una inquietud sofocante. De golpe se sorprendió que justo ahora quisiera hablar de libros y con ese tipo. El policía se sacó los zapatos, tiró por ahí la gorra, se abrió la campera y se puso a tomar despacio.
El señor Lanari recordó vagamente a los negros que se habían lavado alguna vez las patas en las fuentes de plaza Congreso. Ahora sentía lo mismo. La misma vejación, la misma rabia. Hubiera querido que esuviera ahí su hijo. No tanto para defenderse de aquellos negros que ahora se le habían despatarrado en su propia casa, sino para enfrentar todo eso que no tenía ni pies ni cabeza y sentirse junto a un ser humano, una persona civilizada. Era como si de pronto esos salvajes hubieran invadido su casa. Sintió que deliraba y divagaba y sudaba y que la cabeza le estaba por estallar. Todo estaba al revés. Esa china que podía ser su sirvienta en su cama y ese hombre del que ni siquiera sabía a ciencia cierta si era policía, ahí, tomando su coñac. La casa estaba tomada.
­Qué le hiciste­dijo al fin el negro.
­Señor, mida sus palabras. Yo lo trato con la mayor consideración. Así que haga el favor de. . .­el policía o lo que fuera lo agarró de las solapas y le dio un puñetazo en la nariz. Anonadado, el señor Lanari sintió cómo le corría la sangre por el labio. Bajó los ojos. Lloraba. ¿Por qué le estaba haciendo eso? ¿Qué cuentas le pedían? Dos desconocidos en la noche entraban en su casa y le pedían cuentas por algo que no entendía y todo era un manicomio.
­Es mi hermana. Y vos la arruinaste. Por tu culpa ella se vino a trabajar como muchacha, una chica una chiquilina, y entonces todos creen que pueden llevársela por delante. Cualquiera se cree vivo ¿eh? Pero hoy apareciste, porquería, apareciste justo y me las vas a pagar todas juntas. Quién iba a decirlo, todo un señor...
El señor Lanari no dijo nada y corrió al dormitorio y empezó a sacudir a la chica desesperadamente. La chica abrió los ojos, se encogió de hombros, se dio vuelta y siguió durmiendo. El otro empezó a golpear]o, a patear]o en la boca del estómago, mientras el señor Lanari decía no, con la cabeza y dejaba hacer, anonadado, y entonces fue cuando la chica despertó y lo miró y le dijo al hermano:
­Este no es, José. ­Lo dijo con una voz seca, inexpresiva, cansada, pero definitiva. Vagamente el señor Lanari vio la cara atontada, despavorida humillada del otro y vio que se detenía bruscamenté y vio que la mujer se levantaba, con pesadez, y por fín, sintió que algo tontamente le decía adentro "Por fin se me va este maldito insomnio" y se quedó bien dormido. Cuando despertó, el sol estaba alto y le dio en los ojos, encegueciéndolo. Todo en la pieza estaba patas arriba, todo revuelto y le dolía terriblemente la boca del estómago. Sintió un vértigo, sintió que estaba a punto de volverse loco y cerró los ojos para no girar en un torbellino. De pronto se precipitó a revisar todos los cajones, todos los bolsillos, bajó al garaje a ver si el auto estaba todavía, y jadeaba, desesperado a ver si no le faltaba nada. ¿Qué hacer a quién recurrir? Podría ir a la comisaría, denunciar todo pero ¿denunciar qué? ¿Todo había pasado de veras? "Tranquilo, tranquilo, aquí no ha pasado nada", trataba de decirse pero era inútil: le dolía la boca del estómago y todo estaba patas arriba y la puerta de calle abierta. Tragaba saliva. Algo había sido violado. "La chusma", dijo para tranquilizarse, "hay que aplastarlos, aplastarlos", dijo para tranquilizarse. "La fuerza pública", dijo, "tenemos toda la fuerza pública y el ejército", dijo para tranquilizarse. Sintió que odiaba. Y de pronto el señor Lanari supo que desde entonces jamás estaría seguro de nada. De nada.



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de "Cabecita Negra", Centro Editor de América Latina, © 1972
Cabecita Negra
































Esta es una versión en historieta aparecida en el libro La Argentina en pedazos de Ricardo Piglia
Dibujos de Solano López
Adaptación de Eugenio Mandrini
"La Argentina en pedazos" es propiedad intelectual de Ediciones La Urraca, © 1993

jueves, junio 12, 2008

Glosas Murgueras
Expresiones, testimonios, reflexiones:
Compilación y edición: Pupita La Mocuda [1]

“¿Qué es una glosa?” Será esta pregunta de Maxi de la murga Pateando contra el Viento, murga de Neuquén – límpido signo de los tiempos que corren en los que, luego de décadas de soterramiento y desmemoria, esta expresión del arte popular resurge y se arraiga merecidamente en cada rincón del territorio argentino – lo que de pie a la confluencia de correlaciones, de ideas, de palabras, de sonidos y de imágenes.
Es Alfredo Armando Aguirre de Los Prisioneros del Delirio de Sarandí quien así presenta su glosa en primera instancia:
“Yo le quiero describir
A esa persona lejana
En qué consiste una glosa
Sea rural o suburbana.
Una glosa es la proclama
Que cual mascarón de proa
Representa ante la gente
Lo mejor de cada murga.
En cada glosa se urge
Lo mejor y lo peor;
Allí sucumbe el que estafa,
La esperanza de la gente;
Allí se encumbra al que cumple
Con la palabra empeñada.
No sé, si con estos versos
Escritos a la apurada S
atisfago la inquietud
e llega desde Neuquén.
Mas si se trata tan solo
De tener alguna idea,
Acá te mando un botón
Para que sirva de muestra
Como en la Reina del Plata
Y en el amplio conurbano
El pueblo con los murgones
Van al frente de la mano.”
Señala Nelly de Los Guardianes de Mugica: “¡Excelente descripción! Glosa de presentación, glosa de crítica, glosa de homenaje, glosa de retirada. ¿Me faltó alguna? ¡Cuánto se puede expresar a través de ellas! ¿Verdad? Sobre todo cuando se está libre de poder decir lo que uno siente, piensa y sueña.” S
eguidamante, anais de Atrevidos por Costumbre de Palermo sostiene: “La glosa es el recitado que se hace sobre algo. En la Murga, es el recitado de presentación (antes de la canción), a veces entremedio de las canciones, y antes de la retirada. Originalmente las glosas tenían rima. Hoy, a veces, no la tienen. Cuestión estética o de "falta de ideas", no lo sé… Estas glosas salen de la estética del tango, y estaban a cargo del Maestro de Ceremonias, quien se encargaba de presentar cantantes, orquestas y canciones. Hoy, si tienen oportunidad de escuchar a 34 PUÑALADAS, el cantante juega el doble papel de voz y de maestro de ceremonias. No tiene rima, pero la prosa que usa es excelente… A modo de ejemplo (…) dejo el enlace a CORSO LOCO, nuestra retirada, en el que [se puede] escuchar la Glosa y la Retirada en la voz de Luiggi, nuestro presentador. Glosa y letra son creación de Oski Guzmán, uno de los Atrevidos Fundadores de nuestra Murga: http://www.youtube.com/watch?v=YWJ6nhzx_3I …”
Interviene Ruso de Cachengue y Sudor: “…Acá les dejamos las dos glosas que hace Cachengue este año. La de entrada la reflotamos del 2005 porque pintó la nostalgia. La de los Quinientos Años ya es un clásico que no vamos a dejar de hacer nunca. La recitan Lucas y el Negro Jorge antes de las demostraciones de baile. Glosa de entrada: http://www.youtube.com/watch?v=hgh_zocTe0M
Glosa de los Quinientos Años:
Aún, aún se dicen voces, nombres y palabras,
Que suenan añejas de tanto tiempo prohibidas.
Vamos buscando por los barrios,
Bailando misterios junto a la luna.
Ya sabemos Que no tenemos derecho a nada,
Que las dictaduras y el libre mercado
Hasta los sueños han vedado;
Que el derecho lo tiene el que paga
Y el que no tiene, debe y será ajusticiado.
No creas que somos pocos,
En la murga, vive la historia de los nativos de estas tierras,
De los desaparecidos, los siempre exiliados,
Los explotados, nuestros viejos llevados al hambre,
Los desocupados.
Ya sabemos Que hoy, mañana y pasado
Ellos dirán y publicarán sus mentiras,
Dispararán sus balas, decretos y leyes asesinas.
MAS NOSOTROS SOMOS LOS GUARDIANES DE LA ESPERANZA
QUE CRECE Y AVANZA,
DEL SUEÑO SUBVERSIVO Y LIBERTARIO,
DEL AMOR, LA UTOPÍA, QUE NO HAN PODIDO ASESINAR
EN MÁS DE 500 AÑOS DE HISTORIA GENOCIDA.
En este enlace durante el corso de Rescatalegría: http://www.youtube.com/watch?v=6MkPfBux2C8 …”
Afirma Esoj de Eso en mi Barrio es Pelea: “…Una acepción posible para la glosa sería la de "Manifiesto" – tomado en el sentido político antiguo en el cual lo estético no estaba divorciado del contenido: recuerden que, por ejemplo, el Manifiesto Comunista de Marx está muy bien escrito como pieza literaria y no excluye lo poético; empieza: " Un fantasma recorre Europa...". Claro que esto se aplicaría más bien a la glosa de presentación (que debe contener la información que identifique al grupo: nombre, procedencia, intenciones, etcétera). Se me viene a la mente la forma antigua:
Esta murga se formó debajo de una casita
Y por eso le pusimos los foreros de Pupita... etcétera.
Claro que la glosa de presentación no es la única glosa posible, también está la glosa de retirada (“Nos gustó estar acá”, “Nos vamos pero volveremos”, “Hasta el otro carnaval”) y también puede haber otras. En realidad glosa es cualquier texto poético o estético oral (no canción) que se utilice en la presentación de la murga. Además de los ejemplos dados, también es una glosa lo que hace Julio Sosa en su versión de "La Cumparsita", esa que termina diciendo ("Por eso canto tan triste, por eso..."). El tema " Maradó " de los piojos empieza con una miniglosa. La versión de Adriana Varela de "Maquillaje" de los Espósito (no sé si es así en todas las versiones), empieza tomando prestado unos versos de Bartolomé Leonardo de Argensola ("Porque ese cielo azul que todos vemos, ni es cielo, ni es azul...”) y los utiliza como glosa introductoria al tango. En el volumen II del disco de murgas se incluye una glosa bellísimamente dicha por Lagoa, creo. Aquí les mando nuestras últimas glosas. (Las que usamos en "Territorio", no sé si las repetiremos en otros espectáculos). La de presentación es un poco larga:
Aquí me pongo a bailar al compás del redoblante
Y con mi danza elegante me propongo deslumbrar
Taconeando pa´ delante y gambeateando para atrás.
Pido a la amable platea que quiera jugar conmigo
Para hacer carne estas letras, pues muchos nuestros yo he visto
Que por repetir recetas hacen surco y no camino.
Vengan musas olvidadas y me absuelvan del panfleto
Que hay que aguantar la parada y desmalezar el trecho;
No es haber ganado nada tener derecho a un derecho.
Esta murga fue parida en territorio arrasado
Y a través de aquella herida su voluntad va alumbrando.
Un cuerpo sin experiencias, sino se lo pone en juego,
Se va perdiendo en el tiempo, la información lo anestesia
Y lo entrega por su inercia a la religión del miedo.
Y en los campos de batalla los periodistas insisten
Buscando a los moribundos, mas no porque los asisten
Si no para convencerlos de que la guerra...¡ No existe!
Es que el pensamiento único, como su nombre lo indica
Tiene una sola idea fija y de ese "logro" se ufana
Que es:¡poner la otra mejilla con tal de no dar la cara!
¡Caramba con este mundo que ahora le dicen " global "
Que importa que no sea plano, si nos caemos igual !
Un precio determinado para el espejo y el oro
Para amar del mismo modo (sin deseos equivocados)
Y un solo dios para todos, como moneda de cambio.
Sonidos pasteurizados para el oído promedio
Sin versiones ni lunfardos, pre-traducidos, correctos
Parecido en cualquier lado, sin tensiones, sin encuentro.
Que me asista en la pulseada pido a mi señor Dionisios
Pienso ir al choque sin armas, a desafiar con lo mío,
A equivocarme con ganas y mentir como es debido.
Esta murga reciclada va a luchar por lo queda
Y es por eso que se llama: " Eso en mi barrio es pelea".

Fragmento. Texto completo en:
http://dalemurga.blogspot.com/2008_04_01_archive.html

[1] A partir de mensajes e intercambios enviados al Grupo de Encuentro y Debate Murguero
¡Dale Murga! En: http://ar.groups.yahoo.com/group/dalemurga/

sábado, mayo 03, 2008


[4]

- Las primeras noticias que yo tengo de Cachengue y Sudor datan del año 1996 más o menos, con unos trajes de arpillera marroncita con apliques, un solo bombo con platillo y todo el entusiasmo del mundo. ¿Vos cuándo te subís al tren cachenguero? ¿Tenés recuerdos del nacimiento, de esos momentos inaugurales?
- Ante todo, me encantaría saber cómo te llega ese dato, Pupita...
- No es simplemente un dato que me llega. Tiene que ver con mis vivencias murgueras.

- Para ser precisos, el alumbramiento del murgón se dio en septiembre de 1995, en el Instituto de Tiempo Libre y Recreación, en un taller que se dictó ese mes. Es más, cuenta la leyenda que en el último día de ese curso, el 26, se definió el nombre, dejando la elección de la Arpillera para unos meses después. En cuanto a lo particular, me sumé a Cachengue a fines de 2000 en la previa del debut de la Arpillera en el carnaval. Es que hasta allí, la murga sólo actuaba en el I.S.T.L.Y.R.[v] o en eventos a los que la convocaran. Sobre mis inicios en la murga, te puedo contar que fue un acontecimiento clave en mi vida dado un particular momento emocional. Con la llegada a Cachengue consumé además el amor murguero que latía en mí desde chico cuando los ensayos de Los Chiflados de Liniers me obnubilaban, sin poder acceder a la murga por una cuestión de seguridad en esa época: con ocho o nueve años, mis padres temían por mi salud, dados los enfrentamientos internos entre murgueros y/o público de aquella época.
- ¿Qué camino ha recorrido Cachengue y Sudor en estos años de existencia tanto a nivel estético como organizativo?
- En ambos sentidos, el camino fue arduo: en cuanto a lo estético, hemos ido progresando en todos los ítems imaginados, ya sea vestimenta o espectáculo. Aunque renegamos del estigma de los guantes blancos, las topper blancas y el raso, cada uno de nosotros se fue enamorando de su traje como para que cobrara vida propia, por ejemplo, lejos del pragmatismo de los Centro Murga. Y, respecto de lo que queremos artísticamente, siempre mantuvimos una línea, alejada de lo clásico en cuanto a murga, y a la que tratamos de mejorar año tras año, con las complicaciones lógicas de un trabajo que se lleva a cabo sin directores ni maestros ciruela. Por suerte, hemos salido airosos siempre, satisfechos con el producto, pero sin relajarnos, buscando constantemente ir a más. Una prueba es que este año contratamos una persona que nos arregla las voces.
- ¿Cómo se conforma la murga actualmente; qué tipo de configuración la describe mejor?
- Durante el año, en la murga conviven entre quince y treinta personas de acuerdo a la energía disponible, sin obligaciones ni listado de faltas. Lo único que seguimos tratando de aceitar es el funcionamiento de distintas comisiones - percusión, baile, espectáculo, finanzas, fantasías… – sin directores. Yo nos calificaría como un grupo de anarcos intentando laburar codo a codo.
- ¿Qué es Cachengue y Sudor? ¿Cómo describirían lo que hacen? En general, ¿hay una tipología que defina a los integrantes de Cachengue y Sudor?

- Cachengue y Sudor es la Murga de Arpillera. Simple. Hacemos murga. Ni porteña, ni Centro Murga, ni Agrupación Murguera, ni Murga Uruguaya.
Simplemente Murga, tratando de divertirnos y de generar un producto que alegre los corazones del público. Sobre los integrantes, el común denominador es el interés respecto de lo que pasa a nivel social en todo aspecto por lo que generalmente la murga se torna un lugar de confluencia de luchadores sociales, docentes y personas preocupadas por cambiar, aunque sea en algo, el mundo de hoy.

- ¿Qué clase de inquietudes, anhelos, motivaciones colectivas los mueven como agrupamiento?
- El principal deseo pasa por ofrecer un espectáculo que le deje un mensaje al público, en referencia a la realidad que creemos que se debe modificar. Esa es la meta. Como dice nuestra ya clásica glosa: "Somos los guardianes de la esperanza, que crece y avanza, del sueño subversivo y libertario, del amor, la utopía, que no han podido asesinar en más de quinientos años de historia genocida".
- ¿Qué inserción estético-artística les interesa explorar? ¿Qué conexiones sincrónicas y diacrónicas, es decir, con qué otras murgas de este momento histórico y con la tradición murguera les parece que dialoga Cachengue y Sudor tanto de nuestro país como a nivel más regional, por ejemplo, lo rioplatense?
- Sin dudas, apuntamos a una inserción diferente de la actual. Sin renegar de ella, apuntamos a un trabajo bien diferenciado de lo que es la murga tradicional, basándonos en el gusto personal que cada uno de nosotros arrastra. De ahí que en su momento, en las reuniones de la Agrupación M.U.R.G.A.S.
[vi] nos catalogaran como "los uruguayos", por nuestro afán de cantar bien, algo por lo que no se preocupan la mayoría de las murgas porteñas. De hecho, hasta hay bromas internas hacia los más fanáticos de lo montevideano, aun a sabiendas de que en diciembre de 2007 fuimos la murga argentina invitada a la Bolsa de Murgas, un encuentro de murgas independientes en Montevideo, enlace realizado por la murga Tate Quieto, que fuera el grupo oriental invitado en Suardi 2007. Sin embargo, somos adeptos a murgas como Pasión Quemera, Los Mocosos de Liniers, Quitapenas. A la vez que es muy fuerte el cariño y el gusto por el estilo de murga oriental. Nos conecta a las murgas porteñas el amor por el género, pero sin encasillamientos. Aborrecemos el 70% de bombo con platillo, aunque hoy por hoy en Cachengue ese porcentaje sea mayor, por ejemplo.[vii] Pero nadie nos quita de la cabeza la lucha de las agrupaciones para reinstaurar un género tan vilipendiado por los gobiernos y la sociedad, por lo que aspiramos a lo mismo desde otro lugar.
- ¿Entonces pensás que lo mejor o lo único que se puede hacer colectivamente con una tradición cultural es transformarla y resignificarla para que no muera? ¿Los cambios a la larga son inevitables? O preguntado de otra manera: ¿Ves en Cachengue algo de esos Chiflados de tu niñez?
- Sin duda considero que los cambios son inevitables, aunque no creo que sea lo mejor o lo único. Eso es una cuestión personal que respeto, aunque mi ideal vaya por el camino de la modificación constante como pasa en todo ámbito de la vida. Respecto del recuerdo que tengo de Los Chiflados y la realidad de Cachengue no veo punto de comparación más que en el amor a la murga, la pasión por murguear, que es lo que nos mueve a nosotros como los movía a ellos en aquella época.

- ¿Les preocupa lo histórico específicamente argentino en la cuestión murguera, es decir, los quiebres, las continuidades, las penurias que sufrió el género durante tantos años y que en definitiva - creo - dan un marco muy particular que la distancian de otras expresiones como puede ser la uruguaya?
- Junto a las murgas independientes, el anhelo es, justamente, un carnaval popular, gratuito y para todo el pueblo. Sabemos de, y mucho penamos por la casi desaparición de las murgas durante comienzos de los años ochenta, por lo que trabajamos durante todo el año para reinsertar el género en los barrios, conocedores de que el nuestro (límite entre Caballito, La Paternal y Villa Crespo) es un terreno complicado. Además, no queremos tener un feriado de carnaval para que la gente se vaya a la costa, sino para que salga a jugar con agua en la vereda y vaya a escuchar a la murga de su barrio. A su vez, estamos en pleno desacuerdo con la privatización del carnaval uruguayo, cuyos derechos fueron comprados por una empresa, Tenfield, que lo transmite por TV, amén de un concurso con el que no concordamos, pero que le dio un salto de calidad innegable a la murga uruguaya, siempre considerando que los murguistas son profesionales.
- ¿Piensan que lo organizativo en un agrupamiento murguero está relacionado con su elección estética? ¿Cómo describirían su estilo organizativo, la manera de tomar decisiones?
- Cachengue se asemeja a una asamblea, dado que todas las decisiones se toman en consenso pleno, ya sea desde lo estructural o lo artístico. Las Comisiones sí tienen quizá cierta autoridad, ya que siempre tratamos de respetar lo que decide cada una de ellas, aunque se pueden modificar sus decisiones. No creo que la estética tenga algo que ver con lo organizativo.
- Yo, al contrario, tengo la sensación de que sí se relacionan pero, a la vez, es una vinculación muy compleja que quizá se vislumbre en el discurso artístico ¿Podés describir cómo se conforma o cómo se estructura un desfile Cachenguero habitual?
- En general, no tenemos una estructura firme a pesar de que buscamos cierta prolijidad. Esto es: primero, lógicamente, marcha el estandarte. Luego los niños, pero simplemente por una cuestión de cuidado, considerando la energía de los bailarines que van detrás. Por lo general, la fila la encabezan las chicas, dado que ellas son las que más se meten en el armado y la creación de los pasos por lo que desde adelante van guiando al resto. Eso sí, no todos hacen los pasos: las chicas tratan de sacarlos siempre, no así los varones. Pero siempre hay machazos que los aprenden y desfilan detrás de las bellezas femeninas. El resto, chicas y chicos vagos o que no pudieron sacar los pasos, desfila libremente al final. Luego va la percusión pero no necesariamente al final ya que la gente que baila libre y los que cargan fantasías suelen ir y venir alrededor de los músicos. Y cuando digo músicos incluyo a damas: en este carnaval que se nos fue tuvimos tres eximias bombistas y una surdista, con promesa de que este año se incrementará esa cifra, Dios Momo quiera...
- ¿Cómo se conforma la percusión?
- La composición de la percusión en cuanto a instrumentos varía de acuerdo a la fluctuación de sus integrantes. Va el ejemplo de este año: aunque renegamos de la regla que indica que para ser murga porteña hay que contar con 70 por ciento de bombos, en el reciente carnaval tuvimos un 70.5 por ciento de bombos. Los instrumentos que acompañan son los clásicos: dos surdos, dos redoblantes y un repique (no tan clásico y bastante despreciado en el ambiente murguero).
- ¿Y las canciones?
- En la composición de las canciones es donde más se aprecia la libertad para crear que da Cachengue, ya que todos los integrantes escriben. Luego se evalúa cuál es la canción más indicada y se define, en asamblea. Obviamente, las melodías pueden variar, pasando por cumbia, rock, tango, vals y chacarera, aunque en el ambiente nos hayan maltratado por cantar y bailar chacareras. Esa libertad, por suerte, nos da una amplitud que nos enamora.
- ¿Cómo es la poética Cachenguera?
- Esta, por ejemplo, es la Glosa de los Quinientos Años. Es nuestra glosa clásica desde hace mucho tiempo por el mensaje que conlleva su letra, algo vital en nuestra concepción de la murga:
Aún, aún se dicen voces, nombres y palabras,
Que suenan añejas de tanto tiempo prohibidas.
Vamos buscando por los barrios
Bailando misterios junto a la luna.
Ya sabemos
Que no tenemos derecho a nada,
Que las dictaduras y el libre mercado
Hasta los sueños han vedado;
Que el derecho lo tiene el que paga
Y el que no tiene, debe y será ajusticiado.
No creas que somos pocos,
En la murga, vive la historia de los nativos de estas tierras,
De los desaparecidos, los siempre exiliados,
Ñiños explotados, nuestros viejos llevados al hambre,
Los desocupados.
Ya sabemos
Que hoy, mañana y pasado
Ellos dirán y publicarán sus mentiras,
Dispararán sus balas, decretos y leyes asesinas.
MAS NOSOTROS
SOMOS LOS GUARDIANES DE LA ESPERANZA
QUE CRECE Y AVANZA,
DEL SUEÑO SUBVERSIVO Y LIBERTARIO,
DEL AMOR, LA UTOPÍA,
QUE NO HAN PODIDO ASESINAR
EN MÁS DE QUINIENTOS AÑOS DE HISTORIA GENOCIDA.”
Esta letra pertenece a Caras Despintadas, es la retirada 2004, con ritmo de Padre Nuestro de Los Fabulosos Cadillacs:
Caras despintadas,
Se van retirando
Los últimos versos
De este murgón.
Volveremos pronto
Con nuestros colores;
Brilla la esperanza
De revolución.

Queremos ver florecer,
Sin resignarnos;
Queremos ver florecer
Los sueños e ilusiones
De este pueblo
Que aún sigue vivo.

No importa en qué barrio
Se arme un escenario,
La gente se junte
Y un bombo se haga escuchar.
Desnudando el alma,
Alcanzando el cielo
Pintan los murgueros
De alegría el arrabal.

Queremos ver florecer,
Sin resignarnos;
Queremos ver florecer
Los sueños e ilusiones
De este pueblo
Que aún sigue vivo.

Se va el estandarte,
Se van las banderas;
Se van los murguistas
Y se pianta un lagrimón.
Se va la murga, se aleja el desfile,
Se apaga el tambor;
Cuando Rey Momo sonríe
Brilla la arpillera, Cachengue y Sudor.

Queremos ver florecer,
Sin resignarnos;
Queremos ver florecer
Los sueños e ilusiones
De este pueblo
Que aún sigue vivo.
Esta otra se llama Las Murgas Vamos Volando. Es la crítica 2006 con ritmo de El Viejo de La Vela Puerca.
Las murgas vamos volando
En busca de un carnaval
Donde haya pibes jugando
Y a nadie nunca más falte el pan

Pero están los ricachones
Que no quieren aflojar;
Se llevan toda la torta
Y te meten tiro si protestás.

Se está cansando la gente;
Se acaba el juego de los que mienten.
Si apagamos hoy la tele
Se enciende la rebelión

Estribillo
Murga, los sueños aquí van;
Amar la tierra no es hacer la libertad
Desenrejar los sueños y el dolor;
Nunca callarnos
pa’ recuperar la dignidad.

Al viejo lo despidieron
Después de tanto sudor
Al mercado de la basura
Encadenados a cartonear.

Y hoy llega esta noche oscura,
La calle es para bailar;
Saltando rompo cadenas;
Laten las murgas sin carnaval.

Juntamos toda esta furia;
Se acaba el miedo, no más penurias.
Con palo, piquete y uñas
Los vamos a destronar.

Esta es la Chacarera de los Presos por Luchar y conforma nuestra crítica 2005:
La solución pa’ los pobres,
Pa’ nuestros desocupados,
Son dos pesos miserables
O vivir encarcelados.

Golpean metiendo miedo
Milicos y policías;
Más de treinta mil secuestros
De experiencia genocida.

Meten presos a los pobres
Por robarse una gallina
Y los que roban millones
Gobiernan nuestra Argentina.

No queremos ser esclavos,
Presos, pobres, sometidos,
Vamo’ a nacer todos juntos
En nuestros sueños unidos.

Ocuparemos las calles,
La diferencia al carajo;
Desalambremos la tierra
Por libertad y trabajo.

Meten presos a los pobres
Por robarse una gallina,
Y los que roban millones
Gobiernan nuestra Argentina.
Esta retirada es de los años 2007 y 2008. Tiene música de Gilda: El Paisaje - esa que dice “Tú, no podrás faltarme cuando falte todo a mi alrededor….”
“Ya se va la murga, canta, baila entre la gente;
El pulso de la percu, explota, las sonrisas crecen,
Aunque sea doloroso el pasado, el presente,
Vamos a seguir murgueando, vamos a seguir luchando.
Otra noche que consigue ser inolvidable
Y otra luna se enamora de los estandartes…
El dios momo, va contando mientras va soñando
Que esta fiesta es de los pobres, que vivan los carnavales.
Hoy, se va despidiendo, se va retirando, deja el corazón;
Hoy, cada vez más alto, cada vez más fuerte, llenos de pasión;
Hoy, hoy te llena el alma y te da otra excusa para estar mejor,
Cachengue y Sudor.
Jamás nos demos por vencidos, ni aún vencidos;
La esperanza crece, avanza, por este camino.
La alegría es nuestra arma más importante;
Vamos compañeros murgueros que esta fiesta nunca pare…
Hoy, se va despidiendo, se va retirando, deja el corazón.
Hoy, cada vez más alto, cada vez más fuerte, llenos de pasión;
Hoy, hoy te llena el alma y te da otra excusa para estar mejor,
Cachengue y Sudor.”
- ¿En la poética cachenguera – particularmente en la canción de crítica – hay lugar para la parodia, la burla, el doble sentido, o eso es justamente una de las cosas que parte aguas con la murga llamada porteña tradicional?
- Generalmente, las críticas tienen muy poco de parodia. Van más al hueso de la cuestión que abordamos. Sin embargo, una de las características de los espectáculos de Cachengue es que siempre hay varios personajes que transmiten mensajes vinculados a la bajada de línea global y, ellos sí, exponen la parodia al cien por ciento. En 2008, los ejemplos más claros son los personajes de la Capa de Ozono – vistiendo una capa toda agujereada y cantando la célebre "…Tengo el corazón con agujeritos..." – o el Calentón Global y el Transgénico (un brote de soja producto de laboratorio). Ahí, merced a las capacidades actorales de la muchachada cachenguera y de la ácida pluma de quienes escriben, la burla y el doble sentido hacen gala.
- ¿Ustedes creen que lo social y lo político tienen relación estrecha con lo murguístico en tanto expresión artística de la cultura popular? ¿De qué manera se manifiesta esto en Cachengue y Sudor?
- Claramente. En Cachengue queda expuesta esta afirmación en cada canción, en cada glosa, en cada sketch. Bien podríamos cantarle al culo de Jésica Cirio, pero preferimos meter el dedo en la llaga que más nos duele a todos, marcando disidencias respecto de la realidad que nos toca vivir y pretendemos modificar, ya sea en el mundo murguero o en lo cotidiano de cada uno de nosotros con cara despintada.
- ¿Cachengue es un agrupamiento preocupado por lo artístico, lo socio-cultural y lo político por partes iguales? ¿Hay alguno de estos componentes que prime sobre los otros?
- Exactamente. Sin perder de vista que siempre intentamos llegar a un producto artístico de excelencia, esa pretensión va acompañada de una constante mirada hacia lo socio-cultural y lo político. Es así que salvo alguna presentación o retirada, más dirigidas hacia el amor por la murga, Dios Momo y cuestiones de las carnestolendas, las críticas y el resto de las canciones siempre tienen un fuerte mensaje político-social.

- ¿Cómo se lleva Cachengue con la idea de que la murga debe ser simplemente el resultado de una conjunción de mensajes artísticos?
- No acordamos con esa premisa. Como muchas veces se debatió en el foro ¡Dale Murga![viii
] estamos convencidos de que cada uno de nosotros hace política a cada segundo que vive. Con ese pensamiento, se nos hace imposible dejar que un espectáculo nuestro sólo contenga mensajes artísticos. Sin embargo, nuestra inquietud político o social no deja ni un paso atrás a lo que tiene que ver con el arte. Por eso tratamos de seguir mejorando año tras año las voces, los ritmos, el baile, los trajes. La murga es arte. Y al arte nosotros lo vemos como una herramienta para contarle a la gente que hay cosas que nos gustaría modificar, ahora mismo o luchando para que ese cambio se produzca en el futuro.
- ¿Qué tipo de emplazamiento territorial tiene Cachengue y Sudor pensado no sólo como cuestión geográfica sino de ocupación de un espacio a nivel comunidad? ¿Hay lazos con lo estrictamente barrial que ustedes crean que se destaquen o tiene una impronta más itinerante que la relacionan con otros agrupamientos del arte popular?
- En cuanto a lo barrial, el punto fuerte de conexión de Cachengue con la vecindad es la escuela Andrés Ferreyra, que se encuentra frente a la plaza “24 de septiembre”, donde ensayamos. Allí hemos realizado talleres de murga, los alumnos pasaron y pasan por nuestras filas y, una vez por año, realizamos algún evento dentro de ese establecimiento. Además, el grupo de teatro-murga Matemurga ensaya allí y con ellos tenemos encuentros y la idea de trabajar juntos más profusamente. Sin embargo, la idea madre es conectarnos con grupos de arte popular de la zona de influencia de la Triple Frontera, tales los casos de la Olla Popular de Angel Gallardo y Corrientes, o los grupos Karavana y Morena Takiraki, fieles animadores de eventos en villas, comedores, ollas y demás cuestiones vinculadas a la militancia barrial.




- A nivel más macromurguístico (si se me permite el neologismo) ¿cómo es la relación de Cachengue y Sudor con otras agrupaciones "paraguas", por ejemplo el agrupamiento capitalino M.U.R.G.A.S. o el más reciente Movimiento Nacional de Murgas?
- Hay una notoria diferencia entre las relaciones, en virtud de nuestro pasado y nuestro presente. Si bien el espíritu del Movimiento Nacional de Murgas [ix]
es que todas las murgas del país lo sientan propio, sabemos que por ahora, y por un largo tiempo, no será así. En él, Cachengue es protagonista por decisión propia y a mucha honra. Ese protagonismo gustoso quizá tenga que ver con que el Movimiento es intangible, sin directores ni presidentes. Sabido es que la partida de Cachengue del seno de la Agrupación M.U.R.G.A.S. tuvo que ver con una diferencia política importante, que se acentuó con la instauración del actual sistema de concurso (para nosotros no es una evaluación, dado que potencia la competencia entre murgas).[x] Venía de arrastre la tensa relación entre nosotros y la mayoría de las agrupaciones integrantes de M.U.R.G.A.S. (Ejemplos sobran; el más gracioso, hoy, a la distancia, tiene que ver con que un compañero tuvo que apostar con un ¿viejo? murguero para ver cuál traje brillaba más, ya que intentaron menospreciar su palabra debido a que nuestro traje es de arpillera.) Eclosionó ahí mismo luego, incluso, de ser censurados un par de años antes, en algunos corsos, por cantar en contra del concurso y de las bizarras legislaciones impuestas. Con el resto, la relación es óptima: hemos interactuado con el M.I.O.[xi], participamos activamente en el Movimiento de Murgas Independientes y, sobre todo, aspiramos a una Argentina murguera desde Ushuaia a La Quiaca, con libertad, gratuidad en corsos de todo el país, no competencia entre murgas, amén de cuestiones más profundas, como el esclarecimiento del asesinato de Ezequiel, pibe fallecido por un acto violento durante una de las marchas convocadas por el feriado de carnaval, la aparición con vida de Julio López, corte a la persecución y represión de las expresiones artísticas, justicia para los pibes de Cromañón y panza llena y corazón contento para todos los pibes del país.
- ¿Cómo es la participación cachenguera en ámbitos tales como la Marcha Carnavalera de La Plata o el Encuentro Nacional de Suardi? ¿Qué tipos de afinidades encuentran en estos conglomerados más circunstanciales?
- La afinidad mayor, insisto, tiene que ver con las decisiones en asamblea, la ausencia de escalafones en la organización y la fiesta carnavalera en sí. En la Marcha Carnavalera el apoyo es total, acompañando decisiones y cuestiones organizativas decididas por el movimiento de murgas independientes de Capital y del Gran Buenos Aires. En Suardi, el compromiso es aún mayor, dado el enamoramiento eterno que tenemos con esa ciudad, su gente y la grandísima movida carnavalera que realizan todos los años. En los últimos tiempos, incluso, ha crecido, ya que el Movimiento de Murgas Independientes se encarga de organizar el viaje para unos cuatrocientos murgueros desde la provincia de Buenos Aires, además de la comida de un día y cuestiones más puntuales como la seguridad, la duración de los espectáculos, talleres y asambleas. Suardi es el paraíso murguero. Allí se festeja el Año Nuevo Murguero. Por eso aspiramos a que todos los murgueros del país viajen allí cada año. Es algo que nunca olvidarán. Y, fundamentalmente, es algo que se construye entre todos. Y eso no tiene precio ni comparación.
- ¿Cómo piensan desde ustedes y en este contexto la cuestión de la lucha por el Feriado de Carnaval?
- Es la lucha más ardua que podemos tener. No tanto por el hecho de que los poderes lo aprueben, incluso considerando que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires declaró abiertamente que detesta el carnaval, los cortes de calle y todo lo relacionado. El tema principal pasa porque el público no siente esta fiesta como propia. ¿Qué murguero no recibe cargadas por confesar la lucha que realiza en busca del retorno de los feriados? Ese es el punto principal: lograr que el ciudadano no murguero vuelva a sentirse identificado con el carnaval, sin que piense en ese feriado como uno más para viajar a algún lugar a vacacionar. Hoy por hoy es irrealizable. Pero no bajaremos los brazos. NUNCA.
- ¿Por qué te dedicaste al bombo, Ruso?
- Básicamente, incidió en la decisión el gusto por la percusión, aunque desde un rol de aficionado, sin haber aprendido con profesores ni teniendo intenciones de hacerlo. Pero, indagando en la realidad de otros años, la búsqueda indica que luego del carnaval 2001, la murga sufrió una abrupta partida de integrantes, por lo que durante el invierno de 2002 quedamos unos pocos gatos locos ensayando. Ese panorama incluye la ausencia absoluta de bombistas para ensayar. Fue así que me calcé el bombo por primera vez en serio y nunca más me lo pude descolgar. A fines de ese año, mis viejos se enteraron de que iba a comprarme un bombo y me ganaron de mano, regalándome uno para mi cumpleaños. No me quedaba otra que aferrarme al corazón de la murga para siempre...
- Una manera de cerrar círculos, entonces… ¿Vos crees que murga y bombo son instancias inseparables?
- Sin dudas. Esto es claro: más allá de estar en contra de las acotaciones impuestas por los absurdos reglamentos murgueros, la murga no sería murga sin bombos. Eso lo tengo claro. Cachengue puede salir sin redoblante, surdo o repique, pero nunca saldría sin bombo. Sin él, la murga no vive, se queda sin pulso. De ahí lo que decía sobre que el bombo es el corazón de la murga. El bombo con platillo es el amo y señor de esto que amamos, pone la banda de sonido a nuestra vida. Es insustituible.
- ¿Cómo compaginás lo personal con lo murguero?
- En particular, la murga es mi vida. Es mi mayor alegría. Mis amigos no comprenden cómo puede ser que la valore más y la privilegie por sobre el equipo de fútbol del que soy hincha. Ani, mi mujer, no logra comprender cómo pierdo horas de sueño redactando emails, diseñando volantes, actualizando sitios de internet, comprando cosas para corsos, ensayando después de trabajar, viajando a donde sea con tal de tocar un poquito más el bombo... Es la mayor alegría que recibe mi alma. Y no sólo desde el rol de protagonista, sino también como espectador, ya sea de murga argentina o uruguaya. Siempre es una fiesta para el corazón poder ver a una murga. Siempre. Para colmo, por si no fuese suficiente el placer de vivir la murga como la vivo, mis mejores amigos están en Cachengue y Sudor, mi hija – Cata – ama a Cachengue y Sudor y me hace emocionar cada vez que canta una canción de la murga de manera descolgada, a cualquier hora y en cualquier lugar. Y Marko, mi bebé, ya tiene su traje. ¿Puedo pedir más? Sí: carnaval toda la vida...





[1] El concepto es de E. P. Thompson.
[2] Jacques Ranciere (1996)
[3] Hannah Arendt ( 1974)
[4] Esta y todas las demás imágenes fueron tomadas de
www.murgacachengueysudor.blogspot.com y de www.fotolog.com/murga _cachengue.
[5] Instituto Superior de Tiempo Libre y Recreación fundado en 1983 con el advenimiento de la democracia luego de la última de las dictaduras militares en la Argentina. Más información en: http://www.istlyrecreacion.edu.ar/istlyr.htm
[6] Se refiere Agrupación Murgas Unidas Recuperando y Ganando Alegría Siempre (M.U.R.G.A.S.) Para una reseña de su historia y objetivos ver: http://www.agrupacionmurgas.com/
[7] Alude aquí a una de las características que definen al Centro Murga en tanto uno de los subgéneros de la Murga Porteña como entendida como “género de carnaval originario de la Ciudad de Buenos Aires” según la clasificación de la Comisión de Carnaval en atención a la Ordenanza N° 52.039/97: “… El instrumento característico de la Murga Porteña es el bombo con platillo; el mismo tendrá que componer el 70 % de los instrumentos de percusión del Centro Murga y será quien guíe la rítmica…” Fuente:
http://www.agrupacionmurgas.com
[8] En referencia al Grupo de Encuentro y Debate ¡Dale Murga!:
http://ar.groups.yahoo.com/ group/ dalemurga/
[9] Reseña e historización en:
[10] En alusión al Programa Carnaval Porteño creado a partir de la Ley Nº 1527/04. Más datos en: http://www.cedom.gov.ar/es/ legislacion/normas/leyes/ley1527.html . Así como también a las atribuciones de la Comisión de Carnaval. Para una descripción detallada: http://www.agrupacionmurgas. com
[11] Se refiere al agrupamiento denominado Murgas Independientes del Oeste. Ver: http://www.murgargentina.com.ar/movimiento.html

domingo, febrero 24, 2008

Glosa de Presentación a cargo de Gustavo "Tavi" Antón

martes, febrero 12, 2008

La luz que enceguece. Murga y memoria.

Somos, de alguna manera y en cierta medida, aquello que elegimos recordar, la forma que le damos a nuestra memoria. Y esa elección está hecha de disputa, de conflicto, tanto hacia el pasado como hacia el futuro. Ya sea a nivel colectivo o individual, el descubrimiento de la propia identidad - nunca monolítica - y del propio potencial es una empresa ardua. La búsqueda del propio ser puede devenir tormentosa. (1) No obstante, a mayor tumultuosidad vital, mayor luz proveniente del tener en claro quién se es y cómo se ha llegado allí. Aunque sea este, siempre, un proceso en construcción. Sólo si percibimos nuestra consistencia y nuestra continuidad tendremos capacidad para construir nuestro propio guión de la realidad social y cultural y para dejar entrever esa rara capacidad - que no es poca cosa - que consiste en definirnos a nosotros mismos y a nuestras circunstancias.
Mirar lo que fue desde el hoy es una posibilidad con la que contamos todos y que puede aportar elementos para traer a la luz causas, hechos y actores olvidados o extintos, reinstalando los procesos en los que estuvieron insertos o participaron. He aquí su politicidad implícita. La historia, pensada como forma social del conocimiento, es el trabajo, en cualquier situación, de infinitas manos diferentes. Esta concepción significa tener presente que ignorar esa responsabilidad es dejar un lugar vacante en la discusión pública. La memoria - activo proceso de creación e significados y elemento esencial en la construcción de la identidad como fuente de sentido - no existe por fuera de los individuos, pero al mismo tiempo, nunca es individual en su carácter: está condicionada, informada y conformada por el contexto histórico y social encarnando voluntades de recuerdo y de olvido en tanto posicionamiento frente al pasado.
En el mundo que hoy habitamos, ya no se trata de una cuestión de decadencia de la memoria colectiva y de declinación de la conciencia del pasado, sino de la violación brutal de lo que la memoria puede todavía conservar, de la mentira deliberada por deformación, de la invención de pasados recompuestos y míticos al servicio de quienes detentan poder. (2) La tradición tratada como un depósito muerto participa de la misma compulsión de repetición que la memoria traumática. Al reanimar, mediante la historia, las promesas incumplidas, e incluso impedidas y reprimidas por el curso posterior de los acontecimientos, un pueblo, una nación o una entidad cultural pueden acceder a una concepción abierta y viva de sus tradiciones. (3) Hay marcas que se han grabado a fuego sobre generaciones recientes de argentinos, víctimas de muchas violencias y de muchos silencios. Con la privación ilegítima de la libertad convivió - y todavía convive - la privación ilegítima de las palabras, de las luchas, de las identidades. Un pueblo “olvida” cuando la generación poseedora del pasado no lo transmite a la siguiente, o cuando ésta rechaza lo que recibió o cesa de transmitirlo a su vez,lo que viene a ser lo mismo.


(1) La conceptualización es de Christina y Stanislav Grof.
(2) Como sostiene Yosef Yerushalmi quien propone la supervivencia del pasado a partir de la transmisión generacional de la memoria personal. Cuando decimos que un pueblo "recuerda", en realidad decimos primero que un pasado fue activamente transmitido.
(3) La memoria es la vida mientras que la historia es la reconstrucción, siempre problemática e incompleta de lo que ya no es. La memoria es un fenómeno siempre actual, un lazo vivido en presente eterno; la historia, una representación del pasado.




“¡Soy Cometa!”

Reportaje Cyberepistolar a Gustavo “Tavi” Antón, Presentador y Director Artístico del Centro Murga Los Cometas de Boedo.


Por Pupita La Mocuda


- En un texto tuyo, “Historia de la Murga Porteña”, antes de la referencia al Centro Cultural Ricardo Rojas, vos decís más o menos esto, situándolo en la segunda mitad de la década del ochenta.: “…los directores de murga de la Capital Federal incursionan en una aventura extraña y forman la Primera Federación de Murgas y Comparsas de Capital Federal, Gran Buenos Aires y Gran La Plata en el Fondo Nacional de las Artes. El cambio no logra instalarse, pero comienza. La experiencia dura muy poco, pero algunos directores ya tienen una visión distinta sobre el arte murguero.” (1) Me gustaría focalizar en esta poco reconocida experiencia proto-organizativa porque allí veo uno de los núcleos fundamentales de lo que yo suelo llamar el cabezadurismo – que para mí tiene que ver básicamente con la voluntad inquebrantable – de un puñado de murgueros para que la murga como género y como expresión privilegiada de la cultura popular argentina no muriera. A pura prepotencia de trabajo, como escribió Roberto Arlt alguna vez ¿Vos participaste de esta experiencia? ¿Qué era lo que estaban intentando hacer? ¿Te acordás de quienes la llevaron a cabo?

- De aquellos años me quedó grabada una frase de Pantera (2) - un director de murga en serio – que una vez en una charla informal dijo: “Tenemos que hacer algo. Quedamos tan pocos que si no nos juntamos y nos organizamos vamos a desaparecer.” En esa idea quedamos enganchados algunos directores de ese momento: El mismo Pantera, Tato Serrano, la Tana Lucía, El Turco Oscar, El Gordo Pedro y algunos más. Por otro lado estaba también apareciendo – para nosotros – el laburo del Rojas. (3) También en 1988 comienza mi relación con Quique Molina, un tipo que me abre la cabeza. Son todos hechos que se juntan en una época y que se terminan fusionando para darle forma a un pensamiento , a una idea, que era muy general y que con el tiempo fue tomando forma y se fue haciendo mas minuciosa. ¡Tal vez incurra en algún error de cronología pero estamos hablando de cosas que pasaron en el 86, 87, hace ya veinte años!

- Bueno, Tavi, es lógico... Viste cómo es… En la memoria, la sucesión de los hechos a veces se enreda pero no por eso el pasado pierde intensidad. ¿Qué estaba ocurriendo en esos años según tu vivencia?

- Ya en 1986, los directores de Los Cometas estábamos pasando por un momento de cambios muy profundos pero la murga no lo entendía. ¡En esa época Los Cometas no podían ir ni acá a la esquina! Era una murga totalmente bardeada. Éramos cien pibes que salíamos todas las noches de carnaval a pelearnos en todos los corsos. ¡Volvíamos todos rotos todos los días! ¡Y ni nos enterábamos! Hay una anécdota del Pacha (Director General Cometa a partir de su refundación) que dibuja aquel momento: él dice que salió siete años en la murga… ¡Y nunca se enteró de que yo cantaba! Éramos los hijos de la década del setenta: violenta, irracional, el despertar del SIDA, la masificación de la cocaína, la desaparición de la hinchada y la aparición de la barra brava, la pérdida total de los códigos y la falta de respeto generacional por excelencia. Muchos murgueros sufrimos y padecimos esta época y algunos sobrevivimos pero muchos más quedaron en el camino. Digo, concretamente, que murieron; empezamos a tener amigos que morían de SIDA, que desaparecían o que morían en una pelea. Nosotros mismos nos peleábamos todos los días – aunque no moría nadie – pero las cosas estaban cambiando y la murga como tal reflejo de ese momento social sufría consecuencias. ¿Por qué te cuento todo esto? Porque para mí tiene que ver con la primera etapa de la organización murguera.
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- Me parece que, a veces, se tiende a tener una opinión durísima de aquellos setenta sin mediaciones, descontextualizada, leída en clave de nuestra historia más reciente. Uno es hijo de la época que le toca vivir como puede… ¿En qué cosas querían particularmente ponerse de acuerdo?

- Muchos directores hicimos esta lectura de aquel momento y veíamos como se nos iba todo a la mierda. Entonces nos empezamos a juntar y a hablar como podíamos hacer para no desaparecer nosotros también. Antes no era como ahora, antes se trataban algunos directores porque se conocían de la zona pero: ‘Hola. ¡Que tal!’ y ya fue. Nos empezamos relacionar de verdad ante esta situación y empezamos a laburar juntos como forma de resistencia ante esta realidad.

- ¿Cómo surge esta primera Federación?

La convocatoria me parece que nace de Coco Romero y de Juan Tangari y participa creo que también Quique Molina. Se hacen las primeras reuniones en el Fondo Nacional de las Artes y Quique también ofrece el Teatro de la Ribera, donde, además, nos reuniámos. La idea general era juntarnos, conocernos y ver de qué manera podíamos retomar el camino de trabajar en algo juntos, que fuera algo así como defender el bien común. Sentíamos que el tema de la murga era algo nada más que de los murgueros y que los propios murgueros habían hecho lo posible – inconscientemente – para destruirlo. Pero éramos una banda, murgas de todos lados, de la capital, de provincia, comparsas, murgas, grupos de todo tipo… No teníamos ninguna experiencia; era prácticamente inmanejable.

- Y lo posible también como para tener la lucidez y las ganas de intentar reconstruirlo desde sus cenizas… ¿Cuánto duró esta primera experiencia organizativa?

- No puedo precisar cuanto duró todo eso. ¿Tal vez dos años? No sé bien, pero nunca se decretó la muerte de ese proyecto.

-¿Por qué se disolvió?

-Se fue diluyendo solo…

- ¿Cómo describirías ese momento a nivel personal como murguero y a nivel más amplio?

- En lo personal creo que si bien tenía ya muchas ideas en ese momento, no tenía la cintura ni la cabeza para la participación activa. Fui co-fundador de la Federación pero también fue mi primera experiencia como dirigente y lo que me quedó de ese momento son las mismas cosas que nos quedaron a muchos de los que participamos en eso. Lo principal es que nos dimos cuenta de que era posible, de que nos podíamos juntar, discutir, pelear hasta ponernos de acuerdo en algo sin que terminara todo a las trompadas. Todos los cambios en mi vida personal después los vi reflejados en mi actividad en la murga. Viví para la murga casi toda mi vida. En la época de la Federación, yo en mi vida personal era un desastre y mi aporte en ese momento estaba muy sujeto a eso. Mi cabecita estaba muy limitada y llena de porquerías. Así que, bueh… El tiempo y la vida me dieron otra oportunidad algunos años después. Mi vida en lo personal cambió de una forma total y mi actividad como dirigente de la movida murguera también. Pensá que Los Cometas se habían disuelto: era una murga inmanejable. Algunos Directores (el Gordo Memo, el Tano Roque, el Negro Tito y yo) formamos Los Fantoches de San Cristóbal, primera murga de ese barrio. Esa murga duró lo que duró la actividad de la Federación. Casualidad o no, pero al dejar de existir la Federación, yo enterré una etapa de mi vida. Y vinieron algunos años de parate. Dejé Los Fantoches; Los Cometas no salían; dejé la cancha; empecé a laburar en serio e hice todos los tratamientos habidos y por haber para modificar mi vida. Primero, estaba vivo, algo ya importante; no era portador; había superado mi militancia sin perder y no estaba preso. Grandes motivos para hacer borrón y cuenta nueva. Mi vida en la calle la retomo de vuelta, ¡oh, casualidad!, por un hecho relacionado también con la murga – la vuelta de Los Cometas – pero ya era todo distinto y los resultados de mi participación fueron también muy distintos.

- Esta Federación luego deriva en la Agrupación M.U.R.G.A.S., ¿no es así? ¿Cómo describirías ese comienzo: entusiasmado, caótico, vital, apasionado, organizado?

- No te puedo contestar con certeza si la primera Federación derivó en M.U.R.G.A.S,; mucha gente que participó de la Federación después también estuvo en la Agrupación M.U.R.G.A.S. pero también allí ya había otra gente que después fue mucho más importante. Y esta etapa para mí, hasta hoy, es la etapa más importante y más productiva del movimiento murguero de la Capital Federal. Yo no registro un trabajo más revolucionario hecho por un grupo de Directores de murga que el trabajo de la Agrupación M.U.R.G.A.S. Este trabajo realmente modificó y cambió para siempre todo el mapa murguero. Y yo rescato para la historia y para el presente y para el futuro a la Agrupación M.U.R.G.A.S, al laburo que hizo, que hace y todo lo que tiene para hacer. Muchos nos volvimos a ver las caras en las primeras marchas, marchas por el feriado. Si bien yo no participé al principio porque estaba retirado de la actividad. Te cuento otra anécdota para que veas cómo las casualidades o las causalidades le van dando forma a las cosas: En el año 1995 sale campeón mi querido y amado Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Vos te preguntarás qué tiene que ver con esto. Bueno, yo estaba alejado de todo por los miedos a las recaídas, vivía encerrado en mi casa, laburaba y a casa, nada más. Pero ese año y ante la campaña del Ciclón vuelvo a ir a la cancha. Iba a un costadito escondido… Llegué a ir a partidos donde me quedaba en la tribuna a quince metros un tiempo. Ese tiempo lo usaba para explicarles a todos los moscardones que yo no tomaba más, que no consumía más. ¡Y los que "eran" mis amigos se enojaban! En vez de decirme: ‘¡Qué bueno, loco! ¡Me alegro! ¡Te felicito!’ me decían que era un careta, que era un amargo y yo eso no lo entendía y me volvía loco. Pero me lo banqué y me quedé en el rinconcito de la tribuna todo el campeonato. Un domingo jugamos con Banfield y por la Avenida Pavón me cruzo con el Pacha y de auto a auto me saluda y me grita que va a volver a sacar Los Cometas… No te puedo explicar lo que sentí en ese momento... ¡Terror! Obviamente le dije: “¡Suerte! (¡Y andá a la concha de tu madre!)” ¿Por qué? Simple, el Pacha era murguero en 1986 cuando yo dejé Los Cometas y era murguero mío y era el peooorrrrrrrr del barrio. ¡Era el tipo más descontrolado que había conocido! ¡Ja ja ja ja! ¡Y ese iba a sacar Los Cometas! Pero salimos campeones y nos volvimos a ver en la marcha que hizo Tinelli a Luján… ¡Tres grados bajo cero y lloviendo! ¡Ja ja ja ja! ¡Unos enfermos! Ahí me dice que ya compró todo y que quiere sacar Los Cometas. Yo creía que si volvía a la murga volvía al riesgo pero no aguanté y pasé por un ensayo. Te juro por mi vieja y por mi hijo que era algo impresionante la cantidad de gente. No se podía creer. Pensá que todas las murgas o gente de esas murgas que hoy están en Boedo salieron ese año en Los Cometas. Pero era todo distinto. El Pacha me dijo: ‘¡¡¡Una murga sin escabio y sin falopa!!!’ Yo confié en él y te juro por lo que más quiero, que no me defraudó y hoy Los Cometas son lo que son.

- Siento que aquí me gustaría que nos detuviéramos un poco más en esta cuestión de la relación de la murga con el fútbol, que para mí es fascinante. Daniel (Pantera) por ejemplo, saca los míticos Calamares muy a principios de los ochenta ¿Había una relación estrecha entre Los Cometas y San Lorenzo, por mencionar el club del cual sos hincha? Siempre se habla y se insiste en esta relación, a veces incluso con el fin de denigrarla, quizás sin entender la verdadera naturaleza de lo que estaba sucediendo a nivel profundo en la sociedad argentina. Eran años de quiebre, de aniquilación brutal, de exterminio. Quisiera saber qué pensás vos al respecto como protagonista de las distintas inflexiones históricas que atraviesa el género. Por ejemplo: ¿Se comparte la misma gente, las canciones, los mismos bombos?

- Bueno, todo un tema, la murga y la cancha. Primero, comparten el ochenta por ciento de la gente; la relación es inevitable. Nosotros ensayamos muchos años en el Gasómetro de la Avenida La Plata. Hay historias que sirven a la anécdota, como, por ejemplo, la del histórico "Mirala" de Los Cometas. El otro día en una página web de San Lorenzo vi que hablan sobre la canción del “Mirala” que canta la hinchada y un hincha famoso – que no salió en Los Cometas – reconoce que querían una melodía muy pegadiza y una letra muy simple para que toda la tribuna pueda cantar. (4) Y cuenta que en un viaje a Junín para jugar con Sarmiento – San Lorenzo ese año estaba en la “B” – sacan la canción del “Mirala”. (5) Dice que es una canción de Los Cometas de Boedo. ¡O sea, la primera canción de una murga que canta una hinchada! Pero la historia no termina ahí y se traslada mucho más acá en el tiempo. El marido de Mimí Maura es cuervo (6) y va a la cancha seguido y un día la lleva y la hinchada canta eso y ella se asombra. Según cuenta la página, Mimí dice que es una melodía de una canción revolucionaria del pueblo de Puerto Rico, donde ella nació. ¡Y da la letra original de la canción! ¡¡¡Yo no lo podía creer!!! ¿Cómo llegó esa melodía al carnaval porteño? Ahora bien, en Los Cometas tenemos una regla: la murga es la murga… Y la cancha es la cancha. Nosotros somos de Boedo ¡¡¡Y somos rojo y blanco!!! ¡Los colores de Huracán! Esto es así: No somos ni a palos un apéndice de la hinchada; somos Los Cometas de Boedo. Los bombos son nuestros y no se los prestamos a nadie y los defendemos con lo que sea. Igual que la hinchada. Ellos tienen los suyos y son de ellos como debe ser. Y, si no, preguntale a Pantera por qué dejó de de sacar Los Calamares y te va a dar la misma respuesta que yo. No es conveniente la mezcla: la murga por un lado y la cancha por el otro, así sea la misma gente.

- Con respecto a lo que contás de que Los Cometas no salieron por algunos años. ¿Cuál fue – según tu vivencia – la razón de esa discontinuidad?

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Yo dejé de salir en Los Cometas en el año 1985 y la murga salió dos años más. Una época de remierda: habíamos soportado el Proceso (7) pero no las secuelas. Y nosotros habíamos dejado de ser funcionales a la murga. Nosotros, para esa época, estábamos, como dicen “hasta las manos”. Para ser claro: la masificación del consumo de cocaína lo sufrimos los tipos que hoy andamos por los cincuenta años. Hoy, yo hablo con mi hijo sobre el tema. Mi viejo, cuando yo empecé a consumir, no tenía ni idea de que se trataba. Ahora bien, una murga, ¿qué es? Sin ninguna duda, para mi, es, primero que todo, un producto artístico. Se lo discuto a cualquiera que tenga otra teoría. Al producto artístico lo hacen los artistas. Se suben arriba de un escenario y se exponen, se muestran; tienen la obligación y el deber de generar y hacer su rutina. Bueno, cuando en esa época yo era el artista, no podía hacer nada de esto, ¡¡¡porque estaba escondido en la terraza de mi casa con una persecuta bárbara!!! Hablo nada más que de mí pero se puede ver la película de Pedro (8) , donde habla el Pacha, Director General de Los Cometas, o el programa de Gastón Pauls. Una época muy dura… Ligada a la ignorancia, terrible, violenta, mal llevada, nefasta… Y para una expresión artística, ni te cuento… Finalmente Los Cometas volvieron a salir en 1996.

- ¿Cómo conjugaste tu papel de dirigente con tu vida y tu pasión murguera? ¿Se dio naturalmente?

- Al mismo tiempo está lo de las marchas y el nacimiento de la Agrupación Así que nosotros y yo en particular participo de todo esto pero con otra cabeza, con la mente limpia, sana, despejada. Puedo pensar, proponer y resolver. Todo tiene que ver con todo y para mí la murga y mi vida van de la mano.

- Mirado a la distancia, yo creo que debe haber sido apasionante pero agotador…

-Fui tres veces presidente de la Agrupación. El laburo era increíble, apasionado hasta lo impensado. Como vos decís, agotador. Me reunía con distintos directores todos los días hasta las tres o cuatro de la mañana. Pantera siempre cuenta de una reunión donde nos sentamos a tomar un café a las ocho de la noche y nos levantamos ¡a las ocho de la mañana! ¡Hablando de murga!

- Bueno, era un momento singular, una situación de gran relevancia histórica. ¿A qué tareas se dedicaron con mayor urgencia? ¿Qué cosas sentían que debían hacerse?

- Lo que nosotros queríamos era organizarnos. Cuando digo nosotros me refiero a los murgueros viejos y los “de taller”.(9) Y vaya si lo logramos, ¿no? El carnaval que hoy hay en Buenos Aires es consecuencia de este laburo. Tendrá falencias, no será del agrado de todos. Se cometarán diez mil errores, pero lo hicimos y lo que queda son los hechos. La Agrupación produjo hechos históricos. ¡Muchos, eh! Más de los que el ochenta por ciento de los murgueros creen y conocen. Yo creo, sin temor a equivocarme que los diez años de laburo de la Agrupación merecen un análisis serio y frío, muy frío para entender su resultado y su fin. La Agrupación M.U.R.G.A.S. para mí es un capítulo aparte en la historia de las murgas de Capital Federal y merece un tratamiento muy especial. Un solo dato de lo que para mí define la importancia de la Agrupación. Una vez, Quique Molina me dijo: ‘Las murgas se tienen que organizar. La organización es la base de todo proyecto.’ Me dio un ejemplo para que yo entendiera y eligió uno que yo entendí al toque. Me dijo: ‘Yo organizo una marcha de quinientas personas y vos venís con veinte organizadas que sepan lo que tienen que hacer y en quince metros me la desarmás. La Agrupación, en mi momento, fueron esos diez directores que organizaron el carnaval de Buenos Aires. Sabían lo que querían y fueron ahí, de la mano de un crecimiento increíble, en número, de agrupaciones. Organizadamente, por medio de reuniones donde todos opinaban, donde todos proponían y donde se tenía que llegar a un acuerdo sí o sí para que se produjera el hecho, para que se plasmara la idea en un hecho.

- ¿Vos personalmente sentís que era una responsabilidad que iba a marcar un antes y un después?

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Mi lectura es ésta: diez tipos organizados – no hablo de diez personas en particular sino conceptualmente, en tanto idea, y me refiero a las Comisiones Directivas de la Agrupación en general – sostuvieron una propuesta y la llevaron adelante organizando a todas las murgas de ese momento dentro de una estructura que nos contuviera y nos diera una base sólida desde donde crecer y mejorar. Algunos estarán de acuerdo con esta lectura y otros dirán que estoy loco. Pero estoy seguro de que nunca jamás cualquiera que quiera sacar una murga tuvo tantas posibilidades y facilidades como ahora. Tenés el carnaval garantido, tus funciones, cobrás por tus funciones, nadie te garca la plata, estás en igualdad de derechos y obligaciones que cualquier murga "vieja" y tenés el ámbito armado para hacer tu propuesta y debatirla. Yo, en esta organización, tengo el mismo voto y vale lo mismo una murga de doscientas personas que una de treinta. Eso es realmente respetar al otro, que nadie te pase por arriba. Yo sé que muchos piensan que esto no es así pero contra la realidad no se puede y en la Agrupación, cuando se vota, los votos son uno de cada uno y eso es lo que vale. Esto es la Agrupación, ni más ni menos: el primer movimiento organizado de murgas de Capital Federal. Y es tan pero tan importante este hecho histórico y político, que sin ninguna duda hay un antes y un después a partir de la Agrupación.

-En estas dos experiencias hubo siempre mayoría de varones, ¿o se integraron algunas mujeres también?

- En la primera Federación participaron muchas mujeres con nosotros. Estaba la Tana Lucía, que era la directora de Los Chiflados del Abasto. ¡¡¡Una mujer dirigiendo esa murga!!! ¡Mamita! ¿Sabés qué nenes que eran? Y en la Agrupación había una banda… Pensá que todo nace con la convocatoria de Luciana y Maru, que estaban en Los Quitapenas. Después Luciana se transforma – para mí – en la dirigente más importante hasta hoy del movimiento murguero en la Capital. Yo no conocí a nadie que haya superado el laburo de Luciana. Un par de murgueras también con un trabajo importante son Carina de Envasados, Marta de Alucinados, Vanina de Los Chiflados y la Tana Lucía, hoy jurado. Aunque en rigor de verdad no quisiera olvidarme ni ser injusto con el esfuerzo de nadie: Diego Robacio, Diego Manzano, Analía Volada de Los Impacientes de Palermo, Facundo de Los Amantes, el Chino de Mataderos, Héctor “El Melli” de Los Viciosos, el querido Negro Fabián de Los Inolvidables… y así podría nombrar una banda de gente más que laburó un montón en la Agrupación. Creo que fácilmente podría hacer una lista de setenta personas que merecerían la mención.

- ¿Cuál fue el papel de M.U.R.G.A.S. en la Ordenanza que declara a las Agrupaciones de Carnaval Patrimonio Cultural, que fue la primera de una serie inédita de reglamentaciones de fomento de la actividad murguera en Capital Federal?

- M.U.R.G.A.S. tiene una importancia concreta en toda la relación que tiene el carnaval con el Estado. La Agrupación fue, y es hasta hoy, el nexo entre las murgas y el Estado. Tal vez, con más peso que la Comisión de Carnaval. En mi opinión personal, el Estado cometió un error (para ellos) al declarar patrimonio cultural a las agrupaciones de carnaval. En ese momento nosotros hacíamos marchas por el feriado y algunos funcionarios se hicieron los copados. Dijeron: “Bueno, loco. Los declaramos patrimonio de no se qué y ya está. ¡No jodan más!’ Esas movidas eran bien de funcionario pero lo que hicieron fue oficializar, blanquear y reconocer a las murgas y su actividad. Nunca más nos pudieron cerrar la puerta y nos metimos hasta tener oficina en el Teatro San Martín. ¡Nosotros! ¡Los murgueros! Tipos como yo que, como murguero, fui tratado tantas veces, con toda la razón, como un cabeza, como un grasa. Esta lucha con estos resultados, era consecuencia de la existencia de la Agrupación. Todo, todo eso salió de M.U.R.G.A.S. Yo en lo personal caminé todo este trayecto con un compromiso por la movida sin renuncia alguna. Me junté y conocí gente (directores de murga) con una capacidad de laburo, con un aguante para sortear dificultades y con una virtuosidad para no perder el objetivo de vista como nunca antes había visto y nunca más volví a ver. Los siete u ocho años que participé de la Agrupación son para mí los mejores años de mi vida relacionados con algo que tenga que ver con murga.

- ¿Y mientras tanto vos cómo te sentiste?

- Pagué el costo de la exposición y hasta me gané una banda de enemigos truchos. Me dejé de hablar con tipos que conocía desde que era pibe pero nada me importó. Yo estaba convencido de que esta vez íbamos a recuperar el carnaval. Y eran las murgas las que lo iban a manejar y no iban a ser nunca más manejadas. Hoy la murga está en todos lados. Hoy a la murga la analizan los antropólogos; la estudian los historiadores; la enseñan en las escuelas; arman teorías acerca de donde viene el bombo, qué quiere decir el murguero cuando baila… Yo me muero de risa… Pero, por otro lado, sé que eso está bueno y soy consciente de que son consecuencias de todo ese trabajo de la Agrupación y las marchas y los corsos y la gente que se sumaba; las murgas viejas que volvían a salir; los murgueros “retirados” que volvían atraídos por la explosión de murgas y de corsos. Y todo eso pasaba por la Agrupación. Poníamos murgas en los diarios, en todos los barrios, todos los domingos en los festivales de las plazas…

- ¿Cuál te parece que es el legado histórico de la Agrupación y por qué cuestiones crees que va a ser recordada en el futuro? ¿Pensás que algunas cosas podrían haberse hecho de otra manera?

- Bueno, no sé. Podría hablar horas y horas de M.U.R.G.A.S. Podría nombrar hasta el cansancio hechos fundamentales para las murgas generados en el seno de la Agrupación. Aun así, como entidad tuvo muchos errores y un montón de cosas que seguramente se manejaron mal y se hicieron mal pero que me perdonen: Ese laburo se lo dejo a los críticos, que en este ambiente abundan, como en todos. Sobre la Agrupación M.U.R.G.A.S. nunca voy a decir más nada que lo que significó para mí. Y, para mí, M.U.R.G.A.S. significa LOGRO. Cuando veo el carnaval y cuando veo el movimiento murguero siento que lo logramos; que los que nos rompimos el culo laburando allá por los años 96, 97 saben de qué hablo. Porque yo te garantizo y lo discuto con quien sea que antes de la Agrupación, el murguero, el carnaval y las murgas no tenían nada.

- ¿Y hoy en día, Tavi?

- Hoy ya no participo de M.U.R.G.A.S. Estoy retirado de la "política". Creo que, por un lado, cumplí un ciclo y, por el otro, me consumió la exposición. Vuelvo a los enemigos truchos porque tengo una anécdota que me pasó y fue la primera vez que pensé que mi laburo en M.U.R.G.A.S. ya estaba hecho: Una vez en una plaza, viendo murgas en un festival, me acerqué a unos pibes que estaban hablando. Tendrían unos dieciocho, veinte años; no los conocía pero estaban medio en pedo y hablaban medio fuerte. Bueh… Estaban hablando de “Tavi”. ¡Pero hablaban pestes de mí! ¡Ja ja ja! ¡Cómo si me conocieran de verdad! Pero lo loco es que uno se dio vuelta y me empezó a hablar a mí! ‘Porque Tavi es un hijo de puta que se chorea la guita de la Agrupación; que acomoda los resultados de la evaluación.’ ¡Me lo decía a mí! ¡Nunca supo que yo era Tavi! ¡Pero me odiaba” ¡Ja ja ja! Yo le seguía la corriente. Le decía: ‘Sí, ese Tavi es un hijo de puta” y me moría de risa. Pero después, pensándolo bien, tomé real conciencia de la bola de nieve que era en ese momento ser presidente de M.U.R.G.A.S. y me aparté un poco (bastante) de la Agrupación. Hoy todavía sigo escuchando a tipos criticándome o hablando mal de la Agrupación y ni me conocen ni saben qué pienso, ni estaban en la Agrupación. Y eso sí que desgasta y cansa más que cualquier laburo que yo haya hecho para las murgas y el carnaval.